Filosofía moderna

Te contamos qué es la filosofía moderna, su historia y en qué consistió el problema de la verdad. Además, la importancia del racionalismo y del empirismo.

René Descartes fue uno de los principales filósofos de la filosofía moderna.

¿Qué es la filosofía moderna?

La filosofía moderna es la filosofía producida durante el tercer período de la historia de la filosofía. Este período comienza a mediados del siglo XVI, con el surgimiento del Renacimiento, y termina en el siglo XIX, con el pensamiento kantiano y el criticismo.

El Renacimiento y el Humanismo dieron lugar a las transformaciones que permitieron el surgimiento de la filosofía moderna. Algunas de ellas fueron la Reforma protestante y su importancia en relación con el problema del criterio de la verdad, así como el resurgimiento del escepticismo con Michel de Montaigne (1533-1592), el método inductivo de Francis Bacon (1561-1626) o el concepto moderno de “ciencia”.

La filosofía moderna puede pensarse en relación a dos grandes corrientes: el empirismo y el racionalismo. Algunos de los filósofos más importantes del empirismo fueron John Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y, David Hume (1711-1776). Por parte de los racionalistas, se destaca René Descartes (1596-1650), considerado el padre de la filosofía moderna, Baruch Spinoza (1632-1677), Gottfried Leibniz (1646-1716) y Christian Wolff (1679-1754).

Durante la modernidad filosófica, y en paralelo al surgimiento del empirismo y el racionalismo, se dio lo que se conoce como la Ilustración, un movimiento intelectual y cultural del que surgieron pensadores como Voltaire (1694-1778), Montesquieu (1689-1755) o J.-J. Rousseau (1712-1778).

Finalmente, y en un intento por conciliar al empirismo y al racionalismo, el criticismo dio lugar al pensamiento crítico de Immanuel Kant (1724-1804). La obra de Kant, y en especial su libro más importante, Crítica de la razón pura, significó para la filosofía un cambio radical en casi todos sus niveles, en especial para los estudios gnoseológicos, metafísicos, lógicos y ontológicos.

Contexto de la filosofía moderna

El inicio de la filosofía moderna suele ubicarse en el siglo XVI. Sin embargo, muchos historiadores de la filosofía señalan que ya en el XV, con la caída de Constantinopla en 1453, y la llegada de Colón a América, en 1492, comienzan a gestarse algunos cambios necesarios para que surgiera el nuevo período de la filosofía. 

Si bien se suele señalar la década de 1620 como el inicio de la actividad moderna (por el pensamiento de Descartes), la historia de la filosofía, y la filosofía moderna en particular, no es una isla, sino una serie de eventos y pensamientos conectados en un mismo contexto.

En el siglo XV se desarrolla la filosofía renacentista, distanciada de la cosmovisión medieval. Aparece la reflexión escéptica al mismo tiempo que la filosofía escolástica renueva su vigor crítico. La filosofía racionalista del Renacimiento, junto a la ciencia moderna y algunos anticipos del empirismo de la mano de Bacon, ponen en evidencia la nueva concepción del hombre respecto a sus capacidades, su libertad e ingenio

Esto resulta en la idea de autonomía del hombre respecto a las instituciones religiosas, así como a una nueva concepción de la verdad. Tal es el caso de la astronomía moderna, por ejemplo, que surge de los trabajos de Copérnico (1473-1543), Kepler (1571-160) y Galileo Galilei (1564-1642).

En el plano teológico, las reformas de Lutero (1483-1546) y Calvino (1509-1564) sentaron las bases para la libre interpretación de los textos sagrados, que fue la base de la religión reformada como rechazo a toda autoridad eclesiástica y moral. 

Además, la concepción luterana de la fe, que fomentó una conciencia individual y subjetiva, transformó no solo la vida religiosa, sino también la vida intelectual, y la dotó de cierto pesimismo del cual no pudo desprenderse jamás, ya que la razón dejó de ser suficiente para alcanzar el plano de lo trascendente.

Durante esta época, se dio, además, la vuelta al pensamiento platónico en Florencia, impulsado por Marsilio Ficino (1433-1499) y Pico de la Mirándola (1463-1494), el renacimiento de la alquimia gracias a Van Helmont (1597-1644) y Jacob Bóhme (1575-1624) y el florecimiento del pensamiento del cardenal Nicolás de Cusa (1401-1464), autor de De docta ignorantia, Idiota y De venatione Sepientiae

El pensamiento cusano, en especial, permitió reformular nociones relacionadas al objeto de la razón, la unidad de las cosas, y la idea de que la inteligencia está por encima de la razón (lo intuitivo por sobre lo discursivo).

La libertad de pensar como se quisiera, de ser autónomos a la hora de juzgar la realidad, la sociedad, las instituciones, la ciencia o el arte, llevó incluso a constituir lo que se llamó, en el siglo XVIII, el Siglo de las Luces, en el que surgió la Ilustración

La Ilustración se llevó al extremo la idea de autonomía de la razón, en directo antagonismo con la tradición eclesiástica. Si bien la filosofía moderna no es en sí misma la Ilustración, sí se puede pensar que la Ilustración es una parte de la modernidad o al menos uno de sus efectos.

El problema de la verdad

Los pensadores de la Reforma protestante cuestionaron el criterio de la verdad.

A grandes rasgos, la Reforma protestante fue lo que produjo la crisis intelectual que permitió la apertura a la modernidad filosófica. Esto se dio gracias a que se cuestionó el criterio de verdad, que hasta entonces había estado en manos de  la autoridad episcopal. Surgió, entonces, necesidad de establecer un nuevo criterio de verdad (no solo religiosa sino filosófica y científica), un criterio que debía servir para distinguir lo verdadero de lo falso y, por lo tanto, dar con una verdad que se pudiera alcanzar por medios propios. 

En relación al problema del criterio de la verdad, Francis Bacon, filósofo y canciller de Inglaterra, criticó al silogismo (razonamiento deductivo) de la tradición escolástica. Bacon afirmó que el silogismo era una forma de razonamiento que no aporta información ya que se deriva una proposición de otra, lo que hace que las premisas puedan no ser verdaderas. 

Por otro lado, explicó que los términos de las premisas no tienen un significado preciso, por lo que el método puede llevar a muchos errores.

Racionalismo y empirismo

La parte más clásica de la filosofía moderna está compuesta por dos grandes corrientes filosóficas: el racionalismo y el empirismo. Se suele decir que René Descartes fue el primer filósofo moderno y el padre del racionalismo. Si bien esta afirmación ha sido discutida, es innegable que la modernidad filosófica, propiamente dicha, comienza con Descartes. El racionalismo, el empirismo, la Ilustración y el nacimiento de las ciencias modernas dan el esquema básico de la filosofía de la época.

Tanto el racionalismo como el empirismo toman como punto de partida al sujeto y, como consecuencia, a la subjetividad. Desde el racionalismo de la Europa continental hasta el empirismo cultivado en Gran Bretaña, todos los pensadores adscritos a una u otra corriente tomaron como eje filosófico la idea del sujeto. 

Sin embargo, esto no significa que ambas corrientes sean filosofías del sujeto, o en todo caso, dos aspectos de una misma filosofía. Cada una de estas corrientes tuvo sus desarrollos propios y distintos, aun cuando, algunos siglos más tarde, ambas posiciones fueron sintetizadas especulativamente por el pensamiento de Immanuel Kant.

Otro de los elementos comunes a ambas corrientes es su estrecha relación con las ciencias. Tanto la filosofía racionalista como la empirista se sirvieron de metodologías y sistemas científicos de la época, como el método matemático para el racionalismo, y la observación de datos de hecho (es decir, fácticos) para el empirismo. 

A su vez, si bien es cierto que los filósofos empiristas no tenían demasiados intereses metafísicos (ya que esto hubiera ido en contra de sus premisas empíricas), el interés teológico no desapareció de la época sino que cambió su perspectiva. 

Tanto Descartes como Leibniz o Spinoza trabajaron la cuestión de Dios y el problema de la divina de una u otra manera, y se acercaron a la problemática desde el uso de la razón y la metodología sistemática.

Lo que une a ambas corrientes es, principalmente, el hecho de poner al sujeto cognoscente (el sujeto que conoce) en el centro de la especulación filosófica. Difieren en la forma en que se piensan al sujeto (es distinto el carácter metafísico y gnoseológico de su posición respecto a qué es y cómo conoce el sujeto). 

Esto no las vuelve irreconciliables, pero las aleja lo suficiente como para que tengan que pasar algunos siglos hasta la llegada de Kant y la filosofía posterior para una posible (aunque no definitiva) conciliación.

El racionalismo

El racionalismo toma su nombre del uso privilegiado que se da a la razón. Como corriente filosófica, se inscribe en la historia de la tradición metafísica, no como una simple continuadora, sino como una renovación de las ideas antiguas y medievales.

Quien inaugura, como corriente, al racionalismo, es René Descartes. El cogito cartesiano (“pienso, luego existo”), es el punto de partida de todo el pensamiento de Descartes, y  es también un punto de vista metafísico. 

Tanto Spinoza como Leibniz se refieren a este concepto. Aunque no utilizan un mismo lenguaje técnico (no se refieren al cogito), sí hablan de sustancia, se preocupan por la certeza, por las ideas, la claridad y la distinción

Los problemas derivados de la separación cartesiana de la sustancia extensa y la sustancia pensante (el antiguo problema de cuerpo y alma) fueron los temas del desarrollo metafísico racionalista.

Otra de las características del racionalismo fue la idea de espíritu de sistema. Los racionalistas pensaron a la verdad como coherencia lógica, utilizando el método deductivo y matemático, buscando unidad, claridad y distinción conceptual. 

Además, se distanciaron de la experiencia sensible, ya que fueron más deductivos que observadores, y buscaron definiciones más exactas que la descripciones de los fenómenos reales.

Filósofos racionalistas

Algunos filósofos racionalistas destacados fueron:

  • René Descartes (1596-1650). Fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado el primer racionalista moderno. Sentó sus bases en su obra Discurso del método y sus aportes fueron de gran influencia para la filosofía, las matemáticas y la física. Una de sus frases más célebres es: “pienso, luego existo”.
  • Baruch Spinoza (1632-1677). Fue un filósofo neerlandés, que se destacó por plantear la relación entre la razón y las pasiones, a las que consideró como un tipo de afecto racional. Su idea de pasión se relaciona con el estoicismo griego, que considera que los sentimientos pueden controlarse a fuerza de voluntad.
  • Gottfried Leibniz (1646-1716). Fue un filósofo, polímata y político alemán. Ideó el concepto de “mónada”, la unidad mínima metafísica (lo que a nivel físico era, entonces, el átomo). Leibniz teorizó sobre la causalidad, la posibilidad y los mundos posibles.

El empirismo

El empirismo se caracterizó por interesarse en la experiencia. Esto significó volcarse no a la metafísica sino a los problemas gnoseológicos, es decir, de conocimiento. A los filósofos empiristas no les interesaba la pregunta por el ser sino saber cómo se podía conocer la realidad a partir de la experiencia.

La idea de experiencia fue para los empiristas, siempre, la idea de experiencia sensible. Consideraban que toda idea debía apoyarse en un dato sensible, no importaba cuál fuera la idea o cuál fuera el dato. A través de un espíritu analítico, los pensadores empiristas buscaban comprender la experiencia humana del conocer y de la afectividad, del cómo los seres humanos son afectados por las cosas del mundo. 

Para ellos, las ideas estaban apoyadas en los datos sensibles. Consideraban que toda abstracción era producto de la imaginación, que estaba separada de la experiencia. Se basaban, entonces, solo en los datos que tomaban del mundo material, y borraban toda explicación que fuera más allá de lo empírico.

El hecho de que haya nombres para los entes a pesar de sus diferencias es algo propio del lenguaje, no de las ideas, los conceptos o la experiencia misma. 

Algunos de los más famosos empiristas fueron Francis Bacon, Thomas Hobbes, John Locke, George Berkeley y David Hume. 

  • John Locke (1632-1704). Fue un filósofo y médico inglés, considerado el padre del liberalismo clásico. Influenciado por los escritos de Bacon, publicó el famoso Ensayo para el entendimiento humano, en 1689, como réplica a Descartes.
  • David Hume (1711-1776). Fue un filósofo, economista e historiador escoces. Fue una de las figuras centrales de la Ilustración escocesa y del pensamiento occidental. Postuló que toda idea se deriva de una impresión sensible, por lo cual siempre hay que partir de la experiencia a la hora de generar conocimiento.
  • George Berkeley (1685-1753). Fue un filósofo y obispo de Berkeley. Propuso un idealismo subjetivo que planteaba que el mundo existe únicamente mientras lo percibimos. 

La síntesis del pensamiento kantiano

La obra de Kant es considerada un punto de inflexión en la historia de la filosofía.

Immanuel Kant (1724-1804) nació en 1724 en Königsberg, Prusia. Kant es considerado uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos y suele decirse que es el último pensador racionalista de la filosofía moderna, aunque lo justo es pensar que su obra es una síntesis que reúne distintos aspectos del racionalismo y el empirismo por igual.

Las tres preguntas que guiaron al pensamiento de Kant fueron “¿qué puedo conocer?”, “¿qué debo hacer?” y “¿qué puedo esperar?”. Estas tres inquietudes dieron como resultado tres de las obras más importantes de filosofía de todos los tiempos: Crítica de la razón pura (1781), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790). En ellas, Kant desarrolla la mayor parte de su pensamiento metafísico, ético, estético y teológico. 

Su obra Crítica de la razón pura, en particular, es considerada un punto de inflexión en la historia de la filosofía occidental. En ella Kant investigó la estructura de la razón, y publicó una segunda edición en 1787, con un segundo prólogo. La obra indaga en las condiciones de posibilidad del conocimiento humano y une el pensamiento de Hume con muchas de las premisas racionalistas de la época.

Es famosa la frase de Kant en la que afirmó que Hume lo despertó de su “sueño dogmático”. Con ella Kant quiso decir que las ideas de Hume le permitieron ver que había algo de razón en las dos formas de hacer filosofía, la racionalista-dogmática y la empirista.

A grandes rasgos, lo que hizo Kant en Crítica de la razón pura fue mostrar la estructura de la forma del conocer. Para ello demostró que, si bien, como anticipó Hume, todo conocimiento comienza por la experiencia, esto no significa que baste con ella para dar un resultado completo. 

Kant teorizó que, al conocer el mundo a través de la sensibilidad, percibimos una serie de datos múltiples, ubicados en un tiempo y un espacio determinados, que necesitan de una serie de categorías de síntesis (aportadas por el entendimiento) para ser unificados en un objeto entendible. Este proceso cognoscitivo es la síntesis de la modernidad, y a través de este proceso Kant pudo hacer dialogar de manera armoniosa al racionalismo con el empirismo.

La obra de Kant no es solo una puesta en común de las estructuras del racionalismo y del empirismo, sino también una superación. Expone los puntos de acuerdo, pero además genera una nueva forma de entender los procesos metafísicos y gnoseológicos que hacen a la experiencia humana en el mundo.

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Referencias

  • Nicola Abbagnano: Historia de la Filosofía. Trad. de J. Estelrich. Barcelona: Montaner y Simón, 1955, 1956.
  • J. Bennett: Locke, Berkeley, Hume: Temas centrales (Locke, Berkeley, Hume: Central Themes, 1971), trad. J.A. Robles, México: Universidad Nacional Autónoma de
  • México, 1988
  • Émile Bréhier: Historia de la filosofía (Histoire de la Philosophie, 1926) traducción de Demetrio Náñez, Tomo II: Filosofía moderna y contemporánea. Buenos Aires:
  • Sudamericana, 3ra. ed., 1948.
  • Ernst Cassirer: El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas. (Das Erkenntnisproblem in der Philosophie and Wissenschaft der neueren Zeit, 1906)
  • Frederick Charles Copleston: Historia de la filosofía (A History of Philosophy, 1958). Volúmenes 4, 5 y 6. Barcelona, Caracas, México: Ariel, 1980.
  • Romero, F. (1959). Historia de la filosofía moderna (Vol. 150). Fondo de Cultura Económica.

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Espínola, Juan Pablo Segundo (24 de junio de 2024). Filosofía moderna. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 4 de octubre de 2024 de https://humanidades.com/filosofia-moderna/.

Sobre el autor

Autor: Juan Pablo Segundo Espínola

Licenciado en Filosofía (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 24 de junio de 2024
Fecha de publicación: 2 de noviembre de 2023

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