Te explicamos qué fue la civilización romana y cómo fue su historia. Además, sus formas de gobierno y sus características generales.
¿Qué fue la civilización romana?
La civilización romana, también llamada antigua Roma, comenzó (según la tradición) en el año 753 a. C. con la fundación de Roma, que surgió como una comunidad pequeña cerca del paso comercial del río Tíber (en la actual Italia), y se convirtió en una gran ciudad que expandió su poder e influencia por Italia y gran parte del mundo entonces conocido. Roma llegó a ser una de las potencias imperiales más exitosas de la historia.
El gobierno romano atravesó distintas etapas: monarquía (753-509 a. C.), república (509-27 a. C.) e imperio (27 a. C.-476 d. C.). Recibió la influencia de las civilizaciones etrusca y griega en aspectos políticos, culturales y militares, pero introdujo a su vez novedades que influyeron en la cultura occidental en los terrenos del derecho, las instituciones de gobierno y la tecnología civil y militar.
Logró expandir sus fronteras imperiales a la mayor parte de Europa, Medio Oriente y el norte de África, gracias a su impresionante organización militar y a su capacidad estratégica para establecer alianzas y relaciones de subordinación. A diferencia de los griegos, que excluían a los extranjeros y sometían a los pueblos conquistados, Roma los incorporó a su sistema político-social y les otorgó la ciudadanía romana, lo que contribuyó a un proceso de aculturación llamado “romanización” (que incluyó la difusión del latín como lengua).
- Ver además: Monarquía romana
El origen de la civilización romana
La civilización romana surgió a lo largo de un proceso que duró cientos de años. En el siglo VIII a. C., la región sobre la que se construyó Roma, en el Lacio, era un lugar favorable al tránsito, pues se ubicaba junto al río Tíber, que atravesaba buena parte de los territorios habitados de Italia y desembocaba en el mar Tirreno.
Los primeros pobladores del Lacio fueron grupos itálicos, como los sabinos y los latinos. También se asentaron en la zona grupos etruscos, provenientes de la Toscana (al norte). La formación de la cultura romana pudo ser el resultado de la interacción entre estas diversas poblaciones, así como de la influencia de los colonos griegos que se fueron asentando en la Magna Grecia, es decir, en el sur de la península itálica y en la isla de Sicilia. Por su parte, la constitución de Roma como ciudad pudo ser el resultado de una gradual agregación de aldeas sobre el monte Palatino.
Según la leyenda romana, que ofrece una narración mitológica del origen, la ciudad de Roma fue fundada por los gemelos Rómulo y Remo en el año 753 a. C., quienes luego de nacer habían sido abandonados por su padre en el río Tíber, pero lograron sobrevivir amamantados por una loba. Ya adultos, los hermanos decidieron fundar una nueva ciudad, pero tuvieron una pelea luego de discrepar sobre la colina sobre la que debían erigirla. Rómulo mató a Remo, fundó la ciudad de Roma sobre el monte Palatino y se convirtió en su primer rey.
- Más en: Imperio romano
Las formas de gobierno en Roma
Los historiadores reconocen tres etapas en la historia del gobierno romano. La época de la República romana fue uno de los períodos más significativos en la historia de la civilización, pues puso las bases del derecho romano (que legislaba sobre el derecho privado y la separación de poderes), afianzó algunas de sus instituciones (como el Senado) y consolidó su posición como potencia dominante, lo que permitió la posterior instauración del imperio. Las tres etapas de la historia de la antigua Roma, según sus formas de gobierno, son:
- La monarquía (desde 753 a. C. hasta 509 a. C.). En este período, el gobierno de la ciudad-estado de Roma estaba a cargo de un rey (en latín, rex), que era elegido por un consejo de ancianos. Según la tradición recogida en obras romanas posteriores, hubo siete reyes, los primeros cuatro de origen latino y sabino (de la zona del Lacio) y los últimos tres de origen etrusco (de la zona de la Toscana). Los historiadores consideran que esta lista contiene elementos legendarios, como la inclusión del mítico Rómulo en la posición de primer rey. De todos modos, se reconoce la influencia etrusca en la formación del Estado.
- La república (desde 509 a. C. hasta 27 a. C.). Fue instaurada cuando se derrocó al último rey, Lucio Tarquinio, apodado “el soberbio”. El gobierno pasó a estar a cargo de altos magistrados electivos (como los cónsules) y del Senado (compuesto inicialmente por patricios y luego también por plebeyos, que además tenían representación en el cargo del tribuno de la plebe). La otra institución importante del período republicano fue el ejército.En esta época, Roma conquistó y logró la subordinación de los diversos pueblos que habitaban la península itálica, como los etruscos. Luego se enfrentó a Cartago, un imperio del norte de África fundado por poblaciones fenicias. Estos enfrentamientos, conocidos como Guerras púnicas, duraron casi 120 años (entre 264 a. C. y 146 a. C.), y cuando Roma finalmente triunfó, se convirtió en la gran potencia del Mediterráneo.El militar y político Julio César amplió las fronteras de la República romana y venció en una guerra civil, pero fue asesinado en el año 44 a. C.. A su muerte, se desató otro conflicto por el poder entre Marco Antonio y Octavio (sobrino nieto de Julio César), quien triunfó e instauró el imperio.
- El imperio (desde 27 a. C. hasta 476 d. C.). Fue el período caracterizado por un gobierno unipersonal y autocrático, en el que el poder residía en la persona del emperador, cuyas decisiones no estaban sujetas a leyes. Octavio, quien adoptó el nombre de Augusto, fue el primer emperador de Roma (desde 27 a. C. hasta su muerte en 14 d. C.). Estableció cierta paz y estabilidad interna (conocida como pax augusta) que duró alrededor de 200 años, aunque continuaron los enfrentamientos fronterizos.
Tras la muerte de Augusto, se sucedieron diversos emperadores, hasta la disgregación del Imperio romano de Occidente en 476 d. C., cuyo último emperador fue Rómulo Augústulo. El Imperio romano de Oriente (o Imperio bizantino ), que se había constituido como una subdivisión del Imperio romano a fines del siglo IV d. C., perduró hasta el siglo XV d. C.
La economía romana
La economía de la civilización romana se basaba en la actividad agrícola, la ganadería y el comercio. La agricultura y el trabajo doméstico dependían de una amplia disponibilidad de esclavos, que eran comprados o capturados en guerras y eran considerados propiedad de sus amos.
La expansión territorial garantizaba el acceso a productos provenientes de diversas partes del mundo conocido, pero el mantenimiento de los ejércitos y de la estructura administrativa imperial demandaba una gran cantidad de recursos alimenticios. Esto promovió que algunas regiones agrícolas que se convirtieron en provincias romanas, como Sicilia, Túnez o Egipto, debieran enviar regularmente grano a Roma, que a su vez lo distribuía a las regiones del imperio que lo necesitaban.
El Estado romano recaudaba impuestos de los hombres libres en Roma y de las comunidades en las provincias, que eran administradas por gobernadores romanos. Los impuestos consistían en valuaciones que aplicaban sobre la tierra, el hogar, los esclavos, los animales, artículos personales y riqueza monetaria. Los agricultores podían pagar con las cosechas excedentes, en lugar de abonar un impuesto en metálico.
El comercio de bienes se realizaba mediante el trueque (es decir, mediante el intercambio de unos bienes por otros) o a través de un sistema de monedas de latón, bronce, cobre, plata u oro, acuñadas bajo estrictas reglas de pesos, tamaños y valores. Las monedas romanas resultaron tan populares que se usaban en diversas regiones, incluso en la India.
La sociedad romana
La sociedad romana se dividía mayoritariamente en dos grupos bien diferenciados:
- Los patricios. Eran el grupo privilegiado, constituido por un grupo minoritario de familias nobles tradicionales (gens) que remontaban sus orígenes a la fundación de Roma. Eran ciudadanos romanos de pleno derecho y ocupaban los más altos cargos políticos y militares. Al comienzo controlaban también el Senado, aunque luego se incorporaron a este representantes de los plebeyos.
- Los plebeyos. Eran la mayor parte de la población, y podían ser pequeños propietarios de tierras, comerciantes, artesanos o campesinos. Algunos eran clientes de algún patricio, del que recibían protección o medios de subsistencia a cambio de trabajar sus tierras y de apoyarlo militar o políticamente. Los plebeyos eran ciudadanos libres pero nunca tuvieron el mismo nivel de decisión política que los patricios, a pesar de que algunas revueltas provocaron la creación del cargo del tribuno de la plebe y que los plebeyos pudieron incorporarse al Senado.
Además, existían los esclavos, que eran generalmente cautivos de guerra y podían ser liberados si compraban su libertad o si sus amos se la concedían. De este modo, se convertían en ciudadanos romanos, aunque conservaban el estatus de libertos (es decir, esclavos liberados) que establecía límites a sus posibilidades de ascenso social. Con el tiempo, el cese de las conquistas, el temor a rebeliones de esclavos y la difusión del cristianismo parecen haber ocasionado la disminución del trabajo esclavo.
Durante la época imperial, se amplió la concesión de la ciudadanía romana (y los derechos asociados a ella) en las provincias, como parte del proceso de romanización de las regiones conquistadas y de consolidación de la dominación imperial (lo que garantizaba que hubiera menos resistencias o rebeliones contra la autoridad romana).
Arquitectura romana
El arte romano estuvo muy influido por el arte griego. Sin embargo, alcanzó a tener unas características propias. La arquitectura romana de las épocas de la república y el imperio resultó uno de los aportes más significativos de la civilización romana a las culturas que la sucedieron.
En los años de la antigua civilización romana se construyeron más edificios civiles que religiosos, caracterizados por su solidez, practicidad y monumentalidad. Se destacaron las obras de ingeniería como acueductos, puentes, termas y calzadas, así como estructuras con diversas funciones como anfiteatros, circos, arcos, basílicas, templos, foros y columnas conmemorativas. El Coliseo, construido durante el Imperio romano (se inauguró en el año 80 d. C.), fue una de las construcciones más majestuosas de la antigüedad.
Los acueductos romanos fueron especialmente importantes, porque permitieron abastecer de agua a las zonas urbanas. Las calzadas también fueron importantes, porque facilitaban el transporte y las comunicaciones. El uso de una especie de hormigón, junto con otros materiales, daba solidez a sus construcciones, lo que explica que algunos edificios se conserven en la actualidad (como el Coliseo). Los arcos romanos (que se empleaban en la construcción de puentes y grandes edificios) resultaron un avance importante en las técnicas arquitectónicas, debido a que permitían distribuir de manera uniforme el peso del resto de la estructura.
La religión romana
La religión romana era politeísta y desempeñaba un rol muy importante en la vida cotidiana de los romanos. Adoraban a divinidades que eran protectoras de los hogares, a las que llamaban lares, y a los antepasados, cuyo culto doméstico estaba a cargo del padre de familia. También existía un culto público, que celebraban sacerdotes en templos, santuarios y ceremonias públicas, y a cuya cabeza estaba el sumo pontífice, cargo que durante los años del imperio desempeñaron los emperadores.
Se construyó una gran cantidad de templos en Roma y en sus provincias, para adorar a sus dioses y, en la época del imperio, también a sus emperadores (a quienes se atribuyó un carácter sagrado). En el templo de la diosa Vesta, en Roma, las sacerdotisas vestales mantenían encendido el fuego sagrado de la ciudad.
A medida que conquistaban tierras o comerciaban más allá, los romanos incorporaban el culto de divinidades de regiones extranjeras, como Isis de Egipto y Mitra de Persia. Sin embargo, lo más característico de la religión romana fue la adopción de aspectos de la religión griega y de prácticas religiosas etruscas. El panteón romano está en gran medida conformado por divinidades estrechamente emparentadas con los dioses griegos.
El dios más importante era Júpiter, padre de los dioses y de los hombres que, junto a su esposa, la diosa Juno, gobernaba al resto de las deidades, entre ellas:
- Marte. Dios de la guerra.
- Mercurio. Mensajero de los dioses y dios del comercio.
- Neptuno. Dios del mar.
- Diana. Diosa de la caza.
- Vesta. Diosa del hogar.
- Minerva. Diosa de la curación, la sabiduría y la estrategia militar.
- Venus. Diosa del amor y la belleza.
- Baco. Dios del vino, la fertilidad y la diversión.
- Vulcano. Dios del fuego.
Con la difusión del cristianismo, la libertad de culto establecida por el emperador Constantino I (que gobernó entre 306 y 312), luego de años de persecución a los cristianos, y la posterior adopción del cristianismo como religión oficial del imperio por orden del emperador Teodosio I (en el año 380), el culto público a los antiguos dioses en los territorios del Imperio romano fue prohibido.
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Referencias
- Cornell, T. y Matthews, J. (1993). Roma. Legado de un imperio. Folio.
- Garnsey, P. y Saller, R. (1991). El Imperio romano. Economía, sociedad y cultura. Crítica.
- MacMullen, R. et al. (2022). ancient Rome. Encyclopedia Britannica. Britannica
- UNRV (s.f.). Ancient Roman economy. UNRV Roman History. UNRV
- UNRV (s.f.). Roman taxes. UNRV Roman History. UNRV
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