Doce apóstoles de Jesucristo

Te explicamos quiénes fueron los doce apóstoles de Jesús de Nazaret, o sea, sus doce discípulos principales, y por qué son santos y mártires de la Iglesia.

Los apóstoles fueron los primeros doce seguidores y discípulos de Jesucristo.

¿Quiénes fueron los doce apóstoles?

Los doce apóstoles fueron los primeros doce discípulos que tuvo el profeta Jesús de Nazaret, quienes no solo aprendieron de primera mano sus enseñanzas, sino que luego de la muerte de Jesús se encargaron de transmitirlas a la gente y de ponerlas por escrito. A esta labor se la conoce como evangelización, ya que los textos donde los apóstoles cuentan la vida y los hechos de Jesucristo se conocen como los evangelios.

El término “apóstol” proviene del griego apostolos (“enviado”), equivalente al término hebreo sheliaj. En principio, los apóstoles eran emisarios, representantes o vicarios enviados por Jesucristo para predicar la palabra divina. A esto se refirió Jesús de Nazaret como ser “pescadores de hombres”, o sea, reclutadores a favor de la causa cristiana.

Según lo expresan los textos bíblicos, existen cuatro condiciones esenciales para determinar quiénes fueron los apóstoles cristianos:

  • Haber visto a Jesús.
  • Haber presenciado las señales, milagros y prodigios divinos.
  • Haber fundado nuevas iglesias cristianas.
  • Contar con los nueve dones del Espíritu Santo (Corintios 1:12).

Los eventos de la vida de algunos de los apóstoles de Jesús se cuentan en el Nuevo Testamento, en el libro de Hechos de los apóstoles, también conocido como Libro de los hechos o simplemente Hechos. Este libro constituye una misma unidad con el Evangelio de Lucas, y se estima que fue escrito entre los años 80 y 90 d. C. Existen, sin embargo, relatos posteriores, a menudo apócrifos, de los hechos de los apóstoles, que constituyen buena parte de la literatura cristiana medieval.

Los doce apóstoles de Jesús

En un comienzo, de acuerdo a las escrituras bíblicas del Nuevo Testamento, los apóstoles fueron doce, escogidos por el Mesías en sus andanzas por el reino de Judea: Pedro, Andrés, Santiago o Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé o Nataniel, Tomás, Santiago el menor, Simón, Mateo, Judas Tadeo y Judas Iscariote. Cada uno de ellos tuvo una relación particular con el profeta y sus razones para sumarse a su causa. 

Los profetas acompañaron a Jesucristo durante su larga peregrinación por la provincia romana de Judea y, también, en sus últimos instantes antes de ser aprehendido por las autoridades romanas y conducido a la cruz. Con la excepción de Judas Iscariote, los discípulos de Cristo jugaron un rol vital en la fundación de la religión cristiana y de su iglesia.

Los doce apóstoles originales de Jesucristo fueron los siguientes:

Pedro (siglo I d. C.-c. 64 d. C.)

Pedro fue el discípulo más próximo a Jesús y es considerado como el primer Papa de la historia.

Pedro era un pescador del mar de Galilea, al cual, según el Evangelio de Mateo, Jesús observó echar una red en el agua junto a su hermano Andrés, y convocó a convertirse en “pescadores de hombres”. Llamado originalmente Simón, fue renombrado “Pedro” por Jesús, en referencia a su rol como “piedra” fundacional de la iglesia cristiana

Según el Evangelio de Juan, en cambio, fue su hermano Andrés quien llevó a Pedro ante Jesús, dado que ambos ya formaban parte del culto de Juan el Bautista, en el cual, precisamente, se anunciaba la venida inminente de un mesías. 

Pedro fue el apóstol más próximo a Jesús y uno de los integrantes del “círculo de los dilectos” del profeta, junto a Juan y Santiago. Sin embargo, de acuerdo al relato bíblico, en su última cena junto a sus discípulos, Jesús profetizó que Pedro lo negaría “en tres ocasiones antes de que cante el gallo”. Esto hace referencia a que, tras la detención de Jesús, Pedro fue reconocido e interrogado por las autoridades, y negó conocer al profeta.

Pedro fue, además, el fundador de la Iglesia cristiana en Roma, razón por la cual se le considera como el primer papa de la historia y patrono de la Santa Sede. En dicha ciudad, Pedro fue aprehendido por las autoridades romanas y crucificado, pero en una cruz invertida. De allí que en la iconografía cristiana se le suele representar sosteniendo una roca, un libro o un manojo de llaves, o bien junto a un gallo o una cruz invertida.

Santiago (5. d. C.-44 d. C.)

Santiago “el mayor” era hermano de Juan y formaba parte del “círculo de los dilectos” que acompañó a Jesús.

Santiago, llamado también Santiago de Zebedeo o Santiago “el mayor” (para distinguirlo del otro apóstol del mismo nombre), era el hermano mayor del apóstol Juan, ambos hijos de una seguidora de Jesús llamada Salomé.  Compartía con su hermano un carácter impulsivo, razón por la cual el Mesías los apodó “boanerges”, esto es, “hijos del trueno”. 

Santiago fue uno de los más destacados seguidores de Jesús y miembro del “círculo de los dilectos” que acompañó al profeta en ocasiones especiales. Además, fue testigo de su aparición en el lago Tiberíades, tras su resurrección, y fue según la tradición medieval el encargado de evangelizar la provincia romana de Hispania (actuales España y Portugal), razón por la cual se le tiene allí como patrono.

Existen discrepancias respecto al destino del apóstol: algunos textos apócrifos afirman que tras ceder la labor evangélica, regresó a Jerusalén para encontrarse con la virgen María. Allí, fue apresado y sentenciado a decapitación por el rey Herodes II de Agripa (27-100 d. C.). Sin embargo, a comienzos del siglo IX se hallaron en Santiago de Compostela, en la actual España, los restos de un misionero cristiano que parecían ser los del apóstol Santiago. Y aunque en 1884, el papa León XIII afirmó, mediante una bula papal, que los restos hallados eran efectivamente los del apóstol, no se ha podido comprobar del todo que sea cierto.

Andrés (siglo I d. C.-60 d. C.)

El apóstol Andrés era hermano de Pedro y fue el fundador de la iglesia cristiana en Bizancio.

Andrés fue posiblemente el primer discípulo de Jesús de Nazaret, razón por la cual en la iglesia ortodoxa se le conoce con el vocablo griego prōtoklētos (“el primero en ser llamado”). Se trata de una figura importante para el cristianismo griego, pues se le atribuye la fundación de la iglesia cristiana en la ciudad de Bizancio o Constantinopla. De modo que el patriarca de Constantinopla se considera como el sucesor del apóstol Andrés. 

Hermano menor del apóstol Pedro, Andrés era también un pescador del mar de Galilea, hasta conocer a Jesús. Tras la muerte de Jesucristo, Andrés llevó el evangelio a los alrededores del mar Negro y del río Dniéper, razón por la cual es patrono de Ucrania, Rumanía y Rusia.

Según la tradición, el apóstol Andrés falleció en Patras, en la actual Grecia, donde fue ejecutado por el procónsul romano Egeas. Su martirio consistió en la crucifixión, pero en su caso se utilizó una cruz en forma de X, por lo que este símbolo suele aparecer en las representaciones pictóricas del santo. 

Juan (c. 6 d. C.-100 d. C.)

El apóstol Juan fue quien cuidó de María tras la crucifixión de Jesús y escribió uno de los cuatro evangelios.

Conocido también como san Juan o Juan el Evangelista, era el hermano menor del apóstol Santiago “el mayor” (o sea, Jacobo), y como muchos otros del grupo de Jesús era pescador. Nacido en Galilea, formó parte junto a su hermano del “círculo de los dilectos” de Jesús y, tras la crucifixión de Jesús, fue el discípulo que cuidó de la virgen María.

Juan fue autor de uno de los cuatro evangelios, por lo que es venerado en casi todas las iglesias cristianas, a pesar de que existe un margen de duda respecto a si el Juan apóstol y el Juan evangelista fueron realmente la misma persona. Según Pablo de Tarso, Juan participó junto a Pedro en el Concilio de Jerusalén (48-50 d. C.).

Existen diversas hipótesis respecto a la muerte de Juan el apóstol. Algunas versiones, como la de Papías de Hierápolis (c. 70-140 d. C.), sostienen que fue martirizado por los judíos en Éfeso o en Patmos, en donde vivió un período de exilio durante el reinado del emperador Domiciano (51-96).

Felipe (c. 5 d. C.-80 d. C.)

Felipe era el quinto de los apóstoles, a quien se atribuye un evangelio apócrifo descubierto a mediados del siglo XX.

Felipe estuvo entre los seguidores de Juan el Bautista cuando señaló a Jesús como el “cordero de Dios”. Los evangelios le atribuyen una personalidad pragmática, realista, y afirman que fue él quien condujo hacia Jesús al apóstol Bartolomé (llamado a veces Natanael o Nataniel), por lo que a menudo se los representa juntos.

A pesar de que era judío, Felipe tenía un nombre griego y vínculos con los gentiles, por lo que Juan, en su evangelio, lo hace responsable de llevar el mensaje de cristo a los griegos. En torno a su figura, además, existen numerosas leyendas y relatos, en su mayoría apócrifos o rechazados por la iglesia, e incluso un evangelio a su nombre, hallado en una biblioteca egipcia en 1945. 

De acuerdo al Martirologio romano, un catálogo de mártires y santos de la Iglesia católica, Felipe fue martirizado junto a Santiago “el menor” en la ciudad de Escitia, donde se les crucificó y luego lapidó. En 2011, en las inmediaciones de Pamukkale, antigua Hierápolis, un grupo de arqueólogos halló una tumba que podría ser la de san Felipe.

Bartolomé (siglo I d. C.)

De orígenes griegos, el apóstol Bartolomé fue también llamado Natanael. 

Bartolomé fue un amigo canaanita del apóstol Felipe, a quien este último introdujo a la fe cristiana. En ciertos evangelios se le conoce como Natanael o Nataniel.

Según la tradición cristiana, Bartolomé fue uno de los apóstoles que presenció la ascensión de Jesús, tras lo cual se marchó al oriente a predicar la palabra divina. Existen diferentes relatos de sus andanzas en India, donde habría dejado una copia en arameo del Evangelio de Mateo, y también se dice que predicó junto a Judas Tadeo en Armenia. 

Su martirio tuvo lugar por orden del rey persa Astiages, quien le ordenó renunciar a su fe o sufrir el desollamiento. Bartolomé se negó y sufrió el castigo prometido, razón por la cual a menudo se le representa sosteniendo un colgajo de su propia piel, o bien un cuchillo y un libro.

Mateo (siglo I d. C.-74 d. C.)

Mateo, también llamado Leví, fue el autor de uno de los evangelios cristianos.

Mateo, también llamado Leví, Mateo Leví o Mateo el evangelista, era antes de conocer a Jesús un recaudador de impuestos de la ciudad de Cafarnaún, en Galilea. Según los evangelios, lo dejó todo por el Mesías y recibió a Jesús y a sus discípulos con una gran fiesta en su honor. 

Por otro lado, Mateo fue el autor, o al menos el compilador, de uno de los cuatro evangelios bíblicos, creado originalmente en arameo alrededor del año 80 d. C. 

Existen distintas versiones respecto al destino del apóstol tras la crucifixión de Jesús. Algunos relatos afirman que predicó durante quince años en Judea y luego se marchó hacia Etiopía, donde sufrió martirio el 21 de septiembre del 74. Otras versiones, provenientes de la tradición bizantina, dicen que murió en Hierápolis el 16 de septiembre, junto a Felipe, y afirman que quien falleció en Etiopía fue el apóstol Marcos.

Tomás (siglo I d. C.-72 d. C.)

El apóstol Tomás es célebre por su incredulidad y se le atribuye la frase “ver para creer”.

Tomás, llamado también Judas Tomás Dídimo (“gemelo” en griego) o Tomás el incrédulo, es uno de los apóstoles de los que menos información se tiene. Se le menciona en los evangelios, especialmente en el de Juan, como el más escéptico de los discípulos de Cristo, quien llegó a dudar de la resurrección de Jesús hasta que no lo vio con sus propios ojos. Por ese motivo se le atribuye la frase “ver para creer” y se le representa introduciendo un dedo en las heridas abiertas de Jesucristo resucitado.

A Tomás se le atribuyen varios evangelios apócrifos: uno escrito alrededor del siglo II en la antigua Siria romana, conocido como el Evangelio del Pseudo Tomás, y otro hallado en un conjunto de manuscritos en la biblioteca egipcia de Nag Hammadi en 1945, conocido como el Evangelio de Tomás. Ambos son considerados ajenos a la tradición verdadera por la Iglesia cristiana.

Según la tradición, Tomás marchó hacia Siria y el sur de la India tras la muerte de Jesús, en donde sufrió martirio el 3 de julio del 72. Por ese motivo, es considerado el patrono cristiano de la India y uno de los responsables de la evangelización de Oriente.

Santiago o Jacobo (siglo I d. C.-62 d. C.)

Santiago “el menor”, también llamado Jacobo, fue el autor de numerosos textos cristianos.

El segundo apóstol llamado Santiago, apodado “el menor” para distinguirlo del primero, era hermano de Judas Tadeo y su nombre original era Jacobo de Alfeo, por lo que a menudo se le menciona también de esa manera. 

La identidad de Santiago “el menor” es motivo de debate. A menudo se lo ha confundido con Santiago el Justo (siglo I d. C.-c.69 d. C.), hermano por parte del padre de Jesús de Nazaret y primer obispo de Jerusalén. Otras fuentes afirman que el apóstol era en realidad primo del Mesías. 

Santiago fue uno de los apóstoles más importantes del grupo, protagonista de numerosos episodios y autor de algunos de los primeros documentos cristianos, como la Carta de Santiago y la Carta a los Gálatas. Además, fue orador durante el Concilio de Jerusalén, ciudad en la que falleció el 3 de mayo del 62.

Judas Tadeo (c. 10 d. C.-70 d. C.)

Hermano de Santiago “el menor”, Judas Tadeo es el santo católico de las causas difíciles y desesperadas.

Judas Tadeo era el hermano de Santiago “el menor” y, junto a Simón el cananeo, era uno de los apóstoles más apegados a la herencia judía del cristianismo. En los evangelios se le menciona a menudo como “Tadeo” o incluso “Judas de Santiago” (en referencia a su hermano), para distinguirlo de Judas Iscariote. Se trata, sin embargo, de uno de los apóstoles menos mencionados en los evangelios.

Existen relatos y leyendas muy distintos sobre el apóstol, y es poca la información comprobada que se posee sobre su vida, razón por la cual se lo ha asociado con muy distintos íconos y símbolos a lo largo de la historia. Hay incluso quienes sostienen que Judas Tadeo y Judas de Santiago serían dos personajes diferentes. 

La mayor parte de las veces se representa a Judas Tadeo portando un mazo, una alabarda o una espada, instrumento con el que sufrió martirio en Suanis, Persia, o bien en Edesa, Babilonia (dependiendo de la tradición), ente el 60 y el 70 d. C. En el santoral católico, se le tiene por patrono de las causas difíciles y desesperadas.

Simón (siglo I d. C.-107 d. C.)

Simón, apodado “el cananeo” o “el zelote”, fue el apóstol más apegado a las raíces judías del cristianismo. 

Simón es el apóstol de quien se tiene menos información, aunque figura en las listas de los apóstoles, a menudo referido como Simón “el cananeo” (pues era natural de Canaán) o bien Simón “el zelote” (es decir, “el celoso” o “el apasionado”). Esto último debido a la pasión con que defendía las raíces judías del culto cristiano.

Existen diferentes leyendas sobre el encuentro de Simón con el Mesías, casi todas provenientes de fuentes no oficiales. Algunas afirman que de niño fue salvado por Jesús de una mordedura de serpiente, o que era el esposo de las bodas de Caná a la que asistieron Jesús y sus discípulos (Juan 2:1-11). Incluso se ha afirmado que era familiar de Santiago el menor y Judas Tadeo, o bien del propio Jesús. 

Otras interpretaciones lo identifican con Simeón, uno de los primeros obispos de Jerusalén, mientras que otras aseguran que predicó en el Oriente medio, en la Britania romana o en la Mesopotamia. Por esa razón existen dos días de festividad a su nombre: el 28 de octubre (según el rito romano) y el 1 de julio (según el rito mozárabe).

Judas Iscariote (siglo I d. C.-c. 33 d. C.)

Judas Iscariote fue el apóstol que traicionó a Jesús y lo entregó a los romanos.

Judas es el apóstol a quien los evangelios acusan de haber traicionado a Jesucristo ante el Sanedrín, a cambio de un pago de 30 monedas de plata. Según se cuenta, Judas identificó a Jesús mediante un beso, para que así pudiera ser apresado por los soldados.

Su epíteto de “Iscariote” probablemente se debe a que su familia provenía de la población de Keriot, en el reino de Judea, pero en los evangelios se ofrece muy poca información respecto a su pasado e incluso a su encuentro con Jesús y su conversión cristiana. Algunas fuentes afirman que trabajaba como tesorero del Estado romano.

Judas murió el mismo año de Jesucristo, poco antes o después de su crucifixión, dependiendo de las fuentes. Generalmente se cuenta que, arrepentido, intentó devolver las treinta monedas de plata al Sanedrín y luego se ahorcó, incapaz de soportar la traición cometida. En otros textos se dice que compró un terreno con el pago por la delación, y que poco después sufrió un accidente y murió.

En la tradición cristiana, Judas Iscariote es considerado como el gran traidor y su figura es objeto de quemas y repudio simbólico en diferentes festividades.

Los apóstoles posteriores

Una vez ocurrida la crucifixión de Jesús de Nazaret, los apóstoles iniciaron la labor de predicar sus enseñanzas y fundar las primeras comunidades cristianas en el Imperio romano y sus alrededores. Para ello, se sumaron nuevos apóstoles a la congregación, que en sus momentos iniciales creció hasta alcanzar los 60 discípulos.

Entre estos apóstoles posteriores, destacan tres por su importancia en la historia de la religión cristiana: Marcos el evangelista, Pablo de Tarso y Lucas el Evangelista.

Marcos el Evangelista (c. 15 d. C.-68 d. C.)

Marcos fue el redactor de uno de los evangelios y el fundador de la iglesia cristiana de Alejandría.

Marcos fue un discípulo indirecto de Jesús, dado que no conoció al Mesías, sino que se formó en los asuntos de la cristiandad con Pedro el apóstol. A pesar de su importancia en la historia cristiana, dado que fue el autor de uno de los cuatro evangelios canónicos, la identidad de Marcos es motivo de duda y especulación

Dependiendo de la tradición, Marcos habría nacido en Chipre, Pentápolis o Jerusalén. Hay quien lo asimila al joven Juan Marcos que se menciona en Hechos de los Apóstoles (12:12) e incluso que estuvo allí cuando Jesucristo fue apresado por el Sanedrín. Se afirma, similarmente, que predicó como obispo en Alejandría y que sus enseñanzas fueron cruciales para el surgimiento del cristianismo en Etiopía. 

En un escrito apócrifo del siglo IV, titulado Hechos de San Marcos, se afirma que fue apresado en Alejandría, atado con cuerdas y arrastrado hasta la muerte. La iconografía cristiana lo asocia al león, y la iglesia conmemora su santidad cada 25 de abril. 

Pablo de Tarso (c. 10 d. C.-c. 67 d. C.)

Pablo de Tarso fue el evangelizador de los grandes centros urbanos del Imperio romano.

Pablo de Tarso, conocido como el “apóstol de los gentiles”, fue una figura central en la expansión de la religión cristiana, a pesar de no haber sido un discípulo directo de Jesús de Nazaret. Su rol dentro del cristianismo, además, fue clave para la superación de las raíces judías del culto, lo cual facilitó la incorporación de los pueblos no judíos a la fe.

De origen judío, lengua griega y ciudadanía romana, Pablo perteneció a los fariseos opuestos al cristianismo. Sin embargo, durante un viaje a Damasco, una visión de Jesucristo lo sorprendió y lo derribó del caballo. A partir de entonces, no solo se convirtió al cristianismo, sino que fue uno de sus más grandes predicadores: entre el 37 d. C. y el año de su muerte realizó tres largos viajes misioneros a lo largo del Mediterráneo. 

Pablo fue, además, autor de algunos de los primeros textos cristianos, escritos en forma de epístolas o cartas, y fue partícipe en el Concilio de Jerusalén. En esa misma ciudad fue arrestado y conducido a Roma, donde sufrió martirio por decapitación en el 67 d. C. Por esta razón se le representa a menudo portando una espada, o bien un libro o una carta. 

Lucas el evangelista (s. I d. C.)

Lucas fue el autor de uno de los cuatro evangelios canónicos y del libro de Hechos de los Apóstoles.

Lucas nació en la ciudad romana de Antioquía, en la actual Turquía. Era de origen gentil y, aunque no conoció a Jesús de Nazaret, fue un importante divulgador de sus ideas y de su vida. Fue el autor de uno de los cuatro evangelios canónicos y del libro de los Hechos de los Apóstoles

Lucas fue amigo y colaborador de Pablo de Tarso, a quien acompañó en varios de sus viajes misioneros, y fue al igual que el apóstol Marcos un estudioso de los primeros relatos cristianos. Se ignora en qué condiciones falleció: si sufrió martirio o si murió de anciano, pero sus reliquias fueron recuperadas en tiempo de las Cruzadas y preservadas en Padua, en la actual Italia.

Las distintas iglesias cristianas veneran a Lucas como santo y como patrono de los artistas, los médicos, los orfebres y los notarios. A menudo se le representa con un pincel en la mano o se le asocia con la figura de un buey.

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Referencias

  • Del Cerro, G. (1993). "Los Hechos apócrifos de los apóstoles: su género literario". Estudios Bíblicos (51/2), pp. 207-232.
  • Diccionario Etimológico Castellano En Línea. (s. f.). Etimología de APÓSTOL. https://etimologias.dechile.net/ 
  • Fitzmyer, J. (2003). Los hechos de los apóstoles. Ediciones Sígueme.
  • Opus Dei. (2022). ¿Quiénes fueron los apóstoles de Jesús?. https://opusdei.org/ 
  • The Encyclopaedia Britannica. (2023). “Apostle (christianity)”. https://www.britannica.com/

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Farías, Gilberto (9 de enero de 2024). Doce apóstoles de Jesucristo. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 5 de noviembre de 2024 de https://humanidades.com/los-doce-apostoles-de-jesucristo/.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 9 de enero de 2024
Fecha de publicación: 6 de diciembre de 2023

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