Revolución Sandinista (1979-1990)

Te explicamos qué fue la Revolución Sandinista en Nicaragua y quiénes fueron sus principales protagonistas. Además, su desarrollo y consecuencias.

La Revolución Sandinista derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en 1979.

¿Qué fue la Revolución Sandinista?

La Revolución Sandinista fue un proceso revolucionario que atravesó Nicaragua en las décadas de 1970 y 1980. En esta revolución, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocó la dictadura de la familia Somoza.

Se conoce con el nombre de Revolución Sandinista tanto al periodo de insurrección armada contra el régimen de Somoza (desde 1974 hasta 1979) como a los dos gobiernos del FSLN que se instalaron con el triunfo de la revolución: el primer gobierno revolucionario (1979-1984) y el primer gobierno democrático del FSLN (1984-1990). 

Desde 1937, el gobierno de Nicaragua estuvo controlado por las diferentes generaciones de la familia Somoza. Durante este periodo, se consolidó el poder de la oligarquía a través de una administración económica estatal que beneficiaba al círculo de poder y perjudicaba a la mayoría de la población. Para mantenerse en el poder, el gobierno perseguía a la oposición y censuraba a los medios de comunicación.

Durante la década de 1970, tomó fuerza la actividad guerrillera del FSLN como principal órgano de la oposición. Las diferentes acciones de corrupción del gobierno de Anastasio Somoza Debayle generaron que creciera el apoyo de las clases medias y bajas al FSLN.

En 1979, la insurrección generalizada llevó a que el presidente Somoza Debayle escapara del país y se instalara la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, integrada por miembros del FSLN y otros independientes. Desde entonces, Nicaragua recuperó la democracia, reestructuró la economía y mejoró los estándares de vida sociales de la población. 

El contexto histórico de la Revolución Sandinista

Desde la década de 1930, Nicaragua estaba gobernada por una dictadura apoyada por Estados Unidos. En 1937, Anastacio Somoza García (líder de la Guardia Nacional) organizó un golpe contra el presidente Juan Bautista Sacasa y tomó el gobierno. Su familia se mantuvo en el poder por 42 años, a veces gobernando a través de presidentes “títere” (es decir, que obedecían a la familia) para disimular el régimen dictatorial.

La dictadura de la familia estaba apoyada por la Guardia Nacional y por Estados Unidos, que celebraba el ferviente anticomunismo del gobierno de los Somoza. Estados Unidos brindó asistencia política, militar y económica, aún en conocimiento de la corrupción y el continuo abuso de los derechos humanos que vivía la población nicaragüense bajo el régimen de los Somoza.

Durante más de cuarenta años, las políticas económicas nacionales estuvieron orientadas a beneficiar a los dueños de las grandes plantaciones y a los negocios de la élite leal a la familia Somoza. La mayoría de la población nicaragüense vivía de la agricultura tradicional, cuya producción fue descuidada por las políticas gubernamentales.

Las consecuencias a largo plazo de estas políticas fueron el empobrecimiento de la población nicaragüense, la baja de su calidad de vida y el aumento del analfabetismo. No hubo políticas orientadas a mejorar la situación de las masas. Para mantener el poder, el gobierno reprimió a la oposición.

El régimen de los Somoza es conocido por los asesinatos, las torturas y los continuos abusos de los derechos humanos cometidos durante su gobierno.

Los antecedentes de la Revolución Sandinista

En 1961, diferentes grupos guerrilleros de la oposición al régimen de los Somoza se unieron y fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El nombre de la organización fue en honor a Augusto César Sandino, un revolucionario que había liderado la resistencia contra Estados Unidos, cuando Nicaragua estaba ocupada por tropas norteamericanas entre 1912 y 1933. Sandino había sido asesinado por orden de Anastasio Somoza García, fundador de la dictadura somocista. 

El FSLN era una organización política y militar, de ideología de izquierda (marxista-leninista), nacionalista y antiimperialista. Sus principales líderes eran Carlos Fonseca Amador, Santos López y Tomás Borge, entre otros, y su principal objetivo era derrocar el régimen de la familia Somoza y establecer un gobierno popular. La organización se inspiraba en la Revolución cubana de Fidel Castro que en 1959 había derrocado al régimen de la dictadura pronorteamericana de Batista.

Durante la década de 1960, el FSLN se dedicó a promover de manera clandestina la revolución y se enfocó en la población rural. A finales de la década, la organización comenzó la lucha armada directa contra las fuerzas del gobierno pero sufrió varias derrotas. Las más importantes fueron las de Pancasán (1967) y la de la casa de “Las Termópilas” (1969), que fue televisada por el gobierno para el público general.

Desde entonces, la represión del gobierno en contra de la oposición se acentuó. En ese contexto, el FSLN decidió entrar en una “etapa de silencio”: detener sus acciones públicas, concentrarse en generar las fuerzas y fortalecer la organización.

Fue recién en 1972 cuando comenzaron a ganar gran apoyo de la población. El 23 de diciembre de ese año, un terremoto destruyó la ciudad de Managua (una de las principales ciudades del país) y se llevó la vida de más de 10.000 personas.

El presidente Somoza Debayle aprovechó la emergencia nacional y usó para su propio beneficio la asistencia que diferentes organizaciones internacionales ofrecieron para enfrentar la crisis. Este nivel de corrupción generó una profunda indignación de la clase media y parte de la clase alta.

Sumado al aumento del desempleo y la crisis económica mundial que comenzó en 1973, esto preparó las condiciones para que el FSLN liderara la revolución.

El desarrollo de la Revolución Sandinista

Desde 1977, la insurrección generalizada contra el gobierno somocista se extendió a las principales ciudades.

Luego de la crisis humanitaria por el terremoto de Managua y la crisis económica de 1973, las condiciones en Nicaragua cambiaron y el FSLN se preparó para entrar en una nueva etapa de lucha armada. En diciembre de 1974, la organización retomó las acciones públicas. Eduardo Contreras dirigió una ofensiva contra el gobierno e irrumpió en una fiesta organizada por el embajador de Estados Unidos.

El objetivo era contener rehenes nicaragüenses (a los diplomáticos extranjeros se los liberó de inmediato) para lograr la liberación de 18 presos políticos. A su vez, esto permitía mostrar a nivel internacional los conflictos que estaba atravesando el país, que eran acallados por los medios de comunicación controlados por el gobierno.

En enero de 1975, otra célula guerrillera del FSLN dirigida por el Comandante Rodrigo (uno de los líderes sandinistas) atacó el cuartel antiguerrillero de Waslala. Con estas acciones se inició una oleada de ataques guerrilleros que atravesó todo el país.

Entre 1976 y 1978, el FSLN se dividió en tres líneas de acción distintas, diferenciadas por su tendencia ideológica (maoísta, marxista-leninista y “tercerista”). Los terceristas buscaban aliados de todas las clases sociales y de cualquier ideología con el objetivo de derrocar al gobierno. Su discurso se centraba en contra de la injusticia social y recibieron un gran apoyo del movimiento de la Teología de la Liberación (una rama de la iglesia cristiana latinoamericana que defendía los derechos de los pobres). Uno de los principales terceristas fue Daniel Ortega (que luego logró consolidar su poder como líder del FSLN).

Más allá de esta separación, las tres líneas de acción del FSLN llevaron a cabo diferentes ofensivas contra el gobierno. Entre 1976 y 1979, los éxitos sandinistas se multiplicaron. En 1977, la operación “Ofensiva de Octubre 77” llevó la lucha armada a las ciudades. Desde entonces, la insurrección se generalizó en toda Nicaragua.

En 1978, fue asesinado Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el dueño de uno de los diarios más importantes del país y reconocido opositor del gobierno somocista. El asesinato fue atribuido al gobierno y la clase media urbana comenzó a unirse a las manifestaciones contra el régimen. Unos meses después, un comando guerrillero liderado por Edén Pastora (otro de los líderes sandinistas) tomó el Palacio Nacional con los diputados en plena sesión. Sin generar muertos, logró la liberación de sesenta camaradas y un enorme apoyo popular.

Desde entonces, la revolución sandinista se convirtió en una rebelión de masas. Las tres líneas de acción del FSLN se reunificaron y los ataques contra el gobierno a lo largo del país comenzaron a estar coordinados. Para finales de 1978, Cuba, Venezuela, Panamá y Costa Rica apoyaban militar y económicamente al FSLN. A su vez, el resto de los países latinoamericanos empezaron a mostrar su simpatía con el sandinismo, especialmente aquellos que habían sufrido las dictaduras militares en las décadas anteriores.

Finalmente, el gobierno no pudo contener la insurrección general y el 17 de julio de 1979 el presidente Anastasio Somoza Debayle escapó hacia Estados Unidos. La Guardia Nacional se desorganizó y sus líderes se escondieron o se exiliaron. A los dos días, las fuerzas sandinistas marcharon triunfantes sobre Managua ante la aclamación popular.

El gobierno de la Revolución Sandinista

Con la toma del poder el 19 de julio de 1979, los sandinistas establecieron la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Estaba integrada por cinco miembros: tres sandinistas (Daniel Ortega como presidente) y dos independientes. Además, se creó un Consejo de Estado con representación de diferentes agrupaciones políticas y sociales.

Si bien la ideología del FSLN era de izquierda, los sandinistas comprendieron la importancia de mantener a los diferentes grupos de la oposición somocista dentro del nuevo régimen, incluso a los empresarios conservadores. Entendían que no iban a poder llevar a cabo un buen gobierno sin la asistencia de las diferentes partes de la población. Con eso en mente, declararon que el nuevo régimen se mantendría dentro de los mercados capitalistas y pagaría la deuda externa acumulada por los sucesivos gobiernos somocistas.

Por otro lado, las primeras medidas del gobierno estuvieron orientadas a la reestructuración de la economía y a la mejora de la calidad de vida de la población. Respecto a la economía, el gobierno sandinista promovió la creación de una economía mixta con una fuerte presencia del Estado. El objetivo era que la producción industrial y la producción agrícola fueran compartidas entre el Estado, los pequeños productores y el sector empresarial capitalista.

El gobierno expropió todas las propiedades de la familia Somoza y de su círculo político: con eso obtuvo el 20 % de las tierras fértiles del país. Estas tierras se convirtieron en granjas estatales, cuya producción permitía al gobierno un ingreso importante para reinvertir en otras áreas de gestión. Sin embargo, muchos empresarios desconfiaron de este sistema, lo que llevó a una gran fuga de capitales del país.

Respecto a las reformas sociales, de manera inmediata, el gobierno revolucionario invirtió en los servicios de salud pública y educación para la población nicaragüense. Los derechos humanos y las condiciones sociales mejoraron exponencialmente con el gobierno revolucionario.

Sin embargo, desde 1981, bajo la presidencia de Ronald Reagan, el gobierno de Estados Unidos comenzó a financiar el movimiento contrarrevolucionario. Comandos paramilitares antisandinistas se asentaron en algunas zonas rurales y organizaron el movimiento conocido como “los contras”. Esto llevó a que el gobierno sandinista mantuviera acciones de violencia y represión.

Por otro lado, Estados Unidos comenzó una serie de sanciones económicas y buscó aislar a Nicaragua del mercado internacional. En respuesta, el gobierno sandinista buscó el apoyo de Cuba y firmó con la Unión Soviética un tratado de cooperación económica.

Las consecuencias de la Revolución Sandinista

Se estima que la Revolución Sandinista se llevó la vida de 35.000 personas. Entre ellas, 25.000 civiles y 10.000 combatientes. Además, con la contrarrevolución (la revolución de “los contras”) murieron otras 30.000, de las cuales mitad eran civiles y la otra mitad combatientes.

En 1984, se celebraron elecciones libres en Nicaragua por primera vez desde 1930. En ellas, Daniel Ortega obtuvo el 67 % de los votos y el FSLN se convirtió además, en el partido político mayoritario dentro del Parlamento. Sin embargo, en las elecciones generales de 1990 el FSLN perdió ante una nueva agrupación política liderada por Violeta Barrios de Chamorro (viuda del asesinado Pedro Joaquín Chamorro y miembro de la primera Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional). Se suele identificar este momento como el fin de la Revolución Sandinista.

La Revolución Sandinista llevó a la desintegración de la oligarquía y de la estructura política y económica que la mantenía en el poder. Desde entonces, la calidad de vida, la participación política y la economía de la población nicaragüense mejoraron de manera extraordinaria. Crecieron los niveles de educación y se estableció un gobierno democrático en el que los sucesivos gobiernos pasan el poder de forma pacífica.

Durante la década de 1990, los gobiernos posrevolucionarios de ideología liberal reorientaron la economía nicaragüense y se alejaron de los ideales de izquierda de la Revolución Sandinista. Sin embargo, la profunda reestructuración de la economía nicaragüense durante el gobierno revolucionario generó una serie de cambios que se mantienen en el tiempo. Una gran parte de la población campesina obtuvo tierras para trabajar y diferentes sectores de la economía siguen manejados con un sistema productivo mixto con fuerte intervención estatal. 

Anastasio Somoza Debayle (1925-1980)

Anastasio Somoza Debayle fue el último gobernante de la familia Somoza, el clan que se mantuvo en el poder político en Nicaragua durante 44 años. El primer miembro de la familia Somoza que accedió al poder fue su abuelo, Anastasio Somoza García, militar que dio un golpe de estado en 1937.

Los Somoza se caracterizaron por establecer una dictadura corrupta y obediente a los designios de Estados Unidos. Tras la muerte del fundador de la "dinastía" y luego de un período de gobierno de su hermano mayor Luis, Anastasio Somoza Debayle llegó al poder en 1967 y continuó gobernando de la forma brutal y corrupta que caracterizó a sus antecesores.

La guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional consiguió derrocarlo tras una cruenta revolución en 1978-1979. En julio de 1979 renunció al poder y abandonó el país. Murió en un atentado en Asunción, Paraguay, en 1980.  

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Referencias

  • Britannica, The Editors of Encyclopaedia (2023). "Sandinista". Encyclopedia Britannica https://britannica.com/
  • Palmowski, J. (2000). “Nicaragua". A dictionary of twentieth-century world history. Oxford University Press.
  • Van Dijk, R., Gray, W. G., Savranskaya, S., Suri, J., & Zhai, Q. (Eds.). (2013). “Nicaragua”. Encyclopedia of the Cold War. Routledge.
  • Walker, Thomas W. , Nietschmann, Bernard , Parker, Franklin D. , Arguello, Rosendo and Orozco, Manuel S. (2023). "Nicaragua". Encyclopedia Britannica.
    https://britannica.com/

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Kiss, Teresa (24 de octubre de 2024). Revolución Sandinista (1979-1990). Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 5 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/revolucion-sandinista-1979-1990/.

Sobre el autor

Autor: Teresa Kiss

Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 24 de octubre de 2024
Fecha de publicación: 28 de septiembre de 2023

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