Orígenes de la Guerra Fría

Te explicamos cómo se desencadenó la Guerra Fría, sus antecedentes y consecuencias. Además, cómo fue el creciente enfrentamiento entre los bloques.

Las tensiones que llevaron a la Guerra Fría comenzaron al terminar la Segunda Guerra Mundial.

La Guerra Fría fue un periodo de tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética que afectó la política internacional mundial durante la segunda mitad del siglo XX. El antagonismo entre ambas potencias generó la creación de dos grandes bloques, organizados en torno a los ideales, la economía y la forma de vida del capitalismo por un lado, y del comunismo, por el otro

Estados Unidos y la Unión Soviética habían sido dos potencias aliadas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), junto a Francia y Gran Bretaña bajo la “Gran Alianza”. Luego de derrotar a las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) las razones que mantenían unidas a las potencias occidentales con la Unión Soviética fueron dejando de existir. 

Con el fin de la guerra se celebraron conferencias para establecer las condiciones de los tratados de paz. Durante estas reuniones se puso de manifiesto la competencia entre las potencias victoriosas. 

Puntos clave de la Guerra Fría

  • La Guerra Fría fue un período de enfrentamiento político, económico y cultural entre Estados Unidos y la Unión Soviética, junto a sus respectivos aliados. 
  • El proceso de la Guerra Fría ocurrió entre el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) y la caída de la Unión Soviética (1991).
  • Se llamó Guerra Fría porque las potencias no protagonizaron enfrentamientos bélicos de manera directa, aunque sí se involucraron en guerras subsidiarias en territorios estratégicos.
  • Los países involucrados fueron: 
    • Los integrantes de la OTAN, liderada por Estados Unidos (con Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido).
    • Los integrantes del bloque oriental, a través del Pacto de Varsovia, liderado por la Unión Soviética (con países de Europa del Este, como Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, República Democrática Alemana y Rumania).

Antecedentes de la Guerra Fría

Churchill, Roosevelt y Stalin acordaron las cuestiones claves para la salida de la Segunda Guerra Mundial.

La conferencia más importante se había celebrado antes de finalizar la guerra, en febrero de 1945, en la ciudad de Yalta. En ella, los líderes Churchill (Reino Unido), Roosevelt (EE. UU.) y Stalin (URSS) llegaron a un acuerdo sobre los puntos de fricción que los separaban respecto al futuro de Europa luego de la guerra. 

Entre otras cuestiones, en la Conferencia de Yalta se estableció que:

  • Alemania sería dividida en cuatro zonas de ocupación entre EE. UU., Francia, Reino Unido y la URSS.
  • Polonia sería “desplazada hacia el oeste”. Cedería los territorios orientales que estaban bajo dominio soviético (por el pacto de no agresión germano-soviético de 1939) y, a cambio, ganaría territorios alemanes.
  • Se crearía una nueva Organización de las Naciones Unidas, en la que las potencias vencedoras tendrían un papel fundamental para mantener la paz futura.
  • Las potencias vencedoras se comprometían a garantizar que la reconstrucción de los Estados europeos después de la guerra sería a través de la constitución de gobiernos democráticos que representaran a todos los elementos no fascistas de cada nación, electos a través de elecciones libres. 

Estas cuestiones fueron claves en el aumento de las tensiones posteriores que llevaron a la Guerra Fría. Una vez finalizada la guerra, el desarrollo de los acontecimientos en los diferentes lugares de Europa llevó a que aumente la competencia por la influencia y el control de las grandes potencias.

Los intereses comunes de las potencias

Roosevelt había soñado en Yalta un mundo en el que las dos superpotencias que surgían de la guerra, EE. UU. y la URSS, pudieran colaborar pese a representar sistemas económicos, políticos e ideológicos tan diferentes. 

Stalin necesitaba la cooperación de las otras grandes potencias para reconstruir su país y contaba con la colaboración estadounidense para las reparaciones alemanas.

Además, el espíritu general de los pueblos europeos era de un profundo anhelo de renovación y justicia social. En estos años, los diferentes movimientos socialistas o de trabajadores obtuvieron triunfos electorales en diferentes países europeos. Por ejemplo, en el Reino Unido ganó el Partido Laborista, en Francia e Italia los comunistas obtuvieron más del 25 % de los votos y en Checoslovaquia las fuerzas de izquierda llegaron al 38 % en las elecciones. 

Por un momento se pensó que la colaboración entre las superpotencias capitalista y comunista era posible. El mejor ejemplo lo constituyó Checoslovaquia: tras las elecciones de 1946, el presidente de la República, Edvard Benes, representante de la tradición liberal y demócrata europea, formaba un gobierno de unión nacional en el que un tercio de los ministros eran comunistas.

Las potencias vencedoras mantuvieron también por poco tiempo diversas acciones comunes: los Juicios de Nüremberg, que juzgaron y condenaron a los altos dignatarios nazis acusados de crímenes contra la humanidad o los tratados de paz de París firmados en 1947 con los antiguos aliados de Alemania e Italia son ejemplos de ello.

1946: El creciente enfrentamiento

En 1946, se profundizaron las tensiones entre Truman y Stalin.

El ambiente enrarecido que ya se había empezado a respirar en la Conferencia de Potsdam terminó por aflorar claramente en 1946.

En enero se produjo un primer encontronazo en la ONU, cuando la delegación iraní protestó por la prolongación de la ocupación soviética de sus provincias septentrionales, que violaba un acuerdo firmado por los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que la URSS se retirara a los pocos meses.

En febrero, además de descubrirse una red de espías soviéticos en Canadá, Stalin pronunció un duro discurso en Moscú en el que no dudó en afirmar que el capitalismo y el comunismo eran "incompatibles" y que la URSS debía prepararse para un período de rearme.

Dos semanas después, George Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis páginas contenía un análisis demoledor: la Unión Soviética era un Estado irrevocablemente hostil para Occidente, y continuaría con su política expansionista.

El 5 de marzo de 1946, Churchill visitó EE. UU. y pronunció un célebre discurso en la universidad de Fulton, en el estado de Missouri. El político británico consagró la expresión "telón de acero" para referirse a la frontera que separaba a la Europa dominada por el ejército soviético del resto.

Como una réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai Novikov, envió también un largo telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que  EE. UU. buscaba dominar el mundo y estaba preparando una guerra para ello. Los telegramas de los enviados diplomáticos eran una buena prueba del creciente deterioro de las relaciones entre los antiguos aliados.

El año 1946 supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos comunistas occidentales participaban aún en gabinetes de coalición en países como Francia y como Italia, dos cruentas guerras civiles enfrentaban a comunistas y conservadores en Grecia y China, y la tensión entre las administraciones de ocupación occidentales y soviética en Alemania era creciente.

1947: El año de la ruptura

El año 1947 marca el fin definitivo de la antigua alianza. La reconstrucción en Europa no había comenzado aún. El hambre y el descontento social hicieron que  creciera la desconfianza entre antiguos Aliados. 

Mientras los países occidentales desconfiaban del expansionismo soviético en las zonas donde el Ejército Rojo se había asentado, los soviéticos se quejaban de que los occidentales no enviaban a la URSS la parte correspondiente de las reparaciones que debían extraerse en sus zonas de ocupación, y esto dificultaba la recuperación de una URSS en ruinas.

El año se inició con una clara violación soviética de los acuerdos de Yalta en lo referido a Polonia. En la Conferencia de Yalta se había establecido el compromiso de garantizar las elecciones libres en los países europeos, sin la intervención de fuerzas políticas externas. Sin embargo, la URSS intervino en las elecciones que se celebraron en enero, en un ambiente de falta de libertad y arbitrariedad que permitió el triunfo de los candidatos comunistas.

La Doctrina Truman

En febrero de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella se informaba que Londres era incapaz de continuar apoyando al gobierno conservador de Atenas en su lucha contra las guerrillas comunistas griegas. La nota también indicaba que Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando financieramente a Turquía.

La administración estadounidense reaccionó rápidamente. En un discurso pronunciado el 12 de marzo ante el Congreso, el presidente Harry S. Truman demandó la aprobación de una ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía

En este discurso, el presidente enunció lo que se vino a denominar  la Doctrina Truman: Estados Unidos anunciaba su intención de ayudar a cualquier gobierno que hiciera frente a la amenaza comunista. Truman proclamaba la voluntad de su país de aplicar una política de “contención del comunismo”.

El Plan Marshall

La segunda medida adoptada en EE. UU. trataba de responder al peligro que suponía que la población europea, empobrecida y hambrienta, abrazara las ideas revolucionarias. Para contener al comunismo era necesario crear condiciones económicas que impidieran su expansión. El 5 de junio de 1947, el secretario de estado norteamericano, George Marshall, anunció el Programa de Recuperación Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como el Plan Marshall.

Se trataba de un masivo programa de ayuda económica a Europa. Aunque el plan servía claramente a los intereses diplomáticos y geoestratégicos de EE. UU. (las empresas y productos norteamericanos inundaron el continente), supuso una extraordinaria inyección de ayuda económica que favoreció la acelerada recuperación de Europa occidental.

La negativa de Stalin a que los países de su órbita aceptaran la ayuda hizo que el Plan Marshall dividiera a Europa en dos: 

  • Europa occidental, que en pocos años inició un rápido crecimiento económico.
  • Europa oriental, influenciada por la URSS y con grandes dificultades de desarrollo. 

Entre las excepciones de este escenario estaba España, a la que Washington negó su ayuda por el carácter fascista del régimen dictatorial de Franco y su colaboración con las potencias del Eje.

La respuesta soviética

La URSS reaccionó en septiembre de 1947 con la creación de la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros), que buscó coordinar y armonizar las políticas de los partidos comunistas europeos.

En su reunión constitutiva, el representante soviético, Andrei Jdanov, líder de la Kominform, proclamó que el mundo se había dividido en dos bloques y que los países del "campo antifascista y democrático" (es decir, la URSS y sus aliados) debían seguir fielmente el liderazgo de Moscú.

En solo dos años, la ruptura se había consumado. En adelante, las relaciones internacionales mundiales estuvieron determinadas por el enfrentamiento entre las dos superpotencias surgidas de la guerra mundial.

¿Quién fue George F. Kennan?

George F. Kennan fue un político diplomático estadounidense que tuvo un papel fundamental en el crecimiento de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética que llevaron a la Guerra Fría. En ese contexto, fue uno de los principales promotores de la “política de contención” que Estados Unidos inició en contra de la expansión del comunismo. 

Kennan nació en Wisconsin en 1904. Estudió abogacía e ingresó en el servicio diplomático norteamericano en 1925. En los años siguientes trabajó en Suiza, Alemania, Estonia, Letonia y otros países con los que Estados Unidos no tenía relaciones diplomáticas. En 1933, el gobierno nortamericano reconoció al gobierno de la Unión Soviética y Kennan fue enviado a la embajada de Moscú, donde permaneció hasta 1937. 

A finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, fue enviado otra vez a Moscú como alto consejero del embajador Averell Harriman. Desde allí, dos años después, Kennan envió su célebre telegrama en el que advertía que la política soviética se basaba en la permanente hostilidad hacia Occidente. Este telegrama confirmó las convicciones de la administración de Washington y llevó a la concreción de la denominada “Doctrina Truman”.

En 1947, bajo el seudónimo Mr. X, publicó en la revista Foreign Affairs un importante artículo titulado "Las fuentes de la conducta soviética" en el que repetía básicamente el análisis del telegrama y pedía una "contención paciente pero firme y vigilante".

Pese a haber colaborado decisivamente en la creación de la política de contención ("containment") y colaborar en el Plan Marshall, Kennan se manifestó en desacuerdo con la tendencia de la administración de Truman de enfatizar las medidas militares como base de la contención y se opuso a la creación de la OTAN. En adelante, mantuvo posturas críticas y se opuso a la guerra del Vietnam y a la carrera armamentística nuclear.

El telegrama de Kennan (1946)

Entre los principales eventos del crecimiento de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se encuentra lo que se conoce como el “Telegrama de Kennan”. En febrero de 1946, dos semanas más tarde de un discurso de Stalin, un largo telegrama de dieciséis páginas fue enviado a Washington desde la embajada norteamericana en Moscú. Había sido redactado por George Kennan, principal experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado.

Según Kennan, la URSS, impulsada por el tradicional sentimiento de inseguridad de Rusia y su visión marxista-leninista fieramente anticapitalista, era irremediablemente hostil a Occidente. El régimen soviético era una dictadura brutal ("un régimen policíaco por excelencia, alumbrado en el oscuro mundo de la intriga zarista y acostumbrado a pensar esencialmente en términos de política de poder"). 

Moscú necesitaba enemigos extranjeros para justificar su brutal gobierno. Por ello, Kennan advertía que el gobierno soviético trataría de continuar su política expansionista hacia Europa occidental, poniendo en grave peligro la seguridad de EE. UU. Kennan no proponía políticas concretas, pero señalaba que el gobierno soviético era "poco influenciable por la lógica de la razón (...), pero muy sensible a la lógica de la fuerza". El telegrama concluía señalando que pese al peligro que suponía el carácter malévolo de la dictadura comunista, la URSS seguía siendo más débil que Occidente, quien, si mantenía su "cohesión, firmeza y vigor", sería capaz de influenciar el comportamiento del gobierno de Moscú.

Telegrama de Kennan

9 de febrero de 1946

"La política soviética se ha orientado siempre hacia un fin último que es la revolución mundial y la dominación del mundo por los comunistas. La política soviética no ha cambiado nunca a este respecto y, por tanto, es posible prever que no cambiará en el futuro (...).

Las vituperaciones de los hombres de Estado y de la prensa soviéticas contra el imperialismo, la agresión, la iniciación de la guerra, la injerencia en los asuntos internos y todas las pretendidas tentativas de dominación del mundo, son tan fiel reflejo de las costumbres, procedimientos y propósitos de la Unión Soviética que a veces nos preguntamos por qué Moscú tiene tanto empeño en llamar la atención sobre ello.

La táctica soviética a menudo ha sido modificada en el curso de los últimos veinte años, pero cuanto más se estudian las declaraciones y la política de la URSS, más nos damos cuenta hasta qué punto los principios de base del leninismo-stalinismo son intangibles y hasta qué punto son opuestos a los objetivos, los deseos y las vías de la democracia occidental. Se advertirá al leer las declaraciones realizadas desde hace dos decenios por los jefes y los portavoces del régimen en las reuniones del Partido que no hay una solución de continuidad en el pensamiento soviético, y la consigna que se mantiene siempre es: la hostilidad fundamental a la democracia occidental, al capitalismo, al liberalismo, a la socialdemocracia y a todos los grupos y elementos que no estén completamente sometidos al Kremlin.

Este propósito inmutable fue subrayado por Stalin en el discurso que pronunció en 1927 con ocasión del décimo aniversario de la revolución. La Unión Soviética, dijo, debía convertirse en «el prototipo de amalgama futura de los trabajadores de todos los países en una sola economía mundial».

En 1927, igualmente, Stalin declaró a una delegación obrera americana: «En el curso del desarrollo futuro de la revolución internacional, se formarán dos centros mundiales: el centro socialista, que atraerá hacia él a todos los países que graviten en torno al socialismo, y el centro capitalista, que atraerá hacia él a todos los países que graviten en torno al capitalismo. La lucha librada entre estos dos centros por la conquista de la economía mundial decidirá la suerte del capitalismo y del socialismo en el mundo entero» (...)

Al final de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno soviético se encontraba en una encrucijada. No sólo la Unión Soviética había adquirido el respeto y ya no solo el temor como potencia, sino que además se aceptaba la legitimidad de su régimen. Casi por todas partes en el mundo se estaba dispuesto a dar pruebas de toda la buena voluntad posible hacia ella. La Unión Soviética muy bien podría haber continuado viviendo en paz satisfecha de las conquistas y de las victorias logradas durante la guerra y de las cuales debía gran parte a sus reconocidos y confiados aliados. Si hubiera querido dar muestra de un espíritu de cooperación actuando honestamente en el juego internacional, estos beneficios no habrían sido inferiores a aquellos que había obtenido en definitiva y los habrían logrado con mucha más seguridad en un mundo relativamente en calma y pacífico."

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Referencias

  • Britannica, The Editors of Encyclopaedia (2023). "George F. Kennan". Encyclopedia Britannica https://www.britannica.com/
  • Hobsbawn, E. J. (1998). La Guerra Fría. Historia del siglo XX. Crítica.
  • McMahon, R. (2009). La guerra fría. Una breve introducción. Alianza.
  • Tucker, S. C., & Roberts, P. M. (2007). The Encyclopedia of the Cold War: A Political, Social, and Military History, 5 Volume Set. ABC-CLIO.

¿Cómo citar?

"Orígenes de la Guerra Fría". Autor: Teresa Kiss. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/origenes-de-la-guerra-fria/. Última edición: 28 diciembre, 2023. Consultado: 27 abril, 2024.

Sobre el autor

Autor: Teresa Kiss

Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 28 diciembre, 2023
Fecha de publicación: 28 septiembre, 2023

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