Miguel Hernández

Te explicamos quién fue Miguel Hernández, cuáles fueron sus principales obras literarias y cómo fue su trágico destino durante la guerra civil española.

Miguel Hernández
Miguel Hernández escribió una importante obra poética en sus solo 31 años de vida.

¿Quién fue Miguel Hernández?

Miguel Hernández fue un poeta y dramaturgo español, perteneciente a la llamada generación del 27 y, en términos cronológicos, a la generación del 36. Se le recuerda por su obra poética, de suma importancia en el marco de la literatura española del siglo XX, y por su fallecimiento en prisión tras la guerra civil española (1936-1939), en la que combatió en el bando de la República española.

La poesía de Hernández combina las formas líricas tradicionales españolas con una subjetividad propia del siglo veinte. Algunos de sus libros fueron censurados y destruidos por la dictadura franquista que surgió de la guerra civil, mientras que el propio Hernández fue sentenciado inicialmente a morir y luego a cadena perpetua una vez finalizada la guerra.

Hernández, así como Federico García Lorca (1898-1936), es considerado un ícono cultural de la Segunda República Española y de la resistencia al fascismo. En su memoria se han escrito numerosas piezas líricas por parte de artistas posteriores. Muchas de ellas han sido musicalizaciones de sus poemas más famosos.

Nacimiento y primeros años de Miguel Hernández

Miguel Hernández nació en Orihuela, España, el 30 de octubre de 1910. Fue el tercero de los cinco hijos que tuvieron Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert, una pareja dedicada a la ganadería caprina. Tres de sus hermanas fallecieron a muy temprana edad, cuando Miguel era un niño.

Su educación inicial tuvo lugar en instituciones religiosas, especialmente en colegios jesuitas, como el Santo Domingo de Orihuela, cuyas autoridades le ofrecieron una beca para cursar sus estudios de bachillerato, que su padre, un campesino autoritario y conservador, rechazó.

A partir de entonces, Miguel tuvo que dedicarse de lleno al pastoreo. En sus tiempos libres al cuidado del rebaño, sin embargo, ensayó sus primeros poemas.

El resto de la formación de Miguel se produjo de manera autodidacta. Alrededor de 1925 conoció y trabó amistad con el clérigo Luis Almarcha Hernández (1887-1974), quien era entonces canónigo de la Catedral de Orihuela y profesor del seminario local, y gracias a él tuvo acceso a las obras de los poetas mayores de la tradición hispana, como San Juan de la Cruz (1542-1591), y de grandes autores del Siglo de Oro  y clásicos, como Virgilio (70-19 a. C.).

El creciente interés de Miguel por los asuntos literarios lo llevó a frecuentar la biblioteca de la ciudad y luego a un grupo de jóvenes escritores, que acabaron conformando un grupo literario. A partir de entonces se dieron cita regularmente el propio Miguel, su amigo Carlos Fenoll y el hermano de este, Efrén, así como el poeta Manuel Molina Rodríguez (1917-1990) y el escritor y abogado José Marín Gutiérrez (1913-1935), quien luego fue conocido por el seudónimo Ramón Sijé. Con este último, Miguel entabló una larga y cercana amistad.

La relación de Hernández con Sijé merece mención aparte, no solo porque fueron amigos y colaboradores literarios durante toda su vida, sino porque Hernández le dedicó su poema “Elegía”, cuando Sijé enfermó y murió en apenas diez días en diciembre de 1935. Este texto fue musicalizado por Joan Manuel Serrat (1943-) en 1972 y es uno de los más conocidos de la obra poética de Hernández.

Los inicios literarios de Miguel Hernández

Miguel Hernández
Miguel Hernández publicó su primer poemario, Perito en lunas, en 1933.

En 1931, Miguel Hernández compró su primera máquina de escribir y compuso en ella sus primeros textos publicados, que salieron en El Pueblo de Orihuela, un semanario local. También escribió su primer y único texto premiado, un poema de 138 versos titulado Canto a Valencia, que le mereció el premio de la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano, cuando tenía apenas 20 años de edad.

A finales de 1931, Hernández emprendió su primer viaje a Madrid, con el plan de abrirse camino en la escena literaria nacional. Allí conoció a los miembros de la generación del 27 y adquirió la experiencia necesaria para componer su primer poemario. En Madrid, sin embargo, vivió pobremente y buscó empleo sin éxito, por lo que volvió a Orihuela en mayo del año siguiente.

Hernández publicó su primer poemario, Perito en lunas, a comienzos de 1933 y fue invitado por la Universidad de Cartagena y el Ateneo de Alicante a participar en algunas lecturas literarias. De allí marchó otra vez a Madrid, donde obtuvo un trabajo como colaborador en las Misiones Pedagógicas de la Segunda República Española, un plan nacional de promoción cultural y educativa a gran escala.

Poco después trabajó como redactor de la enciclopedia Los Toros. Tratado técnico e histórico, el tratado taurino más extenso de la historia, gracias al padrinazgo del escritor José María de Cossío (1892-1977). Con él, además, Hernández trabó una importante amistad, y Cossío fue uno de los mayores admiradores y defensores de su obra incluso después de la muerte del poeta.

Hernández colaboró asiduamente en la Revista de Occidente fundada por José Ortega y Gasset (1883-1955), y en 1933 inició una relación amorosa con la pintora surrealista española Maruja Mallo (1902-1995), a quien dedicó buena parte de su siguiente poemario, El rayo que no cesa (1936).

Ambos activistas de izquierda, se influenciaron mutuamente y planificaron varias de las obras dramatúrgicas de Hernández, como El torero más valiente (1934) o Los hijos de la piedra (1935), en las que hacían referencia a la Masacre de Casas Viejas y la Revolución de octubre de 1934.

En diciembre de 1935 falleció Ramón Sijé y su muerte temprana dejó a Hernández muy abatido. Le compuso su célebre “Elegía”, que mereció aplausos de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) en el diario El Sol. Asimismo, en 1936, tras la publicación de su segundo poemario, Hernández llamó la atención de Pablo Neruda (1904-1973) y Vicente Aleixandre (1898-1984), y comenzó una breve etapa de mayor identificación poética con el surrealismo.

Ese mismo año estalló la guerra civil española (1936-1939) y la poesía de Hernández se comprometió abiertamente con su militancia política.

Miguel Hernández en la guerra civil española

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Miguel Hernández combatió en la Guerra Civil en el bando de la República Española.

Cuando la guerra civil española comenzó, tras el golpe de Francisco Franco (1892-1975), Hernández se hallaba en su pueblo natal de Orihuela. Ese verano se alistó en el bando republicano y en el Partido Comunista español, y formó parte del Quinto Regimiento de Milicias Populares, en el que hizo las veces de comisario político militar a partir de 1937.

Ese mismo año, en medio del conflicto, volvió brevemente a su pueblo para contraer matrimonio con la joven Josefina Manresa (1916-1987), hija de un guardia civil de Orihuela, quien jugó después de su muerte un papel vital en la preservación de su obra poética. La pareja se casó el 9 de marzo de 1937 y se estableció en Alicante, a pesar de que el poeta se hallaba en continuo estado de movilización.

Entre diciembre de 1937 y febrero de 1938, Hernández participó en la batalla de Teruel y en el frente republicano en Jaén. Su compromiso con la guerra, sin embargo, no lo alejó de la cultura: ese año participó en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, junto a personalidades literarias del mundo hispano, como el peruano César Vallejo (1892-1938), el mexicano Octavio Paz (1914-1998), los cubanos Nicolás Guillén (1902-1989) y Alejo Carpentier (1904-1980), y los españoles Antonio Machado (1875-1939) y Luis Cernuda (1902-1963), entre otros.

A finales de 1937, además, publicó su poemario Viento del pueblo y realizó su primer viaje a la Unión Soviética, donde continuó escribiendo. En diciembre de ese año nació su primer hijo, Manuel Ramón, fallecido a los pocos meses de nacer, y a quien Hernández dedicó el poema “Hijo de la luz y de la sombra”. Este texto formó parte más adelante de su último poemario: Cancionero y romancero de ausencias, que comenzó a escribir en 1938 y que fue publicado, sin terminar, póstumamente.  

En 1939 nació el segundo hijo de Hernández, Manuel Miguel, en el poblado de Cox, en Valencia, donde su esposa se refugiaba en casa de unos familiares. La guerra estaba terminando y la victoria del bando franquista era inminente.

Ese año Hernández se incorporó a la Sexta División Republicana, en Madrid, y publicó el poemario El hombre acecha, el cual fue destruido casi por completo por las fuerzas franquistas tras su victoria. Únicamente dos ejemplares sobrevivieron a la quema de libros. Tras la caída de la Segunda República Española, Hernández pasó a la clandestinidad.

Vida en prisión y muerte de Miguel Hernández

Miguel Hernández
Tras la victoria del bando franquista, Hernández fue sentenciado a muerte.

La guerra concluyó en abril de 1939 y Hernández regresó brevemente a Orihuela. Era un hombre buscado, así que escapó a través de Andalucía hacia Portugal, de donde planeaba emprender la huida hacia el continente americano. Sin embargo, fue delatado y apresado por la policía de Portugal, y el régimen de António de Oliveira Salazar (1889-1970), cercano al franquismo, entregó al poeta a sus enemigos políticos.

Hernández fue detenido en un puesto fronterizo y luego trasladado a la prisión de Huelva, donde soportó las palizas que las tropas falangistas le infligieron antes de su traslado al penal de la calle Torrijos de Madrid. Estando allí intercedieron en su favor el entonces diplomático chileno Pablo Neruda y también su amigo de infancia, José María de Cossío. Gracias a su ayuda obtuvo brevemente la libertad, pero en septiembre de 1939 fue nuevamente delatado y detenido en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid. Allí empezaron sus últimos años de vida.

En prisión, Hernández compuso varios poemas conocidos, como “Nanas de la cebolla” y otros que integraron su Cancionero y romancero de ausencias. Allí también conoció al dramaturgo español Antonio Buero Vallejo (1916-2000), con quien compartió sus años de detención y quien realizó un famoso retrato del poeta.

En 1940, Hernández fue juzgado por un consejo de guerra franquista y sentenciado a morir. Su pena, tras la intercesión de diversos intelectuales españoles y extranjeros, fue conmutada a una sentencia de 30 años de cárcel. Entonces comenzó el periplo del poeta por distintas prisiones en Palencia, Arganzuela, Toledo y finalmente Alicante, a menudo en condiciones deplorables que afectaron gravemente su salud.

Durante su estancia en Alicante, en 1941, contrajo tifus y tuberculosis. Gracias a la intermediación de sus amigos, logró recibir asistencia médica especializada en la enfermería de la prisión, pero ya era muy tarde. Moribundo, en la enfermería del penal, aceptó casarse por la iglesia con Josefina Manresa, pues su unión civil ya no era válida bajo el régimen franquista.

Finalmente, el 28 de marzo de 1942, el poeta Miguel Hernández falleció a los treinta y un años de edad. Un cortejo muy reducido de amigos y familiares acompañó su cuerpo hacia el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, donde aún reposa.

El legado de Miguel Hernández

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Portada del disco de Joan Manuel Serrat en que musicalizó varios poemas de Hernández.

Tras la muerte del poeta en 1942, su viuda se dedicó a recopilar, organizar y publicar su obra literaria, comenzando por su último libro, aparecido por primera vez en Buenos Aires en 1958. Lo mismo ocurrió con El hombre acecha, cuya nueva edición data de 1981, casi 42 años después de la destrucción de la primera por el franquismo.

En 1984, los restos del poeta fueron exhumados en el entierro de su hijo Manuel Miguel Hernández Manresa, y el ataúd del poeta se destinó a la Casa-Museo de Miguel Hernández en Orihuela, creada en 1981 en la casa donde el poeta vivió entre 1914 y 1934. Posteriormente, los restos fueron trasladados a un terreno cedido por el ayuntamiento en ese mismo cementerio donde en 1987 fue sepultada también Josefina Manresa.

En julio de 1994 se creó la Fundación Miguel Hernández para custodiar la memoria del poeta. Su obra poética, traducida a numerosos idiomas y editada y leída abundantemente en el presente, constituye un aporte importante a la literatura hispana y en especial a la memoria de un período crucial y doloroso en la historia de España.

Las principales obras literarias de Miguel Hernández son:

  • Perito en lunas (1933)
  • El rayo que no cesa (1936)
  • Viento del pueblo (1937)
  • El hombre acecha (1938-1939)
  • Cancionero y romancero de ausencias (1958, póstumo)

Referencias

  • Ferris, J. L. (2016). Miguel Hernández (Edición corregida y aumentada): Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. Fundación José Manuel Lara.
  • Instituto Cervantes. (2022). Miguel Hernández. Biografía. https://www.cervantes.es/
  • Ministerio de Cultura de Argentina. (2022). Miguel Hernández: el poeta del pueblo. https://www.argentina.gob.ar/
  • The Encyclopaedia Britannica. (2023). Miguel Hernández (Spanish author). https://www.britannica.com/

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Farías, Gilberto (11 de abril de 2024). Miguel Hernández. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 5 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/miguel-hernandez/.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 11 de abril de 2024
Fecha de publicación: 22 de diciembre de 2023

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