Período de entreguerras

Te explicamos qué fue el período de entreguerras. Además, sus etapas y principales acontecimientos.

Tras la prosperidad de los “felices años veinte” se desató la Gran Depresión en los treinta.

¿Qué fue el período de entreguerras?

El período de entreguerras fue la franja de tiempo que transcurrió entre el final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Una de las características del período de entreguerras fue el descreimiento de muchos sectores sociales en los valores de progreso del liberalismo y en las instituciones parlamentarias, especialmente en Europa,  luego de los horrores de la Primera Guerra Mundial.

En este contexto creció la adhesión al comunismo, que había triunfado en Rusia en 1917, y a los movimientos nacionalistas, que se alimentaban del resentimiento por el trato humillante ofrecido a algunos de los países tras la Primera Guerra Mundial (como fue el caso del fascismo italiano, que llegó al gobierno en 1922 e inspiró al nazismo alemán).

Una expresión del conflicto político e ideológico del período fue la guerra civil española (1936-1939), que enfrentó a sectores republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas con el bando sublevado o “nacional” que contó con el apoyo del fascismo y el nazismo. Este conflicto concluyó pocos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Estos veinte años estuvieron marcados por una serie de etapas:

  • La primera etapa estuvo caracterizada por los problemas derivados de las pérdidas humanas y materiales de la guerra (especialmente en Europa), lo que incluyó los esfuerzos de reconstrucción, la negociación de las reparaciones de guerra impuestas a los vencidos y la firma de tratados (como el Tratado de Versalles).
  • La segunda etapa fue un período de recuperación económica y distensión política que incrementó el consumo de bienes y entretenimiento (los “años locos”), especialmente en las grandes ciudades. Esta fase concluyó tras el crack de la Bolsa de Nueva York en 1929 y la crisis mundial que se extendió durante la mayor parte de la década del treinta.
  • La tercera etapa estuvo fuertemente influida por la crisis económica y se caracterizó por la adopción de medidas proteccionistas y la intervención estatal en la economía de algunos países (como el New Deal en Estados Unidos). También implicó el ascenso del nazismo en Alemania, que impulsó la expansión del Tercer Reich y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Línea de tiempo del período de entreguerras

Preguntas frecuentes

¿Qué fue el período de entreguerras?

El período de entreguerras fue el lapso de casi veintiún años entre el fin de la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939.

¿Qué características tuvo el período de entreguerras?

  • El descontento con las democracias liberales europeas tras los horrores de la Primera Guerra Mundial.
  • El crecimiento del socialismo y el comunismo tras el triunfo bolchevique en Rusia y la consolidación del régimen estalinista en la Unión Soviética.
  • El ascenso de movimientos nacionalistas de extrema derecha, como el fascismo (que llegó al gobierno de Italia en 1922) y el nazismo (que llegó al poder de Alemania con el ascenso de Adolf Hitler en 1933).
  • En los “felices años veinte” se alcanzó la estabilidad económica, pero tras el crack bursátil de 1929 se extendió la Gran Depresión.

¿Cómo terminó el período de entreguerras?

El período de entreguerras terminó cuando el expansionismo alemán, que provocó la anexión de Austria en 1938 y la ocupación de Checoslovaquia en 1939, continuó con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. El Reino Unido y Francia se habían comprometido a apoyar a Polonia en caso de ataque alemán, por lo que declararon la guerra al Tercer Reich y así comenzó la Segunda Guerra Mundial.

El Tratado de Versalles

Tras el armisticio firmado entre Alemania y los Aliados el 11 de noviembre de 1918, que puso fin a la Primera Guerra Mundial (entonces llamada “Gran Guerra”), a comienzos de 1919 se reunió en París una conferencia de paz.

Allí los vencedores, especialmente el primer ministro británico (David Lloyd George), el primer ministro francés (Georges Clemenceau) y el presidente de Estados Unidos (Woodrow Wilson), decidieron las condiciones de paz que impondrían a los vencidos.

Esto tuvo como consecuencia la firma de una serie de tratados, entre 1919 y 1923, con Alemania (Tratado de Versalles), Austria (Tratado de Saint Germain), Hungría (Tratado de Trianón), Bulgaria (Tratado de Neuilly) y Turquía (Tratados de Sèvres y de Lausana).

Estos tratados se caracterizaron por la severidad con la que se trató a los vencidos, especialmente a Alemania. A esta se la responsabilizó por la guerra y se le impusieron restricciones en cuanto al rearme, así como reparaciones monetarias exigidas por los gobiernos de Francia y el Reino Unido, que el Estado alemán tuvo serias dificultades para afrontar.

Por otro lado, con la disolución de los imperios austrohúngaro, alemán, otomano y ruso, los tratados tendieron a un rediseño del mapa de naciones en Europa y a un reparto del control o el mandato sobre territorios en Medio Oriente y en las antiguas colonias alemanas en África.

Otro resultado de los tratados fue la creación de la Sociedad de Naciones, cuyo objetivo era la salvaguarda de la paz entre las naciones que la integraban, bajo el principio de la “seguridad colectiva”.

Aunque fue creada a instancias del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, quien la incluyó en sus Catorce Puntos para la paz mundial de 1918, Estados Unidos se negó a integrarla tras el rechazo del Senado a ratificar el Tratado de Versalles, y careció de efectividad durante la mayor parte de su existencia.

Los “años locos”

En Europa, los primeros años de la posguerra estuvieron marcados por las firmas de tratados, los monumentos a los caídos y las costosas políticas de reconstrucción.

La inflación y el desempleo asolaron Europa y alentaron la protesta social, con levantamientos como el que alentó la Liga Espartaquista en Alemania, inspirado en la Revolución rusa y sofocado por el gobierno de la República de Weimar. Este clima favoreció el crecimiento de movimientos nacionalistas.

Por otro lado, el gobierno y la economía de Estados Unidos salieron fortalecidos de la contienda mundial. La guerra no había alcanzado su territorio, y la capacidad industrial y financiera estadounidense determinó que se convirtiera en acreedor de países como Francia y el Reino Unido.

Por su parte, a partir de 1925 Europa experimentó una fase de estabilización monetaria y recuperación económica, que coincidió con la reconstrucción de circuitos comerciales y un boom industrial tanto en Europa como en Estados Unidos.

Esta época se conoce como “años locos”, “años dorados” o “felices años veinte”, especialmente en Estados Unidos pero también en ciudades pujantes de Europa y otras partes del mundo. En estos años se dejó atrás el pesimismo de la inmediata posguerra y se expandió el consumo, el confort y el entretenimiento.

El “consumo de masas” abarcó tanto bienes durables como espectáculos (como el cine), deportes y otras formas de ocio. La difusión del charlestón, el jazz y el tango fue de la mano de cambios en la moda.

En términos políticos, se implementaron reformas como el “sufragio universal” en el Reino Unido (1918) que, en realidad, otorgaba el derecho de voto a todos los varones adultos y a las mujeres mayores de 30 años, y la decimonovena enmienda a la Constitución estadounidense que en 1920 ratificó el sufragio femenino.

La Gran Depresión

En Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt aplicó el New Deal para hacer frente a la crisis.

La prosperidad de los años veinte cambió dramáticamente hacia el final de la década. El crack de la Bolsa de Nueva York en 1929 inauguró lo que se conoce como la Gran Depresión.

Aunque las razones de fondo han sido motivo de debate entre historiadores y economistas, luego de años de especulación financiera, la quiebra bursátil del llamado “jueves negro” produjo una profunda recesión en Estados Unidos.

Esta recesión se extendió a la mayor parte del mundo y se hizo sentir durante la década del treinta. El comercio, la producción y el sector financiero entraron en una crisis internacional que provocó desempleo y pobreza.

En Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt implementó un plan de recuperación económica conocido como New Deal (“nuevo trato”), que consistía en un programa de obras públicas, fomento del consumo, ayuda a sectores agrícolas, derechos laborales y reforma del sistema financiero.

En América Latina, los límites impuestos por la crisis a la exportación condujeron a la aplicación de políticas de sustitución de importaciones, a menudo en el contexto de cambios políticos como los golpes de Estado militares de 1930 en Argentina y Brasil.

En Europa se adoptaron medidas proteccionistas y se abandonó el patrón oro, y a mediados de la década del treinta se inició tanto allí como en Estados Unidos una carrera armamentística que contribuyó a la recuperación económica justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

El fascismo italiano

Uno de los fenómenos característicos del período de entreguerras fue el surgimiento del fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y movimientos afines en otras partes de Europa.

A pesar de haber formado parte del bando vencedor en la Primera Guerra Mundial, Italia no vio reconocidos todos sus reclamos territoriales en la conferencia de paz de París.

Este hecho se sumó a otros para permitir el rápido ascenso de un movimiento nacionalista de extrema derecha que fue encabezado por Benito Mussolini:

  • el recuerdo de las bajas de guerra
  • el avance del socialismo y el comunismo (que eran percibidos por algunos sectores como una amenaza)
  • la crisis económica de comienzos de los años veinte
  • una impresión cada vez más generalizada respecto de la incapacidad del liberalismo y los gobiernos parlamentarios para resolver los problemas urgentes del momento.

Mussolini fundó el Partido Nacional Fascista en 1921 y en octubre de 1922 sus “camisas negras” (veteranos de guerra, desempleados y otros simpatizantes que fueron organizados como una fuerza paramilitar)protagonizaron la Marcha sobre Roma, durante la cual el rey Víctor Manuel III fue obligado a aceptar como primer ministro a Mussolini.

Poco tiempo después se instaló una dictadura con Mussolini como “il Duce” (el caudillo), que organizó un Estado corporativo basado en la persecución de la oposición, la aplicación de la violencia y la censura y el despliegue de un aparato de propaganda que se centró en el culto al líder.

El nazismo alemán

Adolf Hitler se inspiró en el fascismo italiano y forjó una alianza con Benito Mussolini.

En Alemania, a comienzos de la década del veinte hubo una serie de intentos de golpes de Estado de grupos paramilitares de extrema derecha dirigidos contra las instituciones de la República de Weimar.

Uno de ellos fue protagonizado en Múnich en 1923 por Adolf Hitler, un cabo del ejército que había servido en la Primera Guerra Mundial y que en 1920 formó el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, conocido como Partido Nazi. Aunque el intento de golpe fracasó, Hitler escribió en la cárcel el libro Mi lucha, en el que expresó sus ideas expansionistas y racistas.

Cuando estalló la Gran Depresión, las dificultades económicas y el desempleo avivaron el descontento con la República de Weimar. El Partido Nazi, que responsabilizaba al gobierno de la difícil situación y acusaba a los políticos tradicionales de haber traicionado al ejército alemán mediante la firma del Tratado de Versalles en 1919, ganó popularidad y bancas en el Reichstag (Parlamento alemán).

El presidente Paul von Hindenburg nombró a Hitler canciller en 1933 y, tras el incendio del Reichstag atribuido a un militante comunista, le fueron concedidos plenos poderes. En 1934, con la muerte de Hindenburg, Hitler se convirtió en el jefe del Estado (Führer), momento que marcó el comienzo de la dictadura nazi o Tercer Reich y dejó abierto el camino para el rearme y el expansionismo alemán.

En 1936, Hitler y Mussolini conformaron el Eje Roma-Berlín, y Alemania firmó el Pacto Antikomintern con el Imperio de Japón. Este país asiático también vio el ascenso de líderes políticos y militares nacionalistas y emprendió una campaña de expansión territorial en Asia con la anexión de Manchuria (1931) y la invasión de porciones importantes de China (1937).

La alianza militar entre estos tres Estados, que conformaron el Eje durante la Segunda Guerra Mundial, se formalizó con el Pacto de Acero (1939) y el Pacto Tripartito (1940).

La Unión Soviética (URSS)

En el período de entreguerras se formó la URSS y ascendió al poder Iósif Stalin.

En Rusia, tras la Revolución de Octubre (1917) que instaló en el gobierno al partido bolchevique conducido por Lenin y llevó a la firma de un tratado de paz con Alemania, la implantación del comunismo atravesó distintas etapas.

Durante el período de guerra civil (1918-1921) contra los sectores que se oponían al nuevo régimen (apoyados por ejércitos extranjeros), se implementó el “comunismo de guerra”, es decir, la estatización de los recursos agrícolas mediante requisas forzadas de grano. También se reconquistaron territorios que habían pertenecido al Imperio zarista, en lo que pasó a llamarse posteriormente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Tras sofocar revueltas, como la de los marinos de Kronstadt (1921), y consolidar mecanismos represivos con órganos como la Cheka, se giró hacia una Nueva Política Económica (NEP) que buscaba hacer frente a las dificultades productivas mediante una economía mixta estatal-privada.

Tras la muerte de Lenin (1924), Iósif Stalin pasó a liderar el partido y el gobierno soviético. En 1928, Stalin inició un programa de industrialización intensiva y colectivización agraria forzada. El objetivo era la construcción del “socialismo en un solo país”, contra las ideas de León Trotski de extender el comunismo a toda Europa mediante la “revolución permanente”.

Este programa impulsó una profunda transformación económica a costa de millones de deportaciones y ejecuciones.

A pesar de presentarse como modelos políticos y económicos contrapuestos, la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin firmaron un pacto de no agresión en 1939, previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial, por el cual acordaron repartirse Polonia. Sin embargo, en 1941 Alemania invadió Rusia y esta pasó a integrar el bando de los Aliados durante el resto de la guerra.

La guerra civil española

El avance de los fascismos en Europa desencadenó una serie de alianzas antifascistas que tuvieron una expresión política en los llamados “frentes populares”.

En Francia se conformó un Frente Popular que ganó las elecciones generales de mayo de 1936 y formó un gobierno presidido por el socialista Léon Blum. En España, el Frente Popular venció en las elecciones de febrero de 1936 y puso en la presidencia de la Segunda República a Manuel Azaña.

Tras el triunfo del Frente Popular, el conflicto entre la derecha y la izquierda españolas se agudizó y un sector del ejército lideró un golpe de Estado que comenzó como una sublevación en Melilla (en el norte de África) el 17 de julio de 1936, bajo las órdenes del general Francisco Franco.

La sublevación se extendió a la península al día siguiente y triunfó en algunas zonas mientras que fracasó en otras (como Madrid y Barcelona). De este modo comenzó una guerra civil entre “republicanos” y “nacionales” que culminó tres años después, el 1 de abril de 1939, con el triunfo de los nacionalistas y el establecimiento de una dictadura bajo la jefatura de Franco.

Aunque las potencias occidentales acordaron no intervenir en la contienda española, miles de voluntarios se integraron en las Brigadas Internacionales que combatieron junto a los republicanos. Por otro lado, la Unión Soviética aportó material bélico al gobierno republicano.

Alemania e Italia colaboraron con los nacionalistas (se destacó el empleo de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana en hechos como el bombardeo de Guernica en 1937). Por esta clase de intervención se ha observado que España sirvió como laboratorio de prueba para armamento y tácticas que luego fueron utilizados durante la Segunda Guerra Mundial.

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Referencias

  • Aldcroft, D. H. (2003). Historia de la economía europea 1914-2000. Crítica.
  • Britannica, Encyclopaedia (2023). Spanish Civil War. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
  • Cabrera, M., Juliá, S. & Martín Aceña, P. (comps.) (1991). Europa en crisis. 1919-1939. Editorial Pablo Iglesias.
  • Romer, C. D. & Pells, R. H. (2023). Great Depression. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
  • Sevillano Calero, F. (2020). La Europa de entreguerras. El orden trastocado. Síntesis.

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Gayubas, Augusto (24 de octubre de 2024). Período de entreguerras. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 15 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/periodo-de-entreguerras/.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 24 de octubre de 2024
Fecha de publicación: 28 de septiembre de 2023

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