Te explicamos qué es un gato, su domesticación, ciclo de vida y comportamiento. Además, sus características y clasificación de razas.
¿Qué es el gato?
El gato es un felino carnívoro y mamífero cuadrúpedo, que ha convivido con los seres humanos desde hace unos 9500 años, ocupando en la cultura temprana de las sociedades antiguas un lugar prominente.
Existen docenas de razas de gatos, con pronunciadas diferencias morfológicas y de carácter, pero en su totalidad la especie presenta rasgos conductuales típicos de un depredador, con pronunciada inteligencia y agilidad. De allí proviene el dicho de que el gato siempre aterriza de pie.
El gato doméstico está emparentado con los grandes felinos africanos, se estima que su pariente más cercano sean los gatos salvajes del Medio Oriente. El primer caso registrado de domesticación de un gato se presume en la isla de Chipre, en la antigüedad.
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Domesticación del gato
Estudios filogenéticos divulgados en 2007 en publicaciones científicas afirman que las diversas razas de gatos, fruto de la hibridación y de siglos de selección artificial, contienen trazas de la genética de cinco primeras gatas salvajes que fueron domesticadas hace casi 10.000 años en el Oriente Medio.
Se suele pensar que los antiguos egipcios serían los primeros en incluir al gato en su vida doméstica, así como en sus representaciones religiosas, en las que gozaba de un lugar importante. Pero bien pudieron ser los antiguos asirios o alguna cultura predecesora.
Deducciones científicas apuntan a que el proceso de domesticación habría iniciado en la antigüedad, motivado por la caza fácil de los roedores que parasitaban los asentamientos humanos.
Ciclo vital del gato
Los gatos nacen en camadas de 1 a 10 crías, después de un período de gestación de unos dos meses, y las crías recién nacidas acompañarán a la madre durante un período de 30 días como mínimo.
La madurez sexual se alcanza luego de 4 a 5 meses en la hembra y 6 a 7 en el macho. El celo dura de 4 a 7 días, varias veces al año, durante el cual la hembra maúlla mucho más frecuentemente y los machos compiten por el derecho a copular. Finalmente, el vencedor deberá enfrentarse luego a la hembra, que se resistirá a la unión hasta ser finalmente sometida.
La fecundación pocas veces tiene lugar al primer intento. Una vez finalizada la cópula, la hembra emprende un período de aseo durante el cual se muestra particularmente hostil.
Esperanza de vida del gato
La esperanza de vida del gato promedio es de unos 12 a 14 años, pero las hembras pueden incluso vivir un par de años más. La esterilización y el cautiverio pueden prolongar el período, si bien los gatos callejeros en entornos urbanos no suelen superar los dos años de edad.
La vejez del gato es abrupta, a diferencia de la humana, y suele durar un año entero, hasta que se produce la muerte. Durante esa etapa el animal mostrará pocas dotes de energía y dormirá la mayor parte del tiempo.
Comportamiento y sociabilidad del gato
Los gatos son cazadores natos y son poco dados a la constitución de comunidades. Poseen un fuerte instinto territorial y son altamente independientes, esto último los hace populares como animal de compañía. Un contraste marcado con su variante salvaje, cuya tendencia a la agrupación social es mucho más pronunciada.
Su comunicación se establece a partir de maullidos y lenguaje corporal, principalmente, aunque los machos son dados a la micción como forma de marcaje territorial, lo cual acusa un sistema comunicativo basado en los olores, semejante al canino. También son altamente sensibles al estrés, pudiendo desarrollar conductas erráticas y agresivas.
Pelaje del gato
El pelaje del gato puede ser tan variado como su raza, pero a grandes rasgos se distinguen dos tipos de raza: las de pelo corto y las de pelo largo, ambas tenidos por mestizas. El porcentaje de gatos purasangre en el mundo no supera el 10% de los individuos totales.
Respecto a la coloración, el pelaje puede variar entre monocromo, combinaciones de colores y varios tonos de color atigrado (llamados gatos romanos). Sin embargo, la incidencia de tres o cuatro colores en un mismo gato suele favorecer a las hembras, mientras que los machos tienden a la monocromía o bicromía.
La selección artificial impuesta a raíz de su domesticación ha favorecido la proliferación de ciertos tonos, formas y colores de pelaje sobre otros. Sin embargo, estudios revelan que la mayor variación de color se produjo en la especie durante los momentos iniciales de su domesticación, antes del surgimiento de las numerosas razas existentes.
Metabolismo del gato
Los gatos son animales de alto desgaste energético, por lo que suelen dormir en abundancia a lo largo del día. Su naturaleza nocturna los activa a la caída del sol, por lo que pueden mostrarse más enérgicos y demandantes a partir de esa hora.
Las razas de pelo corto, a grandes rasgos, suelen ser mucho más delgados e inquietos, mientras las de pelo largo tienden a la gravedad y el aletargamiento. En general, tienden a un ciclo cardíaco veloz, conservando una temperatura corporal entre 38 y 39 centígrados, levemente más alta que la de los humanos.
Como herencia de su pasado netamente carnívoro, los gatos se muestran incapaces de sintetizar algunos de los ácidos grasos indispensables. De allí también que sus hígados sean particularmente sensibles a la grasa y sean menos efectivos que el humano o el canino para desintoxicar el torrente sanguíneo. En consecuencia, alimentos como el chocolate, con niveles demasiado elevados de teobromina, podrían resultar letales para un gato.
Clasificación científica del gato
El nombre científico del animal comúnmente llamado gato es Felis silvestris catus, lo cual lo supone una subespecie doméstica de los gatos salvajes. Sin embargo, en la literatura científica se acepta el uso de Felis silvestris para los gatos de vida libre y Felis catus para los que habitan entre nosotros.
Emparentados con los grandes depredadores felinos, los gatos heredaron su excelente sentido de la visión y del oído, así como un cuerpo esbelto y ágil dotado de colmillos y de garras retráctiles.
No existe en español una nomenclatura específica para los conjuntos de gatos tal y como existe para los perros (jauría), ni para los gatos en su etapa de crías. Se utiliza “colonia” y “cachorro”, respectivamente, por defecto.
Enfermedades más comunes del gato
Dado que el gato se acicala a sí mismo mediante el lamido constante, lo cual lo hace sumamente práctico en materia de higiene, tiende a ingerir su propio pelo y acumularlo en el interior del estómago, de dónde es luego regurgitado y expulsado. Si estas bolas de pelo no pudieran desecharse por esta vía, podrían acumularse y obstruir el intestino, requiriendo intervención quirúrgica.
Por otro lado, el sobrepeso es común en los gatos caseros que presentan baja actividad diaria y/o exceso alimenticio. Si bien debe tomarse en cuenta la raza y el tamaño del animal, un gato saludable no debería superar los 4,5 kilogramos de peso. La obesidad en los gatos, tal y como en los humanos, conduce a diabetes mellitus, lipidosis hepática y riesgos vasculares.
Otras enfermedades comunes son la toxoplasmosis, transmisible al hombre y particularmente peligrosa para la salud del embarazo. La toxoplasmosis se transmite por contacto con las heces del gato infectado, y éste a su vez de otros gatos o de alimentarse de roedores infectados. El mejor método de prevención es acostumbrarlo a alimentarse exclusivamente de alimentos controlados, y disponer de las herramientas pertinentes para la eliminación de sus heces.
Por último, es conocido en gatos la transmisión del Virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF), variante gatuna del Sida; del Virus de la Leucemia Felina (VLF); de la Rabia y de numerosos parásitos internos y externos, como el ácaro que produce la sarna.
Lugar del gato en la cultura
Desde su ingreso al círculo de la civilización humana, el gato ha resultado un animal enigmático, atractivo e inquietante a la vez. Para los antiguos egipcios representaban animales altamente vinculados con lo sagrado: no en balde su diosa Bastet, encargada de la protección del hogar y de la armonía y felicidad cotidianas, se representaba con una cabeza felina.
El tradiciones orientales se les tiene por guardianes de la sabiduría, como en la tradición tibetana, o como acompañantes funerarios en el tránsito hacia el mundo de los muertos.
También se le vinculó en su momento (cosa que sobrevive hasta hoy), con un modelo simbólico de femineidad agresiva, taciturna, presente en la parte felina de las esfinges, por ejemplo.
La tradición judeocristiana, en cambio, que imperó en Occidente durante la Edad Media, miró al gato siempre con malos ojos, tal vez rechazando su proveniencia asiática o su vínculo tan estrecho con las representaciones religiosas paganas.
Se le tuvo como aliado de la brujería y el ocultismo, mascota de alquimistas y sacerdotes oscuros, y solía quemárselos vivos o arrojarlos de las azoteas de los edificios. De allí, también, su asociación con el mal augurio (en el caso de los gatos negros) o la atribución de sus siete o nueve vidas, que perdura todavía.
Clasificación de las razas de gato
Si bien se estima que existan más de 50 razas distintas de gatos, las más conocidas pueden clasificarse en cuatro renglones, de acuerdo a su complexión y apariencia:
- Pelo corto, cuerpo no muy largo y pesado. Por ejemplo el Persa o el Himalayo.
- Pelo semilargo. Bastante numeroso. Como el Angora Turco o el Maine Coon.
- Pelo corto. El más común de todos, abarca 18 razas distintas, como el Europeo, el Azul Ruso o el Sphynx.
- Tipo oriental. Esbeltos y musculosos, como el Siamés.
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