Te explicamos todo sobre la Colonización de América, la repartición del territorio entre las potencias europeas y sus características principales.

¿Qué fue la colonización de América?
La colonización europea del continente americano fue un proceso histórico de apropiación y de ocupación del territorio habitado por los indígenas, que fue avistado por Cristóbal Colón en el año 1492, en representación de la corona española y de las grandes potencias europeas.
Los principales interesados en el reparto del llamado "nuevo continente" fueron el Imperio español y el Imperio portugués y, posteriormente, el Imperio británico, el Reino de Francia y los Países Bajos. También existieron iniciativas menores de parte de Alemania, Dinamarca, Suecia, Rusia, Italia y Escocia.
Este proceso se inició a finales del siglo XV y culminó con las numerosas guerras de independencia americana del siglo XVIII. Como consecuencia se originaron jóvenes repúblicas autónomas que lograron convertirse en los actuales países americanos.
En líneas generales se entiende por colonización del continente americano el conjunto de dos etapas distintas:
- La Conquista de América. Período de violentos enfrentamientos entre los invasores europeos y los numerosos pueblos aborígenes americanos, muchos de ellos conformaban sofisticadas sociedades, como el Imperio azteca y el Imperio incaico, entre muchas otras sociedades americanas.
- La Colonización propiamente dicha. Período en el que se fundó una sociedad colonial dependiente de Europa, bajo la influencia de la Iglesia católica y de una estructurada basada en la discriminación de etnias, según las ideologías europeas de la época, como negros, indios y blancos.
- Ver además: Época Colonial
El genocidio más sangriento

La llegada de los colonos europeos a América no fue precisamente en son de paz. Fueron con la intención de extender sus imperios e invadir nuevos territorios, además de las inesperadas riquezas que encontraron y decidieron saquear para entregar a la corona española.
Los distintos reyes europeos administraron jurídicamente los permisos para la conquista, que financiaron a la burguesía insurgente de la época y que consistió en ocupaciones militares y la fundación forzada de los primeros poblados europeos en el continente.
El proceso de conquista significó someter a las distintas naciones aborígenes que se resistieron al saqueo, erradicarlas o reducirlas a reservas, como en el caso de la conquista británica. A eso debe sumarse la debilidad de los pueblos nativos frente a la viruela y las distintas enfermedades que llevaron consigo los europeos, cuyas consecuencias se sintieron más allá del fin de la guerra, así como su aniquilación sistemática en labores forzadas impuestas por sus conquistadores.
Las víctimas totales de la invasión del continente americano se estiman en unos 70 millones de muertos, la matanza más grande en la historia de la humanidad.
La esclavitud
Debido a que las diezmadas poblaciones aborígenes no eran suficientes en número y en destrezas para el trabajo de fundación y sostén económico de las nacientes colonias europeas, se inició el traslado forzoso de esclavos africanos hacia América.
Estos individuos eran arrancados de sus tierras y vendidos a colonos y latifundistas europeos para iniciar la explotación de los diversos bienes económicos que abundaban en el Nuevo Continente, ya sea agrícolas, minerales y pesqueros.
Los negros esclavos fueron despojados de todo tipo de derechos y estaban sujetos a la voluntad de sus amos blancos, mientras que los indios ocupaban un estado de semi-esclavitud denominado servidumbre, encargados de tareas domésticas y exploratorias. Ninguno, sin embargo, era tenido por individuo libre ni tenía derecho a bienes o a propiedades.
La repartición del continente
A grandes rasgos, la repartición del territorio americano entre las principales potencias europeas se dio de la siguiente manera:
- La colonia española. La primera y más extensa de todas, ocupó en su mayoría el territorio de la actual Hispanoamérica, desde el Río de la Plata hasta los territorios mexicanos, incluyendo parte del Caribe y de las Antillas. Este territorio se dividió en cuatro grandes virreinatos: el Virreinato de la Nueva España, el Virreinato del Perú, el Virreinato de Nueva Granada y el Virreinato del Río de la Plata.
- La colonia portuguesa. Abarcó en su totalidad lo que hoy es Brasil, dividida en quince capitanías de casi doscientos cincuenta kilómetros de ancho cada una, otorgadas vitalicia y hereditariamente a nobles portugueses encargados de su explotación comercial. En 1549, sin embargo, el Rey designó a un Gobernador General para toda la colonia.
- La colonia británica. Mucho más dispersa en el origen de sus colonos, se afianzó en Norteamérica en competencia con los franceses, a través de trece primeras colonias constituidas mediante sucesivas oleadas de inmigrantes y sus esclavos negros entre los siglos XVII y XVIII. Luego de vencer a Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), los ingleses asumieron el control total del territorio del continente norteamericano. También tuvieron influencia en las Antillas y en el Caribe.
- La colonia francesa. Se instaló en la América del Norte, más específicamente en Quebec y otros territorios de la actual Canadá, aunque también en importantes franjas costeras de lo que hoy es Estados Unidos, amén de algunas islas de las Antillas. Muchas de estas colonias antillanas eran mayoritariamente negras, a raíz del colosal movimiento de mano de obra esclava.
- La colonia holandesa. Fue bastante menor en comparación con las anteriores, pero tuvo importantes asentamientos en Norte América (la actual Nueva York fue inicialmente una Nueva Ámsterdam holandesa), Brasil y las Antillas menores (Curazao). Sin embargo, la vida de sus colonias fue más bien efímera.
La expansión de la Iglesia católica

Una de las improntas más fuertes del colono español era su doctrina católica anti-reformista, producto de la exclusión de España de las filosofías renacentistas durante la Reconquista (722-1492) contra el Islam.
Esto determinó que la Iglesia católica jugara un rol importante en la conquista, como brazo moral y cultural de la imposición española sobre los pueblos americanos. El principio de “Tierras para la cristiandad” o de ganar almas para la Iglesia, justificaba el principio de la violencia como un mecanismo de conversión forzosa.
La bula papal Sublimis deus, promulgada por Paulo III en 1537, afirmaba el derecho de los indígenas a la libertad y a recibir una educación cristiana. Ello amparó a la diezmada población indígena de las brutalidades de la esclavitud, pero no de la imposición cultural que prohibió sus costumbres y sentenció la mayoría de sus lenguas a la extinción.
Asediada por la reforma protestante del norte de Europa, la Iglesia católica vislumbró en la conquista de América su oportunidad para expandirse y perpetuar su poder, a través del nuevo orden de la sociedad colonial.
El mito de "El Dorado"
La desmedida ambición de los conquistadores españoles, quienes solían ser ciudadanos de a pie buscando su fortuna en las Américas para volver a una posición mejorada en Europa, los llevaba a menudo a creer en leyendas de origen incierto, respecto a ciudades hechas todas de oro, plata y otras riquezas.
Esas ciudades imaginarias eran denominadas "El Dorado" por los indígenas y muchas expediciones se perdieron siguiendo su supuesto rastro en las selvas de la Amazonía.
Inicio de la mundialización

La conquista del territorio americano, rico en recursos y en territorio explotable, y más aún la constitución posterior de una sociedad colonial dependiente en lo jurídico de Europa pero mucho más vital en lo económico, sembró los cimientos del comercio intercontinental y de las muchas empresas de explotación de productos que sobrevinieron.
Esto se hizo particularmente notable después de la Independencia americana, cuando las jóvenes naciones se convirtieron en los más grandes y cercanos vendedores de materia prima de Occidente, un rol que ocupan todavía, desplazando incluso el comercio con India y las colonias orientales.
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El mestizaje
La sociedad colonial sostuvo sus normativas raciales hasta el final de sus días, pero eso nunca implicó que no hubiera contacto y unión entre las diferentes etnias. Era frecuente en el Brasil colonial que los colonos portugueses tomaran esposas indígenas y engendraran una descendencia difícil de catalogar, lo mismo que hacían los amos españoles con sus esclavas negras, dando origen a familias paralelas a la de su matrimonio europeo.
Los conquistadores europeos emplearon nuevas designaciones para la mezcla de etnias, cuyo término más general, arbitrario y despectivo fue el de “pardo”.
- Ver también: Mestizaje
La sociedad colonial de clases

La distinción étnica era determinante para el reconocimiento de los derechos de las personas durante la colonia. La sociedad se dividía en una minoría conformada por la nobleza y el clero que tenían el poder absoluto (y eran de piel blanca), una mayoría considerada una clase inferior que podían gozar de pocos o ningún derecho y que estaba conformada por los indígenas, obligados a cumplir tareas de servidumbre y de esclavitud (y eran de piel mestiza o negra).
Este sistema de desigualdades fue clave para sembrar la semilla de la rebelión libertadora que, en muchos casos, ofrecía la posibilidad de una sociedad heterogénea de ciudadanos libres e iguales.
Las regiones no controladas por los conquistadores
Algunas zonas de difícil acceso, como la selva amazónica, la Patagonia austral, el Gran Chaco y los desiertos del norte de Centroamérica, no pudieron ser jamás reducidos a control de los europeos.
Gracias a ello se mantuvieron, y algunos lo hacen en la actualidad, como los últimos bastiones de sociedades precolombinas en un continente que les fue arrebatado.
- Ver además: Culturas precolombinas
Discrepancias por el término "descubrimiento"

Existen posturas encontradas respecto al modo de denominar a la conquista y colonización americana. Movimientos indigenistas y de memoria aborigen han luchado a favor de la visibilizarían y reconocimiento de la masacre de los pueblos nativos, en contra de eufemismos como “el encuentro de dos mundos” o “el día de la raza”.
Incluso, se ha cuestionado el término “descubrimiento de América” para referir a la llegada de Colón a las Américas en 1492, debido a que ya existían sociedades desarrolladas habitando los diferentes territorios americanos. Además, los pueblos vikingos ya habían visitado el este canadiense en épocas anteriores.
Referencias
- Spanish colonization (video) en https://www.khanacademy.org/
- El español en América: de la conquista a la Época Colonial en https://www.cervantesvirtual.com/
- Pigna, F. (2011). Mujeres tenían que ser: historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras: desde los orígenes hasta 1930. Buenos Aires: Planeta.
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