Franz Kafka

Te explicamos quién fue Franz Kafka, cuáles fueron sus obras literarias más importantes y por qué se lo considera un escritor clave del siglo XX.

Franz Kafka fue un novelista y cuentista checo que escribió toda su obra en alemán.

¿Quién fue Franz Kafka?

Franz Kafka fue un escritor checo cuya obra, escrita en lengua alemana, se considera clave entre la producción del siglo XX y una de las más importantes de la literatura moderna. Fue autor de novelas y numerosos cuentos, así como de aforismos e incluso guiones.

Las obras literarias de Kafka son enigmáticas y oscuras, y existe a menudo debate respecto de su interpretación por parte de críticos y especialistas. Aun así, es tal su significación y tan único su estilo que se acuñó el adjetivo kafkiano para referirse a situaciones semejantes a las que solía abordar el escritor en sus obras, es decir, circunstancias opresivas, angustiantes, absurdas y sin escapatoria

El estilo kafkiano, de hecho, es difícil de clasificar, pero se suele ubicar en las cercanías del expresionismo y del existencialismo. Autores tan diversos como Albert Camus, Gabriel García Márquez o Jorge Luis Borges han admitido la influencia de sus escritos en sus respectivas trayectorias.

Kafka, además, es célebre por su vida atormentada, así como por su muerte prematura. En su lecho de muerte pidió a Max Brod, su mejor amigo, que destruyera su obra una vez que hubiese fallecido. Brod desobedeció esta promesa y publicó póstumamente gran parte de su obra.

Nacimiento y juventud de Franz Kafka

Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883 en Praga, en ese entonces capital del Reino de Bohemia y parte del Imperio austrohúngaro. Fue el tercero de los seis hijos de Hermann Kafka y Julie Löwy, ambos de ascendencia judía asquenazí, pertenecientes a una clase media acomodada y dedicada al comercio.

El hogar de los Kafka estuvo desde el principio dominado por la figura paterna, frente a la cual el joven Franz se sintió siempre sometido e impotente. A temprana edad, además, presenció el fallecimiento de sus dos hermanos mayores, de quienes siempre se sintió celoso y cuyas muertes le originaron un intenso sentimiento de culpa. En cambio, fue muy cercano a Ottla, la menor de sus tres hermanas. 

La familia hablaba checo y alemán, las lenguas paterna y materna, respectivamente. No eran practicantes devotos del judaísmo, sino que acudían a la sinagoga a lo sumo unas pocas veces al año. Franz, sin embargo, admiraba su herencia intelectual hebrea tanto como la germana, aunque socialmente se hallaba al margen de ambas comunidades. 

Durante su infancia, fue un niño obediente, culposo, dedicado a sus estudios. En su adolescencia, ingresó al riguroso Instituto de Enseñanza Media Imperial Real, ubicado en el Palacio Kinsky, en la ciudad vieja de Praga, donde recibió una formación de élite. Allí leyó a autores de la talla de Charles Darwin y Friedrich Nietzsche, y acabó declarándose ateo y socialista. En esa época, además, llevó a cabo sus primeras tentativas literarias.

En 1901 comenzó a estudiar Química en la Universidad Carolina de Praga, pero no duró más que unas pocas semanas. Después lo intentó con Historia del Arte y con Filología alemana, pero, obligado por su padre, se terminó inscribiendo en la Facultad de Derecho. Allí conoció a quien fue su mejor amigo durante toda la vida: Max Brod (1884-1968), un periodista, escritor y editor judío checoslovaco.

El “estrecho círculo de Praga”

Franz Kafka y Max Brod fueron muy amigos, y gracias a ello sobrevive la obra de Kafka.

La amistad de Kafka con Max Brod fue, desde el principio, muy importante en la vida del joven autor. Brod le presentó a otros lectores y escritores, y lo empujó a cultivar sus intereses literarios. Ambos, junto con el periodista Felix Weltsch y el escritor Oskar Baum, formaron un grupo que Brod denominó el “estrecho círculo de Praga”.

El círculo de Praga se reunía a menudo para charlar, debatir, leer sus escritos y comentar la lectura de autores clásicos como Flaubert, Dickens o Cervantes. Los compañeros de Kafka también eran judíos y, al igual que él, escribían en alemán y se identificaban con la cultura germana. En ese contexto, Kafka produjo sus primeros borradores y frecuentó a diferentes personalidades de la cultura local, como Martin Buber, Franz Werfel, Otto Pick, Ernst Weiss, Willy Haas o Rudolf Fuchs, según relata Max Brod en su biografía de Kafka. 

En 1906, Franz acabó sus estudios universitarios y realizó un año de servicio civil obligatorio en los tribunales civiles y penales, donde desempeñó tareas administrativas. Luego ingresó como pasante en una importante casa aseguradora italiana y, finalmente, en 1908, consiguió el trabajo que tendría por el resto de su vida en una aseguradora bohemia llamada Asociación de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia.

La relación de Kafka con su trabajo de oficina era ambigua. Por un lado, se desempeñó siempre muy bien en la investigación y evaluación de las compensaciones por lesiones sufridas por trabajadores industriales y ascendió rápidamente en la empresa. Además, el horario le daba algo de tiempo para dedicar a sus labores literarias. Sin embargo, los asuntos burocráticos le generaban rechazo y sirvieron para alimentar el terrible imaginario de sus relatos.

En 1911, Kafka se sumó junto con algunos familiares como inversor en la primera fábrica de asbesto de la ciudad, iniciativa a la que primero dedicó su tiempo libre, pero luego empezó a entorpecer sus ratos de escritura. Kafka no sentía gran aprecio por sus escritos, pero se sentía enormemente comprometido con la tarea de escribir. Entre 1909 y 1912, por otro lado, llevó a cabo varios viajes al extranjero: visitó Riva, París, Italia y Weimar.

En la casa de Max Brod, en 1912, Kafka conoció además a su primer amor: Felice Bauer (1887-1960). En septiembre de ese mismo año, un mes después, comenzó a dirigirle una frenética correspondencia que se perpetuó durante sus cinco años de enamoramiento, hasta su ruptura definitiva en 1917. A finales de 1912, escribió su cuento “La condena” y se lo dedicó a su querida Felice.

En su correspondencia a Felice, Kafka no solo habla del amor que siente por ella, sino también de su entrega total a la literatura. Por ejemplo, en una carta fechada el 14 de enero de 1913, Kafka escribe:

Con frecuencia he pensado que la mejor forma de vida para mí consistiría en encerrarme en lo más hondo de una vasta cueva con una lámpara y todo lo necesario para escribir. Me traerían la comida y me la dejarían siempre lejos de donde yo estuviera instalado, detrás de la puerta más exterior de la cueva. Ir a buscarla, en camisón, a través de todas las bóvedas sería mi único paseo. Acto seguido regresaría a mi mesa, comería lenta y concienzudamente, y enseguida me pondría de nuevo a escribir. ¡Lo que sería capaz de escribir entonces! ¡De qué profundidades lo sacaría! ¡Sin esfuerzo! Pues la concentración extrema no sabe lo que es el esfuerzo”.

Tomado de Cartas a Felice (2013).

La metamorfosis 

Kafka publicó su novela más famosa, La metamorfosis, en 1915. Esta fue la portada de su primera edición.

Alrededor de 1913, Kafka se interesó en el yidis y en el teatro judío de la época, y comenzó a publicar sus primeros relatos en revistas y periódicos: “El juicio”, “Contemplación” y “Consideración”, entre otros, aparecieron en revistas gracias a la intermediación de su amigo Max Brod. Ese mismo año le propuso matrimonio a Felice Bauer, pero la boda no llegó a consumarse porque la pareja atravesó una primera ruptura temporal, si bien más adelante lograron reconciliarse. 

En 1914, estalló la Primera Guerra Mundial y el marido de una de sus hermanas fue llamado al frente. Kafka debió entonces hacerse cargo del negocio familiar, por lo que tuvo que abandonar la escritura durante todo un año en el que vivió atormentado por el insomnio

En 1915, apareció su primera y más célebre novela: La metamorfosis. Se trata de un texto breve, de alrededor de 70 páginas, en el que narra la repentina transformación de Gregorio Samsa, un oficinista gris que vive con su familia, en un gigantesco insecto. Este relato apareció por primera vez en la revista Die Weissen Blätter en octubre de 1915, y en diciembre fue editado en formato de libro por Kurt Wolff Verlag. Su aparición trajo entusiasmo y críticas diversas, y Kafka fue acusado de querer despertar el horror y el asco entre sus lectores. 

El texto, no obstante, fue traducido a múltiples idiomas durante la década siguiente (al español por primera vez en 1925) y constituye hoy en día un relato clásico. A menudo se lo considera como una metáfora poderosa de las tensiones modernas que enfrenta el ser humano y de los horrores que el siglo XX reservó, precisamente, para la comunidad judía de Europa.

A finales de 1915, Kafka recibió su llamado al frente, pero sus empleadores le consiguieron un aplazamiento al considerar su labor como un “servicio gubernamental esencial”. Un par de años más tarde, el propio Kafka intentó alistarse voluntariamente, pero fue rechazado por razones de salud. 

En 1917, fue diagnosticado con tuberculosis. Ese mismo año se produjo su ruptura definitiva con Felice Bauer, luego de un nuevo intento fallido de proponerle matrimonio. Poco después tuvo su primera internación en un sanatorio para tuberculosos y recibió una pensión por enfermedad por parte de la compañía donde trabajaba. 

La correspondencia de Kafka

Alrededor de 1919, Kafka escribió su célebre Carta al padre, que no publicó en vida.

Kafka fue un ferviente escritor de correspondencia, y no solo con su primera prometida, Felice. Buena parte de sus cartas a Max Brod, a su hermana Otta y a otros muchos destinatarios se conservan todavía. Se estima que ha escrito alrededor de 1500 cartas en toda su vida.

En 1919, en pleno proceso de ruptura de su segundo compromiso matrimonial, Kafka escribió su Carta al padre, un texto de 103 páginas manuscritas en donde reclama a su padre sus años de menosprecio y abuso emocional. 

De acuerdo con Max Brod, Kafka entregó la carta a su madre para que se la hiciera llegar a su destinatario, cosa que nunca ocurrió. Se sabe que Kafka reescribió la carta varias veces y que permaneció inédita hasta 1952, cuando se publicó de manera póstuma. Carta al padre se considera un elemento fundamental para comprender la obra de Kafka, además de un texto de gran valor para las teorías del psicoanálisis.

A su vez, en 1920 comenzó una intensa correspondencia con la joven periodista y activista política checa de origen judío Milena Jensenská (1896-1944), a quien conoció a través de Max Brod, cuando la joven le pidió su autorización para traducir y publicar algunos de sus relatos. Durante una estancia en la ciudad de Merano, en Italia, Kafka le escribió sus primeras cartas. 

Así, entre Kafka y Milena floreció una apasionada correspondencia, pero ella estaba casada y solo se vieron personalmente en dos oportunidades. Entre 1920 y 1923 intercambiaron gran cantidad de cartas y Kafka le otorgó numerosos escritos, muchos de los cuales sobreviven hoy gracias a ello.

El destino del material que Kafka proporcionó a Milena Jesenská, incluidos sus cartas, sus diarios y algunos fragmentos de sus obras literarias, fueron entregados por la escritora y traductora checa al editor Willy Haas, antes de ser arrestada en 1939 por la Gestapo y conducida al campo de concentración de Ravensbrück, en la Alemania nazi, donde falleció en 1944.

Los últimos días de Kafka

Kafka batalló con la tuberculosis hasta 1924, cuando falleció a los 41 años.

Aunque en sus últimos años la tuberculosis obligó a Kafka a visitar continuamente distintos sanatorios, pudo escribir una buena cantidad de relatos y culminar algunas novelas. También dejó obras inconclusas, entre ellas, El proceso

En 1923, ya dedicado enteramente a la literatura, decidió alejarse de su familia y mudarse a Berlín, un proyecto que no había prosperado hasta ese entonces por el estallido de la guerra en 1914. En Alemania, durante un recorrido por la costa del mar Báltico, conoció a la que sería su amante y compañera hasta su muerte, Dora Dymant, una joven periodista de ascendencia judía. 

La pareja vivió en Berlín hasta comienzos de 1924, cuando Kafka contrajo una pulmonía que se agravó y terminó en un ataque de tuberculosis laríngea. Por eso regresó a Praga para internarse en un sanatorio cerca de Viena. La enfermedad le impedía comer, por lo que subsistió a base de líquidos, pero nunca dejó de escribir, ni siquiera en su lecho de muerte. Allí escribió, por ejemplo, su cuento “Un artista del hambre”, claramente autorreferencial.

Finalmente su estado empeoró y fue trasladado a una clínica en la ciudad, donde falleció el 3 de junio de 1924, a los 41 años. Fue enterrado el 11 de junio en la sección judía del Nuevo Cementerio de Praga-Žižkov, y Milena Jesenská publicó un obituario a su nombre en el diario checo Národní Listy. En dicho texto, Milena escribió:

“El Dr. Franz Kafka, escritor germano que vivió en Praga, murió anteayer en un sanatorio de Kierling, en Klosterneuburg, cerca de Viena. Pocos aquí lo conocieron, pues era una persona sabia y solitaria, aterrada ante la vida [...]. Era tímido, gentil y amable, pero escribió libros terribles y dolorosos. El mundo para él estaba lleno de demonios invisibles, que despedazan y destruyen a los indefensos. Era demasiado lúcido y sabio para vivir; era demasiado débil para luchar y tenía esa debilidad de la gente noble y hermosa que no sabe combatir el miedo a los malentendidos, a la crueldad o a las mentiras intelectuales. Gente que se sabe impotente de antemano y que se entrega a la derrota de un modo tal que avergüenza al vencedor.”

Días antes de morir, Kafka recibió la visita de su amigo Max Brod, a quien demostró estar plenamente consciente de su destino. Allí, además, le hizo prometer que tras su fallecimiento recogería y destruiría toda su obra inédita. Brod aceptó el compromiso, pero después no cumplió con la palabra empeñada. 

La obra y la vida de Kafka han sido motivo de numerosos homenajes literarios y cinematográficos, y también es recordado con diferentes monumentos, entre los cuales se destaca la estatua de bronce que erigió en su honor el artista checo Jaroslav Róna (1957-), en Praga en 2003.

La obra literaria de Franz Kafka 

En el año 2003 en Praga, se erigió esta estatua en honor a la obra literaria de Kafka.

Las obras narrativas de Kafka se consideran entre las más significativas del siglo XX. La naturaleza cruel y terrible de sus relatos se interpreta a menudo como un presagio, una profecía literaria respecto a los horrores que trajo el siglo XX, sobre todo con la Segunda Guerra Mundial. Buena parte de los familiares y amigos judíos de Kafka, de hecho, fallecieron años después en los campos de concentración del nazismo.

Los relatos de Kafka son enigmáticos, oscuros, y sus protagonistas se muestran impotentes frente a poderes inmensos e incomprensibles. El perfecto ejemplo de ello es el personaje de una de sus dos novelas inconclusas, El proceso, llamado Joseph K., a quien un día le llega la notificación del inicio de su proceso judicial, sin que nadie le aclare de qué se lo acusa y cuáles son las instancias a las que deberá acudir. Los personajes de Kafka adolecen de sentido, propósito y consuelo.

El estilo de Kafka, a menudo, mezcla el realismo y lo fantástico, como en el caso de La metamorfosis, y resulta peculiar en su manejo parco y sobrio del lenguaje. Su tendencia al absurdo y a la crueldad es tan reconocible que se acuñó el adjetivo kafkiano para referirse a situaciones tan incómodas e irresolubles que parecieran haber sido escritas por Kafka.

Entre las obras más destacadas de Kafka, se encuentran:

Cuentos:

  • “Ante la Ley” (1915)
  • “El maestro del pueblo” (1916)
  • “Un médico rural” (1918)
  • “En la colonia penitenciaria” (1919)
  • “Un artista del hambre” (1924)

Novelas:

  • La metamorfosis (1915)
  • El proceso (1925) (inacabada, póstuma)
  • El castillo (1926) (inacabada, póstuma)
  • América (1927) (inacabada, póstuma)

Otros:

  • Diarios (1948) (póstuma)
  • Carta al padre (1952) (póstuma)

Sigue con:

Referencias

  • Černá, J. (1993). Kafka’s Milena. Northwestern University Press.
  • Hernández, I. (2010). El mundo formidable de Franz Kafka. Ensayo autobiográfico. Revista de Filología Alemana, 18, 307-396.
  • Kafka, F. (1979). The Basic Kafka. Simon and Schuster.
  • Kafka, F. (2013). Cartas a Felice (trad. de Pablo Sorozábal). Nórdica Libros. 
  • Kafka, F. (2023). The Diaries of Franz Kafka. Knopf Doubleday Publishing Group.
  • The Editors of Encyclopaedia Britannica. (2023). Franz Kafka. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 

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Farías, Gilberto (7 de diciembre de 2023). Franz Kafka. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 5 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/franz-kafka/.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 7 de diciembre de 2023
Fecha de publicación: 3 de noviembre de 2023

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