La dictadura de Primo de Rivera

Te explicamos qué fue la dictadura de Primo de Rivera y en qué consistió el golpe de Estado. Además, sus causas y las consecuencias de su caída.

La dictadura de Primo de Rivera suspendió las garantías constitucionales.

¿Qué fue la dictadura de Primo de Rivera?

La dictadura de Primo de Rivera fue una etapa de la historia política española que comenzó con el golpe de Estado encabezado por el militar español Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923. Fue un régimen autoritario que suspendió la Constitución de 1876 y gobernó el país con la aprobación del rey Alfonso XIII.

La dictadura de Primo de Rivera comenzó el 13 de septiembre de 1923 y terminó el 28 de enero de 1930, cuando el general Primo de Rivera, que había perdido apoyos, se vio forzado a dimitir. El rey nombró en su lugar a Dámaso Berenguer, con quien inició el período conocido como “dictablanda”. Poco después, unas elecciones municipales derivaron en la proclamación de la Segunda República y el fin de la monarquía el 14 de abril de 1931.

Las causas del golpe de Estado de 1923

Diversos factores explican que la instauración de una dictadura militar fuera contemplada por la alta burguesía, parte de las clases medias y el ejército como una solución a la crisis económica, social e institucional que atravesaba España:

  • El descontento del ejército con el gobierno tras el desastre de Annual (la derrota española frente a las poblaciones sublevadas del Rif, en Marruecos, en 1921) y el intento de algunos importantes generales, como el general Dámaso Berenguer, de evitar las consecuencias del expediente Picasso (el informe que revelaba las responsabilidades de la jerarquía militar en la derrota y, por lo tanto, en pérdida de territorios y en la muerte de miles de soldados).
  • El auge de los nacionalismos periféricos (especialmente en Cataluña y el País Vasco) y el ascenso de los republicanos.
  • La creciente organización del movimiento obrero, en un contexto de crisis económica que provocó huelgas y el intercambio de violencia entre empresarios (“pistolerismo”) y trabajadores.
  • El triunfo del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Benito Mussolini.

El golpe de Estado de 1923

Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, se sublevó el 13  de septiembre de 1923 contra el gobierno constitucional de España. El golpe contó inmediatamente con el apoyo del rey de España, Alfonso XIII.

Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes (el parlamento español). De este modo, el régimen basado en la Constitución de 1876 fue sustituido por una dictadura militar en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia.

El Directorio militar (1923-1925)

El éxito militar en Marruecos dio popularidad a Primo de Rivera.

Tras el golpe de Estado de septiembre de 1923, el dictador Primo de Rivera se constituyó en ministro único y pasó a ser asesorado por un Directorio militar. Detrás del nuevo gobierno estaba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración: la oligarquía de terratenientes e industriales.

El Directorio militar tomó rápidamente algunas medidas:

  • La prohibición de la bandera y el himno catalanes, y la restricción de la lengua catalana al terreno privado.
  • La instauración de la política de “mano dura” en todo lo referente al orden público.
  • La censura de prensa y la represión al movimiento anarcosindicalista.
  • La formación de la Unión Patriótica, partido único bajo la dirección de un militar. Se trataba de seguir el modelo fascista impuesto por Mussolini en Italia.

El principal éxito del Directorio militar tuvo lugar en África. El desembarco de Alhucemas en 1925 puso fin a la resistencia de las cabilas (tribus bereberes) del Rif, en el Marruecos español. Su líder, Abd-el-Krim, se entregó a las autoridades del Marruecos francés.

El fin de la guerra en Marruecos le dio gran popularidad al dictador.

El Directorio civil (1925-1930)

El Directorio civil intentó sin éxito institucionalizar la dictadura.

A fines de 1925, un gobierno civil, presidido por Primo de Rivera, sustituyó al Directorio militar. Con la formación del Directorio civil se intentaba institucionalizar la dictadura.

En 1927, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de la Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido. Primo de Rivera imitaba nuevamente el modelo italiano, en este caso el Consejo Fascista. Sin embargo, la Asamblea Nacional fracasó rápidamente en su intento de redactar una ley fundamental que hiciera el papel de Constitución de la dictadura.

También se imitó el modelo social del fascismo italiano con el establecimiento de la Organización Corporativa Nacional, una especie de sindicato controlado por el estado que trataba de arbitrar entre patrones y obreros. Este nuevo intento de institucionalización del régimen, que contó con la participación del sindicato socialista UGT (Unión General de Trabajadores), fracasó cuando, a finales de la década de 1920, la situación económica se agravó y las demandas obreras se incrementaron.

En materia económica, la dictadura favoreció el proteccionismo y el intervencionismo estatal, especialmente en obras públicas, lo que provocó dificultades debidas al endeudamiento.

La oposición a la dictadura y la caída de Primo de Rivera

Primo de Rivera perdió sus apoyos y debió dimitir en enero de 1930.

La oposición a la dictadura abarcaba un amplio espectro político: algunos liberales y conservadores, republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales y el movimiento estudiantil.

Un elemento clave fue el creciente descontento en las filas del ejército ante las arbitrariedades de Primo de Rivera.

Tras el crash de la bolsa de Nueva York, en 1929, los problemas económicos se extendieron con gran rapidez por el mundo y afectaron también a España. El descontento social, que se manifestó con el regreso de los movimientos huelguísticos, acrecentó la oposición a la dictadura.

Anciano, enfermo y sin apoyos sociales, el 28 de enero 1930 Primo de Rivera presentó su dimisión al monarca, quien se apresuró a aceptarla. Dos meses después, el dictador falleció en el exilio en París.

España tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera

La “dictablanda” de Dámaso Berenguer

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Dámaso Berenguer. Se iniciaba así un período conocido como la “dictablanda”, en el que se intentó infructuosamente volver a la situación previa a 1923.

Los partidos tradicionales (liberales y conservadores) eran incapaces de organizar un sistema de partidos que fuera aceptado por la sociedad española. Además, solo aceptaron colaborar con Berenguer personalidades muy desprestigiadas, como el conde de Romanones o Juan de la Cierva.

La lenta vuelta a las libertades constitucionales fue aprovechada por una oposición que cada vez conseguía más apoyo. En agosto de 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor de oposición crearon un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, republicano conservador.

Alfonso XIII se vio cada vez más aislado. Muchos militares empezaron a ver con buenos ojos la posibilidad republicana. Incluso la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), de ideología anarquista, apoyó la conspiración para instaurar la Segunda República.

De la monarquía a la república

El triunfo electoral de republicanos y socialistas llevó a la proclamación de la República.

El 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Fermín Galán y Ángel García Hernández, fueron juzgados por un Consejo de Guerra y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico.

Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, lo que dio paso a un nuevo gobierno, presidido por el almirante Juan Bautista Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril, con la intención de volver poco a poco a la legalidad constitucional. 

Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante, en las zonas urbanas, de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la partida del rey al exilio y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

El contexto social de la dictadura de Primo de Rivera

La población española a comienzos del siglo XX

La población española creció de forma lenta pero continua en el primer tercio del siglo XX: pasó de 18,6 millones de habitantes en 1900 a 23,5 millones de habitantes en 1930. La caída de la tasa de mortalidad, debida a las mejoras sanitarias, fue la principal razón de este incremento demográfico. Sin embargo, la tasa de mortalidad infantil era una de las más elevadas de Europa.

La mayor catástrofe sanitaria del período fue la epidemia de gripe de 1918-1919, que causó en España la muerte a 230.000 personas, de un total de ocho millones de enfermos. Conocida en el mundo como la gripe española”, se estima que causó más muertes en el mundo que la Segunda Guerra Mundial.

La emigración interior del campo a las ciudades llevó a una creciente urbanización del país (con un 50 % de población urbana en 1930), y también se destacó la emigración exterior, con más de un millón de españoles que partieron para América Latina (a países como Cuba y Argentina). El auge de la emigración tuvo lugar antes de la Primera Guerra Mundial.

La sociedad española a comienzos del siglo XX

El aumento de las clases medias urbanas acompañó el proceso de urbanización.

La sociedad española fue a lo largo de este período una sociedad marcada por grandes diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales.

Los grupos ligados a la industria y a las finanzas tuvieron un peso creciente en las clases altas. Muchos nuevos burgueses, enriquecidos con los negocios propiciados por la Primera Guerra Mundial, se fueron integrando en la tradicional oligarquía dominante.

El proceso de urbanización permitió que las clases medias experimentaran un aumento significativo en el primer tercio del siglo XX. Estas clases medias, en ocasiones golpeadas por dificultades económicas, fueron girando hacia posturas políticas de oposición al régimen de la Restauración, y se vincularon con los grupos republicanos o, en Cataluña y el País Vasco, con los sectores nacionalistas.

En relación con las clases populares, se destacaron dos fenómenos: el crecimiento numérico de la clase obrera, cada vez más organizada en torno a los sindicatos de la CNT (anarquista) y la UGT (socialista), y la pervivencia de una amplia masa de jornaleros sin tierra en el sur del país, en una situación social desesperada que les llevó hacia posturas políticas cada vez más radicales.

El movimiento obrero a comienzos del siglo XX

El movimiento obrero en España a comienzos del siglo XX se organizó principalmente en torno a organizaciones socialistas y anarquistas. Los socialistas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y la UGT tuvieron presencia esencialmente en Asturias, el País Vasco, Madrid y zonas del campo andaluz. Los anarquistas y su sindicato, la CNT, asentaron su predominio en Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía.

El PSOE, al igual que los demás partidos socialistas europeos, vivió una importante crisis a partir del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia en 1917. La mayor parte del partido se negó a adherirse a la Internacional Comunista promovida por Lenin, pero un pequeño grupo se escindió y fundó en 1921 el Partido Comunista de España (PCE). En 1930 los comunistas todavía eran un grupo muy minoritario.

Los anarquistas también vivieron fuertes tensiones entre los partidarios de la moderación y la facción más revolucionaria. Estos últimos formaron en 1927, durante la dictadura de Primo de Rivera, la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que tuvo gran influencia en la Segunda República.

Por último, los sindicatos católicos eran minoritarios y se desarrollaron especialmente en las regiones del norte del país, donde predominaba el minifundio y la pequeña propiedad campesina. En 1917 se agruparon en la Confederación Nacional Católico-Agraria.

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Referencias

  • Aladro Majúa, I. (s.f.). Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/
  • Britannica, Encyclopaedia (2023). Miguel Primo de Rivera. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
  • Casanova, J. & Gil, C. (2012). Breve historia de España en el siglo XX. Ariel.
  • Congreso de los Diputados (s.f.). Dictadura de Primo de Rivera. Asamblea Nacional 1923-1930. Portal oficial del Congreso de los Diputados. https://www.congreso.es/ 
  • González Calleja, E. (2005). La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria, 1923-1930. Alianza.

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Gayubas, Augusto (24 de octubre de 2024). La dictadura de Primo de Rivera. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 17 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/la-dictadura-de-primo-de-rivera/.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 24 de octubre de 2024
Fecha de publicación: 28 de septiembre de 2023

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