Te explicamos qué fueron las Cruzadas, cuáles fueron sus causas y cómo se clasifican. Además, sus características y consecuencias.
¿Qué fueron las Cruzadas?
Se conoce como Cruzadas a una serie de campañas militares llevadas a cabo por cristianos de Europa occidental, especialmente de Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico e Inglaterra, bajo el impulso de la máxima autoridad de la Iglesia católica con sede en Roma, el Papa.
Tuvieron lugar a lo largo de casi dos siglos (entre 1096 y 1291) y su finalidad era recuperar el control político y religioso de la llamada “Tierra Santa” (Jerusalén y alrededores), que estaba gobernada por autoridades musulmanas.
Se reconocen ocho Cruzadas oficiales dirigidas a Medio Oriente y el norte de África, pero también fueron denominadas así otras guerras e iniciativas político-religiosas, como la Reconquista en la península ibérica, la persecución de los albigenses del sur de Francia (declarados herejes por la Iglesia católica) o los enfrentamientos con “paganos” y musulmanes en áreas del Báltico y Europa del Este.
Los guerreros que participaban en estos contingentes armados fueron llamados cruzados porque portaban una cruz de tela cosida sobre su ropa. De este modo, se identificaban como fieles a la misión de la Iglesia católica. A cambio de sus esfuerzos, les era concedida la indulgencia plenaria, es decir, les eran perdonados todos los pecados que hubieran cometido en el pasado.
- Ver además: Imperialismo
Contexto histórico
Antecedentes de las cruzadas
A mediados del siglo XI, los turcos selyúcidas que profesaban el Islam suní se expandieron por Medio Oriente. Conquistaron Bagdad y extendieron su dominio hacia el Oeste. El Imperio bizantino, que conservaba la fe cristiana, estaba perdiendo territorios en Europa y Asia, y el emperador Romano IV decidió enfrentar a los turcos selyúcidas que amenazaban su predominio en Anatolia (actual Turquía).
La derrota bizantina en Manzikert (1071) permitió a los selyúcidas conquistar Anatolia, Siria y Palestina, esta última de manos de los fatimíes (musulmanes chiíes que habían establecido un califato con centro en Egipto).
El dominio musulmán sobre Jerusalén y alrededores no había impedido hasta entonces la convivencia y peregrinación de cristianos que deseaban entrar en contacto con los “Santos Lugares” por los que se creía que había caminado Jesús. Pero el dominio selyúcida y los conflictos en la región convirtieron a la peregrinación en una empresa peligrosa. A la vez, la debilidad del Imperio bizantino impedía que este ofreciera protección a los peregrinos.
En este contexto, la expansión del Islam y, en particular, del dominio selyúcida que estaba a las puertas de Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, motivó tanto la solicitud de ayuda militar por parte del emperador bizantino Alejo I Comneno como la disposición de los poderes occidentales por acudir.
El llamamiento a las Cruzadas
La solicitud de ayuda militar del emperador bizantino Alejo I Comneno motivó el llamado que hizo el papa Urbano II en el Concilio de Clermont (Francia) en 1095. Este convocó a los cristianos de Europa a viajar a Tierra Santa para liberarla del dominio musulmán y ofreció a quienes acudieran la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de todos los pecados cometidos en el pasado.
Si bien el llamado de Urbano II iba dirigido a nobles y caballeros, acudieron personas de toda condición social bajo el lema “Dios lo quiere”. Se estima que entre 60.000 y 100.000 individuos se movilizaron en 1096 motivados ya sea por la fe, por la obligación de seguir a un señor o por el deseo de adquirir tierras y botín.
Una primera excursión no oficial, conocida como “Cruzada popular”, fue instigada por Pedro “el ermitaño”, un clérigo francés que promovió el llamado de Urbano II entre campesinos y otros sectores humildes. Estos avanzaron de a miles por Europa, la mayoría desarmados o con armas rudimentarias; saqueaban a su paso para avituallarse y agredían a poblaciones judías. Cuando llegaron a Anatolia, fueron en su mayor parte masacrados o esclavizados por los turcos selyúcidas.
Origen del término "Cruzadas"
Las Cruzadas toman su nombre de la cruz que llevaban los cruzados bordada en su uniforme o pintada en sus escudos y otros implementos. Este signo manifestaba públicamente que la persona había hecho el voto de “tomar la cruz”, es decir, comprometerse en una expedición en defensa de la fe católica. De este modo, el término en latín crucesignatus, que se puede traducir como “cruzado”, nombraba a una persona que estaba “bajo el signo de la cruz”.
En los comienzos de las Cruzadas, los cristianos que marchaban armados o desarmados a Tierra Santa eran reconocidos indistintamente como peregrinos, y las campañas recibían nombres genéricos como “viaje a Jerusalén”, “peregrinación” o “expedición”. A lo largo del siglo XII, la diferencia entre guerreros y peregrinos desarmados se hizo más pronunciada y tanto el término “cruzados” (reservado a los guerreros) como “Cruzada” se comenzaron a generalizar a fines de este siglo. “Cruzada” se convirtió en sinónimo de peregrinación armada y de guerra santa.
Causas o motivaciones de las Cruzadas
La principal motivación de las Cruzadas fue detener la expansión islámica y recuperar el control de la llamada “Tierra Santa”, es decir, Jerusalén y otros sitios de Palestina en los que se creía que había vivido, muerto y resucitado Jesús.
También conocidos como “Santos Lugares”, estos sitios estaban desde el siglo VII bajo el dominio político de regímenes islámicos y eran el destino de peregrinos cristianos provenientes de Europa. Pero la conquista de los turcos selyúcidas y los conflictos que tuvieron lugar en la región a fines del siglo XI volvieron peligrosa la peregrinación y avivaron el anhelo cristiano de expulsar de ella a los musulmanes.
Sin embargo, los historiadores también reconocen otras motivaciones complementarias:
- La solicitud de ayuda del emperador bizantino que desencadenó el posterior llamado a las Cruzadas fue una petición de asistencia militar para hacer frente a los turcos selyúcidas y defender la soberanía política de lo que aún quedaba del imperio.
- La predicación del papa Urbano II que llamaba a viajar a Jerusalén para recuperar y defender Tierra Santa pudo deberse también al interés por devolver la primacía al papado sobre toda la cristiandad que, en ese entonces, estaba dividida en la Iglesia católica de occidente y la Iglesia ortodoxa de oriente.
- Algunos de los participantes en las Cruzadas tenían intereses económicos, como la apropiación de tierras y riquezas o el aprovechamiento de las rutas terrestres y marítimas para hacer negocios. La Cuarta Cruzada adquirió incluso una motivación en gran medida comercial: los mercaderes venecianos convencieron a los cruzados de que atacaran ciudades cristianas con las que competían por la supremacía comercial, lo que derivó en la toma y saqueo de Constantinopla, la capital del Imperio bizantino.
Las Cruzadas mayores
- Primera Cruzada. Comenzó en 1096 y culminó en 1099. Estuvo formada principalmente por caballeros franceses y normandos que integraban contingentes dirigidos por líderes autorizados por el Papa. Entre estos se contaban el príncipe Bohemundo de Tarento y el duque Godofredo de Bouillón. Resultó en una victoria para los cruzados, que atravesaron Anatolia, conquistaron Antioquía y finalmente capturaron Jerusalén, que estaba en posesión de los musulmanes fatimíes. Esto significó la recuperación de algunos territorios por parte del Imperio bizantino y el establecimiento en Siria y Palestina de cuatro Estados cruzados (conocidos como Estados latinos de Oriente) gobernados por algunos de los líderes militares de las Cruzadas: el reino de Jerusalén, el principado de Antioquía, el condado de Trípoli y el condado de Edesa.
- Segunda Cruzada. Tuvo lugar entre 1147 y 1149, a partir de la caída del condado de Edesa (el primer Estado latino) ante los turcos selyúcidas en 1144. Los ejércitos cristianos del rey Luis VII de Francia y del emperador Conrado III de Alemania marcharon por toda Europa alentados por la predicación del monje cisterciense Bernardo de Claraval. Cruzaron Anatolia, donde debieron afrontar ataques turcos. Intentaron tomar Damasco en Siria pero fracasaron y se retiraron con grandes pérdidas humanas. Al comienzo de esta Cruzada en 1147, los cruzados que marchaban hacia oriente habían pasado por la península ibérica y habían recuperado Lisboa, Almería y Tarragona de manos de los musulmanes.
- Tercera Cruzada. Ocurrió entre 1189 y 1192 y fue conocida como la Cruzada de los Reyes, pues participaron en ella el rey de Inglaterra Ricardo I “Corazón de León”, el rey de Francia Felipe II y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I Barbarroja. Tuvo el objetivo de recuperar Jerusalén, que había caído en manos del sultán de Egipto y Siria Salah al-Din Yusuf ibn Ayyub (conocido en occidente como Saladino) tras la batalla de Hattin en 1187. Si bien los cruzados no pudieron reconquistar Jerusalén, una serie de victorias costeras favorecieron la firma del Tratado de Ramla entre Ricardo I y Saladino por el que el primero reconocía el control musulmán de la ciudad y el segundo se comprometía a permitir la peregrinación cristiana.
- Cuarta Cruzada. Comenzó en 1202 y culminó en 1204, pero no se dirigió contra musulmanes sino contra otros cristianos. La intención inicial de esta Cruzada era avanzar sobre Egipto para debilitar el control que ejercían desde allí los musulmanes sobre Tierra Santa. Sin embargo, los cruzados tuvieron dificultades para sufragar el viaje y fueron convencidos por las autoridades de la República de Venecia, que habían reunido una onerosa flota para la expedición, de conquistar la ciudad cristiana de Zara (en la actual Croacia) con la que rivalizaban por el control del Adriático. También movidos por el interés de asegurarse la predominancia comercial en el Mediterráneo oriental, los venecianos persuadieron a los cruzados de atacar Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, cuyo emperador Alejo IV no había cumplido, además, su compromiso de financiamiento de la expedición original. Los cruzados asediaron y conquistaron Constantinopla en 1204 y la saquearon durante varios días. Luego proclamaron en su lugar el Imperio latino de Constantinopla, que perduró hasta 1261.
Las Cruzadas menores
- Quinta Cruzada. Inició en 1217 y culminó en 1221. Se proponía derrotar al Estado ayubí de Egipto, como vía hacia la reconquista de Jerusalén. Se reunió un gran ejército y se lo puso al mando del rey Andrés II de Hungría y del duque Leopoldo VI de Austria por iniciativa del papa Inocencio III y su sucesor Honorio III. Luego de capturar Damieta, en la desembocadura del Nilo, los cruzados intentaron atacar El Cairo pero las fuerzas musulmanas y las inundaciones del Nilo los obligaron a retirarse y a abandonar las conquistas anteriores.
- Sexta Cruzada. Tuvo lugar entre 1228 y 1229 a cargo de Federico II Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, quien había sido excomulgado por el Papa por no haber marchado antes a Tierra Santa y, por lo tanto, emprendió la campaña sin el aval papal. Las tensiones internas del Islam le permitieron al emperador germano entablar negociaciones con el sultán de Egipto y Siria, al-Kamil, quien enfrentaba conflictos políticos dentro de su vasto territorio. Así Federico II obtuvo Jerusalén, Belén, Nazaret y otras ciudades a condición de permitir la permanencia y el libre tránsito de los musulmanes.
- Séptima Cruzada. Tuvo lugar entre 1248 y 1254, a cargo de Luis IX de Francia, una vez que la tregua firmada al término de la Sexta Cruzada había vencido y los musulmanes habían reconquistado Jerusalén en 1244. Los cruzados fueron derrotados en Egipto, al igual que en la Quinta Cruzada, y fueron hechos prisioneros. Luis IX y sus tropas fueron luego rescatados.
- Octava Cruzada. En 1270, Luis IX reintentó la conquista de tierras musulmanas desembarcando en Túnez con la intención de avanzar luego sobre Egipto, donde gobernaba ahora el sultán mameluco Baibars. Pero contrajo disentería y murió a los pocos días. Entonces el príncipe Eduardo de Inglaterra se sumó a los esfuerzos del fallecido Luis IX y dirigió sus tropas hacia Palestina en lo que algunos consideran una Novena Cruzada, pero este también fracasó en 1272. En adelante, los Estados cruzados fueron perdiendo territorios frente al avance mameluco y dejaron de existir en 1291 (por esta razón, algunos historiadores sitúan en este año el fin de las Cruzadas). El último reducto cruzado en la región fue la isla de Arwad que fue conquistada por los mamelucos en 1302.
Los Estados cruzados
El avance de la Primera Cruzada por Anatolia, Siria y Palestina promovió la creación de cuatro Estados cristianos que tenían la función de asegurar los territorios conquistados. Son conocidos como Estados cruzados o Estados latinos de Oriente.
Cada uno de estos Estados quedó a cargo de un líder cruzado que ejercía la autoridad sobre su población cristiana y musulmana. Muchos cruzados que cumplían sus votos al visitar el Santo Sepulcro retornaban a Europa, mientras que otros permanecían y se ponían bajo la autoridad de los gobernantes cristianos.
Estos Estados se organizaron principalmente según un orden feudal: el líder militar reclamaba territorios por derecho de conquista y repartía tierras y responsabilidades entre sus seguidores, que le debían fidelidad.
- El condado de Edesa (1098-1144). Fue el primer Estado cruzado. Creado por Balduino de Boulogne en Siria, quien posteriormente se proclamó rey de Jerusalén, fue también el primer Estado cruzado en desaparecer, pues fue conquistado por los turcos selyúcidas en 1144, hecho que desencadenó la Segunda Cruzada.
- El principado de Antioquía (1098-1268). Al sur de la actual Turquía, este Estado quedó a cargo de Bohemundo de Tarento, quien luego de ser tomado prisionero por los musulmanes y finalmente liberado, dejó como regente a su sobrino Tancredo. Este principado atravesó diversos conflictos y pérdidas territoriales hasta su disolución en 1268 a manos de los mamelucos del sultán Balibar.
- El condado de Trípoli (1109-1268). El asedio de Trípoli en el Líbano fue conducido inicialmente por Raimundo de Saint-Gilles, quien llegó a ostentar el título de conde de Trípoli por haber conquistado las tierras vecinas. El asedio fue completado luego de su muerte. Así se creó el condado de Trípoli, que perduró hasta 1268 cuando cayó ante los mamelucos.
- El reino de Jerusalén (1099-1187). La conquista de Jerusalén tuvo como protagonista a Godofredo de Bouillón, quien logró vencer a los musulmanes fatimíes que habían, a su vez, expulsado a los turcos selyúcidas. El resultado inmediato fue una masacre de población musulmana y judía acompañada de la captura de prisioneros. Godofredo se proclamó gobernante de Jerusalén con el título de “protector del Santo Sepulcro” y, a su muerte, fue sucedido por su hermano Balduino que adoptó el título de rey de Jerusalén. Este reino fue perdido a manos del sultán Saladino en 1187. Durante la Tercera Cruzada los cristianos recuperaron territorios en la costa de Palestina y establecieron su centro en Acre (en el actual Israel). Además fundaron el reino de Chipre. Acre fue finalmente conquistada por los mamelucos en 1291 y esto signó el fin de los Estados cruzados.
Los cruzados
Las primeras Cruzadas convocaron a personas de toda condición social y de distintos puntos de Europa. Algunos sectores humildes y marginales participaron en la llamada “Cruzada popular” que no contó con la aprobación del Papa, pero otros se integraron en las Cruzadas oficiales junto a nobles y caballeros que iban mejor equipados y entrenados. A partir de la Segunda Cruzada adquirieron protagonismo algunos reyes en la conducción de estas expediciones.
Las razones para participar en las Cruzadas eran diversas. La más visible era el fervor religioso que podían experimentar todos los estratos sociales de la cristiandad occidental, motivados por la defensa de la Tierra Santa o por la indulgencia plenaria. Pero también fue importante la ambición política de algunos nobles que deseaban conquistar territorios y los intereses económicos de sectores de la baja nobleza o de condición social menos privilegiada que se beneficiaron de la rapiña, el botín o la obtención de tierras para usufructuar.
Algunos simplemente seguían a sus señores, a quienes debían fidelidad (esta forma de reclutamiento por obligaciones de vasallaje parece haber sido predominante a partir de la Tercera Cruzada). Algunos mercaderes podían aprovechar las rutas de traslado a Medio Oriente como una oportunidad de negocios y otros individuos podían estar motivados por la obtención de títulos nobiliarios como recompensa por acompañar a los líderes cruzados.
El éxito de la Primera Cruzada y el asentamiento de los cruzados en Siria y Palestina fomentó además la creación de órdenes monásticas y militares que tenían la misión de proteger a los peregrinos y defender las nuevas posesiones cristianas. Así nacieron los caballeros templarios (1119-1314), los caballeros hospitalarios (surgidos en 1113 y famosos, entre otras cosas, por su control de castillos como el Crac de los caballeros en Siria), los caballeros teutones (cuya orden fue fundada en 1190), entre otros. Estos monjes-guerreros tomaban votos monásticos y se dedicaban a la actividad militar.
La organización militar de los cruzados dependía tanto de la caballería como de la infantería. Las unidades se formaban a partir de la jura de fidelidad a un líder cruzado. El traslado desde Europa se hizo inicialmente por vía terrestre pero a partir de la Tercera Cruzada se hizo más frecuente el recurso a embarcaciones, generalmente proveídas por ciudades comerciales italianas como Venecia y Génova.
¿Contra quién se dirigían los cruzados?
Las Cruzadas a Tierra Santa se dirigían contra poblaciones musulmanas. El primer objetivo de los cruzados era expulsar de los Santos Lugares a los turcos selyúcidas. A fines del siglo XI estos dominaban gran parte de Medio Oriente y amenazaban al Imperio bizantino. Si bien los cruzados se enfrentaron con los selyúcidas en las primeras Cruzadas, el sitio de Jerusalén en 1099 fue dirigido contra los fatimíes que gobernaban desde Egipto y que habían expulsado a los selyúcidas de dicha ciudad.
Otros adversarios musulmanes de los cruzados fueron los ayubíes, que respondían a la autoridad del sultán de Egipto y Siria (Saladino o sus sucesores); los mamelucos, entre cuyos sultanes se destacó Baibars I; y los almorávides que fueron vencidos por cruzados al servicio del rey de Portugal en la península ibérica como parte de la llamada Reconquista.
Los cruzados también se enfrentaron con poblaciones cristianas, especialmente en el Imperio bizantino, y ejercieron la violencia sobre poblaciones judías. Otros episodios que fueron llamados “Cruzadas” se libraron en territorio europeo y se dirigieron contra cristianos “herejes”, como la guerra contra los albigenses del sur de Francia, y contra “paganos”, como las Cruzadas bálticas.
Consecuencias de las Cruzadas
Las Cruzadas tuvieron diversas consecuencias en Europa y Medio Oriente, entre ellas:
- Detuvieron el avance del Islam hacia occidente y preservaron la hegemonía cristiana en Europa.
- Ampliaron la influencia del papado en el mundo occidental e incluso, durante un tiempo, entre los cristianos de oriente, aunque las diferencias entre cristianismo oriental y occidental se acentuaron y tornaron irreversible la separación entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa.
- Determinaron el declive del Imperio bizantino, que se desintegró finalmente en 1453 tras la caída de Constantinopla frente a los turcos otomanos.
- Aumentaron la presencia cristiana en regiones de Medio Oriente y otros lugares de Asia, incluida la promoción de misiones franciscanas y dominicas.
- Reforzaron la idea de unidad religiosa y cultural de la Europa occidental cristiana en oposición al oriente musulmán e incrementaron la intolerancia religiosa contra musulmanes, judíos y quienes eran considerados paganos y herejes.
- Le dieron un nuevo impulso al comercio entre oriente y occidente, lo que introdujo nuevos cultivos y productos exóticos en Europa, y favorecieron la recepción occidental de ciencias, artes y filosofía del Islam, así como de obras griegas que conservaba el Imperio bizantino o que habían sido traducidas y comentadas por intelectuales árabes (aunque tuvo mayor impacto en esto la Reconquista en la península ibérica).
- Arruinaron a muchos señores feudales que habían abandonado, vendido o hipotecado sus tierras para dirigirse a Tierra Santa, mientras que beneficiaron a comerciantes de las ciudades y fortalecieron a algunas casas reales europeas que habían concentrado recursos mediante impuestos y aranceles al comercio.
- Aumentaron la hegemonía de grandes ciudades comerciales como Venecia, Génova y Pisa que controlaban las rutas de intercambio con Medio Oriente.
- Incentivaron la formación de órdenes religioso-militares creadas con el fin de participar en las Cruzadas y proteger a los peregrinos; algunas de ellas acumularon poder y riquezas e inspiraron la creación de otras órdenes, pero en ocasiones entraron en conflicto con los poderes eclesiástico y secular (como sucedió con la Orden de los Templarios, que fue disuelta en el siglo XIV).
- Acentuaron las divisiones dentro del Islam pero también intensificaron sus diferencias con los poderes cristianos, cuyo comportamiento durante las Cruzadas fue motivo de reprensión.
- Estimularon la elaboración de narraciones que durante siglos exaltaron el heroísmo ya sea de reyes y nobles europeos al servicio de la cristiandad (en el occidente cristiano) o bien de gobernantes que habían luchado en defensa del Islam (como Salah al-Din Yusuf ibn Ayyub, conocido en occidente como Saladino).
- Difundieron la idea de cruzada religiosa y “guerra santa” que influyó en la concepción de expansiones posteriores, como por ejemplo la conquista del Nuevo Mundo.
El perdón por las Cruzadas
En el año 2000, el entonces Papa de la Iglesia católica Juan Pablo II confesó públicamente las “culpas del pasado” y pidió perdón por los actos de intolerancia y violencia cometidos en nombre de la fe católica a lo largo de la historia.
Entre los hechos que motivaron esta manifestación de arrepentimiento y penitencia se contaban, aunque sin nombrarlos, los crímenes de la Inquisición y las masacres perpetradas durante las Cruzadas.
Otras cruzadas
Otras guerras y episodios de violencia fueron denominados “Cruzadas”, pero no formaron parte del esfuerzo católico por recuperar o defender Tierra Santa. Entre ellos, se destacan los siguientes:
- La Cruzada albigense (1209-1229) se dirigió contra los cátaros o albigenses del sur de Francia que predicaban una doctrina gnóstica cristiana considerada herética por la Iglesia católica. El Papa recurrió a la corona francesa y comenzó una guerra que concluyó con la victoria de los cruzados del rey de Francia sobre el condado de Tolosa que cobijaba a los albigenses. De todos modos, el movimiento cátaro no se extinguió y siguió siendo perseguido por la Inquisición.
- La Reconquista en la península ibérica también adquirió carácter de Cruzada. Por ejemplo, los cruzados que marchaban hacia Tierra Santa en 1147 recibieron la misión eclesiástica de expulsar a los musulmanes de Lisboa, Almería y Tarragona, y la batalla de Las Navas de Tolosa que tuvo lugar en 1212 recibió contingentes de diversas partes de Europa debido a que el papa Inocencio III la predicó como una Cruzada.
- Las Cruzadas bálticas fueron protagonizadas por los caballeros de la Orden Teutónica que había sido creada durante la Tercera Cruzada. Se dirigieron contra las poblaciones paganas de la región báltica a partir del siglo XIII. Los teutones recibieron la aprobación del Papa y del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico para gobernar las tierras conquistadas en Prusia y otras áreas limítrofes e imponer su cristianización.
- La Cruzada de Nicópolis convocó en 1385 a un gran número de tropas europeas por solicitud del rey Segismundo de Hungría con el objetivo de detener el avance de los turcos otomanos en Europa. La batalla decisiva tuvo lugar en 1396 y supuso una derrota para los cristianos frente a las fuerzas musulmanas del sultán otomano Bayezid I.
- La llamada “Cruzada de los niños” (1212) no fue realmente una Cruzada ni se compuso mayoritariamente de niños. Fue un movimiento popular que parece haber sido inspirado por un joven pastor de Alemania que convocó a un buen número de personas (entre ellas, niños y adolescentes, pero también adultos pobres y marginados). Si bien el objetivo parece haber sido llegar a Tierra Santa desde Génova, no lograron salir de Europa. Otros movimientos similares pudieron haber confluido con este. De todos modos, los relatos acerca de esta movilización y acerca de sus inspiradores parecen mezclar la historia con la ficción.
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Referencias
- Asbridge, T. (2010). The Crusades: The Authoritative History of the War for the Holy Land. Simon & Schuster.
- Baldwin, M. W., Madden, T. F. & Dickson, G. (2022). Crusades. Encyclopedia Britannica.
- García-Guijarro Ramos, L. (1995). Papado, cruzadas y órdenes militares, siglos XI-XIII. Cátedra.
- Nicolle, D. & Hook, C. (2011). La lucha por Tierra Santa. Osprey-RBA.
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