Personalidad

Te explicamos qué es la personalidad y las teorías que plantean su clasificación. Además, cuáles son sus rasgos y características generales.

personalidad
La personalidad se modifica en el tiempo y es susceptible de concientización.

¿Qué es la personalidad?

La personalidad es un ordenamiento interior de tipo emotivo-conductual, que presentan todas las personas y que se mantiene más o menos invariable a lo largo de su vida, permitiendo un cierto margen de predictibilidad en el tiempo.

La personalidad es la responsable de que ante estímulos semejantes, dos personas reaccionen distinto, ya que poseen patrones actitudinales distintos, y sentimientos y pensamientos diferentes.

La personalidad es un hecho psíquico dinámico, es decir, que se modifica en el tiempo y es susceptible de concientización, que ha sido representado en la cultura como un sistema de máscaras que emplea el individuo para lidiar con los distintos tipos de situaciones que se le presentan.

Origen de la personalidad

La palabra personalidad proviene del latín persona, nombre que en la antigüedad recibían las máscaras empleadas por los actores durante sus representaciones.

También aparece como personalitas en los filósofos escolásticos, significando el conjunto de rasgos que convertían a un individuo cualquiera en persona, es decir, en sujeto jurídico y ciudadano.

En los tiempos posteriores, la palabra persona pasó a designar a un individuo cualquiera y personalidad a sus características psíquicas singulares.

Definición de personalidad

Personalidad
La personalidad forma parte esencial de la identidad irrepetible de una persona.

Existen numerosos enfoques definitorios de la personalidad, pero a grandes rasgos puede decirse que es un patrón de sentimientos, emociones y pensamientos que preferentemente se manifiestan en la conducta de un individuo determinado, persistiendo más o menos en el tiempo y formando parte esencial de su identidad irrepetible.

Rasgos de la personalidad

Han sido numerosos los intentos por ordenar los supuestos componentes de la personalidad, pudiendo generar así distintas tipologías de acuerdo al predominio de cada uno de ellos. A dichos componentes se los ha denominado rasgos y se les clasifica en estables y eventuales, de acuerdo a la predominancia de su aparición.

Así, los rasgos estables son aquellos que más usualmente se manifiestan, mientras que los rasgos eventuales hacen su aparición de manera eventual o esporádica, dependiendo de las condiciones ambientales y de la construcción psíquica del individuo.

La teoría de los cuatro humores

Hipócrates, en la antigüedad, postuló la teoría de que los cuatro elementos constitutivos de la personalidad tenían que ver con la predominancia de cuatro sustancias o humores, a su vez vinculados con cada uno de los cuatro elementos de la naturaleza y cada una de las cuatro estaciones.

Esta teoría estuvo en vigencia durante siglos, prácticamente hasta el nacimiento de la medicina moderna. De acuerdo a ella habría cuatro tipologías temperamentales:

  • Sanguíneo. Con predominancia de la sangre, vinculado con el aire y la primavera, se le suponía amoroso, valiente, optimista, apasionado.
  • Colérico. Con predominancia de la bilis amarilla, vinculado con el fuego y el verano, era de mal temperamento, fácilmente irritable.
  • Melancólico. Con predominancia de la bilis negra, vinculado con la tierra y el otoño, se le suponía somnoliento, abatido, depresivo y contemplativo.
  • Flemático. Con predominancia de la flema, vinculado con el agua y el invierno, se le daba por frío, cerebral e indiferente.

Las tres dimensiones de Eysenck

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El neuroticismo posee un eje común centrado en una fuerte consciencia del yo.

Buscando reducir los rasgos de la personalidad a su expresión más esencial, Hans Eysenck propuso tres dimensiones o “superfactores” independientes en toda personalidad, que podrían usarse como baremos para caracterizar la personalidad. Estas dimensiones son:

  • Neuroticismo. Involucra los rasgos de la timidez, la tristeza, la depresión, la culpa, la tensión, el miedo, la vergüenza, la emotividad y la preocupación, cuyo eje común parece ser una fuerte consciencia del yo.
  • Extraversión/Introversión. Sociabilidad, actividad, asertividad, dominancia, despreocupación, osadía, rapidez, espontaneidad, o todo lo contrario. Su eje parece estar en la relación con los demás.
  • Psicoticismo. Agresividad, impulsividad, hostilidad, crueldad, egocentrismo, rasgos que parecen pulsionales e incluso viscerales.

Modelo de los 5 factores

Desarrollos posteriores heredaron las dimensiones de Eysenck y propusieron un modelo basado en 5 grandes rasgos de la personalidad, a saber:

  • Extraversión (o introversión). Alta socialización, atrevimiento en situaciones sociales, tendencia a evitar la soledad. Tiende a experimentar emociones positivas: satisfacción, alegría, excitación. Posee una intensa relación con el entorno. Su opuesto, la introversión, es idéntico pero del signo contrario en todo.
  • Apertura al cambio (o cerrazón). Curiosidad intelectual, exploración estética, gusto por las experiencias interiores, independencia de juicio. Tiende a la originalidad, la conciencia de las propias emociones y a ser altamente imaginativo. En el caso opuesto, se trata de lo contrario: un talante menos sensible al arte, más conforme a la familiaridad y menos
  • Responsabilidad (o irresponsabilidad). Autocontrol, planificación, organización, todo aquello que compone la voluntad de logro. Tiende a personalidades más concienzudas, más voluntariosas y determinadas, y en su caso opuesto, tiende a valoraciones morales más laxas.
  • Amabilidad (o incordialidad). Docilidad, capacidad de entablar relaciones interpersonales amistosas, confiabilidad, solidaridad. Su polo positivo tiende a una mayor conformidad y el negativo a un pensamiento crítico.
  • Neuroticismo. Personalidades ansiosas, inestables, de mucha volubilidad emocional, con altos contenidos de ansiedad y preocupaciones. Tiende a la baja tolerancia al estrés, poca capacidad social, poca adaptabilidad.

Psicoanálisis

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El superyó construye una imagen psíquica ideal de nosotros mismos.

La doctrina creada por los estudios de Sigmund Freud, el psicoanálisis, supuso la construcción de la personalidad humana a partir de elementos conscientes e inconscientes, que estructuró en base a tres instancias psíquicas fundamentales:

  • Ello. Se trata de la materia psíquica informe: el conjunto de pulsiones regidas por el principio del placer, de formación muy primitiva, y manifiesta sólo en el sentido de acciones inconscientes, de un contenido emocional que escapa al mundo psíquico conocido.
  • Superyó. Constituye un ser ideal psíquico, una entidad reguladora de la conducta que apunta siempre a un sentido de orden, de deber ser, de imagen psíquica de nosotros mismos.
  • Yo. Se supone que el yo es lo que está a nuestro manejo, y es una parte del Ello que ha sido modificada por el contacto con la realidad y con el orden social. Por ende, satisface los impulsos provenientes del ello cuando así lo permite la ocasión o el control del superyó.

La aproximación Jungiana

El psicoanalista Carl Gustav Jung, en su teoría de la personalidad, distinguía únicamente de dos tipologías básicas, a saber:

  • Extrovertidos
  • Introvertidos

Si bien ningún individuo pertenece exclusivamente a estas categorías, según Jung, alguna de las dos se hallará mayoritariamente presente en su composición social.

Otros enfoques de la personalidad

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El temperamento depende de la historia y emociones de cada individuo.

Otras consideraciones en torno a la personalidad la entienden de acuerdo a la integración singular de dos factores distintos: el temperamento, comprendido como una predisposición genética a cierta índole de comportamientos; y el carácter, fruto de la evolución de dicho temperamento en un ambiente social determinado.

De esa manera, un temperamento similar arrojaría formas de carácter distintas, de acuerdo a la historia particular del individuo y sus emociones.

Influencias ambientales en la personalidad

Como hemos dicho, la personalidad no sólo se manifiesta en el ámbito de la intimidad, sino que opera a menudo como una forma de vinculación con el entorno, ya que somos seres ante todo gregarios.

En ese sentido, el medio ambiente determinará en gran medida los mecanismos de la personalidad, ya que las vivencias emocionalmente significativas dejan improntas, como huellas sobre la arena, en la manera de reaccionar del individuo, ya sea traumáticamente o, por el contrario, de manera positiva.

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Equipo editorial, Etecé (23 de octubre de 2024). Personalidad. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 5 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/personalidad/.

Sobre el autor

Fecha de actualización: 23 de octubre de 2024
Fecha de publicación: 20 de febrero de 2017

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