Te explicamos cómo fue la economía del período de entreguerras (1919-1939). Los esfuerzos de reconstrucción, los “felices años veinte” y la Gran Depresión.
¿Qué fue la economía del período de entreguerras?
El período de entreguerras fue la etapa entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Estados Unidos había salido fortalecido de la Primera Guerra Mundial, convertido en acreedor de los países europeos, por lo que atravesó una etapa de prosperidad industrial, comercial y financiera a lo largo de la década de 1920, conocida como los “felices años veinte” y caracterizada por el consumo de masas.
En Europa, el principal continente afectado por la guerra, la economía entró en una primera fase de reconstrucción que incluyó las negociaciones por las reparaciones de guerra impuestas a Alemania. La actividad económica (en particular, la industria) se recuperó en una segunda fase, en torno a 1925, cuando los principales países europeos entraron en los “felices años veinte”.
En poco tiempo estalló la peor crisis económica del siglo XX: la Gran Depresión de los años treinta, una crisis que no pudo evitar ninguna de las grandes economías occidentales y que afectó a la mayor parte del mundo.
La recuperación de la crisis fue desigual según los países, y en general se considera que uno de los factores que permitieron superarla fue la carrera armamentística que precedió a la Segunda Guerra Mundial.
Puntos clave
- La economía del período de entreguerras (1919-1939) estuvo caracterizada por los intentos de los gobiernos europeos de volver a la estabilidad económica anterior a la Primera Guerra Mundial (etapa conocida como belle époque).
- Estados Unidos fue el principal acreedor de los países que participaron en la guerra y se convirtió en el centro industrial y financiero del mundo. Europa recién se recuperó a mediados de los años veinte.
- La prosperidad de los “felices años veinte” concluyó tras el crack de Wall Street en 1929 y la Gran Depresión de la década del treinta. La recuperación llegó al final de la década del treinta.
- Ver además: Período de entreguerras
La economía en la inmediata posguerra (1919-1924)
El estancamiento económico en Europa
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial concluyó una prolongada fase de prosperidad y estabilidad económica que fue luego añorada durante el período de entreguerras. Las consecuencias económicas del mayor conflicto bélico conocido hasta entonces y de los tratados de paz que lo siguieron (como el Tratado de Versalles) resultaron tan negativas como difíciles de manejar. En menos de cinco años, la Primera Guerra Mundial produjo una drástica alteración del panorama económico de las décadas anteriores.
Cuando concluyó la Primera Guerra Mundial, la economía europea se encontraba debilitada debido a la destrucción de campos, fábricas, ciudades e infraestructuras de transporte y comunicaciones, así como por la financiación del esfuerzo bélico y la reorientación del aparato productivo hacia las necesidades militares.
Los sectores público y privado de Estados Unidos cooperaron con la economía europea en unos 1750 millones de dólares, principalmente en alimentos y ropa para aliviar situaciones de extrema emergencia. Sin embargo, esta ayuda quedó por debajo de las necesidades inmediatas de la población y de los recursos requeridos para la reconstrucción a largo plazo de la economía europea. A esto se sumaron problemas como las reparaciones de guerra impuestas a Alemania luego de la firma del Tratado de Versalles.
A falta de un plan internacional coordinado, la recuperación de la capacidad productiva de las economías europeas se hizo esperar. En países como Alemania, Austria, Hungría, Polonia y la Unión Soviética, los problemas económicos se combinaron con los de índole política (movimientos revolucionarios, guerras civiles, invasiones y la ocupación del Ruhr, región alemana, por tropas francesas y belgas).
La manifestación más llamativa de estas dificultades de posguerra fue la hiperinflación (el crecimiento exponencial de los precios) en Alemania en 1923. Por su parte, en el Reino Unido el desempleo alcanzó en 1921 el nivel más alto registrado hasta entonces (11,3 %).
El ascenso económico de Estados Unidos
Entre los principales países que participaron en la Primera Guerra Mundial, solo Estados Unidos quedó económicamente fortalecido. En 1913, la economía estadounidense era algo menor que la suma de las de Alemania, Francia y el Reino Unido. Por el contrario, en 1920 las había superado.
Frente a la debilitada economía de los grandes países europeos, Estados Unidos entró en la década del veinte con un gran dinamismo económico. Nueva York desplazó a Londres como capital financiera del mundo. Durante la guerra, las necesidades militares de los países beligerantes provocaron un permanente exceso de importaciones sobre exportaciones (déficit comercial) y la salida de grandes cantidades de oro hacia los países neutrales y hacia Estados Unidos.
En 1913, Estados Unidos acumulaba el 26 % de las reservas mundiales de oro monetario, mientras que en 1918 ese porcentaje se había elevado al 39 %. Además de reducir sus reservas de oro, los países europeos tuvieron que endeudarse para poder seguir importando. Cuando finalizó la guerra, las deudas comerciales de los Aliados ascendían a 23.000 millones de dólares.
Las reparaciones alemanas y las deudas aliadas
El endeudamiento entre aliados, unido al problema de las reparaciones de guerra, complicó las negociaciones del Tratado de Versalles. El principal acreedor era Estados Unidos (unos 12.000 millones de dólares), cuyas autoridades insistieron en la liquidación de la deuda.
El Reino Unido estaba endeudado con Estados Unidos (unos 4.700 millones), pero si conseguía cobrar a sus países deudores (Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Rusia, Serbia, entre otros), podía saldar sus compromisos con Estados Unidos y obtener un excedente.
Pero tanto Francia, con una deuda de 3.500 millones de dólares, como los restantes aliados deudores no podían hacer frente a los pagos si no recibían las reparaciones de guerra alemanas. Esta fue una de las razones de la intransigencia francesa en el asunto de las reparaciones.
A los problemas existentes en Europa se añadió otro: la fragmentación del espacio económico como consecuencia de la aparición de nuevos países en Europa central y oriental tras el fin de la Primera Guerra Mundial.
Ello generó un intenso nacionalismo económico, con nuevos impedimentos a la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, como la desarticulación de redes de transporte y comunicaciones o la proliferación de monedas, aduanas y disposiciones legales diferentes en espacios antes bien integrados.
Estas nuevas tendencias se superpusieron a las que se habían adoptado en general al comienzo de la guerra: regulaciones de los mercados, control de las transacciones comerciales exteriores, restricciones a los movimientos de capital y abandono del patrón oro.
Dado este panorama, todavía en 1924 muchas economías no habían recuperado el PIB per cápita de la época anterior a la guerra.
La industria, la agricultura y el comercio
La Primera Guerra Mundial impidió a varios de los principales países exportadores de productos industrializados mantener su tradicional presencia en los mercados mundiales, pues sus sectores agrarios e industriales se sometieron a las necesidades bélicas, tanto de bienes finales (uniformes, armamento, municiones, medios de transporte terrestre, marítimo y aéreo) como intermedios (minería, siderurgia, productos químicos).
La interrupción del flujo de exportaciones industriales desde Europa permitió a Estados Unidos y a algunos países “periféricos” (como Suecia y España en Europa o Japón, Argentina y Chile en otros continentes) encontrar una oportunidad para expandir o crear sus propios sectores industriales. Cuando terminó la guerra, estos países se enfrentaron a la caída de la demanda de sus productos industriales y a la consiguiente contracción del nivel de actividad. Para frenar los efectos negativos, muchos recurrieron al proteccionismo.
Algo semejante ocurrió con la producción agrícola y minera. El aumento de las importaciones de alimentos y materias primas por parte de los países europeos durante la guerra estimuló su producción en otras partes del mundo. Finalizada la guerra, la demanda de algunos de estos productos cayó en la medida en que los productores europeos fueron recuperando los niveles de actividad anteriores.
Se produjo entonces un exceso de oferta que motivó una caída de los precios mundiales. Como respuesta, algunos gobiernos protegieron sus mercados frente a la competencia exterior con impuestos a la importación.
Las conferencias de Bruselas (1920) y de Génova (1922) enfatizaron la importancia de un rápido retorno al patrón oro para la estabilización de precios y tipos de cambio como condición necesaria para relanzar el crecimiento económico. Sin embargo, algunos cambios políticos y económicos del período de entreguerras impidieron el retorno a la “normalidad” anterior a 1914. Entre ellos, cabe destacar los siguientes:
- la generalización del sufragio universal (en algunos países se empezó a admitir el sufragio femenino) y la plena integración de los partidos de izquierda en el sistema político;
- la revolución bolchevique en Rusia y el miedo de las élites políticas y económicas europeas a la extensión del comunismo;
- el retroceso del laissez faire en favor de la planificación y el control estatal de las actividades productivas, consecuencia de la reorientación de las economías nacionales hacia fines bélicos durante la guerra;
- el creciente papel económico y político de las mujeres.
Todos estos cambios tuvieron grandes efectos a largo plazo e impidieron que se volviera al pasado de la belle époque (anterior a 1914) que algunos dirigentes añoraban.
La prosperidad económica de los “felices años veinte”
La situación favorecida de Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial permitió que entrara en una fase de prosperidad económica desde comienzos de la década de 1920. Las innovaciones de la Segunda Revolución Industrial, que permitían reducir costos y aumentar la productividad, pusieron las bases para el crecimiento industrial del período.
También se generalizó el crédito y se expandió el consumo, tanto de bienes durables (electrodomésticos, automóviles, teléfonos) como de servicios de entretenimiento (espectáculos musicales, eventos deportivos, cine). El “consumo de masas” fue tanto un efecto de las posibilidades económicas de la época como de un impulso cultural por dejar atrás la desilusión de la guerra y disfrutar del entretenimiento y el confort.
En Europa la recuperación económica comenzó a mediados de la década del veinte, cuando se alcanzó la estabilidad monetaria luego de que los países europeos volvieron al patrón oro. La reconstrucción del comercio mundial también favoreció a la industria europea, inclusive en Alemania, aunque se mantuvo una fuerte dependencia respecto al sistema financiero estadounidense. Los “felices años veinte” se convirtieron en un fenómeno en gran medida global.
- Ver también: Felices años veinte
La Gran Depresión de los años treinta
La etapa de prosperidad económica terminó abruptamente tras el crack de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929, que provocó una profunda recesión en Estados Unidos y afectó también al resto del mundo.
El desempleo y la pobreza se extendieron, y los gobiernos tomaron diversas medidas como el proteccionismo en países de Europa (como Francia y el Reino Unido), la implementación del New Deal (proyecto de obras públicas y otras políticas intervencionistas) en Estados Unidos, el abandono generalizado del patrón oro y la sustitución de importaciones en América Latina.
El crecimiento económico se vio severamente afectado por la Gran Depresión. Entre 1913 y 1950, la economía mundial creció a una tasa muy inferior a la de 1870-1913. El nacionalismo económico alteró el panorama económico globalizado anterior a la guerra.
Las migraciones, los movimientos de capital y los intercambios de bienes y servicios experimentaron un notable retroceso. Por el contrario, el papel del Estado en la economía aumentó, ya fuese a través del gasto público o de la regulación de los mercados.
La falta de cooperación económica internacional profundizó y prolongó la crisis. Además, Durante este período se alteraron las posiciones relativas de las economías de los países desarrollados. En general, los países europeos que habían protagonizado la Primera y la Segunda Revolución Industrial resultaron más perjudicados que la periferia europea y Japón. Algunos países de América Latina iniciaron en este período procesos de industrialización con éxito desigual.
Tanto la intensidad como la recuperación de la crisis fueron desiguales en cada país. En general, aquellos que abandonaron la ortodoxia económica lograron más rápidamente el restablecimiento de los niveles de actividad económica y de empleo, pero uno de los principales factores de la recuperación fue el rearme, que comenzó en Alemania y promovió el gasto militar en otros países de Europa y en Estados Unidos.
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Referencias
- Aldcroft, D. H. (2003). Historia de la economía europea 1914-2000. Crítica.
- Cabrera, M., Juliá, S. & Martín Aceña, P. (comps.) (1991). Europa en crisis. 1919-1939. Editorial Pablo Iglesias.
- Romer, C. D. & Pells, R. H. (2023). Great Depression. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Sevillano Calero, F. (2020). La Europa de entreguerras. El orden trastocado. Síntesis.
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