Te explicamos qué son los protozoos, cómo se originaron y su clasificación. Además, cuáles son sus características, ejemplos y más.
¿Qué son los Protozoos?
Se conoce como protozoos o protozoarios a un conjunto de organismos microscópicos que habitan en ambientes húmedos o medios acuáticos, que en algunos sistemas de clasificación biológica forman un reino propio: Protozoa, el cual se considera como el primer paso evolutivo en el mundo de los seres eucariotas, anterior a los animales, plantas, hongos y algas.
Según otras clasificaciones, más tradicionales, los protozoarios serían animales mayormente unicelulares y muy primitivos: son heterótrofos (su metabolismo depende de consumir materia orgánica) y están dotados de movimiento y de capacidad reproductiva. Sin embargo, estas clasificaciones están aún abiertas a debate.
La mayoría de los protozoos pueden ser vistos con un microscopio, ya que su tamaño oscila entre 10 y 50 micrómetros. Se han registrado alrededor de 300.000 especies de ellos, distribuidos en los diversos peldaños de la cadena alimentaria: herbívoros, descomponedores, depredadores e incluso parásitos.
Ver además: Lisosomas.
Origen de los protozoos
Se estima que los protozoos tengan sobre la tierra unos 1630 millones de años, desde el período Mesoproterozoico. Su origen evolutivo coincide con el de la primera célula eucariota, es decir, con núcleo definido, y la inauguración de toda una categoría de seres vivientes a partir de entonces: los eucariontes.
Hay diversas teorías para explicar ese paso del mundo procariota al eucariota, siendo una de las más aceptadas la de la convivencia simbiótica entre una arquea y una célula parásita, posteriormente simbiótica, que devinieron un solo y único organismo.
La aparición del primer organismo unicelular dotado de estructuras citoplasmáticas y de estructuras externas para movilizarse representó un gigantesco salto evolutivo en materia biológica.
Etimología del término Protozoos
El nombre “protozoo” proviene del griego protos (“primero”) y zoo (“animal”), y fue acuñado por George Goldfuss en 1818, para denominar lo que suponía eran los animales primigenios. Este tipo de seres vivientes ya había sido observado por Leeuwenhoek en 1674, empleando microscopios de fabricación propia.
Clasificación de los protozoos
Según la clasificación tradicional, los protozoos pueden ser de los siguientes tipos:
- Rizópodos. Se caracterizan por desplazarse mediante pseudópodos, es decir, formando “dedos” con el citoplasma y la membrana plasmática que se proyectan hacia adelante. Estas proyecciones se emplean también para capturar alimento e introducirlo al citoplasma, en un proceso llamado fagocitosis.
- Ciliados. Su membrana plasmática está rodeada de cilios, es decir, filamentos similares pero más pequeños y numerosos que los flagelos, que sirven para movilizar a la célula.
- Flagelados. Están dotados de uno o más flagelos, o sea, “colas” que permiten impulsar la célula y movilizarla.
- Esporozoos. Se trata de parásitos, carentes de movilidad pero que poseen una fase de división múltiple conocida como esporulación, y que son causantes de enfermedades, como la malaria.
Hábitat de los protozoos
Los protozoarios requieren de medios húmedos o directamente acuáticos para subsistir, y ello se puede dar en dos condiciones:
- Protozoos de vida libre. Aquellos que habitan en aguas estancadas o residuales, en ríos o en otros espacios naturales y por lo general son inofensivos para el hombre, excepto en condiciones muy puntuales.
- Protozoos patógenos. Aquellos que deben infectar o penetrar en los cuerpos de seres más complejos para cumplir su ciclo de vida, y que hacen su hábitat en, por ejemplo, en los intestinos del hombre, en su sangre, etc. En algunos casos pueden ser también comensales, no sólo parásitos.
Reproducción de los protozoos
Los protozoos se reproducen abundantemente, condición clave para su éxito biológico y evolutivo. Este proceso puede darse tanto sexual o asexualmente, dependiendo de las condiciones del medio, a través de diversos procesos:
- División binaria (asexual). La conocida “mitosis”, en la que una célula se divide en dos y se replica a sí misma.
- Gemación (asexual). El protozoo genera una copia de sí mismo en una estructura resistente que permanece junto a sí y que puede sobrevivirle durante períodos difíciles, para luego reactivarse y devolver a la vida un ejemplar idéntico al original.
- Esporulación (asexual). La célula original se fragmenta en un conjunto de esporas, resistentes a los cambios climáticos, que luego darán origen a individuos enteros.
- Meiosis (sexual). Los protozoos generan gametos o microgametos que permiten formar un cigoto uniendo el material genético de dos progenitores y así obteniendo una mayor riqueza genética, para luego engendrar un nuevo individuo original. Este proceso se lleva a cabo usualmente en períodos de abundancia de recursos.
Metabolismo de los protozoos
Los protozoos también respiran, excepto algunos pocos capaces de quimiosíntesis o fotosíntesis (por lo general se les considera cromistas). De hecho, su respiración es aerobia (requiere de oxígeno) y son particularmente sensibles a la carencia de este elemento.
Alimentación de los protozoos
Como ya se ha dicho, pueden ser depredadores, herbívoros o detritófagos celulares, dado que requieren del consumo de materia orgánica para poder respirar y crecer. Por lo general su “dieta” consiste en bacterias, otros protistas o desechos microscópicos de otros procesos.
Estructura de los protozoos
Los protozoos son células “desnudas”, sin pared celular ni exoesqueleto, lo cual los hace muy flexibles y adaptables. Por lo general son unicelulares, aunque existan casos de protozoos más complejos, multicelulares, pero sin llegar nunca a componer un verdadero tejido orgánico.
Enfermedades causadas por protozoos
Algunos protozoarios son dañinos para el hombre y se han adaptado a las condiciones de su cuerpo, pudiendo así parasitarlo y causarle enfermedades, tales como:
- Malaria. También conocida como paludismo, la causa un grupo de protozoos parásitos del género plasmodium, y se reconoce por las altas fiebres, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, pudiendo llegar también a náuseas, tos, heces sanguinolentas, dolores musculares, ictericia, y agravándose con shock, daños renales o hepáticos y la muerte.
- Amibiasis. Una infección intestinal común, por la presencia de amibas patógenas en el intestino o el tracto digestivo, las cuales “tapizan” la pared intestinal dificultando la absorción de los nutrientes y ocasionando diarreas y otros daños.
- Toxoplasmosis. Causado por el toxoplasma, un protozoo que se trasmite al hombre en contacto con gatos y otros tipos de felinos infectados, o en contacto con heces animales o humanas infectadas. Sus síntomas se disfrazan de gripe, aunque también puede inflamar los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado y quistes en los tejidos.
Ejemplos de protozoos
Algunos protozoarios comunes son: la amiba (ameba), el paramecio, la euglena, el blepharisma, el parásito intestinal Giardia o el famoso plasmodium de la malaria.
¿Te fue útil esta información?
Sí No¡Genial! Muchas gracias por visitarnos :)