Te explicamos qué es la Edad Moderna y en qué contexto se desarrolló. Además, cuáles son sus características generales y principales cambios.
¿Qué es la Edad Moderna?
La Edad Moderna es el periodo de la Historia comprendido entre la conquista de Constantinopla por el Imperio Otomano en 1453 d. C., y el inicio de la Revolución francesa en 1789. Este periodo histórico se encuentra entre la Edad Media y la Edad Contemporánea.
Esta división de la Historia corresponde a los estudios sobre el pasado de Occidente, centrados en el desarrollo de la cultura occidental europea.
Durante la Edad Moderna se dieron transformaciones políticas, económicas y sociales que diferenciaron a las sociedades europeas de sus antecesoras medievales. En este periodo, se consolidó el poder de las monarquías centralizadas que, durante los siglos siguientes, se convirtieron en las principales naciones de Europa. Su enriquecimiento permitió la exploración de otros territorios y la reactivación de rutas comerciales que conectaron al continente con el resto del mundo.
Durante este periodo se dieron la conquista y colonización de América, la Reforma Luterana, el comienzo de la Revolución Industrial. En el aspecto cultural, se difundieron los movimientos del Humanismo, el Renacimiento, la Ilustración y el Barroco.
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Ubicación témporo-espacial de la Edad Moderna
La Edad Moderna se ubica entre los siglos XV y XVIII. Algunos historiadores marcan su inicio con la toma de Constantinopla por parte del Imperio Otomano en 1453 y con ello el fin del Imperio Romano de Oriente. Otros especialistas toman el año 1492 como hito histórico que da comienzo a la Modernidad, año en que las embarcaciones de Colón llegaron por primera vez a América.
Para establecer el fin de la Edad Moderna, la mayoría utiliza el año 1789, con el inicio de la Revolución Francesa. Sin embargo, algunos autores prefieren ubicar el fin de la Modernidad en el año 1776, con la independencia de los Estados Unidos; otros sostienen que podrían tomarse las Guerras de Independencia Hispanoamericanas como fin de la época. A partir de entonces comenzaría la Edad Contemporánea.
Estas diferencias de criterio se vinculan con los diferentes ámbitos de estudio dentro de la academia y con el sentido que da utilizar diferentes hitos históricos para comprender los cambios y las permanencias que se desarrollan a partir de determinados procesos.
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La Edad Moderna en la Historia
Los historiadores de los siglos XVIII y XIX centraron sus estudios en las naciones occidentales de Europa, por lo que se ha acusado esta división de la Historia Universal de eurocéntrica o al menos restringida a la civilización occidental.
En el último tiempo, los estudios sobre las civilizaciones de las diferentes partes del mundo se han multiplicado y, en consecuencia, se ha demostrado la inutilidad de esta periodización para explicar la historia de las sociedades no europeas. Sin embargo, en términos generales se sigue utilizando ya que permite reconocer ciertos cambios y permanencias que se dieron a largo plazo tanto en Europa, como en el resto del mundo.
Características de la Edad Moderna
Los historiadores consideran que las transformaciones ocurridas en Europa durante los siglos XV y XVI representaron una ruptura del orden social feudal (característico de la Edad Media) y por eso, sostienen que desde fines del siglo XVI puede hablarse de una nueva época. En términos generales, se pueden diferenciar las siguientes características de la Edad Moderna:
- Ubicación temporal. Transcurrió entre los siglos XV y XVIII, desde la llegada de los españoles a América hasta la Revolución francesa.
- Periodización europea. La Edad Moderna como periodo histórico es utilizado especialmente para estudiar los procesos políticos, económicos y sociales europeos. Para otras culturas, se utilizan otras periodizaciones.
- Centralización política. Las monarquías europeas se fortalecieron y lograron imponerse sobre los señores feudales laicos y religiosos. Además, buscaron expandirse y fomentaron la exploración para hacer crecer sus reinos y enriquecerlos con los territorios conquistados.
- Transformaciones económicas. Las sociedades europeas atravesaron diferentes cambios económicos ligados a las nuevas formas de producción agraria, el mercantilismo, las innovaciones técnicas y el inicio de la Revolución Industrial.
- Conquista de América. La conquista y colonización de América dio origen al régimen colonial en el continente, basado en la opresión de las sociedades americanas y el trabajo esclavo de los africanos.
- Cambios religiosos. La difusión de la reforma protestante por Europa disputó la superioridad del Papa como representante de Dios en la Tierra y rompió la unidad de la cristiandad europea.
- Nuevas ideas y expresiones artísticas. Las transformaciones en los ámbitos político, social y económico permitieron la aparición de nuevas formas de pensamiento y expresión artística, en las que el hombre y su conocimiento sobre el mundo tomaron un lugar central. En arquitectura, el Renacimiento y el Barroco dejaron una impronta monumental en la construcción de los grandes palacios, basílicas y catedrales.
Cambios políticos de la Edad Moderna
En la Edad Moderna se vivieron profundas transformaciones políticas. Durante la Edad Media, el poder político en Europa estaba fragmentado entre los señores feudales; las monarquías dependían de los recursos y la protección de los caballeros medievales para mantener los reinos unificados. Aunque nominalmente eran vasallos de los reyes, los señores feudales ejercían su autoridad sobre el territorio que controlaban.
La crisis del siglo XIV debilitó el poder de los señores feudales en sus tierras. En cada país, este proceso se dio de manera distinta pero, en términos generales, las guerras entre los diferentes linajes de la nobleza, la pérdida de control sobre los campesinos, la aparición de la burguesía y el enriquecimiento de las ciudades favorecieron la concentración del poder en manos de los reyes.
Las monarquías modernas tenían las siguientes características:
- Integración territorial. Las monarquías se definieron como Estados que controlaban una porción marcada del territorio, con límites fronterizos establecidos a través de la guerra y de la diplomacia. Las monarquías acuñaron su propia moneda real y eliminaron los peajes dentro del territorio, para fomentar el intercambio comercial y las actividades económicas.
- Absolutismo. Con la construcción del poder real se difundió la idea de que el rey representaba al conjunto de la sociedad. Además, con el apoyo de la Iglesia se legitimó un orden político que concentraba el poder y la toma de decisiones en la figura real. En este sistema, fueron importantes las instituciones como las cortes, el parlamento o los Estados generales, que permitían la participación y expresión de las necesidades de cada grupo. Sin embargo, las decisiones quedaban exclusivamente en manos de los reyes.
- Burocracia. La organización estatal estaba integrada por funcionarios que conformaron una burocracia encargada de hacer cumplir las leyes, administrar justicia, cobrar impuestos y otras tareas administrativas para el reino. Los nobles y burgueses eran parte de esta burocracia.
- Diplomacia. La organización territorial de los Estados modernos llevó a redefinir las fronteras entre los reinos. Si bien muchas veces los límites territoriales se definían como resultado de la guerra, también se establecieron mediante la diplomacia, a través de embajadores que los reyes enviaban a otros reinos. Estos embajadores buscaban mejorar el entendimiento y los vínculos entre reinos y, en muchos casos, lograr alianzas matrimoniales entre las diferentes dinastías reales.
- Ejército. Las monarquías comenzaron a sustentar ejércitos propios, para no depender de la lealtad personal de los señores y vasallos del rey. A los soldados se les pagaba con dinero real y, de esta manera, se podían utilizar para las guerras entre diferentes reinos o como fuerza armada para controlar las rebeliones internas.
- Identidad nacional. Los Estados modernos comenzaron a desarrollar símbolos que representaban la unidad cultural de sus territorios. A través de escudos y banderas, simbolizaban la unión en torno a las dinastías reales o a elementos culturales de la monarquía.
Cambios económicos de la Edad Moderna
Luego de la crisis del siglo XIV, Europa vivió un periodo de recuperación económica y expansión comercial que perduró hasta el siglo XVII. Los elementos principales de este crecimiento fueron los siguientes:
- Cambios en las relaciones socioeconómicas. Como consecuencia de las pestes y la hambruna del siglo XIV, el despoblamiento del campo generó cambios en la forma de producción rural y en las relaciones entre los campesinos y los señores feudales.
- Innovaciones técnicas de producción agrícola. La gran disponibilidad de tierras permitió dedicar mayores extensiones a la cría de ganado y, en consecuencia, se introdujo el cultivo de forraje para su alimentación. Además, se introdujeron innovaciones en las herramientas agrícolas, como el arado con vertedera de metal (que permitía abrir surcos más profundos en el suelo). La combinación de estos elementos permitió un mayor rendimiento de la tierra y, por lo tanto, un aumento en la producción agraria.
- Cambios en la relación productiva entre el campo y la ciudad. La relación entre el campo y las ciudades se dinamizó: la producción rural ofreció más variedad de alimentos en las ciudades y parte de la producción manufacturera de textiles se trasladó al campo.
- Reactivación del comercio. La recuperación agrícola y manufacturera activó el comercio de corta y larga distancia. Los campesinos enriquecidos se incorporaron a los mercados locales, como vendedores y como consumidores. Desde el siglo XV se fueron estableciendo nuevas rutas comerciales que conectaban regiones cada vez más alejadas. Entre las rutas marítimas más importantes, se revitalizaron la ruta del Mediterráneo (que unía Europa con Asia) y la ruta del Mar del Norte (que unía la parte continental de Europa con Inglaterra). A su vez, estas rutas se combinaron con otras rutas terrestres que cruzaban Europa en las cuatro direcciones.
- Creación de compañías comerciales y bancos. El crecimiento comercial llevó a que algunos mercaderes establecieran redes de agentes que actuaban en las diferentes ciudades o puntos comerciales. Así, aparecieron las primeras sociedades comerciales o compañías. Por otro lado, la utilización de diferentes monedas en los diferentes reinos o regiones llevó al surgimiento de los banqueros, comerciantes que se dedicaban al intercambio de dinero. Con el tiempo, la actividad bancaria se diferenció de la actividad mercantil, y los banqueros crearon sistemas de préstamos, pagos a distancia y letras de cambio.
- Mercantilismo. Entre los siglos XV y XVII, se instaló el mercantilismo como doctrina y como práctica económica. Los europeos creían que la riqueza económica se basaba en la cantidad de metales preciosos, como la plata y el oro. Además, sostenían que había una cantidad finita de metales en el planeta y, por lo tanto, la riqueza no se podía producir, sino que existía en una cantidad determinada y pasaba de mano en mano. Para poder acaparar las riquezas, los diferentes reinos buscaban controlar las zonas de extracción de metales, reducir la importación de manufacturas y promover la producción manufacturera de bienes para la exportación.
- Expansión ultramarina. Hacia mediados del siglo XV, varios reinos comenzaron a buscar rutas marítimas a través de las cuales poder comerciar con las regiones más alejadas de Europa. La toma de Constantinopla por el Imperio Otomano había cerrado la principal ruta comercial que conectaba Europa con Oriente. Las monarquías empoderadas buscaban expandir los territorios bajo su dominio para poder aumentar sus ingresos a través de la recaudación de impuestos y, a su vez, encontrar recursos materiales valiosos como el oro o la plata.
- Conquista y explotación de América. En el contexto de expansión ultramarina europea, se dio el descubrimiento y posteriormente la conquista de América. La ocupación y la explotación del territorio americano por varios países europeos tuvo consecuencias fatales para las sociedades locales. En cambio, los países europeos se vieron económica y políticamente beneficiados: instalaron un sistema de explotación y extracción de los recursos naturales americanos a través del trabajo forzoso (esclavitud, encomienda, mita, yanaconazgo y porteo).
- Trata masiva de esclavos. Desde el siglo XVI, se desarrolló un intenso comercio de esclavos, liderado por compañías de origen europeo. Los esclavos eran personas capturadas en África, transportadas y vendidas como mercancías en América. En este comercio intervenían mercaderes europeos y árabes, y también reyes africanos que vendían prisioneros de pueblos enemigos a los traficantes de esclavos.
- Régimen colonial. En América, se implementó un régimen cimentado en el trabajo forzoso para la conformación económica y social de las nuevas unidades políticas, controladas por las monarquías europeas. A través del proceso de colonización (luego de la conquista y ocupación de tierras de los diferentes pueblos americanos), los europeos fundaron ciudades, instalaron población permanente y crearon un sistema complejo de autoridades que respondían a las monarquías de origen.
- Revolución Industrial. Desde finales del siglo XVIII, comenzó una serie de transformaciones económicas y sociales vinculadas a las nuevas formas de producción. Desde 1760, en Inglaterra, la industria empezó a incorporar nuevas tecnologías y nuevos modos de organizar el trabajo. Las fábricas se convirtieron en el eje del nuevo sistema. Grandes porciones de la población campesina, sin propiedades ni recursos económicos, se trasladaron hacia las ciudades y se ofrecieron como mano de obra asalariada. Este proceso de transformación económica, conocido como Revolución Industrial, se expandió por toda Europa y duró más de un siglo. Tuvo enormes consecuencias a largo plazo, que se consolidaron durante la Edad Contemporánea.
Cambios religiosos de la Edad Moderna
Las nuevas relaciones de poder que se instauraron en la Edad Moderna entraron en conflicto con el poder, las instituciones y las ideas de la Iglesia cristiana.
La Iglesia medieval era tanto un poder espiritual (basado en la fe religiosa) como un poder temporal, es decir, político, social y económico. La Iglesia como institución poseía señoríos y propiedades sobre las que tenían derechos y que eran trabajadas por campesinos.
Además, cobraba el diezmo: un tributo de la décima parte de los ingresos que debían pagar todos los cristianos. Durante la época medieval, el Papado se convirtió en una unidad política-territorial que controlaba gran parte de Italia y competía con el resto de las monarquías europeas.
En el siglo XVI, numerosos clérigos comenzaron a criticar el poder del Papa sobre la comunidad cristiana; tanto en su aspecto político como en las cuestiones religiosas. A partir de entonces, y durante toda la Edad Moderna, hubo diversos movimientos que modificaron las relaciones de poder y las creencias religiosas. Entre ellos, se destacan:
- Reforma luterana. En 1517, Martin Lutero comenzó un movimiento conocido como la “Reforma religiosa” que promovía una reforma en la doctrina espiritual de la Iglesia. Lutero postuló que la relación entre Dios y los fieles debía ser directa y personal, desestimó la intermediación del clero y propuso la libre interpretación de la Biblia. De esta manera, cuestionó el orden jerárquico de la Iglesia y negó el poder superior del Papado como representante de Cristo.
- Movimiento protestante. Este movimiento tuvo muchos seguidores, especialmente entre la nobleza alemana. En 1521, el emperador Carlos V expulsó a Lutero por sus ideas. Luego, muchos nobles partidarios de la Reforma protestaron contra esta decisión. Desde entonces, a los seguidores de la Reforma luterana se los llamó “protestantes”. Este conflicto provocó guerras entre los reformistas y el ejército imperial que protegía las ideas y el poder de la Iglesia católica.
- Difusión de la Reforma. Las críticas contra la Iglesia se expandieron por toda Europa y surgieron diferentes movimientos reformistas. En Francia, Suiza y Escocia, la Reforma estuvo liderada por Juan Calvino, que sostenía que Dios había predeterminado la salvación o la condena de cada persona, sin importar las acciones que llevara a cabo en este mundo. En Inglaterra, el rey Enrique VIII aprovechó los movimientos reformistas y desconoció la autoridad papal para fundar una Iglesia nacional en la que el rey se erigía como máxima autoridad, incluso de los asuntos religiosos.
- Conformación de la Contrarreforma. Como resistencia a los movimientos reformistas, se celebró el Concilio de Trento (1545-1563), en el que se acordó la reestructuración interna de la Iglesia Católica entre los clérigos de alta jerarquía de diferentes partes de Europa. Este proceso se conoció como la Contrarreforma y reafirmó la doctrina de la salvación por medio de las buenas obras, el valor de los sacramentos y el orden jerárquico del clero.
- Fundación de la Compañía de Jesús. Para fortalecer las creencias católicas, se crearon nuevas órdenes religiosas, entre las que se destacó la de los jesuitas, cuya misión principal fue evangelizar a los pueblos que no compartían las creencias cristianas. Los jesuitas extendieron su influencia especialmente en Asia y en América.
- Debate sobre la condición de los americanos. Con la conquista española, la Iglesia se preguntó acerca de la naturaleza de las personas americanas y se realizaron debates en torno a si debían considerarse seres humanos o animales. El papa Pablo III sostuvo que eran seres humanos y prohibió que sean esclavizados. Sin embargo, a todos aquellos que vivieran en los territorios conquistados se los consideraba súbditos de la Corona. Se estableció la misión de evangelizarlos y se les atribuyó la condición jurídica de los menores de edad, la imposibilidad de tomar decisiones.
- Evangelización de América. Con la colonización, se impuso la conversión de las personas americanas al catolicismo. El Papa otorgó a los Reyes Católicos el Patronato, a partir del cual los monarcas podían organizar la Iglesia en los territorios americanos, nombrar obispos y cobrar el diezmo. A cambio, la Corona española se comprometió a defender la Iglesia, sustentar al clero y evangelizar a sus súbditos. La evangelización implicó conversiones forzosas y la ruptura de los americanos y los africanos esclavos en América con sus propias creencias y cultura de origen. Los antiguos cultos fueron reemplazados por el catolicismo y se los obligó a recibir el bautismo y practicar las ceremonias cristianas.
- Sincretismo religioso. Muchas de las representaciones y prácticas católicas fueron reinterpretadas por los americanos y africanos, y resignificadas según sus propias creencias. De esta manera, se dio un proceso de combinación de elementos de varias culturas, que se conoce como “sincretismo”.
Cambios filosóficos de la Edad Moderna
Durante la Edad Moderna y, especialmente desde el Renacimiento, los diferentes filósofos y pensadores centraron el foco de su pensamiento en el hombre. Durante la Edad Media, Dios había sido el centro de todos los desarrollos filosóficos y era el núcleo a partir del cual se debía entender el mundo y las sociedades humanas.
En la Edad Moderna surgieron nuevas corrientes filosóficas que se alejaron de esta perspectiva:
- Humanismo. Los filósofos humanistas retomaron los textos de la literatura y la filosofía clásicas de las sociedades griega y romana. A partir de las obras de Platón, Aristóteles y otros pensadores, desarrollaron explicaciones y conocimientos sobre el mundo de carácter laico, es decir, buscaron dar respuestas que no se basaban en las ideas religiosas, sino en la observación y la experimentación. Sostenían que no existían verdades indiscutibles y proponían llegar al conocimiento a través de los debates y los intercambios de ideas. Entre sus mayores exponentes se encuentran Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Maquiavelo.
- Ilustración. Entre los siglos XVII y XVIII, se difundió un nuevo sistema de pensamiento basado en el uso de la razón para comprender la realidad y la sociedad. Los racionalistas de la Ilustración diferenciaron la esfera de lo sobrenatural (relacionada con Dios) y la esfera de lo natural (vinculada a la naturaleza, al hombre y a todas sus creaciones). Consideraban que las cosas del mundo natural podían ser observadas y explicadas a través de la razón. Rechazaron las verdades indiscutibles y propusieron comprender el mundo a través de la investigación y la experimentación. Las ideas racionalistas surgieron con René Descartes y tuvieron su máximo exponente en Immanuel Kant. La obra característica del movimiento ilustrado fue la Enciclopedia editada por Denis Diderot y J. L. R. D’Alambert. En el pensamiento sobre la sociedad y la política, se destacaron los trabajos de Jean Jacques Rousseau, John Locke y el barón de Montesquieu.
Cambios artísticos de la Edad Moderna
En la Edad Moderna, las diferentes ramas de las artes vivieron un gran impulso. Entre las principales corrientes artísticas se encuentran:
- Renacimiento. Fue un movimiento artístico vinculado con la recuperación de las formas de la cultura clásica de origen griego y romano. Los renacentistas buscaban alejarse del estilo medieval religioso centrado en Dios. En pintura y escultura se resaltó la figura humana y su ambiente, incorporando la perspectiva, las líneas curvas y una representación más realista. Entre los principales artistas renacentistas se encuentran Boticcelli, Leonardo Da Vinci y Miguel Angel.
- Barroco. Fue un estilo basado en el movimiento, los contrastes, la sensibilidad, el color y la monumentalidad. En arquitectura estuvo muy vinculado al movimiento de la Contrarreforma católica y a las monarquías del siglo XVII. Una de las construcciones más características es el Palacio de Versalles.
- Rococó. Fue un movimiento artístico vinculado especialmente a la decoración arquitectónica y la pintura. Proponía los motivos amorosos, las fiestas campestres, la aristocracia en la naturaleza y sus palacios. En arquitectura, una de las obras cumbres del Rococó fue el Palacio de Sanssouci.
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Referencias
- Tenenti, A. (2003). La Edad Moderna. Siglos XVI-XVIll. Editorial Crítica
- Bennassar, B., Jacquart, J., Blayau, N., Denis, M., & Lebrun, F. (2005). Historia moderna (Vol. 8). Ediciones AKAL
- Dominguez Ortíz, A. (1992). Historia Universal. Edad Moderna. Editorial Vicens Vives
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