Meditación

Te explicamos qué es la meditación, su historia y los tipos que existen. Además, sus beneficios y sus diferencias con el yoga.

Meditación
La meditación implica ciertos márgenes de renuncia a las pasiones cotidianas.

¿Qué es la meditación?

La meditación es una práctica mental que consiste en inducir un estado de conciencia o atención plena, es decir, un estado contemplativo, alejado de las distracciones internas y externas. Este estado meditativo se logra controlando los pensamientos y centrando la atención en el momento presente.

Hay distintas formas de meditación, que emplean diferentes métodos para inducir el estado contemplativo. Aunque no se trata necesariamente de una práctica religiosa, la meditación forma parte de las prácticas de numerosas religiones y vías místicas o espirituales. Así, es común que aparezca en diversas tradiciones religiosas, místicas y existenciales, como el budismo zazen, el yoga y la vedānta del hinduismo, y en ciertas prácticas del sufismo en el islam, o incluso en la oración reiterativa del cristianismo, como la del Santo Rosario.

En términos generales, la meditación se considera una práctica saludable, que conduce al apaciguamiento del pensamiento, la angustia y las emociones, y así a una perspectiva vital más clara y concentrada, más serena y menos apegada a lo material.

¿Qué es el estado meditativo?

El estado meditativo es similar al estado de trance que se puede inducir mediante ciertas sustancias o estímulos repetitivos. No se trata de un estado de sugestión, en el que la mente se halla dormida. Se trata, por el contrario, de un estado de atención plena, en el que la mente está totalmente despierta, consciente de sus alrededores y de sí misma, sin caer en distracciones ni dejarse llevar por los pensamientos.

Historia de la meditación

Meditación
La meditación ha sido una práctica común desde la Antigüedad.

La meditación nació como parte de la antigua cultura del subcontinente indio y era una práctica común de las religiones védicas hacia 1500 a. C. Sin embargo, se cree que se trata de un ejercicio mental muy anterior.

Alrededor de los siglos V y VI a. C., la meditación ya figuraba en el cuerpo de tareas espirituales que proponían a sus seguidores tanto el taoísmo chino como el budismo indio, religiones que veían el camino hacia el apaciguamiento del deseo y la renuncia ascética como vías hacia la iluminación verdadera. De hecho, la leyenda de Buda sostiene que el iluminado meditó durante siete días y siete noches bajo una higuera, sin distracción ni necesidad de sustento.

La llegada de esta práctica a Occidente se produjo como consecuencia del intercambio comercial a través de la Ruta de la Seda. A pesar de que la cultura judaica contemplaba prácticas semejantes, especialmente en el contexto de la kabbalah, el mundo cristiano las condenó como paganas y evitó todo lo que pudo su influencia. Aun así, diferentes formas de meditación religiosa y éxtasis divino son comunes en los relatos de los santos católicos.

La popularización de la meditación se produjo mucho después, en la segunda mitad del siglo XX, como parte de una búsqueda filosófica y espiritual de Occidente. En ese contexto, se dieron a conocer muchas de las prácticas tradicionales del mundo oriental, como el yoga o el budismo zen.

Tipos de meditación

Normalmente, se distingue entre al menos ocho tipos básicos de meditación:

  • Meditación del sonido primordial. Proveniente de la tradición védica hinduista, se basa en inducir un estado de trance mediante la repetición de sonidos, generalmente bajo la forma de un mantra: una frase o palabra cuya repetición permite la relajación e interiorización del estado meditativo.
  • Meditación vipassana. Es la meditación budista tradicional, rebautizada en occidente con el nombre de mindfulness o atención plena. Consiste en centrar la atención en la respiración para descartar cualquier otro estímulo y permitir que los pensamientos fluyan, sin aferrarse a ninguno de ellos.
  • Meditación zen o azen. Semejante a la vipassana, este método de meditación centra su atención en el vientre durante la respiración, para aspirar el aire de un modo específico.
  • Meditación metta. Conocida como el “amor benevolente”, se inspira en una tradición específica del budismo tibetano, que hace énfasis en los sentimientos de compasión, empatía, aceptación y positividad.
  • Meditación kundalini. Se fundamenta en la creencia de que la energía kundalini, situada en la base de la columna vertebral del cuerpo humano, puede “despertarse” para acceder a la iluminación. Esto se puede lograr mediante mantras, respiraciones, mudras (o sea, gestos manuales) y cánticos.
  • Meditación chakra. Como su nombre lo indica, esta meditación busca activar los centros energéticos del cuerpo humano, conocidos como “chakras” en la tradición filosófica y médica oriental. A cada punto energético le corresponde una práctica meditativa y una serie de estímulos, como colores, olores y movimientos, entre otros.
  • Meditación tonglen. Es una forma de meditación más “oscura”, que propone conectar con el propio sufrimiento para enfrentarlo y superarlo. Sin embargo, el modo de hacerlo es a través de la objetividad y la neutralidad, sin conectar con el dolor, sino observándolo y aceptándolo.

¿Para qué sirve la meditación y cuáles son sus beneficios?

Meditación
La meditación forma parte de prácticas ancestrales como el yoga.

El propósito fundamental de la meditación es ganar conciencia sobre el funcionamiento de la propia mente e interrumpir el flujo cotidiano de los pensamientos, deseos y pulsiones. De esta manera, se puede mirar la propia vida y la propia mente con distancia, serenidad y control.

Este proceso puede entenderse como una búsqueda de la verdad propia: acallar las emociones y los pensamientos recurrentes, vivir en el momento presente y tener un mayor control sobre la vida y las experiencias.

La práctica reiterada de la meditación puede tener un impacto positivo en las tensiones mentales y su contrapartida física, como la angustia, el estrés y la fatiga. Esto no significa que la meditación pueda curar dolencias médicas, pero sí que puede reducir sus factores mentales asociados.

Por otro lado, la meditación permite el autoconocimiento, es decir, el desarrollo de una mirada más completa y serena sobre lo que se piensa, se siente y se desea. A pesar de que se trata de un alejamiento temporal de las tareas cotidianas, funciona como una preparación para las situaciones que se enfrentan a diario.

¿Cómo se hace para meditar?

La meditación implica una serie de pasos específicos, siempre dependiendo de la tendencia practicada, para alcanzar el estado de atención plena. Normalmente, es una práctica breve, de entre 10 y 30 minutos, pero es común que los principiantes duren mucho menos, conforme aprenden a serenar la mente y conservar la misma posición durante un rato.

A grandes rasgos, los pasos para realizar una meditación son los siguientes:

  1. Relajarse y prepararse. Para meditar, lo ideal es vestir ropa cómoda y ubicarse en un ambiente propicio para la concentración y la intimidad. Hay que liberarse de zapatos, relojes y otras prendas ajustadas, que puedan actuar como distractores o que transmitan control.
  2. Respirar de manera atenta. La meditación puede hacerse acostado, sentado o de pie, siempre que se pueda estar sereno y concentrado, inicialmente, en registrar la respiración, recurrente y serena, y tratando de no prestar atención a ninguna otra cosa.
  3. Enfocar toda la atención. Puesto que el objetivo de la meditación no es dormirse, es importante centrar la atención en algo: la respiración, algún mantra que se recite, una mandala que se dibuje o simplemente algún objeto elegido del mundo real. Lo ideal es que se trate de una actividad relajada, repetitiva, que no requiera de un control consciente.
  4. Aceptar los pensamientos y las sensaciones. La meditación no busca el control, sino la renuncia al control. Los pensamientos, los sentimientos y todo lo que aparece en la mente deben ser aceptados y liberados. No se deben retener, sino dejar que fluyan, tratando de conservar la mente en blanco o simplemente de ser testigo de lo que ocurre en el mundo interior, sin juzgar ni aferrarse.
  5. Despertar y simbolizar. Las verdades obtenidas de esta manera, es decir, todo aquello que durante la práctica se presencia o se encuentra, deben luego orientarse hacia actos simbólicos de renuncia, entrega o agradecimiento, que pueden ir desde una reverencia (como el saludo al sol del yoga) a una plegaria o un minuto de silencio. Se busca de esta manera salir de la práctica meditativa purificado de ruido mental y de emociones intensas.

Ejercicios de meditación

Algunos ejercicios destinados a potenciar o facilitar la meditación pueden ser:

El foco atento en un objeto

Este ejercicio se lleva a cabo sentándose en un lugar cómodo y familiar, y eligiendo un objeto en el cual se enfocará la atención durante cinco minutos. La observación no debe ser analítica, o sea, como quien lleva un registro del objeto, sino ociosa, procurando interesarse en sus formas, en su naturaleza, en lo que el objeto presenta, y no tanto en lo que haga recordar o fantasear. Cuando la mente divague del objeto, se debe volver a él y continuar así hasta cumplir el tiempo establecido, que se irá haciendo cada vez más extenso.

Un momento de silencio

Este ejercicio se lleva a cabo simplemente sentándose en un lugar apartado, donde se pueda estar durante cinco minutos en completo silencio. La atención deberá ponerse en los sonidos circundantes, percibiendo sus detalles, pero sin juzgarlos: qué son, cómo son, cuánto tiempo duran. Cuando la mente se vaya del sonido hacia otra parte, se deberá volver a prestar atención hasta culminar el tiempo pautado, que se irá haciendo más extenso cada vez.

La escritura automática

Este ejercicio fue empleado, con fines artísticos, por los pintores y poetas del surrealismo. Consiste en liberar la mente mediante la escritura o el dibujo, permitiendo que surja de la mente lo que sea. No se debe prestar atención a lo que se escribe o dibuja, sino a las formas de la letra y al acto mismo de la escritura, sin planificar ni cuidar lo que aparezca. Esta práctica se llevará a cabo durante unos cinco a diez minutos, durante los cuales se deberán trazar letras, dibujos o garabatos de manera continua.

Diferencias entre la meditación y el yoga

yoga - meditación
El yoga combina el entrenamiento físico y la eliminación de tensiones en el cuerpo.

Suele ser muy común la relación entre el yoga y la meditación. Sin embargo, aunque ambos provengan de la cultura de la India, no son necesariamente lo mismo. El yoga es una forma de entrenamiento físico del cuerpo basado en la flexibilidad y la eliminación de sus tensiones, lo cual permite y facilita la meditación. De hecho, las prácticas de yoga suelen culminar con una breve meditación guiada.

En cambio, la meditación es un ejercicio puramente mental. Es posible practicarla sin haber hecho yoga primero, ni ningún otro ejercicio, y es posible integrarla a la vida cotidiana de muchas maneras. Las posiciones del cuerpo y las respiraciones específicas, o la recitación de mantras y otras actividades similares se utilizan en ciertas formas de meditación como mecanismos para permitir el tránsito hacia el estado meditativo, y no como prácticas en sí mismas.

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Referencias

  • Alonso, M. (2007). Cómo meditar. Técnicas orientales y occidentales de meditación. Ediciones LEA.
  • Alvarado Planas, J. (2012). Historia de los métodos de meditación no dual. Sanz Y Torres S. l.
  • Ellwood, R. R. y Alles, G. D. (Eds.). (2007). The Encyclopedia of World Religions. Facts on File.

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"Meditación". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/meditacion/. Última edición: 27 junio, 2024. Consultado: 26 julio, 2024.

Sobre el autor

Fecha de actualización: 27 junio, 2024
Fecha de publicación: 27 marzo, 2019

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