Te contamos qué es el escepticismo, su historia y características. Además, sus diferencias con el dogmatismo.
¿Qué es el escepticismo?
El escepticismo es una corriente filosófica que se opone al dogmatismo y piensa que no se puede conocer la verdad. Es, junto al epicureísmo y el estoicismo, uno de los movimientos intelectuales más importantes del helenismo.
Aunque se atribuye sus inicios a Pirrón de Elis (360-270 a. C.), los escépticos sostienen que el escepticismo no es una escuela sino una actitud. Esto pasa porque rechazan todos los dogmas e incluso la idea de un maestro. El escepticismo es un acto de pensar, una disposición, no una doctrina.
El proyecto pirroniano cree que el vivir sin creencia lleva a la felicidad. En eso se diferencia del escepticismo académico, que sostiene que no es posible conocer. Los pirrónicos se abstenían de participar en discusiones epistemológicas entre dogmáticos y académicos.
Para el escéptico lo único posible es suspender el juicio respecto al conocimiento. No hay dogmas que afirmar o contradecir, ya que nada se puede afirmar o negar con certeza. La verdad no existe.
Preguntas frecuentes
¿Qué es el escepticismo?
El escepticismo es una corriente filosófica que piensa que no se puede conocer la verdad.
¿Quién fue el fundador del escepticismo?
El fundador del escepticismo fue Pirrón de Elis, aunque los escépticos piensan que no es una escuela sino una actitud.
¿Qué es el escepticismo pirrónico?
El escepticismo pirrónico es una forma de escepticismo que busca suspender el juicio y alcanzar la imperturbabilidad.
- Ver además: Nihilismo
Historia del escepticismo
El escepticismo nació en la Antigüedad, en Grecia. Si bien se cree que se lo ejercía ya desde la época presocrática, se atribuye a Pirrón de Elis el desarrollo del escepticismo maduro.
Pirrón nació en Elide en el 360 a. C. Estudió filosofía junto a Brisón (siglo V a. C.) y Anaxarco de Abdera (siglo IV a. C.). Lo que se sabe de él es gracias a los testimonios de Cicerón, Diógenes Laercio, Sexto Empírico y Timón de Fliunte, quien fue su discípulo y continuador del escepticismo.
Fue Sexto Empírico (160-210 a. C.) el que realizó, en el 200 a. C., la primera gran síntesis del escepticismo como movimiento filosófico. Sostuvo que Pirrón, aunque no fue el fundador del escepticismo, si generó un gran cambio, ya que logró separar la actitud escéptica de cualquier otra concepción filosófica.
En simultáneo a esta corriente, durante el siglo III a. C., Arcesilao y Carnéades desarrollaron el escepticismo académico en la academia de Platón. A diferencia del escepticismo pirrónico, que evitaba emitir juicios, esta forma de escepticismo creía que el conocimiento no era posible.
En la Edad Media, Agustín de Hipona (354-430) retomó los argumentos escépticos para desestimarlos. En la Edad Moderna, por su parte, pensadores como Michel de Montaigne (1533-1592), Pierre Gassendi (1592-1655), David Hume (1711-1776) y René Descartes (1596-1650), asumieron actitudes que hoy son consideradas escépticas, retomando parte de la tradición. De hecho, se suele decir que la duda hiperbólica de Descartes es una forma moderna de escepticismo, ya que el pensador francés sostiene que no puede emitir juicio sobre nada de lo que pueda dudar.
La palabra escepticismo viene del griego skeptikós, que significa “mirar”, “examinar” u “observar cuidadosamente”. Los escépticos eran los skeptikoi, “los que examinan”: nunca estaban satisfechos con las explicaciones que saltaban a la vista.
El escepticismo pirrónico
El escepticismo pirrónico fue definido como la capacidad de oponer por cualquier modo fenómenos y consideraciones teóricas para alcanzar primero la suspensión del juicio y después la imperturbabilidad.
En general, se puede decir que el escéptico pirrónico realiza cuatro pasos cuando procede en su actividad filosófica:
- Oposición de razones.
- Contraposición de fuerzas entre las razones opuestas.
- Suspensión del juicio.
- Imperturbabilidad.
Si bien solo el primero y el tercero son pasos dados por el escéptico, los pasos dos y cuatro, como consecuencias derivadas, forman parte de la cadena de acciones en la actividad escéptica desde el momento de enfrentarse a una afirmación hasta la llegada al estado de imperturbabilidad.
El enfoque de la investigación escéptica basa su análisis en la contraposición de argumentos. Esta contraposición puede darse entre dos o más apariencias, entre dos o más consideraciones teóricas e incluso entre apariencias y consideraciones teóricas. Además, la oposición puede extenderse a cosas presentes, pasadas o futuras, e incluso combinaciones entre ellas. El escéptico puede recurrir a ejemplos del pasado o posibilidades futuras cuando no encuentra argumentos suficientes en el presente para establecer una contraposición adecuada.
Escepticismo y dogmatismo
El escepticismo y el dogmatismo representan dos corrientes de pensamiento opuestas en la búsqueda de la verdad. Mientras el dogmatismo defiende una actitud que se niega a cuestionar sus creencias y no ofrece evidencias para respaldarlas, exigiendo una aceptación absoluta, el escepticismo, en cambio, se fundamenta en la duda y la incertidumbre, cuestionando constantemente y buscando pruebas sólidas antes de aceptar cualquier afirmación.
El dogmatismo filosófico sostiene la capacidad de la razón humana para conocer la verdad, mientras que el escepticismo critica esta postura, argumentando que el dogmatismo no puede justificar sus preceptos básicos. La historia registra que muchos argumentos escépticos surgieron como respuesta a las argumentaciones dogmáticas de los filósofos de la Antigüedad.
En tiempos modernos, esta actitud crítica también fue adoptada por reconocidos pensadores, como David Hume, René Descartes e incluso Immanuel Kant, quien reconoció que fue Hume quien lo sacudió de su sueño dogmático, instándolo a reflexionar de manera más rigurosa sobre las bases de su conocimiento. En última instancia, el escepticismo desempeña un papel esencial en la filosofía al fomentar un enfoque más riguroso y cauteloso hacia la búsqueda del conocimiento verdadero.
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Referencias
- Hoyos, L. E. (1999). Significado y banalidad del escepticismo filosófico. Ideas y valores, 48(109), 53-84.
- Rueda, G. El escepticismo filosófico antiguo.
- Alcalá, R. R. (2005). El escepticismo antiguo: Pirrón de Elis y la indiferencia como terapia de la filosofía. Daimon Revista Internacional de Filosofía, (36), 33-52.
- Conche, M., & Urbano, C. (2003). El escepticismo filosófico y su límite. Discusiones Filosóficas, 4(7), 121-127.
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