Te explicamos quién fue Garcilaso de la Vega, cuáles fueron sus contribuciones a la literatura española y cómo transcurrió su carrera diplomática y militar.
¿Quién fue Garcilaso de la Vega?
Garcilaso de la Vega fue un poeta, diplomático y militar español, cuya obra literaria es considerada entre las más destacadas del Siglo de Oro español (s. XV al XVII). Proveniente de familia noble, llegó a ser maestre de campo en el Ejército imperial del rey Carlos I de España (1500-1558), y falleció combatiendo a las fuerzas otomanas antes de cumplir los cuarenta años.
Sus composiciones, no muy numerosas y fuertemente influenciadas por las del poeta italiano Francesco Petrarca (1304-1374), reflejaron en buena medida la dualidad entre el oficio literario y el militar que marcó toda su vida.
La obra de Garcilaso fue valorada por sus contemporáneos, como Miguel de Cervantes (1547-1616), quien lo consideró el modelo ideal de poeta, al igual que por poetas posteriores como Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), Luis Cernuda (1902-1963) o Rafael Alberti (1902-1999), quienes le dedicaron composiciones honoríficas.
- Ver también: Lope de Vega
Nacimiento y juventud de Garcilaso de la Vega
Garcilaso de la Vega nació en la ciudad de Toledo y fue el segundo de siete hijos de una familia aristocrática y de tradición letrada. No existe consenso respecto a la fecha exacta de su nacimiento, diferentes autores proponen el año 1498, 1501 o 1503.
Su padre, García Laso de la Vega (1455-1512), fue embajador español en Roma y miembro del Consejo Real español; mientras que su madre, Sancha de Guzmán, era nieta del cronista y poeta Fernán Pérez de Guzmán (c. 1377-c.1460).
A los nueve años de edad, Garcilaso quedó huérfano de padre. Su madre entonces se dedicó a velar por su educación y lo envió a la casa Real de Castilla, donde se familiarizó con el latín, el griego, el toscano y el francés. A corta edad, Garcilaso ya tenía un lugar en la corte y a los diecisiete años era diestro en las artes de la cítara, la lira y la espada.
Su ingreso en la corte de Carlos I le tendió puentes con las demás familias nobles de Toledo, entre ellas la del también poeta y traductor Juan Boscán (1487-1542), con quien sostuvo una estrecha amistad durante toda la vida. Fue Boscán quien lo introdujo a la poesía italiana renacentista, y con quien visitó Nápoles entre 1522 y 1523.
Garcilaso, además, formó parte del séquito del Duque de Alba de Tormes, Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez (1460-1531), durante la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), por lo cual fue recibido en la Orden de Santiago y nombrado gentilhombre de la Casa de Borgoña.
Su servicio al Duque de Alba continuó en 1523 durante el asedio a la fortaleza de Fuenterrabía, con el propósito de expulsar a los franceses. Esto cimentó la amistad entre el joven soldado y el heredero del Ducado de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1507-1582).
Tras su regreso a Toledo en 1526, Garcilaso contrajo matrimonio con Elena de Zúñiga, quien era dama de la hermana del rey, Leonor de Austria (1498-1558), lo cual ubicó a Garcilaso en una posición aún más ventajosa dentro de la corte. Garcilaso tuvo con Elena cinco hijos. Tras su muerte, se supo que había tenido también, en 1521, un hijo no reconocido con la toledana Guiomar Carrillo.
En 1526, además, Garcilaso se enamoró platónicamente de una dama portuguesa de la reina: Isabel Freyre de Andrade (c. 1507-c.1536). Se dice que a ella se hace referencia en la poesía de Garcilaso, cuando se habla de la pastora Elisa.
Los primeros poemas de Garcilaso
Garcilaso comenzó a escribir sus primeros poemas alrededor de 1521, guiado por la estética lírica tradicional, es decir, la de los cancioneros medievales. Pronto, sin embargo, descubrió de la mano de su amigo Juan Boscán otros estilos poéticos, como el soneto, durante su viaje en conjunto a Nápoles en 1522.
A partir de entonces, Garcilaso se dedicó a producir poesía influenciada por la lectura de Petrarca, Giovanni Boccaccio (1313-1375) y Jacopo Sanazzaro (1458-c. 1530). Esta poesía era a la vez de corte clasicista y de lenguaje nítido, alejado de las pomposidades, por lo que lucía íntima, casi confidencial. Se considera que 1526 fue el año de cambio en su tendencia poética, cuando estando en Granada, le propuso a su amigo Boscán que intentaran “en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia”. Así lo cuenta Boscán en su Epístola nuncupatoria a la duquesa de Soma (1543).
La escritura de Garcilaso, sin embargo, se vio interrumpida por sus obligaciones militares: en 1529 se embarcó en un viaje por distintas ciudades españolas e italianas junto a la corte del rey. Antes de partir, en Barcelona, redactó su testamento, donde reconocía a su hijo ilegítimo y destinó un dinero para su manutención, y le entregó a su amigo Boscán un conjunto de sus poemas para que los publicara. Esta selección poética vio la luz después de la muerte de Garcilaso, en 1543.
Garcilaso acompañó a Carlos I en su viaje a Italia, donde fue coronado por el papa Clemente VII (1478-1534) como Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el 24 de febrero de 1530. Y, posteriormente, se sumó a la toma de Florencia, ciudad que se resistía a la autoridad imperial.
Tras el triunfo en Italia, el emperador le concedió a Garcilaso el retorno a España, con una renta vitalicia de 80.000 maravedíes en recompensa por sus servicios. Ese mismo año, fue enviado a Francia en funciones diplomáticas y de espionaje.
La segunda estancia en Nápoles de Garcilaso
En 1531, sin embargo, Garcilaso cayó en desgracia ante su rey, luego de que asistiera a su sobrino, llamado también Garcilaso de la Vega (y a menudo confundido con el poeta), en su matrimonio con la señorita Isabel de la Cueva, unión a la que el emperador se mostraba contrario.
Garcilaso, entonces, recibió una carta del rey en la que se le exigían explicaciones. El poeta intentó escapar sin éxito y finalmente fue detenido en la ciudad de Tolosa y sentenciado a una prisión ubicada en una isla del río Danubio, próxima a la ciudad alemana de Ratisbona, en Baviera. De allí fue liberado en 1532 gracias a la intermediación del III Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, quien tenía a Garcilaso en alta estima.
Durante su encarcelamiento, Garcilaso escribió un famoso poema titulado “Canción III”, en el cual describe sus sentimientos respecto al destierro:
“Aquí estuve yo puesto,
o por mejor decillo,
preso y forzado y solo en tierra ajena;
bien pueden hacer esto
en quien puede sufrillo
y en quien él a sí mismo se condena”.
Tomado de Poesías castellanas completas (1972)
Tras su excarcelación, Garcilaso fue destinado por el emperador a Nápoles, donde debía servir a la causa imperial hasta nuevo aviso. En esa ciudad fue acogido por el virrey Pedro de Toledo (1484-1553) y pronto se sumó a la vida intelectual de la ciudad, en lo que fue su segundo contacto con la tradición literaria italiana. Esta fue una etapa decisiva en la gestación de la poesía de Garcilaso.
En Nápoles, Garcilaso trabó amistad con reconocidos poetas y pensadores locales, como Bernardo Tasso (1493-1569), Luigi Tansillo (1510-1568), Jerónimo Seripando (1493-1563), Mario Galeota (c. 1499-1585) y Antonio Sebastiani Minturno (1500-1574).
En 1533, regresó temporalmente a España y allí se reencontró con su amigo Boscán, quien trabajaba en su célebre traducción de El cortesano de Baldassare Castiglione (1478-1529). La traducción apareció al año siguiente con un texto de Garcilaso a manera de prólogo: su carta A la muy magnífica señora doña Jerónima Palova de Almogávar.
En 1534 se produjo un segundo viaje a España, donde Garcilaso se reunió con su esposa. Durante el camino de regreso a Nápoles, se enteró de la muerte de Isabel Freyre, a quien compuso su Égloga primera. Ya en ese entonces se había residenciado definitivamente en Italia, a punto tal que había sido nombrado alcaide del castillo de Regio.
Los últimos años de Garcilaso de la Vega
Garcilaso volvió a la guerra en 1535, cuando participó en la Jornada de Túnez, una expedición destinada a expulsar las fuerzas del corsario otomano Jeireddín Barbarroja (1475-1546) y restaurar la influencia española en la región. Allí, durante el sitio de la ciudad tunecina de La Goleta, Garcilaso resultó herido.
Después de la victoria en Túnez, Garcilaso regresó a Sicilia a reponerse de sus heridas, y estando allí compuso su Elegía II, dirigida a Boscán, donde le cuenta de las desventuras que el destierro causaba en su vida personal y le envidia su vida estable y en la patria.
De vuelta en Italia, además, pudo dedicarse brevemente al estudio y las relaciones sociales, pues al año siguiente estalló la Guerra Italiana de 1536-1538, donde se enfrentaron Carlos V de España y Francisco I de Francia. Garcilaso fue convocado a la campaña militar contra los franceses, a través de Provenza, y dado su heroísmo en Túnez, fue nombrado en Génova maestre de campo de un tercio de infantería de 3000 hombres.
En dicha región, durante el asedio de la torre de Muey, Garcilaso fue herido de gravedad cuando intentaba trepar los muros de la fortaleza, a finales de septiembre de 1536. Sus compañeros de batalla lo trasladaron a Niza, donde murió el 14 de octubre y fue sepultado en el monasterio de Santo Domingo.
Dos años después, su cuerpo fue reclamado por su viuda, y depositado en Toledo en la capilla del Rosario del convento de San Pedro Mártir. Muy posteriormente, en 1869, los restos del poeta fueron exhumados y conducidos al Panteón de Hombres Ilustres (rebautizado “Panteón de España” en la actualidad) y en 1900 restituidos nuevamente a la capilla familiar.
El legado de Garcilaso de la Vega
Garcilaso no llegó a ver su obra publicada y celebrada, ni comprendió jamás lo importante que sería para la tradición literaria hispana. Sus primeros poemas publicados aparecieron en marzo de 1542, cuando su amigo Boscán y su viuda Elena publicaron una selección de ellos en un libro titulado Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega.
Recién en 1574 se publicó la totalidad de la obra de Garcilaso, que abarca treinta y ocho sonetos, ocho coplas, cinco canciones, tres églogas, dos elegías y una epístola. Estos textos rápidamente se asumieron como clásicos y ejercieron una enorme influencia en autores posteriores del Siglo de Oro español.
Referencias
- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (s. f.). Biografía de Garcilaso de la Vega. https://www.cervantesvirtual.com/
- Boscán, J. (1999). “Epístola nuncupatoria de Juan Boscán a la duquesa de Soma” en Obras, pp. 229-233. Cátedra.
- Fernández de Navarrete, E. (1850). Vida del célebre poeta Garcilaso de la Vega. Imprenta de la Viuda de Calero.
- Prieto, A. (2018). “Garci Laso de la Vega”. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/
- The Encyclopaedia Britannica. (2023). Garcilaso de la Vega (Spanish poet). https://www.britannica.com/
- de la Vega, G. (1972). Poesías castellanas completas. Castalia.
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