Te explicamos quién fue José María Arguedas, cuáles fueron sus obras más importantes y cuál fue su contribución a las culturas originarias de Perú.
¿Quién fue José María Arguedas?
José María Arguedas fue un escritor, educador, antropólogo, periodista e investigador social peruano. Es considerado como uno de los más importantes exponentes de la literatura de su país y una voz ineludible en cuanto a las representaciones del tema indígena en América Latina.
Autor de novelas fundamentales del siglo XX latinoamericano, como Los ríos profundos (1958), Arguedas fue además un importante estudioso del folklore peruano y un gran conocedor del quechua, lengua que aprendió desde su infancia temprana. Asimismo, fue educador y profesor universitario, y director de museos e institutos culturales públicos.
El pensamiento de Arguedas se centró en el combate contra el racismo y en la reivindicación de la herencia indígena, en un país profundamente dividido en términos raciales. Fue un defensor de la cultura criolla y un difusor de la literatura peruana precolombina, así como un pensador de izquierda.
Ver además: Cultura latinoamericana
Nacimiento e infancia de José María Arguedas
José María Arguedas Altamirano nació el 18 de enero de 1911 en la ciudad de Andahuaylas, en la serranía sur de Perú. Sus padres fueron Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que hacía de juez itinerante, y Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una familia de terratenientes y aristócratas criollos. Su madre falleció cuando José María tenía 3 años de edad, así que su infancia transcurrió en la casa de sus abuelos maternos.
En 1915, su padre fue nombrado juez de primera instancia en el departamento de Ayacucho y allí contrajo matrimonio con una hacendada local. La familia se asentó entonces en la ciudad de Puquio, donde José María y sus hermanastros empezaron su formación escolar. Pero en 1920, cuando tenía 9 años, su padre perdió su nombramiento de juez debido a un cambio de gobierno y tuvo que volver a trabajar de manera itinerante.
La relación entre José María y su madrastra fue mala desde el comienzo. La mujer sentía desprecio por él y lo dejaba que se criara con los sirvientes indígenas de la hacienda, con quienes Arguedas aprendió quechua a la par que aprendía el español. Esta etapa de su infancia fue crucial en la formación de su imaginario literario.
Otra figura importante fue la de su hermanastro, Pablo Pacheco, quien trató siempre con crueldad a José María. Lo obligaba a servirle como mayordomo, lo golpeaba, e incluso lo obligaba a presenciar cómo maltrataba a los sirvientes indígenas. Muchos años más tarde, Arguedas retrató esta figura abusiva en los “gamonales” que aparecieron en su obra literaria.
¿Quiénes eran los gamonales?
En el Perú de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX, se conoció como “gamonales” a los hacendados y terratenientes desprovistos de abolengo, que extendieron sus dominios en el sur del país arrebatando a los pueblos indígenas sus tierras ancestrales. Los gamonales se caracterizaban por su ambición, su desconocimiento de los procedimientos del trabajo con la tierra y sus métodos toscos, crueles y violentos.
Ver más en: Colonización de América
En 1921, José María huyó de la hacienda familiar y se refugió con unos tíos paternos que se dedicaban a la siembra a unos pocos kilómetros de distancia. Vivió con ellos hasta 1923, cuando su padre lo fue a buscar. A partir de entonces, hicieron juntos muchos viajes de trabajo y José María conoció numerosos pueblos de la región.
Su padre lo ingresó en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, en Abancay, donde José María acabó su formación escolar básica. Tenía la esperanza de que su hijo se hiciera religioso y comenzara una carrera de sacerdocio.
Durante el verano de 1925, José María visitó la hacienda de sus abuelos maternos. Allí sufrió un accidente con una rueda de un trapiche: perdió dos dedos de la mano derecha y la movilidad de los dedos restantes. Aun así, al año siguiente empezó sus estudios de secundaria en la ciudad de Ica, en el centro-sur de Perú, en el colegio San Luis Gonzaga.
En 1926 volvió a mudarse, junto a su padre, a las ciudades de Pampas y Huancayo. En esta última, ingresó al colegio Santa Isabel, donde conoció el desprecio hacia los serranos. Allí también hizo sus primeros intentos literarios, en la revista estudiantil Antorcha. Poco después, cursó sus últimos años de secundaria en Lima, en el Colegio Nuestra Señora de La Merced.
La llegada de Arguedas a Lima y a la literatura
Con 20 años de edad, José María decidió establecerse en Lima e ingresar a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Inicialmente, tuvo ayuda económica, pero su padre falleció en 1932 y en adelante el joven tuvo que valerse por sí solo. Un amigo le consiguió un cargo de auxiliar en la Administración Central de Correos, donde trabajó durante cinco años.
En la universidad, José María conoció a otros jóvenes entusiastas del saber y la cultura, con los que trabó amistad. Entre ellos, estaban los filósofos Luis Felipe Alarco (1913-2005) y Carlos Cueto Fernandini (1913-1968), y los poetas Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) y Luis Fabio Xammar (1911-1947). Por su influencia, Arguedas realizó importantes lecturas, sobre todo de los grandes autores rusos.
En esa época, además, José María comenzó a escribir relatos. El primero de ellos se publicó en la revista limeña Signo, con el título “Warma kuyay”, que quiere decir “amor de niño” en quechua. Este cuento, junto con otros dos, conformó su primera obra publicada: Agua (1935), con la que obtuvo, a sus 24 años, el segundo premio del concurso internacional de la Revista Americana de Buenos Aires.
Estos primeros cuentos, de naturaleza claramente indigenista, surgieron a raíz de la indignación que sintió Arguedas al leer las descripciones literarias de los pueblos indígenas en los textos de la época. En ellos, según él mismo lo explicó en una conferencia de 1965:
“los describían de una forma tan falsa escritores a quienes yo respeto, de quienes he recibido lecciones como López Albújar, como Ventura García Calderón [...] estaba tan desfigurado el indio y tan meloso y tonto el paisaje o tan extraño, que dije: ‘No, yo lo tengo que escribir tal cual es, porque yo lo he gozado, yo lo he sufrido’ y escribí esos primeros relatos” (cit. en Vargas Llosa, 2019: p. 83).
Un año después de la salida de su primer libro, Arguedas fundó la revista Palabra, junto a los escritores peruanos Augusto Tamayo Vargas (1914-1992) y Alberto Tauro del Pino (1914-1994). En ella, se hicieron eco de las ideas sobre América Latina que en ese entonces proponía José Carlos Mariátegui (1894-1930).
En 1937, año en que obtuvo su licenciatura en Letras, Arguedas participó en las protestas estudiantiles en contra de la visita de un emisario de la Italia fascista. En ese entonces, Perú se hallaba bajo la dictadura de Óscar R. Benavides (1876-1945), por lo que la protesta fue perseguida y Arguedas encarcelado en el penal El Sexto. Las experiencias que soportó allí durante ocho meses luego alimentaron su novela del mismo nombre.
Su tiempo en prisión, además, le sirvió para entregarse a un proyecto de traducción al castellano de los cantos quechuas de su infancia. Junto a un ensayo introductorio de su autoría, estos versos se publicaron en 1938 con el título Canto kechwa. En su texto preliminar, Arguedas escribió:
“No encontré ninguna poesía que expresara mejor mis sentimientos, que la poesía de las canciones kechwas. Los que hablamos este idioma sabemos que el kechwa supera al castellano en la expresión de algunos sentimientos que son los más característicos del corazón indígena: la ternura, el cariño, el amor a la naturaleza” (Arguedas, 2012).
Sin embargo, a raíz de su experiencia en la cárcel, Arguedas fue despedido de la Administración Central de Correos. Arruinado, le escribió a su hermanastro Arístides, con quien tenía buena relación, para que lo ayudara. Gracias a su intermediación, obtuvo un puesto de profesor de Castellano y Geografía en el colegio Mateo Pumacahua, en Sicuani, en el departamento de Cuzco.
La labor etnológica de José María Arguedas
Durante su estancia en Sicuani, Arguedas continuó interesándose por la cultura y el folklore, y realizó junto a sus estudiantes recopilaciones de cantos, relatos y poemas populares. Allí, además, contrajo matrimonio con Celia Bustamante (1910-1973), una educadora limeña y militante socialista a quien había conocido durante su tiempo en prisión. En 1955, tuvieron su única hija, Vilma Victoria.
En 1941 publicó su primera novela, Yawar Fiesta, cuyo título en quechua significa “fiesta de sangre”. Esta novela es considerada como una de las obras más logradas de Arguedas y como la iniciadora del movimiento literario del neoindigenismo. Aborda la división racial de la sociedad peruana en el contexto de las corridas de toros “a lo andino”, en las que a menudo los toreros indígenas eran destrozados por el animal.
Yaguar Fiesta fue escrita por partes y enviada por Arguedas a su amigo y poeta Manuel Moreno Jimeno (1912-1993), con la intención de participar en un concurso internacional, pero no resultó ganadora.
En ese entonces, José María Arguedas comenzó también a trabajar en la reforma de los programas educativos del Ministerio de Educación y participó en el Primer Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro. Además, sus experiencias iniciales como estudioso de la cultura andina se reflejaron en numerosos artículos de prensa.
Alrededor de 1947, fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación. Bajo su liderazgo, el folklore y la cultura popular peruanos recibieron un importante impulso. En esa época, también colaboró estrechamente con el Partido Comunista en la formación intelectual de sus cuadros de militantes. Esta asociación le resultó cara más adelante, cuando en 1948 se instauró la dictadura militar de Manuel Odría (1896-1974).
Arguedas fue dado de baja de su empleo y, de regreso en Lima, se inscribió en el Instituto de Etnología de San Marcos. Poco después, publicó Canciones y cuentos del pueblo quechua, el resultado de sus investigaciones previas. Además, entre 1950 y 1953, dictó cátedra de Etnología en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones.
En esta etapa de su vida, Arguedas viajaba con mucha frecuencia por el mundo andino, en compañía de su esposa. En esos viajes, recopiló los materiales que luego formaron parte de su libro Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales. Folklore del valle del Mantaro, provincias de Jauja y Concepción, aparecido en 1953.
Ese mismo año, recibió el cargo de director del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo Nacional de la Cultura Peruana, donde permaneció durante diez años. Simultáneamente, dirigió la revista Folklore Americano del Comité Interamericano de Folklore.
Los ríos profundos
En 1954, Arguedas volvió a la literatura: publicó la novela corta Diamantes y pedernales y reeditó su primer libro de relatos, Agua. Dos años después, ganó el primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento, organizado en México, con su relato “La muerte de los Arango”.
Esto no lo obligó a alejarse por completo de la etnología. En 1957, culminó su especialización en la Universidad Nacional de San Marcos y su tesis “La evolución de las comunidades indígenas” obtuvo el Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado al año siguiente.
Poco después, recibió una beca de la Unesco para realizar un viaje de estudios por la región fronteriza entre Francia y España. Al volver a Lima, comenzó su labor docente en el Departamento de Etnología de la Universidad Nacional de San Marcos y, más adelante, en la Universidad Nacional Agraria La Molina.
En 1958, Arguedas publicó Los ríos profundos, considerada como su obra cumbre. Se trata de una novela de corte autobiográfico que transcurre en la ciudad de Abancay y en otros escenarios del sur peruano, y que reproduce los viajes de Arguedas con su padre durante la infancia.
La primera edición de Los ríos profundos apareció en la editorial Losada, en Buenos Aires, y recibió en Perú el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. A partir de entonces, la obra literaria de Arguedas comenzó a valorarse mucho más en Perú y alcanzó una mayor presencia internacional. De hecho, en 1963, fue finalista del Premio de Novela William Faulkner, en Estados Unidos.
A Los ríos profundos le siguió otra novela inspirada en su juventud: El Sexto (1961), en la que narró su paso por la cárcel del mismo nombre y con la que volvió a ganar el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962.
Tres años después, apareció Todas las sangres, su novela más larga y ambiciosa, en la cual quiso plasmar la diversidad étnica peruana y alertar sobre el riesgo del imperialismo estadounidense. Esta fue la última novela que publicó en vida.
En 1964, recibió también un reconocimiento a su labor docente y fue nombrado director del Museo Nacional de Historia. Al año siguiente, se divorció de su esposa y comenzó una relación con la poeta e historiadora chilena Sybila Arredondo (1935-), con quien se casó en 1967 y compartió el resto de su vida.
Los últimos años de José María Arguedas
Durante los años siguientes, Arguedas emprendió numerosos viajes internacionales y publicó su cuento “El sueño del pongo” en una edición bilingüe francés-español. Sin embargo, sus ánimos comenzaron a evidenciar una crisis depresiva.
En abril de 1966, a los 56 años, Arguedas intentó suicidarse mediante una sobredosis de barbitúricos. Aunque pudieron salvar su vida, esta ya no volvió a ser la misma. A partir de entonces, Arguedas se aisló de sus afectos, renunció a sus cargos públicos y comenzó un tratamiento psiquiátrico.
En una de sus sesiones terapéuticas, la psiquiatra chilena Lola Hoffmann (1988) le recomendó retomar la escritura literaria. Por eso, Arguedas comenzó su último libro, una novela que jamás llegó a culminar. Titulada El zorro de arriba y el zorro de abajo, esta obra se publicó de manera póstuma en 1971.
En 1967, Arguedas publicó Amor mundo, un nuevo libro de cuentos, de temática erótica. Posteriormente, publicó una serie de estudios sobre el pueblo andino y un par de volúmenes de poesía quechua. En 1967, fue jurado del Premio Casa de las Américas, en Cuba, y tuvo su famosa polémica con Julio Cortázar (1914-1984).
Un año después, recibió el Premio Inca Garcilaso de la Vega. Ya había renunciado a sus cargos docentes. Ese año emprendió un viaje por las tierras de su infancia y tres viajes cortos a Chile.
La polémica entre Arguedas y Cortázar
La polémica entre Arguedas y Cortázar tuvo lugar mediante publicaciones en la revista cubana de Casa de las Américas y en la revista peruana Amarú, y giró en torno a la esencia de lo latinoamericano. Sus respectivas posiciones dividieron a buena parte de la intelectualidad del continente en aquella época: Arguedas comprometido con los saberes locales y el pensamiento poscolonial, y Cortázar con una postura más cosmopolita y desnacionalizada.
Ver también: Boom latinoamericano
Muerte y legado de José María Arguedas
El 28 de noviembre de 1969, Arguedas se encerró en un baño de la Universidad Agraria, donde había sido docente, y se suicidó de un disparo en la cabeza. Fue hallado aún con vida y recluido en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, donde agonizó durante cinco días. Finalmente, murió el 2 de diciembre de 1969.
Su cuerpo fue velado de acuerdo con sus instrucciones, dejadas por escrito, con interpretaciones musicales. A continuación, se pronunció un discurso en nombre del pueblo indígena. Fue sepultado en el Cementerio del Ángel, en Lima, donde reposó hasta 2004, año en que fue exhumado y sepultado de nuevo en su Andahuaylas natal.
En la década posterior a su muerte, se publicaron muchos de sus escritos inéditos, entre ellos su última novela, aún inconclusa; varias colecciones de relatos, un conjunto de poemas en quechua y español, y dos libros de ensayos. Sus obras completas fueron publicadas por primera vez en Lima en 1983.
La obra de José María Arguedas forma parte central de la cultura literaria y antropológica peruana, y ha sido reeditada y homenajeada en toda América Latina. Incluso autores ideológicamente disímiles a Arguedas, como el peruano Mario Vargas Llosa (1936-), le han dedicado páginas de estudio y lo consideran un referente ineludible en las letras de su país.
En el año 2000, su nombre fue otorgado al Premio de Narrativa de la Casa de las Américas en Cuba, a través del cual se busca difundir la obra de los narradores latinoamericanos. Además, en 2011, en ocasión del centenario de su nacimiento, se llevaron a cabo en Perú celebraciones y homenajes en su honor. Asimismo, desde 2022, su rostro decora el billete peruano de 20 soles.
Algunas de las principales obras literarias de José María Arguedas son:
Novela:
- Los ríos profundos (1958)
- El Sexto (1961)
- Todas las sangres (1965)
Ensayo:
- Mitos, leyendas y cuentos peruanos (1947)
- Evolución de las comunidades indígenas (1957)
- Dioses y hombres de Huarochirí (1966)
Sigue con:
Referencias
- Arguedas, J. M. (2012). Ensayo introductorio a Canto kechwa. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/
- Pinilla, C. (Ed.). (1999). Arguedas en familia. Cartas de José María Arguedas a Arístides y Nelly Arguedas, a Rosa Pozo Navarro y Yolanda López Pozo. Pontificia Universidad Católica del Perú.
- The Editors of Encyclopaedia Britannica. (2023). José María Arguedas. Peruvian author. The Encyclopaedia Britannica. https://www.britannica.com/
- Torero, A. (2005). Recogiendo los pasos de José María Arguedas. LibrosEnRed.
- Vargas Llosa, M. (2019). La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo. Alfaguara.
- Universidad Nacional de San Marcos. (2022). Arguedas, José María. https://unmsm.edu.pe/
¿Te fue útil esta información?
Sí No¡Genial! Muchas gracias por visitarnos :)