Al-Ándalus: conquista musulmana de la península ibérica

Te explicamos qué fue Al-Ándalus y cómo fue su historia. Además, cuáles fueron las características de su sociedad y de su legado cultural.

La expansión musulmana llevó a la dominación casi total de la península ibérica.

¿Qué fue Al-Ándalus?

Se denomina Al-Ándalus a los territorios de la península ibérica que estuvieron bajo dominación musulmana desde el año 711 hasta la caída del reino nazarí de Granada en 1492. Este período se inició con la llegada de poblaciones árabes y bereberes a la península y su victoria militar sobre el reino visigodo.

La progresiva expansión musulmana llevó a la dominación casi total de la península, con la excepción de algunos territorios del norte. A lo largo de los siglos, la dominación musulmana atravesó diversas etapas, mientras los reinos cristianos formados en el norte fueron ampliando sus áreas de influencia.

Este período histórico, que desde la óptica cristiana fue denominado Reconquista, alternó guerras y alianzas entre musulmanes y cristianos, así como conflictos internos, y culminó luego de dos hechos particularmente relevantes: la derrota musulmana en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), que desencadenó la reducción del dominio islámico al pequeño reino nazarí de Granada, y la capitulación final de este reino ante las fuerzas de los Reyes Católicos (1492).

Preguntas frecuentes

¿Qué es Al-Ándalus?

Es el nombre que se utilizaba en la Edad Media al territorio de la península ibérica dominado por los musulmanes. Durante un tiempo llegó a abarcar casi la totalidad de la península, pero en sus últimos siglos se extendió por lo que son hoy las provincias de Almería, Granada, Málaga y parte de Cádiz, Sevilla y Jaén, en España.

¿Qué acontecimientos importantes ocurrieron en Al-Ándalus?

En 711 d. C los musulmanes (árabes y bereberes).  invadieron este territorio, motivados por ideologías religiosas y políticas y bajo el lema de “guerra santa”. En tres años llegaron a dominar la mayor parte de la península, que se convirtió en una nueva provincia del imperio musulmán y fue bautizada como Al-Ándalus.

¿Cuánto tiempo estuvo la península ibérica bajo el dominio musulmán?

El dominio musulmán perduró hasta 1492 luego de que terminara el proceso de Reconquista liderado por los Reyes Católicos.

La historia de Al-Ándalus

La conquista musulmana de la península ibérica

En el siglo VIII los musulmanes llegaron a dominar la mayor parte de la península ibérica.

Los árabes musulmanes, procedentes de la península arábiga e inspirados por la idea de “guerra santa” (el mandato de someter a los infieles a la soberanía islámica), iniciaron en el siglo VII una veloz expansión por el Oriente Medio y el norte de África, y llegaron hasta las costas del océano Atlántico.

Tropas musulmanas compuestas por árabes y bereberes (estos últimos, originarios del norte de África) cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 711 y aprovecharon la crisis interna del reino visigodo, envuelto en constantes luchas por el poder monárquico, para iniciar la conquista de la península ibérica.

Dirigidos por el bereber Tariq, lugarteniente de Musa ibn Nusayr (gobernador del norte de África), los musulmanes derrotaron en la batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Rodrigo, quien perdió la vida en el combate. Animados por este éxito, los invasores prosiguieron el avance por las tierras hispanas, primero en dirección a Toledo, posteriormente hacia Zaragoza. 

En apenas tres años, los musulmanes conquistaron la mayor parte de la península ibérica sin encontrar apenas resistencia. Solo las regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control.

Diversos nobles visigodos decidieron pactar con los invasores, como fue el caso de Teodomiro en la región murciana. Las escasas fuentes históricas disponibles sugieren que la conquista se realizó principalmente mediante capitulaciones y rendiciones acordadas entre los nobles visigodos y los conquistadores musulmanes. La violencia pudo ser más la excepción que la regla, lo que explicaría la rapidez de la conquista.

Por otro lado, durante la primera mitad del siglo VIII, existieron enfrentamientos entre distintos clanes árabes (especialmente entre las tribus qaysíes y kalbíes), cuyas enemistades se manifestaron en el momento de repartir las tierras ocupadas en la península ibérica. A esto se sumaron los inconvenientes derivados del rechazo de los bereberes islamizados del norte de África a someterse a una autoridad central.

El Emirato de Córdoba (756-929)

Abd-al-Rahman I fijó la capital en Córdoba y comenzó la construcción de la gran mezquita.

Tras la invasión musulmana, la mayor parte de la península ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico (imperio musulmán), y recibió el nombre de Al-Ándalus. Al frente de este territorio se colocó a un emir o gobernador que actuaba como delegado del califa musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía omeya, con capital en la ciudad de Damasco (en la actual Siria).

Los musulmanes realizaron algunas incursiones por el norte de la Península, pero fueron derrotados por los astures en Covadonga (722). También penetraron en suelo franco, donde ocuparon ciudades como Narbona, pero sufrieron un duro golpe ante el ejército de los francos en las proximidades de Poitiers (732). Esta batalla supuso el fin de la expansión árabe musulmana en Europa.

A mediados del siglo VIII tuvo lugar un hecho clave. La dinastía omeya fue víctima de la revolución abasí, por la que esta familia se adueñó del califato y estableció luego su sede en la ciudad de Bagdad (en el actual Irak). Un miembro de la familia derrotada logró escapar y se refugió en Al-Ándalus donde, gracias a los apoyos que encontró, se proclamó emir.

Se trataba de Abd-al-Rahman I (756-788), también conocido como Abderramán I, con quien comenzó en Al-Ándalus el período conocido como “emirato independiente” porque acabó con la dependencia política de los califas abasíes, aunque reconocía al Califa abasí como líder espiritual del mundo musulmán.

Abd-al-Rahman I fijó su capital en la ciudad de Córdoba e inició la tarea de construcción de un estado independiente en Al-Ándalus. Para ello necesitó un organizar un ejército, asegurar ingresos económicos y sofocar las revueltas de sus enemigos. El desafío al poder central de Córdoba fue constante entre las grandes familias nobles musulmanas asentadas en las regiones de Al-Ándalus.

El Califato de Córdoba (929-1031)

Un importante paso en el fortalecimiento de Al-Ándalus se dio en el año 929, cuando el emir Abd-al-Rahman III (912-961) decidió proclamarse califa, cargo en el que confluían el poder político y el religioso.

El califa residía en el alcázar de Córdoba, situado junto a la gran mezquita. Unos años después de su autoproclamación, Abd-al-Rahman III ordenó construir, al oeste de la capital, la ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, convertida en residencia califal y en el centro del poder político de Al-Ándalus.

En las últimas décadas del siglo X, Almanzor, que ostentaba el cargo de hachib, una especie de primer ministro, se hizo con el poder efectivo en Al-Ándalus. Mientras tanto, el califa de la época, Hisham II (976-1009), vivía recluido en el palacio de Madinat al-Zahra, sin ejercer el poder político.

Almanzor basó su poder en el ejército, integrado sobre todo por soldados bereberes, y organizó terroríficas campañas contra los cristianos del norte de la península ibérica. Su muerte en el año 1002, tras sufrir una derrota en Calatañazor, inició el proceso de descomposición política y disputas (llamado en árabe fitna) que llevó al fin del califato en el año 1031.

Los reinos de taifas

Tras la muerte de Almanzor en 1002 comenzó la descomposición que llevó al fin del califato en 1031.

Luego de la disolución del califato de Córdoba en 1031, surgió en Al-Ándalus un mosaico de pequeños reinos, llamados taifas (expresión que significa “banderías”), como Almería, Murcia, Granada, Toledo, Zaragoza, entre otros.

En un principio, el califato se fragmentó en veintisiete reinos de taifas, que se fueron independizando paulatinamente del poder central de Córdoba. Luego, los más débiles comenzaron a desaparecer y fueron anexionados por los más poderosos.

Estos pequeños reinos, mucho más débiles que el califato, se mostraron sumisos hacia los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos tributos llamados parias. La amenaza cristiana se hizo más evidente tras la conquista de Toledo por las tropas al servicio de Alfonso VI de León, en el año 1085.

Aquejada por conflictos internos, Al-Ándalus estuvo a merced de los cristianos del norte, que avanzaron en la ocupación de territorios, pero fueron detenidos en algunas ocasiones por la reorganización de fuerzas musulmanas, especialmente por aquellas llegadas del norte de África en los siglos XI y XII.

Los imperios norteafricanos

El avance de las tropas cristianas se vio interrumpido por dos invasiones norteafricanas que permitieron unificar nuevamente Al-Ándalus. La primera fue una reacción a la pérdida musulmana de Toledo en el año 1085, que motivó que el rey de la taifa de Sevilla solicitara la ayuda del imperio almorávide que se había formado a partir de tribus bereberes en el norte de África.

Los almorávides, conocidos por su interpretación rigurosa del Islam, cruzaron el estrecho de Gibraltar en 1086, acabaron con las taifas y unificaron el poder político en Al-Ándalus. Así, contuvieron el avance cristiano hacia el sur.

Sin embargo, el dominio almorávide fue efímero y, a mediados del siglo XII, comenzó un nuevo período de fragmentación política en Al-Ándalus, conocido como los segundos reinos de taifas. Más tarde, llegaron a la península ibérica los almohades, una dinastía de beréberes que había constituido su propio imperio en el Magreb.

Los almohades unificaron nuevamente Al-Ándalus y consiguieron importantes éxitos contra los reinos cristianos, como la batalla de Alarcos (1195) contra Alfonso VIII de Castilla. En este período se construyeron algunos edificios emblemáticos de la España musulmana, como la Giralda de Sevilla.

Sin embargo, el intento almohade de reunificación de Al-Ándalus también fracasó. Tras la derrota ante los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), el hundimiento del imperio almohade llevó nuevamente a la fitna. Las nuevas taifas no pudieron resistir el avance cristiano, y la España musulmana quedó reducida al reino nazarí de Granada, que finalmente se rindió ante las tropas de los Reyes Católicos en 1492.

Al-Ándalus: la organización económica y social

La economía de Al-Ándalus

El comercio se vio favorecido por la acuñación del dinar de oro y el dirhem de plata.

La presencia musulmana en la península ibérica introdujo importantes cambios en la economía. En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío, con novedades tan significativas como la noria, y difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. No obstante, los cultivos principales siguieron siendo los mismos que en la época romano-visigoda: los cereales, la vid y el olivo.

En la ganadería, la prohibición coránica del consumo de carne porcina se compensó con el desarrollo del ganado ovino o equino, y se destacó también la apicultura. La producción minera y la producción de manufacturas tuvieron un fuerte impulso, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de Zaragoza.

En cuanto al comercio, se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de monedas, el dinar de oro y el dirhem de plata, y por la densa red viaria heredada de tiempos romanos. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares en los que se vendían productos de gran calidad. En los zocos también había alhóndigas, centros que servían para almacenar mercancías, así como para alojar a los comerciantes que venían de fuera.

Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Exportaba, ante todo, productos agrícolas (aceite, azúcar, higos, uvas), minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo Oriente, además de pieles, metales, armas y esclavos de la Europa cristiana, y oro y esclavos procedentes de territorios africanos, como Sudán.

La sociedad de Al-Ándalus

Aunque la mayor parte de la población de Al-Ándalus vivía en el medio rural, las ciudades tuvieron una gran importancia, algo que contrastaba fuertemente con el panorama de la España cristiana durante los siglos VIII al XI.

Las ciudades andalusíes se desarrollaron en su gran mayoría a partir de las existentes en los tiempos romano-visigodos. Pero los musulmanes también crearon ciudades nuevas, como Almería, Madrid o Calatayud. Córdoba llegó a contar con más de cien mil habitantes en la época califal, cantidad muy considerable en aquella época.

En la cúspide de la sociedad andalusí estaba la aristocracia (jassa), en su mayor parte integrada por familias de origen árabe, aunque también incluía linajes de ascendencia visigoda. Este grupo social poseía grandes dominios territoriales y ocupaba los altos cargos en la administración. En el otro extremo de la sociedad se hallaban las clases populares (amma), formadas por artesanos modestos y labriegos. También existían unos sectores medios, formados principalmente por los mercaderes.

En Al-Ándalus había esclavos, procedentes de Europa oriental y del centro de África. Por otro lado, la situación de las mujeres era de subordinación en relación con los hombres, según un modelo de familia patriarcal.

Al-Ándalus: el legado cultural

El pensamiento y las letras andalusíes

Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán, sobre todo a partir del siglo IX, lo que le permitió participar en la amplia recopilación de textos literarios, filosóficos y científicos que los estudiosos islámicos recogieron de los mundos griego, persa e indio.

La creación literaria alcanzó un gran desarrollo, sobre todo en el transcurso del siglo X, tanto en verso como en prosa. Ibn Hazem (994-1063) fue uno de los poetas más conocidos de Al-Ándalus, especialmente por su obra El collar de la paloma. Ibn Jaldún (1332-1406) fue un importante historiador, cuya obra más conocida es Introducción a la historia universal (Al-Muqaddimah). También se destacó el filósofo Ibn Rusd (Averroes) (1126-1198), conocido por sus comentarios a la obra de Aristóteles.

La cultura andalusí se destacó sobre todo en el terreno científico. El contraste con el panorama que ofrecía en esas fechas la ciencia en el mundo cristiano es abrumador.

  • Por ejemplo: Al-Ándalus fue la vía a través de la cual se difundió hacia el resto de la cristiandad europea el sistema de numeración de origen indio (base del sistema decimal moderno) que terminó sustituyendo a la numeración romana. También fue importante la enciclopedia médica redactada por Abulcasis (936-1013), que posteriormente fue traducida al latín.

La arquitectura musulmana en España

La Alhambra de Granada es uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura andalusí.

Otro legado cultural muy importante de Al-Ándalus fue el arte hispano-musulmán, especialmente la arquitectura. La arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda, a la que aportó elementos típicos del mundo islámico. Esto dio como resultado los arcos de herradura, las ventanas con celosías o la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos (que suele recibir el nombre de arabescos).

Entre las obras emblemáticas de Al-Ándalus se cuenta la gran mezquita de Córdoba, cuya construcción comenzó en el siglo VIII y fue objeto de numerosas ampliaciones. En la época del califa al-Hakam II se construyó en ella un espectacular mihrab (un nicho semicircular que indica la dirección hacia La Meca), con mármoles y originales bóvedas de nervios. 

También destaca la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempo de Abd-al-Rahman III, para cuya construcción se transportaron materiales provenientes de diversos lugares, como el norte de África, y que fue destruida durante los conflictos internos que llevaron al fin del califato de Córdoba.

Otros ejemplos relevantes de la arquitectura en Al-Ándalus son el palacio de la Aljafería en Zaragoza (del período almorávide), la torre de la Giralda en Sevilla (de tiempos almohades) y, sobre todo, el palacio de la Alhambra en Granada, obra cumbre de los nazaríes. La Alhambra sobresale por su fantasía ornamental y por la conjunción entre arquitectura y entorno natural.

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Referencias

  • Britannica, Encyclopaedia (2019). Al-Andalus. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
  • González Ferrín, E. (2016). Historia general de Al Ándalus. Almuzara.
  • Junta de Andalucía (s.f.). El legado andalusí. Fundación Pública Andaluza El legado andalusí. https://www.legadoandalusi.es/ 

¿Cómo citar?

"Al-Ándalus: conquista musulmana de la península ibérica". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/al-andalus-conquista-musulmana-de-la-peninsula-iberica/. Última edición: 18 octubre, 2023. Consultado: 1 mayo, 2024.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 18 octubre, 2023
Fecha de publicación: 28 septiembre, 2023

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