Te explicamos qué es la tiranía y cuáles son sus características. Además, algunos ejemplos de tiranos famosos.
¿Qué es la tiranía?
La tiranía es una forma de gobierno en la que el poder es ejercido por una sola persona (llamada tirano)que accede al poder o lo ejerce a través de la fuerza en lugar del respeto por las leyes, y cuya voluntad no reconoce límites legales.
La palabra tiranía proviene del griego tyrannís, que se deriva de týrannos (“rey soberano”). En la antigua Grecia, týrannos se usaba para designar a un hombre fuerte que accedía al gobierno de una polis (ciudad-Estado) de forma ilegal, generalmente a través del uso de la violencia. Por esta razón, se vinculó el término con el de usurpador. Este gobernante detentaba un poder absoluto y, si bien en ocasiones podía ser repudiado como ilegítimo, muchas veces tenía apoyo popular.
En la actualidad, el término tirano se usa mayormente como sinónimo de déspota, autócrata y dictador, más enfocado en el modo de ejercer el poder que en la forma de acceder a él. En este sentido, tiene un sentido peyorativo que hace hincapié en la injusticia, la crueldad, la arbitrariedad o la ilegitimidad de su mandato.
Puntos clave
- La tiranía es una forma de gobierno en la que una persona ejerce el poder absoluto amparada en la fuerza y sin reconocer límites legales.
- En la Antigua Grecia, un “tirano” era un hombre fuerte que usurpaba el poder y gobernaba al margen de la ley, a veces con apoyo popular.
- Actualmente, el término se aplica a quien gobierna de forma arbitraria, injusta o cruel, independientemente de su modo de acceder al poder.
- Algunos líderes históricos considerados tiranos fueron Calígula, Gengis Kan, Napoleón, Stalin y Hitler.
- Ver además: Gobierno dictatorial
Características de la tiranía
Algunas características de la tiranía, según el uso moderno del término, son:
- Ilegitimidad. Según el sentido antiguo del término, un tirano asciende al poder por la fuerza y gobierna de facto (es decir, al margen de lo que establece la ley). Esto puede suponer un golpe de Estado, una intervención de fuerzas extranjeras o una insurrección popular. Sin embargo, en la actualidad el énfasis no está puesto en la forma de acceso al poder sino en su modo de ejercerlo, por lo que se considera tirano a quien gobierna de manera arbitraria, violenta o ilegal.
- Autoritarismo. El poder del tirano se sostiene en la fuerza y no en el acatamiento de las leyes. Un tirano gobierna de manera despótica o arbitraria, pues impone su propia voluntad mediante la violencia o su amenaza. Por otro lado, los tiranos generalmente se niegan a abandonar el poder o a ser relevados mediante vías institucionales y pacíficas. Más bien intentan permanecer en el cargo, para lo cual violentan las leyes y persiguen o prohíben toda forma de oposición.
- Injusticia. Dado que el tirano suele omitir o acomodar a su conveniencia las leyes, el bien común suele subordinarse a su voluntad e intereses. Así, se impone un orden basado en la injusticia y la arbitrariedad, que favorece al tirano (quien tiene impunidad para ejercer el poder arbitrariamente) y a sus seguidores (quienes administran los instrumentos del control político y social y se benefician de su relación con el líder gracias a prácticas como la corrupción).
- Represión y abusos. En las tiranías, es común la represión de cualquier forma de oposición política y de protesta social. La crueldad es una de las características que se suelen imputar a los tiranos. Esto incluye la persecución política, el asesinato o la desaparición forzada de personas y la prohibición de derechos fundamentales, como la libertad de expresión y la libertad de asociación. Dado que el tirano detenta un poder absoluto, tiene impunidad para cometer crímenes como apropiaciones ilegales de bienes materiales y enriquecimiento ilícito.
¿Cómo se da la caída de una tiranía?
La caída de las tiranías rara vez se da de forma pacífica. Muchas veces, los tiranos permanecen en el poder hasta el momento de su muerte, a lo que puede seguir una continuación de la tiranía a cargo de un sucesor o bien un proceso de cambio hacia una mayor libertad.
Sin embargo, precisamente debido a su rechazo a abandonar el poder, los tiranos son muchas veces derrocados de forma más o menos violenta, es decir, mediante insurrecciones populares, rebeliones militares, huelgas generales o intervenciones extranjeras. Incluso puede darse el caso de un tiranicidio, es decir, el asesinato del tirano.
En algunos casos, estos procesos de cambio comienzan recién tras la muerte del líder, pues su ausencia debilita las estructuras de poder (ya que el tirano construye el poder de manera personalista). En casos excepcionales, las tiranías encuentran su fin mediante ejercicios democráticos o elecciones, pero en general un tirano tiene la habilidad de manipular el sistema de sufragio (si es que existe) a su favor.
- Ver también: Autoritarismo
Origen de la tiranía
La palabra tiranía aparece documentada por primera vez en la Antigua Grecia en el siglo VII a. C., en la obra del poeta Arquíloco, quien la usa para describir el régimen de Giges de Lidia, un rey anatólico que aparentemente accedió al trono a través de la violencia y no por mecanismos legales (según recoge, entre otros, el historiador griego Heródoto en el siglo V a. C.).
Por esta razón, algunos investigadores creen que el término “tirano” era de origen lidio y que los griegos lo adoptaron para hacer referencia a sus propios gobernantes cuando llegaban al poder mediante una usurpación. De este modo, comenzaron a diferenciar a los tiranos de los monarcas legítimos, que accedían al trono por sucesión hereditaria,y de los órganos de gobierno oligárquicos y democráticos, que se ajustaban a la ley.
Los tiranos griegos surgieron en los siglos VII y VI a. C., en gran medida debido al descontento de algunas familias ricas y otros ciudadanos con los monarcas (llamados basileus) y los gobiernos oligárquicos. Los tiranos eran hombres fuertes que usurpaban el poder por la fuerza, al frente de una facción política, e imponían su autoridad personal sobre la base de su habilidad para mantener el control, es decir, sin reconocer límites institucionales o legales.
Sin embargo, inicialmente los tiranos no eran considerados crueles y opresores. Si bien algunos eran impopulares, especialmente entre la aristocracia, muchos contaban con apoyo popular, pues solían sancionar leyes que beneficiaban a los sectores más desfavorecidos y perjudicaban a la aristocracia (como redistribuciones de tierras). Por ejemplo, Ortágoras de Sición y sus descendientes fueron tiranos moderados, mientras que Falaris de Acragas (Agrigento) fue considerado un tirano cruel.
En Atenas, la tiranía de Pisístrato en el siglo VI a. C. fue estimada como benevolente, pero la de sus dos hijos fue repudiada, lo que llevó al legislador Clístenes (c. 570-508 a. C.) a sentar las bases de la democracia ateniense, con el objetivo de evitar un retorno a la tiranía. A partir de esta época, los tiranos comenzaron a ser identificados cada vez más con la injusticia y la ilegitimidad. En el siglo IV a. C., Platón (c. 427-347 a. C.) consideró a la tiranía como un sistema monárquico en el que el rey no se ajustaba a la ley ni a las costumbres, y Aristóteles (384-322 a. C.) planteó que la tiranía era una forma corrupta de monarquía.
Esta mirada perduró en la República romana (fundada en 509 a. C.), cuando se caracterizó como tirano a todo gobernante que acumulara un poder desmedido y lo ejerciera de manera cruel. Por ejemplo, Cicerón (106-43 a. C.) se manifestó en contra de ciertas figuras autoritarias que supuestamente conllevaban el peligro de instaurar una tiranía, como Julio César (c. 100-44 a. C.) y Marco Antonio (83-30 a. C.).
Algunos autores de la época del Imperio romano (instaurado en 27 a. C.) continuaron esta tradición, al caracterizar a algunos emperadores como tiranos, y la connotación negativa del término perduró a través de los pensadores de la Edad Moderna hasta la actualidad.
Tiranía de la mayoría
El término “tiranía de la mayoría” hace referencia a la posibilidad de que en un gobierno democrático, la mayoría (que dirige políticamente el destino del país, generalmente a través de sus representantes) oprima a las minorías o vulnere sus derechos fundamentales.
Este temor provocó reflexiones en la política desde el siglo XVII y especialmente en la obra de pensadores como John Stuart Mill, quien en el libro Sobre la libertad (1859) planteó que el interés de una mayoría por alcanzar sus objetivos y hacer prevalecer sus puntos de vista puede someter a las minorías a una forma de opresión parecida a la de una tiranía.
Algunos mecanismos democráticos y republicanos, como la separación de poderes y el reconocimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos, suelen apuntar a prevenir o subsanar el riesgo de una tiranía de la mayoría.
Ejemplos de tiranos
Algunos ejemplos de tiranos de la Antigua Grecia fueron:
- Cípselo de Corinto (siglo VII a. C.). Asumió el gobierno de la ciudad por la fuerza y alcanzó un nivel de popularidad que le permitió gobernar durante treinta años.
- Pisístrato de Atenas (siglo VI a. C.). Tomó el poder por la fuerza, gobernó con moderación y benevolencia y contó con apoyo popular, a diferencia de sus hijos Hipias e Hiparco, que fueron repudiados.
- Polícrates de Samos (siglo VI a. C.). Tomó el poder junto a sus dos hermanos, pero luego ejecutó a uno y desterró al otro, logró controlar el Egeo oriental y patrocinó las letras.
- Falaris de Acragas (siglo VI a. C.). Se apropió del poder en Acragas (la actual Agrigento, en Sicilia) y gobernó con crueldad hasta que fue depuesto.
- Dionisio I de Siracusa (siglos V y IV a. C.). Tomó el poder, se enfrentó con éxito a los cartagineses y convirtió a Siracusa en la polis más importante de la Magna Grecia (Sicilia y sur de Italia).
Otros personajes históricos que fueron considerados tiranos por algunos de sus contemporáneos o por ciertos historiadores fueron:
- Calígula. Fue emperador del Imperio romano entre los años 37 y 41 d. C., y se destacó por su crueldad y extravagancia.
- Nerón. Fue emperador romano entre los años 54 y 68 d. C. y se lo acusó de incendiar Roma para reconstruirla, aunque no hay evidencia de que haya sido el responsable del incendio.
- Gengis Kan. Fue un guerrero mongol que unificó diversas tribus asiáticas y fundó el Imperio mongol, que gobernó de manera eficaz e implacable de 1206 a 1227.
- Napoleón Bonaparte. Fue un militar leal a la Revolución francesa de 1789 que tomó el poder mediante un golpe de Estado en 1799, se proclamó emperador cinco años después y conquistó gran parte de Europa hasta que fue vencido en 1814 y 1815.
- Iósif Stalin. Fue el líder de la Unión Soviética entre 1924 y 1953, cuando instauró un régimen totalitario basado en la persecución política y el culto a la personalidad.
- Adolf Hitler. Fue nombrado canciller de Alemania en 1933 y creó el Tercer Reich, un Estado totalitario y expansionista. Provocó el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y aplicó un plan de exterminio de la población judía europea que dio como resultado el Holocausto.
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Referencias
- Bobbio, N., Matteucci, N. y Pasquino, G. (Dirs.). (2015). Diccionario de política. Siglo XXI.
- Lewis, S. (2024). Tyranny. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Pomeroy, S., Burstein, S., Donlan, W. y Tolbert, J. (2001). La antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Crítica.
- Sartori, G. (1992). Elementos de teoría política. Alianza.
- The Editors of Encyclopaedia Britannica (2023). Tyrant. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/
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