Funciones del lenguaje

Te explicamos qué son las funciones del lenguaje y cuáles son las características de cada una de ellas. Además, los elementos de la comunicación en que se centran.

Funciones del lenguaje
Las funciones del lenguaje son los distintos objetivos con que se utiliza el lenguaje verbal.

¿Qué son las funciones del lenguaje?

Las funciones del lenguaje son los distintos objetivos con que se utiliza el lenguaje verbal, ya sea en su variante hablada o escrita. Cada una de estas funciones responde a una intención específica que se tiene a la hora de interactuar con los demás. Por eso, se relaciona con alguno de los llamados “elementos de la comunicación”, que son el emisor, el receptor, el canal, el código y el mensaje.

Por ejemplo, si el propósito comunicativo es pedirle a otra persona que haga algo o deje de hacer algo, el lenguaje hará foco necesariamente en el receptor. De modo semejante, ocurre con el resto de las funciones del lenguaje.

¿Qué son los elementos de la comunicación?

Los elementos de la comunicación son aquellos que intervienen en todo acto comunicativo y determinan el modo en que se produce la transmisión del mensaje. La enumeración de estos elementos puede variar, pero normalmente incluye el emisor (quien envía el mensaje), el receptor (quien lo recibe), el mensaje (lo que se transmite), el canal (por dónde se transmite el mensaje) y el código (cómo se representa el mensaje).

La definición y enumeración de las funciones del lenguaje es un tema del que se han ocupado los lingüistas y teóricos del lenguaje. Entre ellos, destaca el académico ruso Roman Jackobson (1896-1982), quien propuso la existencia de seis funciones básicas:

  • Función referencial o informativa. Está centrada en el contenido del mensaje. Por ejemplo: “Esa es una manzana”.
  • Función apelativa o conativa. Está centrada en el receptor del mensaje. Por ejemplo: “¿Me pasas una manzana, por favor?”.
  • Función emotiva o expresiva. Está centrada en el emisor del mensaje. Por ejemplo: “Me encantan las manzanas”.
  • Función fática o relacional. Está centrada en el canal de transmisión del mensaje. Por ejemplo: “¿Escuchaste cuando dije que me encantan las manzanas?”.
  • Función metalingüística. Está centrada en el código del mensaje. Por ejemplo: “¿Cómo se dice manzana en francés?”.
  • Función poética o estética. Está centrada a la vez en el código y en el mensaje. Por ejemplo: “Esa manzana es roja como la sangre derramada”.

Estas funciones no son mutuamente excluyentes, ya que pueden darse varias a la vez en un mismo texto o en una misma alocución. Sin embargo, normalmente alguna de ellas predomina sobre las demás y, por lo tanto, es percibida con mayor claridad.

Función referencial o informativa

La función referencial o informativa del lenguaje es aquella que se propone dar información sobre un aspecto de la realidad, es decir, sobre un referente determinado. Por eso, se centra en el contenido del mensaje transmitido o, según se vea, en el referente del cual se desea decir algo. Por ejemplo: “Esta ciudad se fundó en 1536” o “Las hormigas son artrópodos de seis patas”.

Sus oraciones más frecuentes son de tipo enunciativo o declarativo, y suele ser la función predominante en textos de tipo pedagógico, informativo u objetivo, como artículos periodísticos, enciclopedias, libros escolares o artículos científicos. Asimismo, es la función dominante en las explicaciones, los informes y las enseñanzas.

Función expresiva o emotiva

La función expresiva o emotiva del lenguaje es aquella que se propone transmitir el estado anímico del emisor o su apreciación subjetiva acerca de algo en un instante determinado. Por ende, se centra en el emisor del mensaje y en su mundo interior. Por ejemplo: “¡Me encanta que me regalen flores!”.

Muchas veces, esta función se manifiesta a través de oraciones exclamativas e interjecciones, como pueden ser: “¡Ay!” o “¡Qué hermoso!”. Además, es la función dominante en las opiniones, los comentarios personales, las expresiones de desagrado, las declaraciones de amor y en ciertas canciones y poemas.

Función apelativa o conativa

La función apelativa o conativa del lenguaje es aquella que busca influir en el receptor, es decir, empujarlo a actuar de alguna manera específica, ya sea para cumplir con una tarea, responder a un comentario o contar lo que hizo ayer por la noche. De allí que se centre siempre en el receptor del mensaje. Por ejemplo: “¿Me contás qué hicieron ayer en la escuela?” o “Alcanzame el lápiz, por favor”.

Se trata de la función predominante en todas las preguntas, ya que normalmente esperan una respuesta del interlocutor. Lo mismo ocurre en las oraciones imperativas, en las que se dicta una orden o un requerimiento a la otra persona. A menudo, inclusive, pueden coincidir ambas cosas, como en: “¿Podrías cerrar la ventana?”.

Por último, la función apelativa o conativa puede hallarse en textos de instrucciones, señalizaciones o prohibiciones, e incluso en cuestionarios y formularios.

Función fática o relacional

La función fática o relacional del lenguaje es aquella que intenta comprobar que el canal de comunicación está libre y disponible para iniciar la comunicación o retomarla después de una pausa. Por ende, se centra siempre en el canal comunicativo, que es el medio físico a través del cual se transmite el mensaje.

Esta función se pone en práctica, por ejemplo, al atender el teléfono y decir “¿Hola?” o “¿Aló?”. Estas fórmulas de saludo tienen la intención real de indicarle al interlocutor que el canal de comunicación está abierto y que puede iniciar la transmisión de su mensaje.

Lo mismo ocurre en persona con expresiones como “disculpe” o “por favor”, empleadas con el fin de captar la atención del interlocutor y así poder iniciar la comunicación. También sirven a este propósito expresiones como “ok”, “ajá” o “claro”, con las que solemos acompañar el discurso del otro para indicarle que estamos prestando atención y que el canal comunicativo permanece activo.

Las frases e interjecciones empleadas con esta finalidad no tienen un significado real en sí mismas, es decir que su sentido es enteramente relacional.

Función metalingüística

La función metalingüística del lenguaje es aquella que se propone decir algo sobre el lenguaje mismo, como puede ser definir un término o aclarar una ambigüedad. Ocurre cuando se emplea la lengua para hablar de sí misma, por lo que es una función centrada en el código de la comunicación. Por ejemplo: “La palabra ‘hermoso’ es sinónimo de ‘bello’”.

Esta función del lenguaje es la que predomina en textos sobre el idioma, como las entradas de un diccionario, las explicaciones gramaticales y estudios lingüísticos. También se encuentra presente en las explicaciones que se le dan a un interlocutor que desconoce una palabra utilizada o que intenta dar con un idioma común para entenderse.

En general, la función metalingüística aparece en todas las situaciones en que se debe prestar atención al código comunicativo. Por eso, también se emplea cuando se le pide a alguien que explique el significado o el sentido de una palabra: “¿Qué significa ‘desalinización’?” o “¿Cómo se dice ‘maracuyá’ en inglés?”.

Función poética o estética

La función poética del lenguaje es aquella que permite emplear el lenguaje de un modo artístico, lúdico u original. En ese sentido, hace hincapié no solo en el mensaje transmitido, sino sobre todo en el modo en que se utiliza el código, y, en ocasiones, en la emocionalidad del propio emisor.

Se trata de la función más compleja de todas, ya que, a diferencia del resto, no tiene un propósito práctico y definido. Es decir que el lenguaje se emplea como un divertimento o como una fuente de placer estético. Por ejemplo, los versos del poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973): “Es la mañana llena de tempestad / en el corazón del verano. / Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, / el viento las sacude con sus viajeras manos”.

Las obras literarias, los chistes, los refranes, los trabalenguas, las canciones y otras formas de enunciación en las que se emplean figuras retóricas y estilísticas son casos en los que predomina la función poética del lenguaje.

Otros enfoques sobre las funciones del lenguaje

Si bien la perspectiva de las funciones del lenguaje de Roman Jackobson es la más conocida, difundida y utilizada, existen otros enfoques al respecto. De hecho, el propio Jackobson basó sus formulaciones en el trabajo previo del psicólogo y lingüista alemán Karl Bühler (1879-1963), quien reconocía solamente tres funciones del lenguaje: la representativa, la expresiva y la apelativa.

De modo similar, el lingüista y filósofo australiano Michael Halliday (1925-2018), creador de la gramática sistémico funcional, cuestionó la mirada de Jackobson en su libro El lenguaje como semiótica social (1978). En él, propuso como alternativa tres metafunciones del lenguaje:

  • Función ideativa. Es aquella que actúa como un mediador entre el hablante y la realidad, permitiéndole así estructurar, determinar y entender el mundo que lo rodea.
  • Función interpersonal. Es aquella que sostiene las relaciones sociales y permite identificar y expresar los distintos roles sociales desempeñados por el hablante.
  • Función textual. Es aquella que actúa sobre el lenguaje mismo y sobre las dos funciones anteriores, permitiendo la cohesión de los textos y su adecuación al contexto en el que se presentan.

Por su parte, el filósofo británico J. L. Austin (1911-1960) y el profesor estadounidense John Searle (1932-), propulsores de la teoría de los actos de habla, propusieron otra alternativa a las funciones de Jackobson. Según estos autores, no conviene hablar de funciones, sino de actividades del lenguaje. En su caso, identificaron tres actividades principales:

  • Actividad locutiva. Consiste en la pronunciación de lo dicho, o sea, en proponer un enunciado del tipo que sea, en tres niveles distintos: fónico (sonidos), fático (gramática) y rético (el sentido general).
  • Actividad ilocutiva. Añade a la actividad anterior un propósito, o sea, una intención vinculada con aspectos psicológicos, morales o sociales, como puede ser asegurar algo, preguntar algo u ordenar algo, entre otras posibilidades.
  • Actividad perlocutiva. Incorpora en lo anterior el efecto que el lenguaje causa en el interlocutor, o sea, sus reacciones y consecuencias, que estarían determinadas por su configuración interna: sus emociones, su mundo interior o sus creencias, entre otros aspectos.

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Referencias

  • Jakobson, R. (1984). Ensayos de lingüística general. (Trad. J. Cabanes). Ariel.
  • Pelayo, N. (2001). Lenguaje y comunicación. Conceptos básicos, aspectos teóricos generales, características, estructura, naturaleza y funciones del lenguaje y la comunicación. Los Libros de El Nacional.
  • Todorov, T. y Ducrot, O. (2005). Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Siglo XXI.

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Farías, Gilberto (27 de junio de 2024). Funciones del lenguaje. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 23 de octubre de 2024 de https://humanidades.com/funciones-del-lenguaje/.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 27 de junio de 2024
Fecha de publicación: 18 de octubre de 2018

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