Imperio español

Te explicamos qué fue el Imperio español, sus territorios y las dinastías que los gobernaron. Además, sus características y su final.

El Imperio español fue uno de los más extensos de la historia.

¿Qué fue el Imperio español?

El Imperio español fue el conjunto de los territorios en Europa, América, Asia, Oceanía y África que permanecieron bajo el control de la Corona española entre los siglos XVI y XIX. Surgió a raíz de la expansión territorial de los Reyes Católicos a fines del siglo XV, que incluyó la llegada de los primeros navíos europeos a América en 1492. A principios del siglo XVI, durante el reinado de Carlos V, el imperio se amplió con la unión de los territorios del Sacro Imperio Romano Germánico y la conquista de los imperios azteca e inca.

Bajo el reinado de Felipe II, sucesor de Carlos V, los territorios del Sacro Imperio se separaron de la Corona española. Sin embargo, fue anexado Portugal junto a sus dominios coloniales en Brasil, África y Asia. Esto amplió considerablemente la extensión del Imperio español (considerado un imperio “en donde nunca se ponía el sol”) y consolidó a la monarquía española como una potencia comercial y militar. En el siglo XVI también comenzó el Siglo de Oro español, una etapa de esplendor en el arte y la literatura.

La administración del Imperio español en América, Asia y Oceanía (territorios conocidos como “las Indias”) se basó en el establecimiento de virreinatos, capitanías generales, gobernaciones, audiencias, cabildos y, desde el siglo XVIII, intendencias, y en instituciones como el Consejo de Indias y la Casa de Contratación, además de otros organismos y funcionarios.

Durante el reinado de los Austrias menores en el siglo XVII, y tras la firma del Tratado de Utrecht a comienzos del siglo XVIII, España perdió todos sus territorios imperiales en Europa mientras Inglaterra se convertía en la potencia hegemónica del momento. Sin embargo, la monarquía española conservó el monopolio del comercio con sus territorios coloniales en América durante el reinado de los Borbones en el siglo XVIII.

La crisis del Imperio español estalló a comienzos del siglo XIX, cuando la invasión napoleónica de España promovió movimientos revolucionarios en América que en pocos años llevaron a la independencia de los antiguos territorios virreinales. España perdió sus últimas colonias en América y Asia (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) a fines del siglo XIX. En África, el Estado español mantuvo territorios coloniales hasta 1975.

Preguntas frecuentes

¿Qué territorios eran parte del Imperio español?

El Imperio español abarcó territorios en Europa, América, Asia, Oceanía y África. Durante la unión de las coronas de España y Portugal (1580-1640), también formaron parte del Imperio español las posesiones de ultramar del Imperio portugués. Los territorios imperiales en Europa, como Nápoles, los Países Bajos españoles y otros, fueron perdidos entre el siglo XVII y comienzos del siglo XVIII.

¿Cuántos años duró el Imperio español?

El Imperio español duró cuatrocientos años, si se toma como inicio el descubrimiento europeo de América en 1492 y como final la pérdida de las últimas colonias españolas en América y Asia en 1898.

¿Por qué cayó el Imperio español?

El Imperio español se desintegró poco después de la invasión napoleónica de España en 1808. Esta invasión provocó el apresamiento del rey Fernando VII, el nombramiento del hermano de Napoleón como rey de España y el desconocimiento de la legitimidad de este nuevo rey por parte de muchos españoles peninsulares y criollos. Esto desencadenó los procesos independentistas en América.

¿Por qué fue importante el Imperio español?

El Imperio español fue el primer imperio global de la historia. Esto significa que sus territorios se hallaban en distintos continentes separados por océanos. La extensión global del Imperio español fomentó la mundialización de la economía y difundió pautas culturales como el idioma español y la religión católica.

Ver además: Monarquía española

Origen del Imperio español

La Corona de Castilla financió los viajes de exploración de Cristóbal Colón.

El Imperio español nació tras la unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón que tuvo lugar a fines del siglo XV debido al matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, conocidos como los Reyes Católicos.

A lo largo de su reinado, que concluyó con la muerte de Fernando II en 1516, los Reyes Católicos lograron unificar la mayor parte de la península ibérica. Esto incluyó la conquista del último Estado musulmán de la región (el reino nazarí de Granada) en 1492 y la anexión del reino de Navarra en 1512. También llevaron adelante una política expansionista que permitió la conquista de las islas Canarias, la ocupación de algunas áreas en el norte de África y la incorporación de territorios disputados con Francia, principalmente el reino de Nápoles.

El otro hecho clave del reinado de los Reyes Católicos fue la decisión de otorgar recursos al navegante genovés Cristóbal Colón para explorar una ruta comercial hacia Oriente. El viaje de Colón llevó al descubrimiento europeo de América en 1492.

Así comenzó un período de conquista, evangelización y colonización de los territorios americanos que convirtió a España en un inmenso imperio a comienzos del siglo XVI, especialmente tras la conquista de los imperios azteca e inca durante el reinado de Carlos V. La expansión se extendió posteriormente a Asia y el Pacífico, con la conquista de Filipinas bajo Felipe II.

Ver también: Conquista de América

Dinastías que gobernaron el Imperio español

El Imperio español fue gobernado por tres dinastías monárquicas sucesivas:

  • Los Trastámara. Fue la dinastía de origen castellano a la que pertenecieron los Reyes Católicos, cuyo expansionismo llevó a la formación del Imperio español. La última soberana de esta dinastía fue Juana I de Castilla, apodada “la loca”, quien murió en 1555. Sin embargo, dado que Juana permaneció encerrada por razones de inestabilidad mental desde 1509, su hijo el rey Carlos I de la Casa de Habsburgo fue el verdadero gobernante desde la muerte de Fernando el Católico en 1516.
  • Los Habsburgo. También conocidos como los Austrias, fue la dinastía que reinó en España desde 1516 hasta la muerte de Carlos II en 1700. Este período se divide en dos etapas: los Austrias mayores (Carlos I y Felipe II), que ampliaron y consolidaron el imperio a lo largo del siglo XVI, y los Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), que durante el siglo XVII perdieron gran parte de los territorios imperiales en Europa pero conservaron las colonias españolas en América y Filipinas.
  • Los Borbones. Fueron reyes de España desde 1700 hasta la actualidad (con algunas interrupciones en los siglos XIX y XX). Su primer monarca fue Felipe V, quien reclamó el derecho al trono en 1700 y fue reconocido tras la guerra de Sucesión española (1701-1713). El Tratado de Utrecht (1713) determinó la pérdida de los últimos territorios del Imperio español en Europa, mientras que las reformas borbónicas generaron un control más directo de la Corona sobre los territorios americanos. El imperio entró en crisis a comienzos del siglo XIX, cuando el ejército francés invadió España y en Hispanoamérica triunfaron los movimientos independentistas. Los Borbones perdieron las últimas colonias en América y Asia en 1898.

Territorios conquistados por el Imperio español

El Imperio español fue uno de los imperios más extensos de la historia. A finales del siglo XVIII, alcanzaba los 20 millones de kilómetros cuadrados

Los principales territorios que lo integraron en América, Asia y Oceanía, sin contar las posesiones portuguesas durante la unión de ambas coronas entre 1580 y 1640, fueron:

  • En América:
    • El Virreinato de Nueva España (1535-1821). Abarcaba los territorios del actual México, parte de Estados Unidos (California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Florida, Utah, Luisiana, Colorado, Wyoming, Kansas, Oklahoma, Montana, Washington, Oregón y partes de Idaho), el sudoeste de la Columbia Británica (en el actual Canadá), las Antillas (Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Guadalupe y otras islas, algunas de ellas perdidas ante otros imperios), los territorios actuales de Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Belice, Honduras y Costa Rica, y Filipinas, Carolinas y Marianas en Asia y Oceanía.
    • El Virreinato del Perú (1542-1824). Abarcaba los actuales territorios de Perú, Colombia, Argentina, Ecuador, Panamá, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, y partes de Brasil y de Venezuela. Sin embargo, su territorio se vio disminuido a partir del siglo XVIII con la creación de dos nuevos virreinatos sudamericanos:
      - El Virreinato de Nueva Granada (1739-1819). Creado originalmente en 1717 pero suspendido entre 1723 y 1739, abarcaba los territorios de los actuales Panamá, Colombia, Ecuador, Venezuela, el norte de Brasil, el oeste de Guyana y la isla Trinidad.
      - El Virreinato del Río de la Plata (1776-1811). Abarcaba los territorios actuales de Uruguay, Bolivia, Paraguay, gran parte de Argentina y el sur de Brasil. Incluía las islas Annobón y Bioko en el golfo de Guinea (en el centro-oeste de África).
  • En Asia y Oceanía:
    • La Capitanía General de Filipinas (1565-1898). Abarcaba las Filipinas y las islas Carolinas y Marianas en el océano Pacífico.

Economía y sociedad en el Imperio español

Los buques mercantes españoles eran atacados por piratas y corsarios.

El Imperio español se basó en gran medida en la extracción de recursos de sus territorios coloniales, como el oro y la plata de México y Perú, que eran enviados en flotas mercantiles a Europa. Las embarcaciones que los transportaban solían ser atacadas por piratas y corsarios alentados por las potencias enemigas (como Inglaterra, Francia y los Países Bajos), lo que motivó el empleo de navíos de guerra para escoltar a los buques mercantes.

En los territorios del Imperio español también se obtenían productos agrícolas, como en la región del Caribe, rica en plantaciones de tabaco, caña de azúcar, café, cacao y otras especies. Estas plantaciones solían ser trabajadas por mano de obra esclava proveniente de África, que también era utilizada en la minería y la producción artesanal. Las haciendas agrícolas y ganaderas en América también eran trabajadas por mano de obra indígena.

La sociedad colonial estaba organizada en estamentos basados en el lugar de nacimiento y la descendencia. Esta estructura social es conocida como “sistema de castas”. Los grupos que formaban parte del sistema de castas eran:

  • Los “blancos”. Eran españoles peninsulares (nacidos en España) o criollos (nacidos en América), que constituían la élite privilegiada y se dedicaban al comercio u ocupaban las funciones de gobierno y administración.
  • Los “indios”. Eran poblaciones indígenas de los territorios coloniales, sometidas a la autoridad y explotación económica de los “blancos”, especialmente en las haciendas agrícolas y en las minas.
  • Los “negros”. Eran individuos llevados a América desde África y sus descendientes. Eran vendidos como esclavos y sometidos a trabajos pesados en las plantaciones y minas o dedicados al servicio doméstico y trabajos artesanales.
  • Los “mestizos” y otras castas. Eran descendientes de la unión entre un hombre de un estamento y una mujer de otro. Para hacer referencia a estas “mezclas” se usaba el término genérico “castas” o palabras específicas para cada tipo de mestizaje. Por ejemplo, los “mestizos” eran descendientes de un español y una mujer indígena, los “mulatos” descendían de una persona española y una persona “negra”, y los “zambos” de una persona “negra” y una persona indígena.

Administración del Imperio español

El Imperio español estableció un sistema virreinal que trataba a sus colonias como extensiones de la metrópoli. El principal organismo para la administración de las posesiones en América y Filipinas era el Consejo de Indias, y los asuntos relacionados con el comercio colonial eran gestionados por la Casa de Contratación, ambos situados en España.

La estructura administrativa del Imperio español en las colonias se basaba en una serie de divisiones territoriales e instituciones de gobierno:

  • Virreinatos. Eran gobernados por un virrey, que era la autoridad máxima en ese territorio y respondía directamente a la metrópoli, pues era nombrado por el rey y gobernaba en su nombre.
  • Audiencias. Eran las encargadas de la administración de justicia en los virreinatos y capitanías generales. Estaban integradas por jueces llamados “oidores” (que podían sustituir a los virreyes en caso de enfermedad o muerte) y otros funcionarios.
  • Capitanías generales. Estaban sometidas a los virreinatos y eran divisiones políticas a cargo de un capitán general o gobernador que dirigía las fuerzas militares y la jurisprudencia, especialmente en zonas de interés estratégico para la Corona que requerían un líder con habilidades para la defensa y la guerra.
  • Cabildos. Eran asambleas o concejos encargados del gobierno de la ciudad y sus alrededores. Tenían funciones como el control fiscal (presupuestos, rentas, aranceles), la justicia y la ejecución de decisiones judiciales en asuntos menores, la vigilancia policial y el abastecimiento de la ciudad. Sus principales funcionarios eran los alcaldes, los regidores, un alguacil mayor, un alférez real y un fiel ejecutor.
  • Intendencias. Fueron establecidas con las reformas borbónicas del siglo XVIII, e implicaron un control más directo de la Corona sobre las decisiones administrativas y de hacienda de los territorios en los que nombraba intendentes.

Un aspecto central de la conquista y colonización de los territorios españoles en América fue la evangelización de sus habitantes indígenas, a cargo de órdenes religiosas como los dominicos, los mercedarios, los franciscanos y, posteriormente, los jesuitas. De especial importancia fueron las misiones jesuíticas (también llamadas “reducciones”): poblados indígenas administrados por sacerdotes de la Compañía de Jesús.

Más en: Colonización de América

Crisis y final del Imperio español

Conquista de España
El Imperio español cayó poco después de la invasión napoleónica de España.

El Imperio español comenzó a perder territorios en el siglo XVII, como el norte de los Países Bajos y Portugal. Estas pérdidas se profundizaron con el Tratado de Utrecht firmado en 1713, por el que España perdió el resto de sus territorios imperiales en Europa. Sin embargo, esto no afectó a sus colonias americanas y asiáticas.

Aunque en el siglo XVIII el Imperio español fue superado como potencia internacional por Inglaterra, la crisis final se produjo en el siglo XIX, tras la invasión de España por las tropas napoleónicas. Una vez depuesto y hecho prisionero el rey Fernando VII en mayo de 1808, fue coronado como rey de España el hermano de Napoleón, José Bonaparte. Simultáneamente, se formó una Junta Suprema Central (luego reemplazada por el Consejo de Regencia) que desconoció la autoridad del nuevo rey e inició la guerra de la independencia española contra los franceses (1808-1814).

Estas noticias llegaron a las colonias, donde las élites comenzaron a organizar juntas de gobierno que reconocían la legitimidad de Fernando VII pero asumían la soberanía en su ausencia. Dado que muchos criollos estaban desde hacía tiempo descontentos con el monopolio del comercio colonial, los incrementos impositivos y los privilegios reservados a los peninsulares, alentaron la lucha por la independencia respecto de España en los territorios americanos.

España logró liberarse del dominio napoleónico en 1814, pero para el año 1824 había perdido casi todas sus posesiones en América, lo que contribuyó a un largo período de conflictos políticos internos y crisis económica.

El punto final de este declive fue el “Desastre del 98”, como se llamó a la derrota española en la guerra hispano-estadounidense que provocó la pérdida de sus últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico) y asiáticas (Filipinas). Este momento marcó el final del Imperio español, aunque hasta 1975 España conservó territorios en África (algunos de ellos obtenidos durante los siglos XIX y XX).

Puede servirte: Crisis del Imperio español (siglo XIX)

Consecuencias del Imperio español

Las principales consecuencias de la existencia del Imperio español fueron:

  • La expansión del idioma español en el mundo, que actualmente es la segunda lengua más hablada en términos de hablantes nativos.
  • La implantación de la religión católica en América y en otros continentes.
  • El impulso de la cartografía y la exploración del mundo y sus confines.
  • La mundialización de la economía y el cambio del eje mediterráneo por el eje atlántico en el comercio internacional.
  • La introducción en Europa de especies nativas de los territorios coloniales, como la papa, el tomate, el tabaco y el cacao.
  • La formación de América Latina y el Caribe como una entidad cultural, aunque con variaciones locales, y el aporte africano a su cultura.
  • La realización de grandes obras artísticas del Siglo de Oro español y el arte colonial hispanoamericano.
  • El crecimiento como potencias marítimas de otras naciones que competían con España, como Portugal, Francia, Países Bajos y, especialmente, Inglaterra.

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Referencias

  • García Cárcel, R. (coord.) (2002-2003). Historia de España (2 tomos). Cátedra.
  • Koenigsberger, H. G. et al. (2023). Spain. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
  • Ministerio de Cultura y Deporte, Gobierno de España (s.f.). El imperio español. Bicentenario de las Independencias Iberoamericanas. https://www.culturaydeporte.gob.es/ 
  • Thomas, H. (2003). El Imperio español. De Colón a Magallanes. Planeta.
  • Webster, R. A. et al. (2023). Western colonialism. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 

¿Cómo citar?

"Imperio español". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/imperio-espanol/. Última edición: 5 marzo, 2024. Consultado: 26 abril, 2024.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 5 marzo, 2024
Fecha de publicación: 14 marzo, 2019

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