Te explicamos qué son los textos objetivos y subjetivos y cuáles son sus diferencias. Además, sus características generales y algunos ejemplos.
¿Qué son un texto objetivo y uno subjetivo?
A la hora de distinguir entre los distintos tipos de texto que existen, se pueden utilizar muchos criterios distintos, que atienden a rasgos diferentes. Uno de dichos criterios es el de la objetividad versus la subjetividad, lo cual nos da dos categorías: textos objetivos y textos subjetivos, respectivamente.
- Los textos objetivos. Son aquellos cuya construcción y cuyos recursos gramaticales y estilísticos apuntan a conservar un punto de vista comprobable, fáctico, que excluya cualquier tipo de opinión personal, visión interior o reflexión íntima. Esto es, que esté desprovisto de subjetividad. Por ej. un texto científico.
- Los textos subjetivos. Como indica su nombre, llenos de una evidente subjetividad. Sus recursos de composición revelan la presencia de una intención o de ciertos rasgos únicos, individuales, personales, como pueden ser opiniones, formas de decir las cosas, rasgos de emocionalidad, etc.
Dependiendo del ámbito en que el texto opere, será más o menos conveniente que el texto sea abiertamente subjetivo, o que aspire a cierto aire de objetividad.
Ver además: Resumen
Objetividad y subjetividad
Se conoce como objetividad a la medida de decir las cosas como son o como se percibieron, sin involucrar los sentimientos, apreciaciones u opiniones personales.
Es decir que se evita que quiénes somos influya en lo dicho.
Las realidades objetivas son idénticas para todos, sin importar las diferencias íntimas, subjetivas de quienes las perciben y, por ende, más cercanas al concepto de la verdad.
En cambio, la subjetividad implica el caso contrario: la apreciación de las cosas desde lo más íntimo del ser, desde el fuero interno. Las apreciaciones personales, individuales, pueden resultar sumamente contrarias e incluso contradictorias dependiendo de quién las exprese.
Una realidad subjetiva es, por ende, singular, única, y dos personas distintas pueden experimentarla de manera diferente en base a su emocionalidad y su forma de ver el mundo.
Diferencias entre texto objetivo y subjetivo
En base a lo explicado en el punto anterior, podemos afirmar que los textos objetivos son aquellos que refieren la realidad tal y como es. Su objetivo es describirla, explicarla o comentarla de manera tal que cualquier lector, por distinto que sea, pueda tomar dicho texto como verdadero, o al menos como una descripción fiel.
Por el contrario, un texto subjetivo revela tanto la interioridad de quien lo elaboró como la realidad objetiva de la que se ocupa. No aspira a la fidelidad, a reproducir la realidad tal cual es, sino a mostrar las valoraciones que de ella se hace el autor (o sus personajes). Muestra una manera particular en que dicha realidad se vive, se piensa o se evalúa.
Rasgos de un texto objetivo
En los textos objetivos por lo general abundan:
- Enumeraciones (datos, cifras, porcentajes, etc.).
- Adjetivos no valorativos (explicativos, demostrativos, etc.).
- Verbos en tercera persona, en impersonal, o en primera del plural.
- La mayoría de las oraciones aparecen en modo indicativo.
- Por lo general se emplean oraciones breves y poca subordinación.
- Uso de léxico específico, técnico o especializado.
- Tono expositivo sin opiniones o reflexiones.
Rasgos de un texto subjetivo
En los textos subjetivos generalmente abundan:
- Metáforas y otras figuras literarias (tropos).
- Adjetivos valorativos o de fuerte carga personal.
- Verbos en 1era persona del singular (aparición del “yo”).
- Se utilizan los distintos modos del verbo (indicativo, subjuntivo e imperativo).
- Oraciones largas, con subordinación, dependiendo del estilo.
- Uso de diminutivos, giros orales o referencias afectivas.
- Tono argumentativo, con reflexiones y opiniones.
Procedimientos objetivos y subjetivos
Existen ciertos procedimientos textuales que le aportan objetividad o subjetividad a un texto, tales como:
- La pregunta retórica. Típica de los textos subjetivos, es una pregunta que no busca realmente respuesta, sino expresar un sentimiento o una duda existencial. Por ejemplo: “¿Cómo podría perdonarlo después de aquello?”.
- Oraciones expresivas. Oraciones con signos de exclamación o sin ellos que constituyen un exhorto a alguien, una exclamación a los dioses o una queja, y que obviamente introducen subjetividad al texto. Por ejemplo: “¡Dios mío, qué he hecho!”.
- Citas textuales. Citar es referir lo que otro dijo. Por lo general las citas sirven para brindar objetividad, en particular cuando se hacen siguiendo los lineamientos de algún formato metodológico: con comillas, citando los datos del autor y la obra, refiriendo todo en algún tipo de bibliografía después, etc. En estos casos no se modifica nada del original. En contraste, cuando se utiliza la cita en textos subjetivos se lo hace por lo general sin ningún apoyo metodológico, parafraseando al original, como si el autor citara de memoria.
- Onomatopeyas. Consisten en representar sonidos mediante palabras: tic-tac, ¡pum!, etc. y por lo general le imprimen oralidad al texto, haciéndolo informal y por ende subjetivo.
- Notas al pie. Este procedimiento es casi exclusivo de artículos y textos de rigor académico, es decir, de mucha objetividad. Consiste en añadir al pie de página un breve texto que aclare datos, provea información adicional o indique algún tipo de dato suplementario que sirve de apoyo o de validación a lo dicho.
Ejemplo de texto objetivo
“La actividad económica tuvo su mayor caída del año en junio, con una contracción de 6,7% con respecto al mismo mes de 2017, según informó hoy el Indec. Además de los efectos de la sequía, la actividad estuvo golpeada por la brusca devaluación, que impactó en la industria manufacturera y en los comercios mayoristas y minoristas.”
Reportaje del diario La Nación de Argentina.
Ejemplo de texto subjetivo
“Ah, querida Andrée, qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de metal y ponerla al otro extremo de la mesa, ponerla allí simplemente porque uno ha traído sus diccionarios ingleses y es de este lado, al alcance de la mano, donde habrán de estar. Mover esa tacita vale por un horrible rojo inesperado en medio de una modulación de Ozenfant, como si de golpe las cuerdas de todos los contrabajos se rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso chicotazo en el instante más callado de una sinfonía de Mozart.”
Cuento “Carta a una señorita en París” de Julio Cortázar
¿Cuándo es importante la objetividad?
La objetividad se valora mucho en determinados contextos, como el científico o el periodístico. Supone un pacto entre el lector y quien escribe: las cosas se contarán o se explicarán del modo correcto en que fueron, con lujo de detalles y se dejará al lector formarse sus propias opiniones o sus propias ideas respecto al tema, al texto y al autor.
La interpretación, en ese sentido, es totalmente libre y ajena al autor, y por eso estos textos pueden tomarse más o menos como verdaderos o válidos, como formas de saber comprobable.
¿Cuándo es importante la subjetividad?
La subjetividad es necesaria y deseada en aquellos contextos en que se valora el talento expresivo, ya sea artístico o no. Esos contextos pueden ser una obra literaria, un discurso de apertura de un evento público, o incluso una asamblea política en la que se busca convencer a las personas de algo.
Los textos subjetivos proponen o defienden un modo de argumentación o interpretación de lo ocurrido. Por eso, su objetivo puede ser convencer al lector de algo, conmoverlo hacia algún sentimiento o simplemente confesarle algo íntimo y personal.
Ver también: Literatura
La paradoja de la objetividad
Se llama con este nombre al hecho de que no puede aspirarse, en prácticamente ningún contexto del lenguaje verbal, a una verdadera y total objetividad de parte del autor.
Los seres humanos somos personas subjetivas, que pertenecemos a una comunidad con una cultura determinada. Nuestro modo de pensar ha sido influenciado por diversas instancias de aprendizaje, como la familia, la escuela, la universidad, los afectos, etc.
De ese modo, aunque podemos esforzarnos por ser objetivos, nunca lo seremos al 100%. En la misma selección de nuestras palabras, en el deseo de abordar una temática se pone de manifiesto nuestra subjetividad.
La subjetividad incluso afecta el modo en que percibimos, ya que nuestros sentidos aparentemente objetivos responden a los criterios previos que tenemos de las cosas. Esto puede ocurrir, incluso, de manera tal que no nos demos cuenta conscientemente: hay muchos procesos mentales que no controlamos ni conocemos.
Por esta razón suele decirse que la objetividad es una suma de subjetividades.
Referencias:
- “Objetividad y subjetividad” en LenguayLiteratura.org.
- “Objetividad y subjetividad en los textos” en Aprendiendo a usar la lengua.
- “Los distintos tipos de textos” Junta de Andalucía (España).
- “¿Qué son objetividad y subjetividad?” en CiberCorresponsales, Red de Jóvenes Periodistas.
- “Subjective and Objective” en Indiana.edu.
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