República Popular China

Te explicamos qué es la República Popular China y cómo transcurrió su historia hasta la actualidad. Además, sus principales líderes y su gran expansión económica.

Mao Zedong gobernó la República Popular de China desde 1949 hasta 1976.

¿Qué es la República Popular China?

La República Popular China fue fundada en 1949, luego de la Revolución china. Se trata de un Estado socialista-comunista gobernado por el Partido Comunista de China desde sus orígenes y hasta la actualidad. 

Estuvo dirigido por el líder revolucionario Mao Zedong entre 1946 y 1976. Bajo su gobierno, China recuperó su unidad e independencia, después de un siglo de intervenciones extranjeras en manos de las potencias occidentales y de Japón. Mao transformó la economía china en una economía planificada comunista, y estableció un control represivo sobre la disidencia política.

Con la muerte de Mao, la facción moderada del Partido consolidó su poder y comenzó a implementar reformas orientadas a la liberalización económica, aunque mantuvo la planificación centralizada característica del régimen comunista. Desde la década de 1980, la República Popular de China logró imponerse como una potencia económica y se mantiene en constante crecimiento. 

Gobierno de Mao Zedong en China

En 1957 Mao Zedong se reunió con Nikolai Bulganin, ministro de la Unión Soviética.

Las primeras medidas económicas

Tras una prolongada crisis por la sucesión de acontecimientos político-militares (la invasión y ocupación japonesa y la guerra civil), la economía china, que había conocido un cierto progreso desde finales del siglo XIX, pudo retornar a una senda de crecimiento. 

Las primeras medidas económicas del nuevo régimen (el control de la inflación, la reforma agraria y la rehabilitación de la industria) cosecharon buenos resultados. Durante la década de 1950, el gobierno chino llevó a cabo un proyecto de industrialización rápida basado en la planificación centralizada al estilo de la Unión Soviética

Con el Primer primer Plan Quinquenal (1953-1957), el gobierno concentró la inversión en unos 150 grandes proyectos industriales. Los recursos destinados a la inversión en el sector procedían de la compra estatal de la producción agrícola al campesinado. La compra se hacía a un precio regulado por el Estado y los campesinos estaban forzados a aceptarlo. Estos bienes luego eran revendidos y, con la diferencia, el Estado invertía en los proyectos industriales. 

Por el contrario, los productos industriales de consumo eran vendidos a precios relativamente altos, lo que, unido a los bajos salarios pagados a los trabajadores de la industria, permitía al gobierno disponer de los recursos necesarios para invertir en la industria pesada y mejorar la provisión de servicios públicos (sanidad y educación).

Las primeras reformas sociales

La gran reforma social de los inicios de la China Popular fue la Ley del Matrimonio de 1950. Con ella se ponía fin a la familia feudal y se establecía la igualdad de la mujer y el hombre. Fue una de las grandes aportaciones de la revolución maoísta al país.

Poco después, Mao lanzó una nueva campaña revolucionaria. Tras expresar su preocupación por la corrupción de la burocracia comunista, en 1956 inició la “campaña de las Cien Flores” y animó a los intelectuales a que debatieran sobre los problemas políticos y económicos del país

Mao consideraba que, de esta manera, los pensadores de la oposición verían la riqueza del socialismo y cómo este sistema podría acabar con las problemáticas del país. Sin embargo, la campaña no resultó exitosa. Las críticas de la oposición instaron al gobierno a democratizarse y protestaron frente al control del PCCh. 

La divulgación de estas críticas alarmó tanto a Mao que finalmente decidió censurar el debate y reprimir las disidencias ideológicas. Durante los años siguientes, se identificó a más de 500.000 personas como “derechistas” y fueron humilladas, encarceladas o asesinadas. 

El Gran Salto Adelante

En 1958, el Mao inició una nueva política económica, conocida como el “Gran Salto Adelante”. Este plan tenía como objetivo acelerar la transición hacia el comunismo y  lograr la industrialización y el bienestar de la población. Se basó principalmente en la colectivización de las tierras y la reubicación forzada del campesinado como mano de obra industrial. 

El “Gran Salto Adelante” constituyó un fracaso y resultó en una grave crisis económica y social. Entre 1960 y 1962, una sucesión de malas cosechas agravadas por la inflación monetaria provocó una enorme hambruna, que se llevó la vida de más de veinte millones de personas. 

La Revolución Cultural Proletaria

El fracaso del plan económico del “Gran Salto Adelante” hizo que Mao fuera relegado a un papel secundario y los dirigentes más moderados, como Liu Shaoqi y Zhou Enlai, ocuparan su lugar en 1961. En ese contexto, la dirección del Partido estaba atravesando una grave crisis.  

Para volver a consolidar su poder, Mao lanzó una campaña de agitación popular y buscó el apoyo del ejército, liderado por Lin Biao. La campaña se dirigió contra la burocracia del partido, a la que acusaba de “revisionista” (es decir, una desviación del movimiento comunista), y contra la disidencia intelectual, a la que culpaba de individualismo y liberalismo. 

Su campaña buscó el favor de los jóvenes, que de a millones siguieron la llamada de Mao y se agruparon en milicias conocidas como los “Guardias Rojos”. Su única ideología era el “Libro Rojo de Mao”, un libro publicado en 1964 que resumía las ideas y, a veces, las ocurrencias del líder. 

La figura de Mao, el “Gran Timonel”, empezó a ser objeto de un culto a la personalidad (similar a aquel que promovió Stalin en la Unión Soviética).

En noviembre de 1965 se inició la “Gran Revolución Cultural Proletaria”. Durante el XI Pleno del Partido Comunista Chino, en agosto de 1966, Mao recibió el homenaje de dos millones de Guardias Rojos en la plaza de Tian'anmen de Beijing. La “Revolución Cultural” (1966-1969) se convirtió en una purga despiadada de la oposición al comunismo de Mao, identificada como las “cinco categorías negras”: terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, malas influencias y derechistas.

En la cúpula del partido, los principales funcionarios fueron apartados (entre ellos Deng Xiaoping, que fue el líder supremo de China luego de la muerte de Mao). Entre la población, millones de personas fueron perseguidas y llevaron a cabo las terribles masacres de Guangxi, Guangdong y Daxian, entre otros incidentes. Las luchas se extendieron por todo el país y la represión implicó desde humillaciones públicas y encarcelamientos arbitrarios hasta la ejecución. 

La “Revolución Cultural” terminó llevando a zonas del país a la anarquía. Mao se vio finalmente forzado a recurrir al ejército y reimponer el orden. Aunque las consecuencias sociales y económicas fueron críticas, el objetivo político se había cumplido: los moderados, que amenazaban el poder de Mao, habían sido marginados y, a la vez, se había evitado que la población criticara las múltiples disfunciones económicas y sociales que sufría el país.

La sucesión de Mao

La muerte de Mao en 1976 desencadenó la lucha por el poder dentro del PCCh. Deng Xiaoping, veterano líder comunista que representaba la facción moderada (perseguido durante la Revolución Cultural), retomó una posición dominante en el partido y consiguió que el Congreso del PCCh en 1978 adoptara una política de reforma económica y apertura al exterior, llamada “la política de las cuatro modernizaciones” (agricultura, industria, ciencia y defensa).

A su vez, la facción moderada consolidó su poder dentro del partido. Los altos funcionarios radicales maoístas fueron expulsados y juzgados por los crímenes y abusos que se llevaron a cabo durante la Revolución Cultural. Estos dirigentes radicales se agruparon en la “Banda de los Cuatro” (liderada por Jiang Qing, viuda de Mao) y buscaron recomponer su poder. Sin embargo, en 1980, Jian Qing fue despojada de todos sus cargos y juzgada en un juicio televisado. 

Paralelamente a la caída en desgracia de las corrientes más extremistas, muchos dirigentes marginados o represaliados durante la Revolución Cultural retornaron a posiciones de poder. Los moderados se organizaron bajo la dirección de Deng Xiaoping. Sus protegidos Zhao Ziyang y Hu Yaobang fueron nombrados, respectivamente, primer ministro en 1980 y presidente del PCCh en 1981.

La primera reforma económica de Deng Xiaoping

Deng Xiaoping inició la liberalización moderada dentro de una economía planificada comunista.

En 1979, el gobierno de Deng Xiaoping inició reformas moderadas en la economía china con el objetivo de lograr una gradual apertura al exterior. El plan económico incluyó la autorización bajo  ciertas condiciones de la entrada de capital extranjero, el aumento de la producción privada en el sector agrario y la descentralización de la producción industrial. 

Durante la década de 1980, la reforma se intensificó mediante la progresiva sustitución de la centralización e intervención estatal por el mercado libre. Los resultados positivos fueron inmediatos: la economía china creció a una tasa media anual superior al 7 % y el producto per cápita lo hizo casi al 6 %. Este crecimiento rápidamente se tradujo en mejoras en el nivel de vida de sectores importantes de la población.

Este crecimiento económico se sustentó, también, en una de las herencias más positivas del régimen comunista. China, que en los años treinta tenía un 80 % de analfabetos, contaba con el 81 % de su población alfabetizada en el año 2001. 

Reformas sociales de Deng Xiaoping

Al ascender al gobierno, Deng Xiaoping debió enfrentar el problema de la superpoblación en crecimiento en China que, a su vez, generaba graves consecuencias sociales y ambientales. Los estudios estimaban que, de continuar con el ritmo de crecimiento del momento, la población china alcanzaría los dos mil millones de habitantes en 2030. 

En consecuencia, en 1979 el gobierno decidió establecer la “política del hijo único”. Esta política limitaba a los padres a tener un solo hijo y fue aplicada en las zonas urbanas. 

Aquellos que se negaban a cumplir la norma, debieron enfrentarse a multas económicas y sociales, como la imposibilidad de escolarizar a sus otros hijos y la condena social por su comportamiento. En 2015 esta política se vio modificada y se estableció un máximo de dos hijos por pareja.

Las protestas de 1989 

En la primavera de 1989, se iniciaron en Beijing una serie de manifestaciones estudiantiles. De manera paralela, empezaron a oírse críticas desde diferentes sectores de la sociedad, en contra del gobierno de Deng Xiaoping, a quien se le acusaba de impedir la adopción de reformas políticas liberalizadoras. 

Las protestas se masificaron y alcanzaron su apogeo en mayo y junio. Miles de personas acamparon durante días en la Plaza de Tiananmén, para reclamar democracia y libertades políticas.

Finalmente, el ejército despejó la plaza utilizando tanques y ametralladoras. Más de tres mil personas murieron en la masacre. Sin embargo, aunque los manifestantes no lograron modificar el régimen político, dieron un impulso a reformas que, a la larga, generaron un gran crecimiento económico. 

La gran expansión económica de China

El gobierno de Xi Jinping apoya la ideología del “socialismo para una nueva era”.

Durante la década de 1990, el gobierno chino consolidó las reformas orientadas a la liberalización económica. Sin abandonar del todo el sistema de planificación comunista, se limitó el control estatal dentro de las empresas, se incentivó la producción privada y el consumo y se abrió aún más el ingreso de inversiones extranjeras. 

Además, se crearon zonas económicas preferenciales en torno a las grandes ciudades para concentrar el desarrollo industrial. A su vez, el Estado invirtió en infraestructura, instalaciones de servicios públicos y viviendas para trabajadores. 

En el sector rural, sustituyó el sistema de comunas rurales por la organización libre del usufructo y la propiedad. Desde entonces, la producción agraria podía ser administrada y vendida por los campesinos. En 2007, se reconoció la propiedad privada, a excepción de las tierras destinadas a determinados cultivos que siguen en propiedad del Estado. 

Sigue con:

Referencias

  • Cornejo, R. (2015). Hacia el mundo contemporáneo. En Historia mínima de China. El Colegio de México.  
  • Moreno, J. (1991). China contemporánea: 1916-1990. Ediciones Istmo. 
  • Tato, M. I., Bubello, J. P., Castello, A. M. y Campos, E. (2011). Historia de la segunda mitad del siglo XX. Estrada.

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Kiss, Teresa (24 de octubre de 2024). República Popular China. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 24 de octubre de 2024 de https://humanidades.com/republica-popular-china/.

Sobre el autor

Autor: Teresa Kiss

Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 24 de octubre de 2024
Fecha de publicación: 28 de septiembre de 2023

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