Te explicamos quién fue Albert Einstein, cuáles fueron sus principales aportes a la física y cuál fue su rol como activista político y defensor del pacifismo.
¿Quién fue Albert Einstein?
Albert Einstein fue un físico teórico de origen judeo germano, considerado como el científico más influyente del siglo XX por sus aportes a la comprensión del universo, sobre todo a raíz de la formulación de sus teorías en torno a la relatividad (la Teoría General de la Relatividad y la Teoría Especial de la Relatividad).
Nacido en Alemania a fines del siglo XIX, Einstein se hizo famoso cuando las observaciones del eclipse solar de 1919 confirmaron sus teorías sobre la curvatura de la luz. Pocos años después ganó el Premio Nobel de Física por su descripción matemática del efecto fotoeléctrico y formuló sus teorías en torno a la relatividad del universo, de donde proviene la fórmula física más popular de la historia: E = m.c 2.
Einstein se vio obligado a emigrar de Alemania tras el ascenso del nazismo en la década de 1930. Se estableció en Estados Unidos y formó parte del grupo de científicos responsables de la fabricación de las primeras armas nucleares, por lo cual se le tilda de ser “el padre de la bomba atómica”. Sin embargo, una vez terminada la guerra, Einstein abogó por el desarme nuclear y por el pacifismo, la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Einstein dedicó sus días a investigar una teoría integradora de la fuerza gravitatoria y de la fuerza electromagnética, sin éxito. Tras enviudar de su segunda esposa, murió en 1955 debido a un aneurisma de aorta abdominal.
- Ver también: Nazismo
Nacimiento y juventud de Albert Einstein
Albert Einstein nació el 14 de marzo de 1879 en el pueblo de Ulm, al este de Stuttgart, en Alemania. Sus padres, Hermann Einstein y Pauline Koch, eran comerciantes judíos. Sin embargo, nunca tuvieron mayor holgura económica.
Por su parte, Albert no fue precisamente un niño genio. Tardó más de lo habitual en comunicarse, pues a los tres años todavía no hablaba, y era tímido, retraído y solitario, por lo que sus padres llegaron a pensar que Albert tenía algún tipo de retraso.
La educación del joven Einstein tuvo lugar en una escuela católica y a los 12 años era profundamente religioso, a punto tal de componer algunos cantos e himnos de alabanza a Dios. Era devoto de la música por influencia de su madre, tocaba el violín y sentía interés por las matemáticas y la física, pero no por el resto de la experiencia escolar, sumamente rigurosa para la época.
En su adolescencia, sin embargo, tuvo su primer encuentro con las ciencias naturales, a través de la lectura de los libros divulgativos de Aaron Bernstein (1812-1884). Un nuevo panorama de mundo se abrió entonces para él. El propio Einstein relata en sus memorias haber encontrado a esa edad un libro de geometría, que devoró en poco tiempo y atesoró de allí en adelante.
Su pasión por la ciencia se vio alimentada por las invenciones a las que se entregaban su padre y su tío Koch en su taller improvisado en Múnich. Y aunque los repetidos fracasos comerciales de su padre obligaron a la familia a mudarse continuamente y entorpecieron la educación formal de Albert, a los dieciséis años de edad escribió su primera disertación científica, titulada “Sobre la investigación del estado del éter en los campos magnéticos”.
Su formación científica continuó al año siguiente, tras mudarse con su familia a las cercanías de Milán, en Italia. Renunció a su nacionalidad alemana para evitar el servicio militar obligatorio y decidió optar por la suiza, ya que a fines de 1896 ingresó a la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, uno de los mejores sitios para el estudio científico en la Europa de ese entonces.
Años formativos de Albert Einstein y matrimonio con Mileva Maric
En Suiza el joven Einstein encontró un ambiente propicio para explorar su vocación. Conoció la obra de diversos filósofos y científicos occidentales, como Henri Poincaré (1854-1912), Baruch Spinoza (1632-1677), David Hume (1711-1776), Immanuel Kant (1724-1804) y Karl Marx (1818-1883), y se acercó al socialismo a través de Friedrich Adler (1879-1960) y de su amigo Michele Besso (1873-1955).
Allí, también, entabló importantes amistades y fundó con ellas en 1902 un efímero grupo de debate llamado “Academia Olimpia”, en el que discutían sobre filosofía, física, matemáticas e incluso literatura.
En ese contexto, además, conoció a la que fue su primera esposa, Mileva Maric (1875-1948), la única mujer entre sus compañeros de estudio universitario y la segunda en la historia en culminar un programa de estudios de física y matemática en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
Maric y Einstein fueron colegas y amantes durante varios años, incluso después de graduarse, y tuvieron en secreto una hija llamada Lieserl, cuyo paradero es aún desconocido. A pesar de la oposición de los padres de Einstein, ya que la familia de Maric era de filiación cristiana ortodoxa, contrajeron matrimonio en 1903 en la ciudad de Berna.
En esa ciudad Albert trabajó en la oficina de patentes y propiedad intelectual hasta 1909, dado que su mala relación con el profesor Heinrich Martin Weber (1842-1913) le cerró las puertas de la academia suiza.
En 1903 murió el padre de Albert. El remordimiento de que su padre creyera que era un fracasado persiguió a Einstein durante mucho tiempo. En 1904 nació su segundo hijo, Hans Albert, y en 1906 obtuvo su título de doctorado de la Universidad de Zurich.
Con el apoyo de Mileva, durante los siguientes años en Berna, Einstein desarrolló sus primeras grandes obras de física teórica. Más adelante, en 1910, nació su tercer hijo, Eduard.
El annus mirabilis de Einstein
El año 1905 fue de gran importancia en la vida de Albert Einstein, y a menudo se lo menciona como su annus mirabilis o “año milagroso”. Ese fue el año en que publicó sus estudios teóricos en la revista “Anales de la física” (Annalen der Physik): cuatro publicaciones distintas que más adelante cambiaron el curso de la física moderna:
- “Sobre un punto de vista heurístico respecto a la producción y transformación de la luz” (Über einen die Erzeugung und Verwandlung des Lichtes betreffenden heuristischen Gesichtspunkt), en el que propuso la existencia de cuantos de energía, que son cantidades discretas de luz que pueden ser absorbidas o emitidas por la materia, y contradice la teoría ondulatoria de la luz propuesta por James Clerk Maxwell (1831-1879).
- “Sobre el movimiento de pequeñas partículas suspendidas en un líquido estacionario, según lo requiere la teoría cinética molecular del calor” (Über die von der molekularkinetischen Theorie der Wärme geforderte Bewegung von in ruhenden Flüssigkeiten suspendierten Teilchen), en el que delineó un modelo no determinista para el movimiento browniano de cuerpos microscópicos, lo cual proporcionó evidencia empírica de la existencia de los átomos.
- “Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento” (Zur Elektrodynamik bewegter Körper), en el que logró unificar las ecuaciones de Maxwell para la electricidad y el magnetismo, con las leyes de la mecánica newtoniana a través del estudio de la mecánica a velocidades cercanas a la de la luz. Este artículo prefiguró lo que luego sería su Teoría especial de la relatividad.
- “¿Depende la inercia de un cuerpo de su carga de energía?” (Ist die Trägheit eines Körpers von seinem Energieinhalt abhängig?), en el que dedujo la célebre ecuación de la equivalencia entre masa y energía (E = m. c2) y asentó la fórmula para el cálculo de la cantidad de energía liberada por las reacciones nucleares, lo cual permite comprender la fuente de energía de las estrellas como el Sol.
Estos cuatro artículos de Einstein fueron ignorados inicialmente por el ámbito científico, si bien uno de ellos le valió su título doctoral. Hasta que llamaron la atención de uno de los físicos más influyentes del momento, Max Planck (1858-1947), el fundador teórico de la mecánica cuántica, ganador del Premio Nobel de Física en 1918.
Los comentarios elogiosos de Planck y la paulatina demostración experimental de las teorías de Einstein cambiaron drásticamente el panorama. Einstein fue contratado en 1918 como profesor y conferenciante por la Universidad de Berna, y luego como catedrático (professor) en 1910 por la Universidad Alemana de Praga, lo cual le valió además la nacionalidad austríaca. En 1913 fue designado como miembro de la Academia Prusiana de Ciencias, por lo que cambió nuevamente de ciudad de residencia y se estableció en Berlín.
La alocución latina annus mirabilis, “año milagroso” o “año de las maravillas”, se utiliza en el campo científico y humanístico para referirse a los años en que se produjo un cambio de paradigma en la visión del mundo de la época.
Esta expresión es tomada de un famoso poema de 1667, compuesto por el británico John Dryden (1631-1700).
El éxito profesional, sin embargo, tuvo un alto costo en el matrimonio de Einstein. Siempre ausente, dedicado enteramente a sus teorías científicas, la relación entre Albert y Mileva se tornó amarga y distante. Convencido del fracaso de su matrimonio, Einstein tuvo un romance con su prima Elsa Löwenthal (1876-1936), quien se convirtió en su segunda esposa inmediatamente después de su separación formal con Mileva en 1919.
La consagración de Albert Einstein
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Devoto del pacifismo, Einstein encabezó el manifiesto de un reducido grupo de intelectuales que se oponían a la guerra. En esa ocasión calificó al nacionalismo como “el sarampión de la humanidad”, o sea, como una enfermedad infantil.
Al año siguiente, mientras Europa se sumergía en el caos bélico, Einstein compuso lo que sería su obra maestra, la teoría general de la relatividad. En ella se daba cuenta de la fuerza gravitacional, algo nunca antes mencionado en sus teorías, reemplazando las ecuaciones de Isaac Newton (1643-1727) sobre la gravitación universal por la comprensión de la gravedad como un subproducto de la curvatura misma del espacio-tiempo.
La teoría general de la relatividad sentó las bases para el estudio de la cosmología y permitió posteriormente explicar numerosos fenómenos del universo observable. Esto ocurrió en 1919, una vez terminada la guerra, cuando el astrofísico británico Arthur Eddington (1882-1944) empleó los cálculos de Einstein para medir, durante un eclipse solar, la desviación de la luz de una estrella distante al aproximarse a la fuerza gravitacional del sol.
Semejante demostración empírica de las teorías de Einstein significó la validación internacional de su carrera, a pesar de que en la Alemania de 1920 sus aportes eran ridiculizados por la prensa antisemita y su nombre se añadía a la lista de los intelectuales considerados como un “peligro para la patria”. Algo que se agravó dada su cercanía con algunos intelectuales y militantes de izquierda durante su visita a España en 1923, como José Ortega y Gasset (1883-1955) y el anarquista Ángel Pestaña (1886-1937).
El viaje a España, sin embargo, fue apenas uno de muchos que trajo consigo la consagración de Einstein como una de las mentes científicas más relevantes del siglo. En 1921 recibió el Premio Nobel de Física, otorgado por sus estudios de fotoeléctrica, y sorprendió a la audiencia con su discurso, dedicado enteramente a la relatividad. Ese año, además, visitó Estados Unidos, Inglaterra, Japón y Francia, y comenzó una correspondencia con otros notorios pensadores de su época, como Sigmund Freud (1856-1939) y Rabindranath Tagore (1861-1941).
- Ver también: Premio Nobel
La emigración de Einstein a Estados Unidos
Conforme la fama internacional de Einstein iba en ascenso, también lo hacían el sentimiento antisemita y el fanatismo reaccionario en Alemania. La irrupción del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) en la escena política local en 1920 y su conducción en 1921 por Adolf Hitler (1914-1945) confirmaron una era de xenofobia y nacionalismo fanático, que tuvo a Einstein entre sus principales objetivos políticos.
De ese modo, se agredió a quienes enseñaban la “física judía” de Einstein y se le ridiculizó en prensa, a menudo mediante comentarios racistas. En 1931 se publicó el libro Hundert Autoren gegen Einstein (“Cien autores contra Einstein”), en el que se desacreditaban sus teorías mediante citas y comentarios muy desiguales. Consultado al respecto, Einstein respondió que para refutar sus teorías no hacían falta 100 opiniones de científicos, sino una sola prueba fehaciente.
Tras la publicación en una revista nazi de una fotografía suya con la inscripción Bis jetzt ungehangt (“aún no ahorcado”) y un precio ofrecido por su cabeza, Einstein decidió abandonar Alemania para siempre. En 1932 se radicó en los Estados Unidos y se unió al Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Nueva Jersey, donde se dieron cita más adelante numerosos físicos del mundo. Desde allí pudo expresar públicamente sus preocupaciones respecto del régimen nazi y la guerra venidera.
Los primeros años en Estados Unidos fueron muy duros para Einstein en lo personal. A su destierro vinieron a sumarse el diagnóstico de esquizofrenia de su hijo Eduard, quien fue hospitalizado hasta el día de su muerte; el suicidio de su amigo y colaborador Paul Ehrenfest (1880-1933) en 1933; y finalmente la muerte de su esposa Elsa en 1936.
Además, a finales de la década de 1930, la carrera internacional por el desarrollo de la bomba atómica tuvo inicio de cara a la inevitable Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), se mostraba reacio a financiar la investigación. De modo que varios físicos e intelectuales, convencidos de la necesidad del proyecto, acudieron a Einstein para que firmara una carta dirigida al presidente, pidiéndole que cambiara de parecer.
Abandonando sus tradicionales posturas pacifistas, Einstein firmó la carta en 1939. Así se aprobó lo que al año siguiente fue el Proyecto Manhattan, en el que numerosos físicos y químicos fueron invitados a colaborar, en el desierto de Los Álamos. Y aunque era el responsable directo de la fórmula para el desarrollo de la bomba atómica, Einstein no estuvo entre los invitados, sino que fue asignado al diseño de armamento para la marina estadounidense.
- Ver también: Nacionalsocialismo
Einstein en contra de la bomba atómica
Einstein estaba de vacaciones en 1945 cuando supo que la primera bomba atómica había sido arrojada sobre la ciudad de Hiroshima. Horrorizado, se dispuso casi de inmediato a formar un comité internacional para abogar por el control estricto de este tipo de armamento, el Comité de Emergencia de los Científicos Atómicos.
En 1947 el presidente Harry S. Truman (1884-1972) firmó el Acta Atómica, transfiriendo el control de las armas nucleares de manos militares a civiles. Además, se creó la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, con el físico Robert Oppenheimer (1904-1967), otro de los “padres de la bomba atómica”, a la cabeza.
A partir de entonces se produjo una tajante división en la comunidad científica, entre quienes se oponían al desarrollo continuado de armas nucleares, específicamente a la Bomba de Hidrógeno o “Bomba H”, y quienes estaban a favor, por considerarla una prioridad en el marco de la Guerra Fría. Einstein figuraba entre quienes se opusieron a la bomba.
En 1949 la Unión Soviética probó su primera bomba atómica, lo cual desató la carrera armamentística nuclear. Menos de cuatro años después, Oppenheimer era removido de su cargo como responsable del control de la energía atómica, acusado de filiación izquierdista y de ser un riesgo para la nación. Einstein en cambio lo apoyó en público y abogó abiertamente por controles internacionales para la energía atómica.
Estos esfuerzos condujeron más tarde a la firma del Manifiesto Russell-Einstein, redactado por el filósofo y escritor británico Bertrand Russell (1872-1970) con el apoyo explícito de Einstein. Este manifiesto alertaba sobre el riesgo para la humanidad de las armas atómicas y pedía a los líderes mundiales soluciones pacíficas para los conflictos venideros.
La exposición pública de Einstein lo aproximó, además, a otras causas sociales como la lucha por los derechos de los ciudadanos afroestadounidenses y las protestas antibelicistas en los Estados Unidos, o el movimiento sionista en Israel. Tanto así que, cuando en 1952 falleció el primer presidente de Israel, su viejo amigo Jaim Weizmann (1874-1952), el gobierno israelí le ofreció ser su reemplazo. Einstein, amablemente, rechazó el ofrecimiento.
- Ver también: Cultura judía
Los últimos días de Albert Einstein
Durante sus últimos años de vida, Einstein no abandonó su pasión por la física. Continuó investigando diferentes fenómenos, como los “agujeros de gusano” espaciales, la existencia de los agujeros negros y la creación del universo. También se entregó a la tarea infructuosa de hallar una “Teoría del todo” que pudiera unificar todas las fuerzas físicas conocidas en un mismo marco teórico.
Por otro lado, los éxitos de la energía atómica habían llevado la atención científica mundial hacia las fuerzas de los átomos y las moléculas, o sea, al campo de la mecánica cuántica, restándole interés a la relatividad. Einstein, entonces, se empeñó en contradecir la teoría cuántica y afirmó que era irreconciliable con la relatividad. Fue entonces cuando acuñó su célebre frase: “Dios no juega a los dados con el universo”. Su insistencia condujo a Einstein a debates privados con Niels Bohr (1885-1962) y al conocido experimento mental Einstein-Podolski-Rosen (EPR), y eventualmente a aislarse del resto de la comunidad científica del momento. Entonces comenzó a asumir posturas excéntricas y hábitos extraños, como no utilizar medias en público, vestirse de manera extravagante y dejarse crecer el cabello y el bigote indefinidamente.
Eventualmente, Einstein se negó a abandonar sus aposentos en Princeton y redujo su grupo social a sus más estrictos allegados. Con ellos debatía sobre diversos temas, como en los días juveniles de la Academia Olimpia. Hasta que, el 18 de abril de 1955, falleció a la edad de 76 años, víctima de un aneurisma aórtico abdominal.
En su honor se nombró el elemento 99, Einstenio (Es), descubierto el mismo año de 1952, y se bautizaron un cráter de impacto lunar, el asteroide 2001 del catálogo del Minor Planet Center, un detector espacial de rayos X (Observatorio Einstein), entre muchas otras obras y fenómenos. Además, desde 1979, la Unesco otorga la Medalla Albert Einstein a los autores de contribuciones importantes en la ciencia y la cooperación internacional.
Referencias
- Einstein, A. (2011). The World as I see it. Trad. Alan Harris. Open Road Media.
- Fölsing, A. (1995). Albert Einstein. Eine Biographie. Suhrkamp.
- Kaku, M. (2023). “Albert Einstein (German-American Physicist”. The Encyclopaedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Robinson, A. (2015). “Why is Einstein famous?”. World Economic Forum. https://www.weforum.org/
- Sönke, B. (2007). “Albert Einstein: el genio de la relatividad”. Deutsche Welle en español. https://www.dw.com/
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