Te explicamos qué es el conocimiento filosófico, su historia y cuáles son sus características. Además, los tipos que existen y algunos ejemplos.
¿Qué es el conocimiento filosófico?
El conocimiento filosófico es aquel saber que se obtiene gracias al ejercicio práctico de la filosofía. Según qué se entienda por filosofía, así será la naturaleza del conocimiento obtenido. Esto significa que existen muchas maneras de pensar el conocimiento filosófico.
Para Aristóteles, por ejemplo, la filosofía busca las “causas últimas” de las cosas, es decir, su fundamento, su razón de ser. Conocer el fundamento de algo implica comprender lo que ese algo es en su sentido más originario y fundamental.
Esta idea de conocimiento filosófico, defendida por Aristóteles y muchos otros filósofos, ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Algunos pensadores creen que la filosofía es una forma general de pensar la vida y, por lo tanto, el conocimiento filosófico es una reflexión sobre cómo vivir mejor. Quienes sostienen esta idea suelen inclinarse a preguntas e inquietudes éticas y morales.
Otra forma de pensar la filosofía, por ejemplo, es considerándola una ciencia rigurosa, por la que se accede a datos precisos y absolutos de las cosas. Pensadores como Tomás de Aquino, Descartes y Kant sostuvieron esta idea.
Sin embargo, y más allá de que postura se adopte, todas coinciden en que el conocimiento filosófico gira en torno a una comprensión profunda y meditativa de la esencia del mundo y lo que hay en él. Qué son la filosofía y el conocimiento filosófico son preguntas íntimamente relacionadas.
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Concepto e historia del conocimiento filosófico
Indiscernibles, el conocimiento filosófico es tan antiguo como la filosofía. Preguntar por uno es preguntar por el otro. Desde los comienzos griegos de la filosofía hasta el mundo de hoy, muchos filósofos han intentado dar una respuesta a las preguntas: ¿Qué hace que el conocimiento filosófico sea filosófico? ¿Por qué no llamarlo solo “conocimiento”? ¿Qué diferencia hay entre el conocimiento científico?
Para responder a estas preguntas podemos pensar en el conocimiento en general. Este siempre representa una relación entre un sujeto y un objeto: siempre hay un sujeto que quiere conocer algo. Cuando conocemos algo, y lo conocemos filosóficamente, tenemos un conocimiento filosófico de eso que hemos conocido. Lo que la filosofía quiere saber es si lo filosófico está en el sujeto que conoce, en el objeto conocido o en la relación entre ambos. La mayoría sostiene esta última posibilidad.
Conocimiento filosófico objetivo
Platón es uno de los filósofos que pensó al conocimiento filosófico como determinado por el objeto. Según él, lo que el filósofo hace no es decidir cómo son las cosas, sino descubrir las propiedades que las cosas muestran. Así, la teoría platónica de las ideas sostiene que, como objeto de conocimiento, las ideas son independientes al sujeto. Las ideas, tal como las entendió Platón, habitan un mundo distinto, “ideal” (ya que allí habitan las ideas, que son los objetos que no necesitan del sujeto para ser por sí mismos).
A las ideas platónicas se las pensó durante gran parte de la historia de la filosofía. Estuvieran más o menos de acuerdo, todos los filósofos coincidieron en que poder conocer las ideas era conocer la esencia de las cosas. De hecho, según Edmun Husserl, que fue un filósofo contemporáneo, fundador de la fenomenología, la verdadera intuición era la intuición de esencias: aquella manera de intuir la verdad de las cosas, su esencia general.
El conocimiento filosófico se convirtió así, tal como pensó Aristóteles, en un conocimiento de esencias, de fundamento de las cosas: la filosofía nos ayuda a descubrir lo que las cosas son.
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Conocimiento filosófico teológico subjetivo
Sin embargo, no todos los filósofos piensan igual. La filosofía se puede entender de muchas maneras. El conocimiento también. San Agustín, por ejemplo, al leer a Platón, creyó que las ideas platónicas no habitaban un mundo suprasensible, independiente, sino que eran parte del espíritu de Dios. Esto equivale a decir que la esencia de las cosas no es más que el contenido lógico de la razón, ya que para el cristianismo Dios y razón o “logos” es lo mismo.
La teoría de San Agustín cambia la perspectiva del conocimiento. Ya no está puesto el eje en el objeto, sino en un sujeto que resulta ser Dios, un ser absoluto. El conocimiento, entonces, se da por medio de la revelación divina de Dios a los hombres. Es un conocimiento filosófico, sí, pero principalmente teológico.
Conocimiento filosófico subjetivo
Al proseguir la historia de la filosofía, el conocimiento continuó su camino de cambio y transformación. Para Kant y sus discípulos, el conocimiento está determinado por el sujeto, pero este ya no es más un sujeto divino, no es más Dios. A partir de la modernidad, el sujeto es una “conciencia general”. Ya no importa quién conoce, sino el hecho de que alguien lo haga: el conocimiento se da por un sujeto que se acerca al objeto. Hay un sujeto que, en última instancia, “produce” al objeto.
Rasgos generales entre los tres tipos de conocimiento filosófico
A pesar de las diferencias entre las distintas concepciones sobre el conocimiento filosófico, hay algo que todas estas formas de pensar comparten. Ya sea que adoptemos una posición objetiva, una teológica o una subjetiva, ya sea que pongamos el eje en el objeto o en el sujeto, hay algunos rasgos generales que no se pueden negar.
- En primer lugar, el conocimiento filosófico se construye a partir de la relación entre un sujeto y un objeto.
- En segundo lugar, esta relación puede adoptar muchas formas, pero de todas ellas se obtiene una forma de conocimiento.
- En tercer lugar, este conocimiento siempre habla de lo que el objeto es, no importa si lo hace gracias al sujeto o al objeto mismo en cuanto es dado.
- En cuarto lugar, el conocimiento que habla de lo que el objeto es es un conocimiento de esencias.
- En quinto y último lugar, conocer la esencia de algo, como conocimiento filosófico, es conocer cómo y qué es aquello que buscamos conocer.
Características del conocimiento filosófico
Carácter racional
Algunos filósofos sostienen que el conocimiento filosófico es racional. Esto quiere decir que es fruto de los esfuerzos de una mente que funciona por medio de la razón. Racional es aquello que reflexiona y piensa dentro de unos parámetros formales conocidos, comprensibles, explicables. Es decir, el conocimiento filosófico racional se da por reflexionar y pensar de manera lógica. En ese sentido, se apoya en categorías, axiomas, conceptos y procedimientos que pueden detallarse y explicarse.
Sin embargo, no todos los filósofos creen que el conocimiento sea algo racional. De hecho, muchos creen que la razón no puede conocer todo lo que existe. Uno de ellos fue Kant, quien sostuvo que solo podíamos conocer las cosas en parte. Derrida, por su parte, argumenta que no necesariamente el conocimiento por medio de la razón es el más completo. Incluso, y siguiendo a Nietzsche, puede no ser necesariamente un conocimiento verdadero: razón no equivale a verdad.
Carácter lógico-crítico
El conocimiento filosófico puede ser crítico en sentido lógico. Esto quiere decir que juzga la validez de sus propios argumentos, los somete a juicio y a comprobación. De esta manera, el conocimiento filosófico verifica si un argumento incluye contradicciones, inconsistencias, falacias o problemas inherentes a las premisas elegidas, al razonamiento aplicado o a la conclusión obtenida.
Este es un rasgo indispensable para el conocimiento filosófico, ya que es el que sostiene su validez y, por ende, su universalidad, su capacidad de dar respuestas verificables, certeras y verdaderas, siempre y cuando se considere y piense al conocimiento desde un punto de vista científico y racional.
Carácter analítico
El conocimiento filosófico es analítico: procede de manera organizada, estructurada y enfocada, aunque puede adentrarse en cualquier tema y tópico puntual. Esto no lo hace de modo arbitrario o desordenado, sino que traza un recorrido de idea en idea que puede a su vez comprenderse, explicarse y cuestionarse, o sea, propone una metodología objetiva para su análisis.
Carácter histórico
El carácter histórico del conocimiento filosófico consiste en que cambia a lo largo del tiempo. Si bien muchas veces hay una pretensión de universalidad, todo conocimiento depende en gran medida de los preceptos culturales, sociales y existenciales de la época en que se formule, incluso del paradigma en que habite.
Por otro lado, el conocimiento filosófico dialoga, en el tiempo, consigo mismo. Esto no solo significa que el conocimiento es objeto mismo de conocimiento, sino que a medida que los autores son rescatados, continuados o confrontados por otros autores, el conocimiento entra en una dinámica de diálogo y transformación. Esto es también el carácter de devenir del conocimiento: todo, inevitablemente, está sometido al cambio.
Carácter totalizador
Muchas veces, el conocimiento filosófico quiere ser totalizador: aspira a agotar los temas de los que se ocupa, sean los que sean, y a brindar explicaciones completas, totales, que no dejen segmentos a oscuras. Hablamos de “agotar” en un sentido de exhaustividad: la filosofía quiere decir todo lo que pueda ser dicho sobre aquello que busque conocer. Por eso es que, muchas veces, no solo se habla de conocimiento filosófico sino también de sistema: sistema filosófico.
Carácter sistemático
Cuando el conocimiento filosófico es un conocimiento lógico, racional y totalizador, también es sistemático. Esto significa que opera como un sistema, obedece las reglas que ha puesto e incorporado, y que se adhiere a sus métodos o sistemas de trabajo. Por eso, puede reproducirse o al menos seguir la línea del razonamiento si se lo propone.
Ejemplos de conocimiento filosófico
A partir de la dificultad para determinar qué es el conocimiento filosófico se desprende la dificultad para mostrar qué es mediante ejemplos. Sin embargo, la comunidad académica coincide en considerar que las obras que integran el canon filosófico son ejemplos del conocimiento obtenido. Así, algunos ejemplos de esta forma de conocimiento son:
- Diálogos, de Platón. Las obras de Platón son un ejemplo muy claro de construcción de conocimiento. En ellas, los personajes discuten y confrontan sus ideas respecto a determinadas preguntas de índole filosófico. Si bien no todos llegan a una conclusión precisa, el intercambio entre los interlocutores construye una forma de conocimiento crítica, que apunta a la esencia de las cosas, incluso cuando dar con ella es algo más difícil de lo esperado.
- Corpus Aristotelicum, de Aristóteles. Los tratados de Aristóteles presentan una estructura sistemática y rigurosa de búsqueda de conocimiento. En ellos se ven reflejadas las inquietudes filosóficas del pensador ateniense, tales como la pregunta por el ser, las causas finales, la ética o la política.
- Confesiones, de San Agustín. El libro Confesiones, de Agustín de Hipona, comúnmente conocido como “Las Confesiones”, es una forma de conocimiento filosófico. En modo confesional, íntimo, Agustín muestra la interioridad de su espíritu adoptando una actitud crítica y reveladora respecto no solo a su naturaleza, sino a lo que pueda llegar a descubrir sobre qué es Dios.
- Meditaciones metafísicas, de Descartes. Las Meditaciones metafìsicas, de Descartes, son otra forma de búsqueda confesional de una verdad filosófica. Descartes busca dar con un conocimiento cierto sobre el cual construir su conocimiento del mundo y, en el proceso, piensa la naturaleza de Dios, del error, de la creación y del mundo sensible, es decir, la naturaleza de la exterioridad. Este libro revolucionó el mundo occidental y es considerado el inicio de la modernidad filosófica.
- Crítica de la razón pura, de Kant. Esta obra de Immanuel Kant marcó un antes y un después en la construcción del conocimiento. Por momentos inabarcable, es una aproximación demostrativa y lógica acerca de la manera en que conocemos, cómo se da la relación entre sujeto y objeto, y qué podemos llegar a saber de las cosas que están en el mundo y se nos aparecen como tales.
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Referencias
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- Sanguineti, J. J. (2005). El conocimiento humano: una perspectiva filosófica (Vol. 10). Palabra.
- Zuluaga, E. G. (1993). Teoría del conocimiento. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, (92), 160-184.
- Kant, I. (1977). Crítica de la razón pura. Porrúa.
- Hume, D. (2003). A treatise of human nature. Courier Corporation.
- Descartes, R. (1946). Reglas para la dirección del espíritu (Vol. 95). Secretaría de educación pública.
- Deleuze, G., Guattari, F., & Kauf, T. (2001). ¿Qué es la filosofía?. Barcelona: Anagrama.
- Stein, E. (2001). ¿Qué es filosofía? (Vol. 6). Encuentro.
- Heidegger, M. (2013). ¿Qué es la filosofía?. Herder Editorial.
- Marías, J., Zubiri, X., & y Gasset, J. O. (1941). Historia de la filosofía (No. B94. M37 1974.). Madrid: Revista de occidente.
- “Características del conocimiento filosófico” en Carpeta Pedagógica.
- “Knowledge” en Internet Encyclopedia of Philosophy.
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