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Te explicamos qué es el criollismo, cuáles son sus características y cuál es su origen. Además, sus principales obras y autores.

¿Qué es el criollismo?
El criollismo fue un movimiento literario surgido en Hispanoamérica a finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuyas obras aspiraban a la representación de lo criollo, es decir, lo autóctono, lo local y lo patrio en las jóvenes naciones del continente. En este sentido, la literatura criollista consistió en una afirmación cultural de las naciones de la región, que celebraban su primer centenario de independencia del Imperio español.
La exaltación de lo local en el criollismo adoptó distintas formas, como descripciones de la geografía, la fauna y la flora de cada país, o de los hábitos de vida y las costumbres populares. El imaginario literario criollista hacía énfasis en el mundo rural, en la vida del campesino y de los excluidos de la sociedad, así como en los valores locales y tradicionales. Con ello, se alejó de la exaltación urbana y el cosmopolitismo que fueron centrales para el modernismo literario encabezado por Rubén Darío (1867-1916).
El criollismo fue un movimiento literario importante en casi toda Hispanoamérica, y sus obras inspiraron la literatura nacionalista que vino después, en especial la vinculada con el indigenismo. Finalmente, la literatura criollista perdió vigencia frente al advenimiento del boom latinoamericano, en la segunda mitad del siglo XX.
¿Qué significa “criollo”?
El nombre del criollismo proviene de la palabra “criollo”, utilizada en la época colonial para designar a los ciudadanos blancos nacidos en el continente americano, o sea, a los descendientes de españoles peninsulares o de inmigrantes de otros países europeos nacidos en territorio colonial. Los criollos o españoles americanos formaban parte de la clase social dominante en la colonia, pero carecían de los privilegios políticos y sociales de los nacidos en la metrópoli. Aunque el término “criollo” adquirió con el tiempo diferentes matices regionales, acabó convirtiéndose en un equivalente a “vernáculo”, es decir, a aquello que resulta autóctono de los países hispanoamericanos.
Características del criollismo
Los principales rasgos de la literatura criollista son los siguientes:
- Búsqueda del espíritu patrio. Sus obras abordan temas de interés local y regional, a través de los cuales se intenta describir la identidad nacional y los rasgos esenciales de lo propio.
- Preferencia por el imaginario rural. Sus obras suelen ambientarse en la selva, la llanura y otros escenarios similares del mundo rural, alejados y enemistados con las dinámicas de la modernidad urbana.
- Centrado en los desposeídos. Los dramas y personajes representados suelen estar vinculados a los sectores menos favorecidos de la sociedad, como los campesinos pobres, los indígenas y afroamericanos, o los habitantes de las poblaciones más pequeñas y remotas.
- Cuadros de costumbre. Sus obras dan cabida a los hábitos, las costumbres, las creencias y las tradiciones locales, ya que aspiran a ser un reflejo de las condiciones de vida reales de la gente.
- Desconfianza por lo extranjero. Los personajes no hispanoamericanos (y en especial los estadounidenses) suelen estar envueltos en un aura de desprecio o desconfianza.
- Descripción extensa de la flora y la fauna. La vegetación y los animales suelen ser descritos de manera minuciosa, y en muchos casos juegan un rol protagónico en la historia.
- Predominio de la narrativa. Las obras del criollismo pertenecen en su gran mayoría al género narrativo, especialmente a la novela y en menor medida al cuento.
Origen del criollismo
El criollismo tuvo diferentes antecedentes en las letras del siglo XIX, cuando las nacientes repúblicas hispanoamericanas buscaban una literatura que reflejara las inquietudes y las pasiones de su gente, distintas a las de la tradición europea. Estas primeras obras nacionales sentaron las bases para la aparición del criollismo a finales de ese mismo siglo.
La primera mención al término “criollismo” se le atribuye al escritor venezolano Luis Manuel Urbaneja Achelpohl (1873-1937), quien lo acuñó para referirse a su propia obra en un ensayo titulado “Sobre literatura nacional” de 1895. Y aunque las obras de este autor se consideran precursoras del movimiento, no sería sino hasta comienzos del siglo XX que aparecerían las primeras obras propiamente criollistas.
La primera de ellas fue a su vez la primera novela revolucionaria mexicana: Los de abajo (1916), de Mariano Azuela (1873-1952), en la que se aborda abiertamente el tema de la pobreza rural mexicana. Sin embargo, las grandes novelas que consolidaron el criollismo como tendencia fueron La vorágine (1924), del colombiano José Eustasio Rivera (1888-1928); Doña Bárbara (1926), del venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969); y Don Segundo Sombra (1929), del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927).
Principales obras y autores del criollismo
Los principales exponentes de la literatura criollista son:
- La vorágine (1924), del colombiano José Eustasio Rivera (1888-1928).
- Doña Bárbara (1926), Canaima (1935) y Pobre negro (1937), del venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969).
- Don Segundo Sombra (1929), del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927).
- El inglés de los güesos (1924), del argentino Benito Lynch (1885-1951).
- Zurzulita (1920) y Hombres de la selva (1923), del chileno Mariano Latorre (1886-1955).
- La carreta (1929), del uruguayo Enrique Amorím (1900-1960).
- Aluvión de fuego (1935), del boliviano Óscar Cerruto (1912-1981).
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