Te explicamos qué es el Romanticismo y cuáles son sus características. Además, su historia y sus principales representantes en literatura, pintura, arquitectura y música.
¿Qué es el Romanticismo?
El Romanticismo es un movimiento artístico e intelectual que surgió hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, como reacción contra el racionalismo neoclásico. Tuvo lugar en Inglaterra, Alemania y Francia, para luego extenderse a todo el mundo. Se destacó en literatura, pintura y música.
El movimiento romántico constituyó una corriente muy diversa, que puso énfasis en la subjetividad, las emociones, la contemplación de la naturaleza y los temas místicos y sobrenaturales. Se manifestó como una ruptura respecto de los principios de la Ilustración (que sostenía a la razón como la base de todo conocimiento), y exaltó, en cambio, la libertad del individuo y su capacidad intuitiva.
El Romanticismo apareció en un contexto de transformaciones sociales, políticas y culturales que experimentó Europa tras la Revolución francesa, que condujeron a cuestionar la idea de que la razón y la ciencia resultaban suficientes para explicar la realidad.
Puntos clave
- El Romanticismo fue un movimiento estético y filosófico que surgió en Europa a finales del siglo XVIII y se extendió por todo el mundo occidental.
- Emergió como reacción al Neoclasicismo, en el contexto de las transformaciones políticas y culturales que siguieron a la Revolución Francesa.
- Se manifestó en todas las artes, incluyendo la música y la literatura.
- Se caracterizó por enfatizar la subjetividad, las emociones, la imprevisibilidad de la naturaleza y el misterio.
- Promovió valores como el espíritu creativo, la libertad individual y el nacionalismo.
Ver además: Parnasianismo
Origen del Romanticismo
El Romanticismo emergió como una reacción contra los ideales racionalistas y las referencias clásicas de la Ilustración, que habían dominado el pensamiento europeo durante los siglos XVII y XVIII. El pensamiento ilustrado sostenía que la comprensión del mundo basada en la razón y la lógica debía llevar al orden y al progreso universal. Sin embargo, circunstancias históricas como el resultado violento de la Revolución Francesa, la crisis de la burguesía y las crecientes desigualdades socioeconómicas de los años siguientes generaron un clima de pesimismo y decepción que condujo a nuevas formas de entender la realidad.
Así, comenzó a gestarse un movimiento que rescataba principios que habían sido olvidados durante décadas: la expresión individual, el valor de la intuición y lo desconocido, el lugar de las pasiones en la experiencia humana y la magnificencia de la naturaleza. Estos fueron los pilares del movimiento literario llamado Sturm und Drang (“Tormenta e ímpetu”), que influyó en toda una generación de autores y dio lugar a la corriente filosófica y estética que se conoce como Romanticismo.
Características del Romanticismo
El Romanticismo se destacó por poner el foco en la sensibilidad emocional y la subjetividad. Rechazó los preceptos de orden, simetría y racionalidad del Neoclasicismo y exaltó una forma diferente de belleza, que daba prioridad al espíritu creativo, la intuición y las pasiones. Buscaba inspiración en épocas pasadas o lugares remotos.
Las principales características del Romanticismo son:
- Valoró la subjetividad. El movimiento romántico exaltó la expresión de los sentimientos y los estados de ánimo, y rechazó la frialdad del racionalismo. El miedo, la pasión, la locura y la soledad fueron algunos de los temas más recurrentes de las obras románticas.
- Recuperó la idea de lo “sublime”. Durante el Romanticismo, este concepto estético adquirió especial relevancia y sustituyó al ideal clásico de belleza. Lo sublime hace referencia a una experiencia profunda y compleja que sobrepasa la comprensión.
- Enalteció la naturaleza. El Romanticismo dio a la naturaleza un carácter protagónico y la comparó con los estados interiores del individuo, en lugar de presentarla como un mero escenario. Un volcán, por ejemplo, podía estar relacionado con la pasión, y una montaña nevada, con la soledad y la melancolía.
- Dio relevancia al individuo. El Romanticismo exaltó la expresión del yo y reconoció la singularidad y la experiencia individual. Consideraba la condición única de cada sujeto y dio importancia a valores como la libertad, la autenticidad y la espontaneidad.
- Promovió el nacionalismo. Los románticos defendieron la identidad no solo individual, sino también colectiva. Se preocuparon por rescatar la herencia autóctona y la conexión con las raíces y las tradiciones. Por eso exaltaron la cultura popular y promovieron fuertes sentimientos asociados con los símbolos nacionales.
- Mostró nostalgia por el pasado. El Romanticismo se opuso al concepto de progreso de la Revolución Industrial, que amenazaba con romper la unidad entre el hombre y la naturaleza. Por eso idealizó épocas anteriores y escenarios del pasado, especialmente de la Edad Media.
- Resaltó al genio incomprendido. La figura del genio romántico se destacaba por su imaginación, su inspiración particular y su vida atormentada, a diferencia del genio del Renacimiento, que se relacionaba sobre todo con la facultad de crear obras artísticas únicas.
- Exploró el mundo onírico. El Romanticismo indagó en los sueños, las pesadillas y las fantasías como formas de acceder a un mundo misterioso, lleno de significados ocultos. Se interesó especialmente por las situaciones en las que la imaginación se liberaba del sentido de la razón, e incluso por temas tabúes, oscuros o satánicos.
La literatura romántica
La literatura fue un foco de gran interés para el Romanticismo. Se nutrió de temas como el imaginario nacionalista en ciernes, los relatos del folklore popular y las leyendas medievales. En la poesía, se despojó de los estilos literarios neoclásicos y buscó expresar de forma intensa las pasiones humanas.
La naturaleza tenía mucho protagonismo y se presentaba como una fuerza misteriosa y enérgica. Los personajes, a menudo idealizados, formaban parte de mundos exóticos o fantásticos.
Se destacan en la literatura del Romanticismo las obras Rimas y leyendas, del español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870); Los miserables, del francés Víctor Hugo (1802-1885); Frankenstein, de la inglesa Mary Shelley (1797-1851); y Fausto, del alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Entre los autores más representativos del romanticismo literario, también se cuentan Edgar Allan Poe (estadounidense, 1809-1849), Alexandre Dumas (francés, 1802-1870), José de Espronceda (español, 1808-1842) y Jorge Isaacs (colombiano, 1837-1895).
Ver más en: Romanticismo literario
La pintura romántica
La pintura romántica se destacó por sugerir sentimientos y estados de ánimo profundos, así como por su marcado carácter introspectivo, nostálgico y melancólico. La naturaleza tuvo un papel protagónico, aunque no representada de manera realista, sino como una fuerza poderosa, asombrosa o terrorífica, con una gran carga simbólica y dramática. Eran comunes las pinturas de tormentas furiosas, bosques solitarios, montañas brumosas o mares embravecidos, como metáforas de sentimientos, emociones o intensos estados de ánimo.
De las obras más importantes de la pintura del Romanticismo, pueden mencionarse El caminante sobre el mar de nubes, del alemán Caspar David Friedrich (1774-1840); La balsa de la medusa, del francés Théodore Géricault (1791-1824); y La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix (1798-1863), también francés.
Entre los principales representantes de la pintura romántica también se destacan Francisco de Goya (español, 1746-1828), William Turner (inglés, 1775-1851) y Leonardo Alenza (español, 1807-1845).
La arquitectura romántica
El Romanticismo arquitectónico indagó en estilos de épocas pasadas con la intención de diferenciarse de la sobriedad que había propuesto el Neoclasicismo. Se dedicó a la creación de espacios inspirados en la conexión con elementos naturales, exóticos y fantásticos.
Así, abandonó la pureza clasicista, mezcló estilos y se inspiró en formas del gótico, el mudéjar y el barroco, entre otras, para producir nuevos estilos, que fueron designados con el prefijo neo-: neogótico, neomudéjar, neobarroco.
Entre los edificios más relevantes de la arquitectura romántica se encuentran el castillo de Neuschwanstein, del alemán Christian Jank (1833-1888), y el Palacio de Westminster, de los ingleses Charles Barry (1795-1860) y Augustus Pugin (1812-1852). Algunos de los arquitectos más representativos del Romanticismo fueron Eugène Viollet-le-Duc (francés, 1814-1879), Charles Barry (inglés, 1795-1860) y William Burges (inglés, 1827-1881).
La música romántica
La música del Romanticismo se caracterizó por su búsqueda expresiva. La intención estaba puesta en transmitir, de la manera más conmovedora posible, sentimientos como la melancolía, la ira, la tristeza o la alegría.
La armonía se hizo más compleja y la sonoridad se enriqueció gracias a la ampliación de la orquesta, la introducción de nuevos instrumentos y la búsqueda de elementos distintivos, propios y únicos por parte de los compositores. Se desarrollaron ampliamente las formas de la sinfonía y la ópera.
Algunas obras célebres del Romanticismo musical son la Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125, conocida como sinfonía “Coral”, del alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827); la ópera Tristán e Isolda, del también alemán Richard Wagner (1813-1883), y el Concierto para piano n.º 1, del franco-polaco Frédéric Chopin (1810-1849). Entre los principales representantes de la música del Romanticismo, también se destacan Franz Schubert (austríaco, 1797-1828) y Franz Liszt (astrohúngaro, 1811-1886).
Sigue con:
Referencias
- Eco, U. (2007). Historia de la fealdad. Lumen.
- Galitz, K. C. (2004). Romanticism. Heilbrunn Timeline of Art History. The Metropolitan Museum of Art. https://www.metmuseum.org/
- Souriau, É. (1998). Diccionario Akal de Estética. Akal.
¿Te fue útil esta información?
Sí No¡Genial! Muchas gracias por visitarnos :)