Te explicamos quién fue Tito y cómo se convirtió en el líder más importante de Yugoslavia. Además, el comunismo y sus relaciones con la Unión Soviética.
¿Quién fue Josip Broz "Tito"?
Josip Broz “Tito” fue un político comunista que gobernó Yugoslavia desde 1945 hasta su muerte en 1980. Su gobierno estuvo caracterizado por la implementación del comunismo, la represión de los movimientos nacionalistas separatistas y la creación de un sistema político-económico que integró la nacionalización de las empresas con la conformación de empresas privadas pequeñas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Tito lideró la lucha de resistencia de los partisanos en contra de las fuerzas de ocupación. Así, se convirtió en una figura fundamental de la política yugoslava y se ganó el apoyo popular de la población. Al finalizar la contienda, logró mantener al país unido como una federación de naciones, en contra de los movimientos separatistas. En el marco de la Guerra Fría, Tito mantuvo la autonomía de Yugoslavia respecto a las directivas de la Unión Soviética y la presión del resto de los países del Bloque del Este. Promovió la neutralidad respecto a las rivalidades de las superpotencias y lideró la conformación del Movimiento de los Países No Alineados. Es reconocido como uno de los más grandes líderes del siglo XX.
Ver además: Orígenes de la Guerra Fría
La vida privada de Josip Broz Tito
Josip Broz Tito nació el 7 de mayo de 1892, en Kumrovec, un pequeño poblado cerca de la ciudad de Klanjec en Croacia. Algunas fuentes indican que nació el 25 de mayo, pero se debe a que durante su infancia no se acostumbraba a celebrar el cumpleaños de manera social y, cuando más adelante en la vida Tito se estaba convirtiendo en un héroe nacional, sus colegas decidieron festejarlo el 25 de mayo.
Tito era hijo de padre croata y madre eslovena. Su familia era campesina y tenía seis hermanos mayores. Durante su infancia vivió varios años con su abuela materna en Podsreda, Eslovenia. Asistió pocos años a la escuela primaria y en 1905 la abandonó.
En 1907, se fue a vivir a Sisak, donde comenzó a vincularse con el ambiente obrero urbano. En 1910 se afilió a la Unión de Trabajadores de la Metalurgia. Luego, cambió varias veces de empleo y vivió en diferentes ciudades de Eslovenia, Alemania y Austria.
En 1913 fue reclutado por el ejército del Imperio austrohúngaro y, durante la Primera Guerra Mundial, fue enviado al frente ruso. Allí fue herido, capturado y llevado a un campo de prisioneros, del que escapó en 1917 hacia Siberia. En el contexto de la Revolución rusa, se alistó en el Ejército Rojo bolchevique.
En 1919, se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (que luego se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética) y al año siguiente regresó a Croacia, que para ese entonces era parte de la recién creada Yugoslavia.
Durante la década de 1920, comenzó a militar en el Partido Socialista Obrero de Yugoslavia, que fue declarado ilegal por el gobierno, y debido a sus manifestaciones y actividad política fue apresado entre 1928 y 1934.
Al ser liberado, se mantuvo en el exilio y colaboró en diferentes instancias con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). En 1940, fue nombrado secretario general del Partido Comunista de Yugoslavia y volvió a Croacia. De esta manera comenzó su ascenso político.
Ver también: Período de entreguerras (segunda etapa)
La vida política de Josip Broz Tito
El ascenso político de Tito
Tras la invasión alemana de Yugoslavia en abril de 1941 y de la URSS en junio de ese mismo año, se organizó un poderoso movimiento guerrillero que concentró la lucha de resistencia contra la ocupación.
Tito fue nombrado como comandante supremo del Ejército Popular de Liberación y Separación Partisana de Yugoslavia (a cuyos miembros se los conoce como “los partisanos”), y logró la recuperación gradual de territorios ocupados por el ejército nazi-fascista. Las tropas alemanas intentaron en varias ocasiones capturar a Tito, que se había convertido en el principal líder de la resistencia.
Hacia 1943, los partisanos comenzaron a recibir ayuda del bando de los Aliados y, en 1944, coordinaron un ataque conjunto para recuperar Belgrado (la capital de Yugoslavia) que aún se encontraba ocupada por las tropas nazi-fascistas. Al año siguiente, con la ayuda adicional del Ejército Rojo de la Unión Soviética finalmente se logró ganar la guerra contra la ocupación nazi y las tropas alemanas fueron expulsadas.
En marzo de 1945, Tito ejerció como ministro del gobierno provisional y logró mantener la unidad entre serbios, croatas y eslovenos (las tres naciones que integraban al país) a través de la represión de las disidencias políticas y de los movimientos separatistas. Fue responsable de la persecución y el asesinato de miles de militantes nacionalistas.
Sin embargo, Tito era considerado por la mayoría de la población como el líder de la resistencia y de la liberación yugoslava y, en noviembre de ese mismo año, ganó con gran margen las elecciones (frente a los defensores de la monarquía) para asumir el gobierno de Yugoslavia.
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Presidencia de Yugoslavia
Durante los primeros meses de gobierno, se establecieron las bases políticas de la nueva Yugoslavia: la deposición del monarca Pedro II, la creación de un sistema republicano de gobierno y la redacción de una nueva constitución.
Yugoslavia dejó de ser un reino y se convirtió en la República Federativa Socialista de Yugoslavia e integró a las repúblicas de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia y Eslovenia.
Durante la década de 1950, el gobierno se caracterizó por la consolidación del poder comunista y el unipartidismo, la represión de los movimientos nacionalistas separatistas, la censura de la religión y de la libertad de expresión.
Tito estableció un régimen económico comunista llamado “socialismo autogestionario” que integraba el predominio de empresas públicas con la conformación de empresas pequeñas para la producción en determinados sectores de la economía.
En Yugoslavia, la planificación económica no estaba centralizada como en el resto de los países del Bloque del Este. En vez, el gobierno controlaba las principales empresas, pero convivía con la gestión y la propiedad privada en pequeña escala.
Durante la década de 1960, Tito comenzó a suavizar las limitaciones a la libertad de expresión y a la práctica religiosa. En 1967 abrió las fronteras del país y se convirtió en el primer Estado comunista en permitir el ingreso de turistas extranjeros.
Sin embargo, estos años también estuvieron marcados por la represión de los movimientos nacionalistas separatistas. Ante el movimiento de la “Primavera Croata”, Tito estableció la condena política y policial: respondió con arrestos y persecución no solo de los militantes separatistas, sino también de los comunistas que habían apoyado el movimiento.
Durante la década de 1970, Tito emprendió una serie de reformas con el objetivo de consolidar el poder central de Yugoslavia a partir de la concesión de mayor autonomía en las repúblicas constitutivas. Promovió la conformación de una presidencia colectiva que integrara representantes de las diferentes repúblicas. Además, buscó independizar al poder legislativo del Partido Comunista.
Yugoslavia durante la Guerra Fría
En los primeros años de la Guerra Fría, Tito se alineó con Stalin y la conformación del Bloque del Este. Sin embargo, las relaciones se fueron tensando ya que Tito buscó un desarrollo político y económico autónomo de las directivas de la Unión Soviética.
La ruptura definitiva con la Unión Soviética se produjo en 1948, cuando Stalin y los demás países satélites del bloque soviético condenaron el régimen yugoslavo y lo expulsaron de la Kominform (la organización que nucleaba a los países comunistas).
Con el apoyo de gran parte del pueblo yugoslavo, Tito resistió las presiones soviéticas y, en cambio, se acercó a las potencias occidentales, de las que recibió créditos y armamento a través del Plan Marshall (de hecho, Yugoslavia fue el único país del bloque oriental que accedió a esta ayuda económica proveniente del bloque occidental)
Al morir Stalin, el nuevo líder de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, intentó un acercamiento a Yugoslavia y visitó Belgrado en 1955. Aunque las tensiones con la Unión Soviética se redujeron, Tito se negó a volver a integrar el bloque soviético y optó por unirse diplomáticamente a los nuevos países del Tercer Mundo.
En 1955 participó en la Conferencia de Bandung y posición a Yugoslavia como uno de los principales líderes de Movimiento de los Países No Alineados. Durante el resto de su gobierno, mantuvo una política de neutralidad en la Guerra Fría.
Si bien Yugoslavia era un país comunista, mantuvo su autonomía respecto al Bloque del Este y sus relaciones diplomáticas con los diferentes países del mundo fueron diferentes a las propuestas desde el bloque soviético.
Últimos años de Tito
Tito se mantuvo nominalmente en el poder hasta su muerte, pero durante la segunda parte de la década de 1970 fue reduciendo su actividad política. Su estado de salud comenzó a empeorar hacia 1979, y al año siguiente fue internado por problemas de circulación de sangre.
Finalmente, falleció el 4 de mayo de 1980 en Liubliana, Yugoslavia. Su funeral fue un acto público al que asistieron presidentes y políticos de todo el mundo, tanto del bloque occidental, del bloque oriental como de los países neutrales.
Luego de la muerte de Tito, la competencia interna por el poder llevó al estallido de las “guerras yugoslavas” (1991-2001), que terminaron con la disolución de Yugoslavia y la creación de naciones independientes.
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Referencias
- Banac, Ivo. (2003). "Josip Broz Tito". Encyclopedia Britannica:
https://www.britannica.com/ - Barnett, N. (2022). Tito. Haus Publishing.
- Palmowski, J. (2000). "Josip Broz Tito". A dictionary of twentieth-century world history. Oxford University Press.
- Van Dijk, R., Gray, W. G., Savranskaya, S., Suri, J., & Zhai, Q. (Eds.). (2013). “Mao Zedong”. Encyclopedia of the Cold War. Routledge.
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