Te explicamos cuáles fueron las principales consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial?
La Segunda Guerra Mundial enfrentó a los Aliados (principalmente Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Soviética y China) con las potencias del Eje (la Alemania nazi, la Italia fascista y el Imperio del Japón) entre septiembre de 1939 y septiembre de 1945.
La guerra concluyó con la victoria aliada (primero sobre Alemania y luego sobre Japón), pero dejó un saldo de pérdidas humanas y materiales sin precedentes.
Además, la importancia de Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) para el triunfo aliado provocó que estas dos potencias económicas y militares se erigieran como dos polos de poder que se repartieron la hegemonía sobre el mundo durante los años de la Guerra Fría.
A raíz de la Segunda Guerra Mundial también nacieron algunos organismos internacionales, como la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el FMI (Fondo Monetario Internacional) o el Banco Mundial. La implementación del Plan Marshall en Europa occidental consolidó la influencia de Estados Unidos en dicha región, mientras que la presencia del Ejército Rojo en Europa oriental decidió la influencia soviética en el área.
Puntos clave
- Las principales causas de la Segunda Guerra Mundial fueron:
- El descontento de Alemania por el Tratado de Versalles.
- El poder que adquirió Hitler en alianza con otras potencias expansionistas, como Italia y Japón.
- La invasión a Polonia por parte de Alemania.
- La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más devastador de la historia en el que se estima que murieron más de 50 millones de personas y que provocó además la destrucción de una gran cantidad de ciudades.
- Los Aliados (liderados por Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética) fueron los que vencieron a las potencias del Eje (lideradas por Alemania, Italia y Japón) y la guerra concluyó en 1945.
Ver además: Cronología de la Segunda Guerra Mundial
Las pérdidas humanas durante la Segunda Guerra Mundial
El coste de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que había parecido exorbitante a sus contemporáneos, resultó pequeño comparado con el de la Segunda Guerra Mundial. Nunca antes la humanidad había sufrido pérdidas humanas y materiales de tales dimensiones en un período tan breve. Tampoco se había dedicado un volumen tan grande de recursos económicos al esfuerzo bélico.
Si bien no existe acuerdo sobre la cantidad concreta de pérdidas humanas, todas las estimaciones arrojan resultados descomunales. Al menos 16 millones de militares y 26 millones de civiles fallecieron a causa del conflicto. El saldo se vio incrementado por el elevado número de heridos y personas con discapacidades permanentes.
En términos absolutos, los países con pérdidas humanas más elevadas fueron la Unión Soviética, China y Alemania. Sin embargo, en términos proporcionales, las dos naciones más afectadas fueron Polonia y Lituania. El continente asiático, que había tenido relativamente pocas víctimas durante la Primera Guerra Mundial, sufrió intensamente los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo consecuencias más dañinas para la población civil que ninguna guerra anterior.
Los campos de exterminio de minorías étnicas (judíos, gitanos y otros) administrados por los nazis (cuyos funcionarios sobrevivientes fueron juzgados por crímenes de guerra en Núremberg) y los bombardeos aéreos masivos de centros industriales y ciudades (incluido el lanzamiento de bombas atómicas estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón), constituyeron trágicas novedades que incrementaron sustancialmente la mortalidad de la población no combatiente. El desplazamiento forzoso de millones de personas, principalmente en Europa, añadió aún más dramatismo al desolador panorama al que se enfrentaban los supervivientes de la Segunda Guerra Mundial.
Las pérdidas materiales durante la Segunda Guerra Mundial
El alcance casi planetario de las operaciones bélicas y la duración del conflicto explican que durante la Segunda Guerra Mundial la movilización de personas (probablemente más de cien millones de ciudadanos de unos 60 países) y de recursos materiales no tuviera precedentes. A ello contribuyó también la aplicación generalizada de los avances técnicos y científicos a la producción de armamento (como aviones y carros de combate, cohetes autopropulsados o incluso bombas atómicas).
Los gastos militares durante el conflicto se calcularon en un billón de dólares de la época, es decir, cinco veces el producto anual de Estados Unidos, la mayor economía mundial del momento. Esta estimación no incluye el valor de las viviendas, instalaciones industriales e infraestructuras de transporte (carreteras, vías férreas, etc.) que fueron destruidas durante la guerra. Tampoco tiene en cuenta los costes financieros, de pensiones, entre otros.
Durante la fase de máxima actividad militar, algo más de un tercio del producto mundial se destinaba a fines bélicos. La victoria de los Aliados frente al Eje se debió en buena medida a la superioridad económica estadounidense. La intensidad del esfuerzo bélico realizado por Estados Unidos fue puesta de manifiesto por los siguientes datos: en 1945, el gasto militar del gobierno federal equivalía al 37,5 % del PIB y al 89,5 % del gasto total. Los préstamos de Estados Unidos a Reino Unido y la Unión Soviética también resultaron decisivos para la victoria aliada.
El nuevo mapa del mundo tras la Segunda Guerra Mundial
A diferencia de lo que ocurrió tras la Primera Guerra Mundial, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial en 1945 no hubo un cambio generalizado de las fronteras.
En Europa, la Unión Soviética fue la gran beneficiada, pues desplazó su frontera occidental más de doscientos kilómetros hacia el oeste y recuperó lo que había perdido en 1918. Polonia cedió territorio a la Unión Soviética y, a cambio, obtuvo importantes regiones de la zona oriental de Alemania.
Alemania fue la gran perdedora: además de ser dividida en cuatro zonas de ocupación (soviética, estadounidense, británica y francesa), cedió más de cien mil kilómetros cuadrados a Polonia y la Unión Soviética. La otra potencia del Eje, Italia, perdió sus colonias y la península de Istria, que fue anexionada por Yugoslavia. En Asia, Japón vio desaparecer su imperio y tuvo que abandonar los territorios que controlaba en China, Corea y la isla de Formosa (Taiwán).
Esta ligera modificación de fronteras se vio acompañada de desplazamientos masivos de población. Entre once y doce millones de alemanes abandonaron sus hogares en la zona oriental de Europa (Unión Soviética, Polonia, Sudetes en Checoslovaquia, Balcanes) y marcharon hacia lo que quedaba de Alemania. Aproximadamente dos millones de polacos de la antigua Polonia oriental fueron reinstalados en las regiones occidentales arrebatadas a Alemania.
Medio millón de finlandeses abandonaron las regiones anexionadas por la Unión Soviética y una parte importante de los húngaros que vivían en Eslovaquia tuvieron que salir del país. En el continente asiático, siete millones de japoneses dispersos por su antiguo imperio tuvieron que retornar a Japón.
Por otro lado, en 1948 se creó el Estado de Israel en parte de lo que era el Mandato Británico de Palestina, lo que provocó la migración de poblaciones judías europeas que habían sobrevivido al Holocausto.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU)
En febrero de 1945 se celebró la Conferencia de Yalta entre los líderes aliados: Franklin D. Roosevelt (Estados Unidos), Iósif Stalin (Unión Soviética) y Winston Churchill (Reino Unido). Por propuesta de Roosevelt, se decidió crear una Organización de las Naciones Unidas (ONU) que sustituyera a la Sociedad de Naciones.
En abril de 1945 se celebró la Conferencia de San Francisco, a la que acudieron delegaciones de cincuenta países. Tras dos meses de debates, la Conferencia aprobó la Carta de las Naciones Unidas el 25 de junio. En ella se proclamaron los cuatro grandes objetivos de las Naciones Unidas: mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar las relaciones amistosas entre los países, fomentar la cooperación internacional en todos los ámbitos y servir de centro impulsor para conciliar los esfuerzos de las naciones orientados a conseguir estos propósitos.
La ONU tomó en cuenta la fallida experiencia de la Sociedad de Naciones y trató de evitar las razones de su fracaso. La organización debía ser realmente universal, debía poseer un mecanismo que le permitiera intervenir en las crisis mundiales, debía entender en temas económicos, sociales y culturales y, por último, debía configurarse como la defensora de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos.
Entre las instituciones que conformaron la ONU se destacó el Consejo de Seguridad, su órgano principal y de mayor poder decisorio. El Consejo tenía la potestad de adoptar resoluciones obligatorias para los estados miembros. Las cinco potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (Estados Unidos, la Unión Soviética, Reino Unido, Francia y China) tendrían derecho de veto sobre cualquier resolución.
La ONU nació en medio de grandes expectativas. Sin embargo, la ruptura entre los Aliados tras el inicio de la Guerra Fría bloqueó el funcionamiento del Consejo de Seguridad, debido al uso del derecho de veto por parte de las grandes potencias enfrentadas, lo que paralizó en gran medida a la organización.
El orden económico mundial: los acuerdos de Bretton Woods
Antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial, los Aliados ya se preocupaban por el orden económico internacional que se instauraría cuando finalizara la contienda. Luego de los errores cometidos tras la Primera Guerra Mundial y en los años de la Gran Depresión, los dirigentes estadounidenses asumieron esta vez el protagonismo que su posición política, militar y económica les confería, a diferencia del aislacionismo adoptado en el período de entreguerras.
En 1944 se celebró en Bretton Woods (un área del estado de New Hampshire, en Estados Unidos) la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas. Los acuerdos que se alcanzaron en ella resultaron decisivos para la configuración económica del mundo de posguerra, con la exclusión del bloque comunista (pues la Unión Soviética participó en la conferencia pero no ratificó los acuerdos). Unos años después, en 1948, Estados Unidos implementó el Plan Marshall, que consistió en ayudas económicas a los países de Europa occidental y determinó su creciente influencia en la región.
De los acuerdos de Bretton Woods nacieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que todavía en la actualidad desempeñan un papel destacado en la economía internacional. Al Fondo Monetario Internacional se le asignó la tarea de velar por el buen funcionamiento del sistema de pagos entre países, que debía constituir el marco adecuado para el restablecimiento de las relaciones económicas internacionales. El Banco Mundial se dedicó inicialmente a financiar la reconstrucción de Europa que, a diferencia de Estados Unidos, atravesaba una situación económica de extrema dificultad como consecuencia de la guerra.
Otra situación difícil de la posguerra fue la existencia de unos 40 millones de personas desplazadas, sin contar los millones de alemanes que huyeron del este de Europa para evitar caer en manos de las tropas soviéticas.
Para ocuparse de estos problemas se creó en 1943 la UNRRA (siglas en inglés de la Administración de Naciones Unidas para el Socorro y la Reconstrucción), antecedente directo del actual ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados).
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Referencias
- Hughes, T. A. & Royde-Smith, J. G. (2022). World War II. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Mingst, K., Fomerand, J. & Lynch, C. M. (2022). United Nations. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Stone, N. (2013). Breve historia de la Segunda Guerra Mundial. Ariel.
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