Te explicamos quién fue Francisco I. Madero y cómo fue su vida en el ámbito personal y político. Además, sus características y muerte.
¿Quién fue Francisco I. Madero?
Francisco Ignacio Madero, habitualmente llamado Francisco I. Madero, fue un empresario, político y revolucionario mexicano, opositor al régimen de Porfirio Díaz (el “Porfiriato”). Fue presidente de México desde el 6 de noviembre de 1911 hasta su derrocamiento el 19 de febrero de 1913 por parte de un golpe de Estado dirigido por Victoriano Huerta. Murió asesinado tres días después.
Tuvo un importante rol en la oposición contra el régimen de Porfirio Díaz, quien gobernó México con mano de hierro durante treinta años. Como consecuencia de su actividad política, Francisco I. Madero padeció la prisión y el exilio en 1910.
El movimiento de oposición contra el Porfiriato es considerado el inicio de la Revolución mexicana. Esta fue un proceso de insurrecciones y guerra civil que derrocó a Porfirio Díaz, y enfrentó entre sí a diversas facciones revolucionarias. Provocó la muerte de más de un millón de personas pero también puso las bases para la construcción del México contemporáneo.
- Ver además: Historia de México
Vida personal de Francisco I. Madero
Francisco Ignacio Madero nació el 30 de octubre de 1873 en la hacienda “El Rosario”, que pertenecía a su familia, ubicada en Parras, en el estado mexicano de Coahuila.
Sus padres fueron Francisco Madero Hernández y Mercedes González Treviño. Eran un matrimonio acomodado de propietarios, con minas, haciendas y negocios propios.
En 1903 Francisco Madero contrajo nupcias con quien fue su única esposa, Sara Pérez Romero. No tuvieron hijos. Pérez Romero, también conocida como “Sarita” o “La Primera Dama de la Revolución”, jugó un papel muy importante como activista y compañera inseparable de su esposo, hasta el punto de ser arrestada junto a él.
Durante la presidencia de Madero, en ocasiones arengaba a las tropas y organizaba actos proselitistas. Cuando el gobierno fue derrocado y Madero fue asesinado, Pérez Romero se exilió en Cuba y Estados Unidos. Regresó a México en 1921.
Primeros años en política de Francisco I. Madero
El estatus socioeconómico familiar le permitió a Madero recibir una educación jesuítica en Saltillo, antes de ir a Maryland, Estados Unidos, a estudiar agricultura. Posteriormente estudió peritaje mercantil en la École des Hautes Études Commerciales de París, Francia.
También cursó estudios de agricultura en Berkeley, Estados Unidos, y regresó a México para hacerse cargo de una de las haciendas de su padre en 1893.
Su influencia local fue tal que fundó el Partido Democrático Independiente, a través del cual se opuso a la reelección del gobernador de Coahuila, Miguel Cárdenas. Este primer paso lo hizo entrar en contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano que tenía la misión de agrupar a los opositores al Porfiriato. Madero apoyó económicamente el relanzamiento de su periódico Regeneración.
Más adelante rompió ideológicamente con dicho partido. En 1908 publicó su primer libro, La sucesión presidencial de 1910. Esta obra fue muy exitosa y polémica porque criticaba abiertamente al presidente Porfirio Díaz, cuestionaba la reelección presidencial y demandaba elecciones justas y transparentes.
La oposición a Porfirio Díaz
Luego de publicar su primer libro, Madero se reconoció como opositor acérrimo del Porfiriato, que gobernaba México desde hacía más de 30 años. En 1909 fundó el Partido Antirreeleccionista y anunció su candidatura a la presidencia, lo que le valió una enorme popularidad.
En las elecciones de 1910, Porfirio Díaz se declaró reelecto mientras que Madero fue encarcelado en San Juan Potosí por los cargos de fomento a la rebelión e insulto a la autoridad. Luego se exilió en los Estados Unidos. Desde allí planificó y publicó el Plan de San Luis, una llamada a las armas contra el gobierno programada para el 20 de noviembre de 1910.
Esto provocó levantamientos a lo largo de los meses en distintos puntos de la nación, como los que fueron protagonizados por campesinos armados y encabezados por líderes revolucionarios como Pascual Orozco y Pancho Villa, quienes tomaron Ciudad Juárez en 1911. Estos hechos marcaron el comienzo de la Revolución mexicana y forzaron la renuncia de Porfirio Díaz.
Presidencia de México
El gobierno de Francisco I. Madero sucedió al del dictador Porfirio Díaz en 1911, pues este se vio obligado a renunciar el 25 de mayo. Madero fue electo en elecciones extraordinarias a las que se presentó como candidato por el Partido Constitucional Progresista y asumió el cargo de presidente el 6 de noviembre de 1911.
A pesar de sus intenciones de complacer al pueblo llano, sus reformas moderadas fueron afines a las ideas liberales y constitucionalistas de su partido pero provocaron el descontento de los sectores más radicales de la Revolución mexicana que no vieron satisfechas las demandas de cambio social.
Este descontento se manifestó especialmente entre las masas del campo, que expresaron su disconformidad ante el incumplimiento de la reforma agraria y de la devolución de tierras a los campesinos y protagonizaron distintos alzamientos. Entre ellos se distinguieron los que encabezaron Emiliano Zapata y Pascual Orozco. De todos modos, quien logró derrocar a Madero fue el militar Victoriano Huerta mediante una conspiración que alcanzó el éxito el 19 de febrero de 1913.
- Ver además: Revolución mexicana
Golpe de Estado de Victoriano Huerta
El mandato de Madero culminó el 19 de febrero de 1913 a raíz de un golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta. Este líder militar, que había sido leal al régimen porfirista, sirvió con el rango de general al gobierno democrático de Madero.
Cuando Madero debió hacer frente a un levantamiento en Ciudad de México encabezado por militares afines al derrocado Porfiriato el 9 de febrero de 1913, Huerta fue enviado a sofocar la sublevación pero terminó uniéndose a la conspiración. El embajador estadounidense Henry Lane Wilson se había mostrado disconforme con la decisión de Madero de gravar la explotación petrolera y apoyó un pacto entre los sublevados con el objetivo de colocar en la presidencia a Huerta.
Este alzamiento es conocido como la “Decena trágica”: un período de diez días al término de los cuales Huerta, junto con los generales Félix Díaz (uno de los líderes de la rebelión) y Aureliano Blanquet, depusieron por la fuerza a Madero. A cambio de su renuncia le ofrecieron protección y la posibilidad de marchar a Cuba.
El 19 de febrero los golpistas asesinaron a Gustavo Madero, hermano del presidente, y diversas naciones se pronunciaron a favor de la preservación de la vida del derrocado presidente. Algunos embajadores intercedieron y finalmente tanto el presidente como el vicepresidente (José María Pino Suárez) firmaron su renuncia.
Asesinato de Francisco I. Madero
Luego de la renuncia de Madero, el gobierno provisional recayó en Pedro Lascuráin, ministro de Relaciones Exteriores. Lascuráin gobernó durante 45 minutos, durante los cuales nombró secretario de gobierno a Huerta y presentó su renuncia, lo que convirtió a Huerta en el nuevo presidente de la república.
La primera medida tomada por Huerta en su cargo fue ordenar la ejecución de Madero y Pino Suárez. La ejecución se llevó a cabo el 22 de febrero de 1913 frente al Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México, donde estaban siendo escoltados en calidad de detenidos y fueron acribillados por su propia escolta.
Para simular que había sido producto de un asalto, se realizaron varios disparos. La noticia fue anunciada al día siguiente, y el complot se descubrió varios años después.
Importancia histórica de Francisco I. Madero
Madero fue una pieza clave en la caída del Porfiriato, ya que sus iniciativas, sus alianzas y su activismo político promovieron la organización de diversos sectores sociales que clamaban por un cambio. Además, su Plan de San Luis motivó los levantamientos revolucionarios que dieron inicio a la Revolución mexicana.
Su gobierno se caracterizó por la insistencia en las bases democráticas y constitucionales de la república, por lo que dedicó muchos esfuerzos a la pacificación de la nación mexicana. Estos esfuerzos resultaron infructuosos debido a los desacuerdos con quienes querían restaurar el Porfiriato y, sobre todo, con los revolucionarios que no vieron colmadas sus expectativas de cambio social, especialmente en torno a la distribución de tierras.
Tras ser derrocado y asesinado por el golpe de Estado que colocó en la presidencia de México a Victoriano Huerta, se convirtió en un símbolo de los valores democráticos y constitucionales. En adelante, se le asignó el apodo de “apóstol de la democracia”.
Frases de Francisco I. Madero
- “Sufragio. No reelección”.
- “Son raros los que, con el poder absoluto, conservan la moderación y no dan rienda suelta a sus pasiones”.
- “El poder público no puede tener otro origen ni otra base que la voluntad nacional”.
- “Estoy más orgulloso por las victorias obtenidas en el campo de la democracia, que por las alcanzadas en los campos de batalla”.
- “Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios”.
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Referencias
- von Wobeser, G. (2014). Historia de México. Fondo de Cultura Económica.
- "Francisco Madero" en https://www.britannica.com.
- "El ascenso de Francisco Madero. La Revolución mexicana y los Estados Unidos." en https://www.loc.gov/ (s.f.)
- "Francisco I. Madero" en Wikipedia (s.f.).
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