Antonio de Padua

Te explicamos quién fue Antonio de Padua, cuáles fueron sus contribuciones a la religión cristiana y por qué fue canonizado.

Antonio de Padua
San Antonio de Padua fue un fraile franciscano y doctor de la Iglesia católica.

¿Quién fue Antonio de Padua?

Antonio de Padua (1195-1231), popularmente conocido como San Antonio, fue un fraile y presbítero cristiano de origen portugués. Perteneció a la Orden Franciscana y desde su canonización en el siglo XIII ha sido ampliamente venerado como un santo cristiano, patrono de los pobres y doctor de la Iglesia católica.

Según la tradición, San Antonio fue un predicador itinerante dotado de una gran capacidad de oratoria, lo que le valió del papa Gregorio IX y sus cardenales el apodo de “Arca del Testamento”. Solía predicar en contra de la usura y la avaricia, siempre en defensa de los pobres, y combatió con gran empeño el catarismo en el sur de Francia.

San Antonio es uno de los más célebres y venerados de todos los santos cristianos, y el más popular de los seguidores de San Francisco de Asís. Cada 13 de junio se conmemora el día de su muerte en casi todos los países de tradición cristiana, y su santuario principal se disputa entre la Basílica de San Antonio de Padua, en Italia, y la Iglesia de San Antonio de Lisboa, en Portugal.

Juventud y formación religiosa de Antonio de Padua

Antonio de Padua nació en Lisboa, en el barrio medieval de Alfama, en 1195. Su nombre real era Fernando Martim de Bulhoẽs e Taveira Azevedo y descendía de una familia adinerada de la época, pese a lo cual decidió dedicarse al estudio de las sagradas escrituras en la orden de San Agustín, célebre por su dedicación académica.

Allí comenzó su formación clásica y teológica, a través del estudio de la obra de los grandes doctores de la Iglesia católica, como Jerónimo de Estridón (c. 340-420), Agustín de Hipona (354-430), Gregorio Magno (c. 540-604) y Bernardo de Claraval (1090-1153). Además, conoció la obra de los romanos Ovidio (43 a. C.-17 d. C.) y Séneca (4 a. C.-65 d. C.).

Antonio de Padua
Dada su gran cultura y devoción por el estudio, a San Antonio se le representa a menudo con un libro y un ramo de lirios en la mano.

En 1210 San Antonio se trasladó al monasterio agustiniano de Santa Cruz en Coímbra, para continuar sus estudios, donde profundizó sus conocimientos de la Lectio Divina y de la Biblia. Durante su estancia en Coímbra tuvo sus primeros contactos con los frailes de la orden fundada por Francisco de Asís en Italia, cuando regresaron a Europa los restos de los primeros cinco mártires franciscanos, ejecutados por los sarracenos en Marruecos.

Esto tuvo un profundo impacto en San Antonio, quien aspiraba a una vida religiosa de mayores compromisos, y así decidió abandonar la orden agustiniana y sumarse a la franciscana. Decidido a seguir el camino de los santos mártires, asumió el nombre de Antonio, para rendir homenaje a San Antonio Abad, a quien estaba dedicado el pequeño templo franciscano de Coímbra.

Se conoce como los Mártires de Marrakech a los cinco primeros frailes franciscanos torturados y decapitados en Marruecos como castigo por predicar el evangelio a los musulmanes. Venerados en la Iglesia católica como santos, fueron ejecutados en 1220 bajo las órdenes del califa Muhammad an-Nasir (c. 1181-1213). Sus restos fueron exhibidos en Portugal en solemne procesión y finalmente fueron canonizados en 1481 por el papa franciscano Sixto IV.

Partida hacia Marruecos y encuentro con San Francisco de Asís

A pesar de sus deseos, San Antonio no pudo culminar su viaje a Marruecos, pues enfermó gravemente a finales de 1220 y debió retornar a Europa. De vuelta en Sicilia, Italia, supo del llamado de Francisco de Asís a un Capítulo general de la orden, y decidió sumarse a los miles de frailes franciscanos que atendieron la convocatoria.

Esta reunión se llevó a cabo durante la fiesta del Pentecostés de 1221 y se conoce como el “Capítulo de las esteras”, pues cada fraile franciscano llevó una estera de paja para acostarse. Allí San Antonio tuvo la oportunidad de escuchar la prédica de Francisco de Asís, quien exhortó a los presentes a llevar vidas de obediencia, consagradas a la propagación de la palabra cristiana.

El Capítulo de las esteras fue la reunión franciscana más multitudinaria de la historia, a la que asistieron entre 3000 y 5000 frailes franciscanos, así como habitantes de los pueblos cercanos e incluso el cardenal Hugolino (c. 1170-1241), futuro papa Gregorio IX, a quien se atribuye la frase: “Este es el campamento y el ejército de los caballeros de Dios”.

Tras la reunión, San Antonio partió hacia el convento de frailes laicos de Monte Paolo, en el norte de Italia, por solicitud del fray provincial de Romaña. Allí asistió a las ordenaciones de los frailes menores y frailes predicadores en Forlì, y se hizo evidente el enorme talento para la oratoria del fraile portugués.

La cultura e inteligencia de sus sermones llegó a oídos de Francisco de Asís, quien celebró que San Antonio enseñara teología a los frailes y decidió enviarlo a Bolonia como Lector de Teología en 1223.

La prédica contra los herejes

En 1224, San Antonio recibió nuevamente instrucciones de Francisco de Asís. Esta vez le pidió que partiera hacia el sur de Francia a predicar contra la herejía de los cátaros o albigenses, en el marco de la cruzada que desde 1209 libraba el papado en contra de este movimiento cristiano gnóstico.

San Antonio viajó a Toulouse y a Montpellier ese mismo año, donde su popularidad siguió creciendo. En 1225 fue nombrado Guardián del Convento de Puy-en-Velay y en 1226 Custodio de la Provincia de Limoges. Cuando, ese mismo año, falleció Francisco de Asís, ya San Antonio se había convertido en predicador itinerante.

San Antonio emprendió el retorno a Italia en 1227. Pregonó en Rímini, Verona y sobre todo Padua, lugar que escogió luego para vivir, y fue designado ministro provincial de la Emilia-Romaña. Poco después, a sus 32 años de edad, fue nombrado superior de la fraternidad franciscana del norte de Italia. Los años de mayor producción intelectual de San Antonio tuvieron lugar a partir de entonces.

En 1228 el papa Gregorio IX lo escuchó predicar en San Juan de Letrán y le encomendó la redacción de los sermones dominicales y festivos. Fue entonces que San Antonio se ganó el epíteto de “Arca del Testamento”. A la par, los rumores sobre sus milagros comenzaban a circular entre la gente.

Los últimos años de San Antonio de Padua

Antonio de Padua
A San Antonio de Padua se le atribuye una visita del niño Jesús.

Los más destacados mensajes de San Antonio de Padua ocurrieron alrededor de 1231, especialmente en los sermones de Cuaresma, a los que mucha gente acudía para oírlo predicar sobre el perdón y la reconciliación. En aquellos años, sin embargo, su salud se había comenzado a deteriorar notablemente, debido a una enfermedad (hidropesía).

Fatigado, a menudo en ayunas, San Antonio continuó con sus labores religiosas hasta el límite de sus fuerzas. En la Pascua de 1231 se retiró a Camposanto, en compañía de otros frailes, para orar y descansar, y allí habitó en una vivienda construida por él mismo bajo las ramas de un árbol.

Pero el deterioro de su salud lo obligó a emprender el regreso a Padua. En el camino, se detuvo en un convento de las clarisas pobres, en Arcella, para reponerse y finalizar su viaje. En ese lugar falleció, el 13 de junio de 1231, a los 35 años de edad, y fue sepultado en la iglesia de Santa Mater Domini, en Padua.

Al año siguiente, en conmemoración de su muerte, el papa Gregorio IX anunció su canonización. El 8 de abril de 1263 su cuerpo fue trasladado a una basílica que se erigió en su honor en la misma ciudad, y posteriormente, en 1310, sus restos se dejaron en una capilla recién construida en el extremo izquierdo de la misma basílica.

En 1946 el papa Pío XII declaró oficialmente a San Antonio de Padua como Doctor de la Iglesia.

Milagros atribuidos a San Antonio de Padua

A San Antonio se le atribuyeron en vida diferentes milagros, y muchos otros se le atribuyen aún siglos después de su muerte. Entre ellos figuran:

  • La visita del niño Jesús. Se dice que, cuando aún era fraile, San Antonio recibió una noche de plegarias al niño Jesús, que vino a confirmarle su santidad y su destino.
  • La lengua incorrupta. Otra leyenda afirma que, al revelar sus restos en 1263, el ministro general de los franciscanos, Buenaventura de Bagnoregio, halló su lengua incorrupta en el féretro, señal de que poseía el don de la palabra divina.
  • La curación de la peste negra. En 1350, el cardenal Guido de Boulogne le encomendó a San Antonio la cura de la peste negra en su ciudad, y prometió llevarle un relicario precioso en ofrenda. San Antonio cumplió y el cardenal llevó el relicario a Padua, donde depositó la mandíbula del santo.
  • La sanación de los enfermos. Diferentes milagros se cuentan respecto a la intervención de San Antonio para curar niños y adultos enfermos, tanto en vida como después de la muerte.
  • Misa bajo la tormenta. Se cuenta que en su momento de mayor popularidad, la multitud se agolpaba para escuchar la prédica de San Antonio, a punto tal de que la gente quedaba afuera de la iglesia. Se desató entonces una tormenta y la gente comenzó a irse, por lo que San Antonio les anunció que no se mojarían. Los fieles le hicieron caso y se dieron cuenta que, en efecto, la lluvia caía a su alrededor sin humedecer sus ropas.
  • Bilocación. Se dice que a San Antonio se le vio en vida predicando en dos lugares distintos el mismo día y a la misma hora.
  • Prédica a los peces. Otra anécdota de San Antonio afirma que, en una localidad en que los fieles ignoraron sus prédicas, los peces y las aves se reunieron en su lugar para escuchar el mensaje del santo.

Cómo se representa a San Antonio de Padua

Antonio de Padua
Se dice que, en ausencia de fieles, San Antonio les predicó incluso a los peces.

Lo más común en las representaciones pictóricas de San Antonio de Padua es mostrarlo como un hombre flaco y alto, en su traje franciscano, normalmente marrón o azul oscuro. Suele llevar en las manos un libro, un ramo de lirios o al niño Jesús, aunque en otras ocasiones puede acompañarlo también un corazón o una llama de fuego.

San Antonio de Padua es el santo patrono de numerosas localidades en España, Portugal, Francia, Italia y toda América Latina. Solo en algunos y muy excepcionales casos se lo representa como un hombre corpulento.

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Referencias

  • Gala Pellicer, S. (2012). San Antonio de Padua en la cultura popular (Tesis). Universidad de Alcalá.
  • Padua Barona, F. A. de. (2020). “San Antonio de Padua. Conferencia en el Acto de Homenaje tributado por la Universidad y por la Academia Santo Tomás”. Revista Institucional | UPB, vol. 12, n. 45-46, pp. 319–335.
  • Vásquez, I. (1996). “La literatura hagiográfica: San Antonio de Padua a comienzos del siglo XVII”. Archivo iberoamericano, vol. 56, n. 221-222, pp. 451-463.
  • Vatican News. (s. f.). “San Antonio de Padua, sacerdote franciscano y doctor de la iglesia”. http://www.vaticannews.cn/
  • The Encyclopaedia Britannica. (s. f.). “St. Anthony of Padua (Portuguese friar)”. https://www.britannica.com/

¿Cómo citar?

"Antonio de Padua". Autor: Gilberto Farías. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/antonio-de-padua/. Última edición: 9 enero, 2024. Consultado: 3 mayo, 2024.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 9 enero, 2024
Fecha de publicación: 10 octubre, 2023

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